16. Too Good At Goodbyes

8 meses del accidente

Aristóteles estaba en casa de su padre, veía algunas fotos, Audifaz no se encontraba, de hecho entró a casa sin que él supiera.

Había estado teniendo pequeños recuerdos, pero eran más claros, en los últimos días no dejaba de recordar a Polita y Arquímides, por lo que decidió ir a casa de su papá para intentar investigar algo sobre su mamá, pero su búsqueda se vio interrumpida al encontrar fotos en un folder, podía ver a un Aristóteles de 5 años con un micrófono en la mano, su mamá lo veía muy feliz, sentía mucha nostalgia, tomó otra foto, en la cual se podía ver a él con un bebé en brazos que dedujo era Arquí. De la nada se sintió con un gran vació y con muchas ganas de llorar, las lagrimas salieron, se acostó en el piso, cerró los ojos y se durmió.

"—¿Te gusta Temo, cierto? —gritó Arquímides."

"—Me encanta que me hagas piojito, amor"

"Siempre estaré orgullosa de ti, hijo —reconocía la voz de Polita"

"—Yolo, soy gay"

"Todo se volvió negro, escucho un gran estruendo y sintió como se golpeó contra algo, podía escuchar a Yolo llorando, a lo lejos escuchaba a él, a Guido

—Déjala, no la toques —escuchó a Temo.

—Non volevo farlo, mi hai costretto (no quería hacerlo, me obligaron)

—¿Temo, estás bien? —preguntó adolorido e intentando buscarlo

—Si, Ari, no te preocupes, él estará bien —sintió como Mussi lo tomaba de los brazos y lo sacaba del auto.

—¿Qué quieres? —susurró su amiga

—Terminar lo que ellos no pudieron.

—¿Qué? —dijo apenas audible

—¡Ah! No les dijeron

—¡Cállate, Guido! —gritó Paloma

—Los contrate para que los mataran y no dudaron ni un secondo ad accetare

—¡No le hagas daño, por favor!

Todo sería más fácil si ellos lo hubiesen hecho"

Aristóteles trataba de abrir los ojos y pudo ver como el puño del italiano iba contra él, sintió un gran ardor en su mejilla, oyó a Temo gritar que no lo tocará, pero parecía cada vez lo hacía con más fuerza, tan sólo sentía el dolor de los golpes en su cara, abdomen y por último en las piernas, lo último que escuchó fue quejidos por parte de Yolo y a Temo llamándolo.

Córcega despertó asustado y con un dolor de cabeza, aún tenía las fotos en sus manos, al ver la foto de él cargando a su hermano menor pudo recordar la emoción que sintió al verlo por primera vez.

Sus manos temblaban, la puerta principal se abrió dejando ver a Audifaz, quien se sorprendió al ver a su hijo, en ese momento, recuerdos de cuando lo goleó en Navidad y todas las mentiras que le había estado diciendo desde el accidente lo atacaron.

—Aris, ¿que milagro? ¿Qué te trae por acá? —el chico no respondió— ¿Te peleaste con Yolo?

—No...—tragó saliva— Me tengo que ir

—Pero ¿por q...

No dejo terminar a su papá, pues se levantó muy rápido y salió de ese lugar, sintió su celular vibrar, al sacarlo de la bolsa de su pantalón vio que se trataba del López, decidió ignorar la llamada. Siguió caminando, sabía a donde se dirigía, media hora después se encontraba frente a la casa de su primo Robert, tocó el timbre y a los segundos un Bruno sonriente abrió

—¡Ari!

—Ho-ho-hola, ¿no estás ocupado?

—No para nada, pasa —se hizo a un lado para que el chico entrará— te veo algo decaído, ¿qué pasa? —cerró  la puerta.

—Te lo diré tal cual —lo miró— Acabo de recordar todo o casi todo, hay partes que aún no tengo claras, pero las del accidente sí. —soltó.

Bruno se ahogó con su propia saliva, Aristóteles se dejó caer en el sillón mientras su amigo recuperaba la respiración

—Por tu cara no sé si lo que te acaba de pasar es bueno o malo

—Es... Complicado

—Bueno, al menos ya no gastaré en la boda

—Temo y Paloma son los culpables del accidente —de nuevo, Bruno se ahogó— Deberías de saber tragar saliva

—¡No mames! Me estás soltando las noticias de golpe, pero que no ellos no sabían nada

—Volvieron a engañarnos

—¿Cómo que volvieron? —cuestionó

Aristóteles le contó todo, en ese momento era la única persona en la que confiaba, Bruno no podía creer lo que su amigo le contaba, en su momento había conocido a Cuauhtémoc y Paloma, no parecían malas personas.

Unas horas después Córcega volvió a casa, Yolo ya se encontraba dormida, se puso su pijama, no quiso cenar, pues no tenía apetito, se acostó a lado de la chica, intento pensar en como protegería de aquellas personas. Esa noche no pudo conciliar el sueño y cuando por fin pudo el celular de Yolo comenzó a sonar, decidió hacerse el dormido, la chica tomó su celular

—¿Diga?... Ah, hola Audifaz... Mmmm sí, Ari está aquí... No, no sé a que hora llegó y no, no peleamos... Buenas noches —dejó el celular a un lado y prendió la luz— Estás despierto, Aristóteles, ¿a qué hora llegaste?

—¿Cómo sabes que estaba despierto? —abiró los ojos

—Duermes con la boca abierta y ahorita la tenías cerrada

—¡Ay, claro que no!

—¿Le preguntamos a Temo? —alzó una ceja

—Déjalo así —intento reír

—¿Pelaste con él?

—No, ¿por qué?

—Te veo raro y ahorita que lo mencione tu cara cambio

—Es loco lo que te diré, pero... ¿Que si te digo que él y Paloma no es lo que dice ser?

—¿A qué te refieres? ¿De que forma? —preguntó curiosa, tal vez podía aprovechar el momento para decirle lo que recordaba

—Nada, olvídalo —sonrió

—No, espera, te conozco y sé que me quieres decir algo

—No, neta, olvídalo, no es importante —se acostó y le dio la espalda— Apaga la luz, por fa

—Aristóteles, no tenemos 15 años para que te tenga que rogar para que hables y no tengo chocolates para hacerlo, así que dilo ya

—Pues... —se quedó callado y volteo a mirarla— Espera... ¿Cómo sabes eso?

—¿Qué? —dijo Yolo y después cayó en cuenta de lo que dijo

—¡No! —dijeron al mismo tiempo

—¿Neta? —preguntó Ari

—Sí, ¿tú desde cuándo?

—Hace horas, ¿y tú?

—2 semanas y media... 

Estaban algo emocionados, de poder recordar su vida, ya no se sentía bichos raros y empezando desde cero. Llevaban 8 meses intentando entender lo que pasaba a su alrededor y si era verdad.

—¿Y entonces?

—¿Qué?

—¿Que haremos con Audifaz y Ariana?

—No sé, me quiero divertir un poco con ellos

—¿Y con Temo y Paloma?

n/a

¡Hoooooooooooolaaaaaaaaaaa! ¿Ya les dije que me emociona estos últimos capítulos? ¡Sólo 3 y llegamos al final!

¡Nos leemos en el próximo capítulo, bye!

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