Capítulo IV
El lunes había llegado, eso significaba que el primer día de universidad también llegó. A las 6 de la mañana las alarmas de los 4 chicos comenzó a sonar, eran distintos ritmos que les fue imposible no despertar. La primera en levantarse fue Carlota, quien como le era costumbre comenzó a toser despertando al chico con el que compartía habitación, tomó sus cosas y se metió a bañar, en menos de 10 minutos salió y fue el turno de la pareja, Diego se levantó con poca energía, revisó que tuviera en su mochila las cosas necesarias, escuchó que la pareja salió del baño y él arrastrando sus pies se dirigió a este. Mientras tanto, Cervantes veía la televisión y preparaba el desayuno,
—¡Buenos días! —saludó Temo con una sonrisa
—Hey, ¿listo?
—Estoy que me muero de los nervios, pero creo que si lo estoy, ¿tú, que tal? —ayudó a llevarse unos platos y cucharas hacia la mesa
—Ay, somos dos, espero que nuestros compañeros sean agradables
—Bueno, Diego, Ari y tú tienes más posibilidades de estar juntos, de hecho la primera clase la comparten, ¿no? —la chica asintió, iba a hablar, pero uno de los roomies lo impidió.
—¡Hey, hola! ¿Cómo están? —apareció Ari con su celular en mano alzándolo un poco, para enfocarse— Les comparto que es hoy es mi primer día en la universidad y estoy muy nervioso
Temo y Carlota (la cual le bajó el volumen a la televisión) se sentaron en sus respectivos lugares y comenzaron a degustar de lo que la chica había preparado
—Aquí está mi Tahi —le dió un beso en su coronilla— y nuestra amiga Carlota ¿cómo se sienten? —los enfocó.
—Emocionados y nerviosos —hablaron al mismo tiempo.
—Esperamos que sea un buen día para los 4 —dijo López tapándose la boca con una servilleta de papel.
—Aquí está el rey de la casa —anunció Diego llegando a ellos
—Aquí tenemos al insoportable de Diego —hizo una mueca— ¿cómo te sientes?
—Estoy listo para deslumbrar a todos —se sentó en una de las sillas desocupadas y alzó las cejas con una gran sonrisa— Aun que admito que me dan un poco de nervios
—Pues bueno, ya desayunaremos porque se nos hará tarde y si pasa algo interesante les iré mostrando... Bye —movió su mano de un lado a otro y dejó de grabar, guardó su celular en la el bolsillo de su pantalón.
—Ok, según esta aplicación no hay mucho tráfico —habló Diego viendo su celular— pero tampoco hay que jugarle, así que hay que apurarnos, prefiero que llegamos una hora antes.
Cervantes le volvió a subir al televisor, desayunaban mientras veían las noticias, algunas daban su punto de vista, mientras los chicos terminaban, ella se fue a poner un poco de maquillaje.
Diego anunció que era momento de ya salir, no se quería confiar de aquella aplicación y llegar tarde, salieron de la casa, subieron al auto y emprendieron camino hacia la universidad, Aristóteles iba grabando un poco, el camino era amenizado por las canciones que Temo había puesto, esa fue la primera vez que Carlota escuchó una canción del oaxaqueño, de inmediato expresó su gusto por "Bronceados de Amor" y no dudo en grabar un vídeo para sus redes sociales y sus pocos seguidores conocieran al rizado.
Llegaron a la universidad, sus nervios estaban a tope, ya habían algunos estudiantes, los nuevos y los que volvían a clases. A unos les sudaban las manos, otros sentían una extraña sensación en el estómago, les daban escalofríos, sentían ganas de vomitar, sentían que todo le daba vueltas, pero a Diego Ortega le pasaba todo junto, sin embargo, nadie lo notaba, era muy bueno fingiendo. Bajaron del auto, miraban a todos lados.
—Pues ya estamos aquí —habló Ortega activando la alarma del auto— Yo creo que esto necesita ser recordado... ¿Qué dicen, una foto? —miró a sus amigos y asintieron, le pidieron a un chico que pasaba si les podía tomar una fotos, después de unas 10 le agradecieron y el chico se fue. Las observaron, escogieron su favorita y Diego la subió a sus redes sociales.— ¡Listo! Denle like
—¿Por qué no vamos a buscar nuestros salones para no estar a las prisas?
Los chicos asintieron, no les fue tan difícil encontrarlos y no estarían tan lejos. Temo estaría en el edificio e, piso 2 y Ari junto a sus amigos en el edificio f, piso 3. Faltaban unos minutos para entrar y decidieron sentarse en el pasto, Temo se puso un poco más cómodo, se acostó y puso su cabeza en las piernas de su novio, este le acariciaba el cabello y/o la cara. Tanto Diego como Carlota se sentaron frente a ellos, después de varios minutos de plática, se quedaron sin tema de conversación.
—¿Sabes cuando vuelve Thiago? —cuestionó Diego a la chica
—No, no hemos hablado mucho —hizo una mueca mientras arrancaba un poco del pasto— pero tengo entendido que vuelve la siguiente semana
—Ya se le extraña
—Ya sé, pero Santiago lo trae de un lado a otro —rodó los ojos
—Como siempre, ya se merece unas vacaciones.
—¿Qui-Quién es Thiago? —preguntó Ari viéndolos
—Ya lo conocerán es un chico increíble... —suspiró— Futuro novio de Carlota
—¡Ay, cállate! —le aventó el pasto
—De eso pides tu limosna, no te hagas —rió
—Ya vámonos o se nos hará tarde —dijo la chica poniéndose de pie
—No, por favor, no estoy listo —habló Temo e hizo un puchero
—Todo estará bien amor, no te preocupes —le dio un beso de piquito
Con pocas ganas Temo se levantó al igual que Aristóteles, se desearon suerte por última vez y se dirigieron a sus respectivos edificios, en el camino a su aula, López se encontró con Mateo.
—¡Hey! —saludó al judío, quien sólo lo miró de arriba abajo y siguió caminando— ¿Va-va-vas al salón 211?
—Sí —dejó de caminar— ¿Por qué?
—Ah mira, que bien, compartiremos clase —intento sonreír— Ya no me sentiré tan solo
—Estarás solo —dijo serio— No me interesa tener una amistad contigo, te habló en el trabajo, por eso, por trabajo, no más, así que evita dirigirme la palabra aquí, ¿estamos?
Cuauhtémoc no pudo responder, Mateo se dirigió a los elevadores y aún que sólo le faltaba un piso subió a este, por otro lado el toluqueño comenzó a sentirse muy nervioso, no entendía el porque de la actitud de Symanski, al llegar a su salón tomó asiento en uno de los lugares desocupados,
—Oye, una pregunta —escuchó detrás de él en un susurró
—Sí, dime —la volteó a ver, era una chica
—¿Tú eres el novio de Aristóteles? —Temo la miró, estaba muy sorprendido— Es youtuber y cantante, ¿no?
—Ah... Sí, si soy yo —contestó temeroso, no estaba listo para una ofensa
—¡Wow! Supe que vendrían a la ciudad, pero nunca pensé que estarían en la misma universidad y mucho menos que compartiría clase contigo, eso significa que pronto veré a mi poderosisimo Aristóteles
—Ari va a estar feliz de conocerte —sonrió
—Bueno, es un gusto compartir clase contigo, Temo López
—Lo mismo digo... —se quedó callado esperando a que la chica hablará
—Ay, es cierto, que tonta... Me llamo Perla
—Pues un gusto Perla
No hablaron más, ya que el profesor Enriquez (como se presentó) entró, su clase comenzó, iniciaron con lo típico, presentándose y el porque habían elegido esa carrera, comenzaron a crear un buen ambiente entre los alumnos
Mientras en la clase de la profesora Velázquez, donde se encontraba Carlota y Ariego comenzaron a poner reglas en el salón, todo iba muy bien, en cada banca había un pedazo de papel donde se podía leer el nombre de cada alumno, pero algo mejor dicho, alguien tuvo que romper esa armonía.
—Y para finalizar —la maestra caminaba por los espacios entre las bancas— el respeto es fundamental, ¿eso está claro, no?
—Profesora, eso está claro —se puso de pie— Y ojala lo tomen en cuenta mis compañeros
—Debe ser así, ¿por qué lo dice? —seguía caminando
—Es que hay muchos de nosotros, que no me dejarán mentir, que no queremos ver espectáculos anormales
La mayoría estaban confundidos, algunos se volteaban a ver entre ellos
—¿A qué se refiere joven... —miró el papel en su banca— Antonio?
—Ya sabe maestra, esas modas de ahora, que si dan asquito
—Sea claro o no opine.
—Pues escenas de gays y esas anormalidades —miró a Aristóteles con desagrado
—A ver, no sé porque lo dice, pero lo que sus compañeros hagan con su vida usted no debe entrometerse, ¿estamos?
—Yo sí sé porque lo dice —se puso de pie el Córcega— Y así como yo te estoy respetando y no pienso entrometerme en tu vida, porque es algo que no me interesa
—Pues eso espero, porque que asco que me vayas a acosar o algo así
—¡Ay! Ni estás tan chido, amigo —hablo en voz baja el ojiverde, pero pudo ser escuchado por algunos, provocando algunas risas.
—Vuelvo a decir —comenzó a alzar la voz—Así como yo te estoy respetando, te pido respeto tanto para mi, como para MI NOVIO —recalcó las últimas palabras— no te metas con nosotros, que no le hacemos mal a nadie
—¡Pero eso va en contra de la naturaleza! —exclamo muy enojado.
—Tu estupidez va en contra de la naturaleza —se levantó Diego y se puso a lado de Ari— Y mira tus comentarios nos están doliendo aquí —puso su mano en su pecho— Justo donde nos vale ver... —no pudo terminar
—¡Diego, por favor! —lo interrumpió la profesora y camino hasta estar enfrente de al pizarrón,
—Pero él empezó
—Tomen asiento —los 3 chicos hicieron caso— Antonio, tal como Aristóteles se lo dijo, él lo está respetando y usted también lo debe de hacer. Y esto va para todos, no voy a tolerar la homofobia en mi salón. Vamos a comenzar con la clase.
Se volteó al pizarrón y comenzó a escribir, se dieron unas miradas de desagrado Aristóteles y Antonio y pusieron atención a la clase, no sin antes que el rizado le agradeciera a Diego por defenderlo
Después de 3 horas de clase fue el momento de salir y poder volver a casa. Los primeros en salir fue Aristóteles y sus amigos, se sentaron frente al edificio donde se encontraba Temo a esperarlo, para no estar en silencio hablaban de lo sucedido en clase
—¡Tahi! —le gritó al ver como bajaba las escaleras y abrió sus brazos.
—Hola, ¿cómo les fue? —no dudo ni un poco en abrazar al chico, mientras estaba entre sus brazo, pudo sentir como Aristóteles lo abrazaba un poco más fuerte, al intentar separarse observó como el rizado y su amigo veían a otro chico, quien también los miraba de forma retadora——¿Qué pasa? ¿Quién es él?
—Un imbécil —respondió Ariego al mismo tiempo
—Personas que no deben darles importancia... —dijo Carlota— Nos fue bien, la maestra es muy buena onda ¿tú que tal? —sonrió.
—También bien, el profesor Enríquez es muy gracioso... ¡Uy! No vas a creerlo, Tahi, en mi salón hay una fan tuya
—¿Te cae? —interrogó emocionado
—¡Y te aplasta! Tuvo que salir rápido pero espero presentártela pronto
—¡Yo feliz!
—Me encantaría dar un tour porque no hemos recorrido bien la universidad —manifestó Diego, vió como sus amigos iban a decir algo— ¡Pero! Ustedes tienen que ir a trabajar y no podemos perder tiempo, mañana podemos llegar a la misma hora que hoy y dar ese recorrido
Iban a intentar convencer a Diego para hacerlo en ese momento pero fue imposible, caminaron hasta el estacionamiento, al subir al auto se dirigieron a la casa, pues tenían un poco de tiempo y aprovecharon para preparar algo de comer, entre más ahorraran mejor (palabras dichas por Temo). Aris grabó un poco para su vídeo, habló de la chica que Temo le contó, dejó que sus amigos también hablaran de su día. Comieron un poco rápido y adelantaron un poco de sus tareas.
En esa ocasión Diego dejó que se llevarán su auto, pues no saldría, al menos no tan lejos, Aristóteles se encargó de manejarlo, pasó a dejar a su novio y amiga y se dirigió al restaurante donde le estaba yendo muy bien, la convivencia con sus compañeros era muy buena y Leticia, su jefa, era muy comprensiva en cuanto a que era su primer trabajo y era nuevo en la ciudad y en cuanto a los estudios eso no cambiaba, alentaba a todos sus trabajadores.
La tarde para los 4 fue muy normal, Diego (gracias a un chico) encontró un trabajo que en definitiva haría que su mente se sintiera ocupada y se desestrezara, cuidador de perros, tenía a su cuidado a 3 perros, los llevo a pasear y jugó un rato con ellos, una hora más tarde los devolvió a sus casas, recibió el dinero correspondiente y eso lo hizo sentirse un poco mejor consigo mismo. Al volver a casa hizo su tarea y más tarde se puso a ver una serie.
Mientras que con Temo seguían haciendo entrevistas y revisando los resultados de esta. Mientras que Carlota editaba un nuevo spot, su spot para las redes sociales, sin darle el crédito merecido. Ese día no hubo mucha actividad, así que volvieron temprano a casa, por decisión de Lota, pasaron a comprar pan para cenar. Terminaron sus tareas, vieron las noticias cenaron y se fueron a sus habitaciones.
Como de costumbre, Temo esperaba a su novio y para matar tiempo, practicaba lo que Aristóteles le había enseñado en sus clases de teclado, tenía mucho tiempo que no lo ponía en practica, pero esa tarde tenía una melodía en mente y se había decido por intentar componer algo
Aplastaba las teclas hasta encontrar la que el buscaba, pero ninguna le convencía, decidió grabarla en una nota de voz por si se le llegaba a olvidar y ahí se le ocurrió unas palabras
—Si me dices que me quieres dejo todo... Si me dices que... me quieres
—¿Temo? —la puerta fue abierta por una mata de rizos
—Amor —casi cae su celular al piso, afortunadamente pudo tomarlo y guardar la grabación— me espantaste ¿a qué hora llegaste?
—Hace unos minutos, me quede hablando con la señora Nora
—¿Qué te dijo? —quitó el teclado de sus piernas y lo dejó en el escritorio
—Nada malo, sólo me hizo la plática, me preguntó cómo nos estaba yendo y qué cualquier cosa podíamos recurrir a ella —comenzó a quitarse el paliacate— yo no sé como la señora Dora no puede ser igual
—Tal vez han vivido cosas difíciles y diferentes —le ayudo a quitarse la chamarra y le dio un pequeño masaje— ¿Cómo te fue?
—Bien, mañana me dan mi primer pago —sonrió orgulloso— ¿Y a ti? ¿Cómo va todo con Elsa y Mateo?
—Pues creo que Elsa ya me tolera un poco, pero no puedo decir lo mismo que Mateo, no sé que le hice —se quedó pensando en lo sucedido en la universidad
—Tal vez se siente amenazado porque eres recomendado por Ubaldo, tal vez piensa que le quieres quitar su puesto y si Elsa te tolera más debe ser porque has demostrado ser un buen elemento para su equipo
—Sí, tal vez sea eso —alzó un poco sus hombros
—Oye, antes de entrar te escuche como... ¿Cantando? Y tenías el teclado, ¿qué hacías?
—Ah, es que... Yo... —quería que aquella melodía fuese una sorpresa— Intentaba tocar algo, pero no salió como esperaba
—¿Ya te he dicho que cantas muy bonito? —se giró para verlo y lo tomó de la cintura
—No tanto como tú —sonrió un poco sonrojado.
—Quien quita y algún día el alumno supere al maestro —se acercó un poco a los labios del otro chico— Y yo estaré feliz de que lo hagas
—Lo dudo mucho, la cantada no es para mi, pero en algo que si puedo superarte es en los besos —dejó salir una pequeña risa
—¿Ah si? —alzó una ceja— Eso si lo dudo
—¿Quieres que te lo demuestre?
—Pues no estaría mal —miró a otro lado intentando mostrar que no le importaba— Pero igual te voy a ganar
Temo se acercó cortando la poca distancia que los separaba, pasó sus manos por el cuello del chico, caminaron un poco hacía atrás chocando contra la cama, con mucho cuidado se acostaron, sin dejar de besarse, comenzó a jugar con los rizos de su novio, por el otro lado, Ari le daba pequeñas caricias en el abdomen
—Aristemo —Diego abrió la puerta, los chicos se separaron— ¡Maldita sea! ¿Por qué no toque? —se tapo los ojos.
—¡Exacto, se toca primero! —dijo Aristóteles acomodándose la playera
—Sólo dame las llaves del carro y ya —con una mano seguía tapando sus ojos y la otra mano la estiró
—¿A dónde vas? —cuestionó Temo, peinó su cabello con sus manos
—Mañana tenemos clases, Diego, ¿a dónde vas?
—Ya sé —se quitó la mano de los ojos— Voy a una farmacia
—¿Para?
—Carlota sigue con esa tos, me dice que tiene semanas con eso, así que iré a comprarle un medicamento que me dijo mi mamá
—Está bien con cuidado —Ari le dio las llaves
—Ya no les diré cuando llegue
—Con cuidado, por favor —habló Temo y le sonrió
—Y aprende a tocar antes de entrar —dijo el rizado.
—Sí, perdón, nos vemos... ¡Usen protección! —gritó al cerrar la puerta
—¡Diego!
Lo último que escucharon fue la risa del chico.
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