En definitiva el olor a hospital no es el más agradable y de eso se quejaba Ariana mientras estaba a lado de su hija.

Salió del cuarto y fue a donde se encontraba Audifaz con Aristóteles, el mayor le leía uno de sus libros, que en su momento su hijo le dijo que le gustaba.

—¿Alguna novedad?—preguntó entrando

—No, ninguna—bajó el libro—¿cómo va Yolo?

—Igual, no reacciona

—Es que ese fue castigo de Dios, si tan sólo no se hubiesen desviado del camino de nuestro de Señor—se persigno

—Que te digo, voy a despedirme de mi hija

—¿No te vas a quedar?

—No, prefiero venir hasta mañana, no soporto estar aquí ¿tú?

—Yo si me quedo, no vaya siendo que mi Aris despierte, necesito estar junto a él—lo tomóde la mano

—Bueno, hasta mañana

Volvió a la habitación donde estaba su hija. le acomodó su cabello, le acarició la cara, se sentó un momento para observarla, a pesar de todo, le dolía un poco el ver a su hija

—Tal vez, Audifaz tenga razón y ese sea un castigo, pero bueno

Yolo movió sus dedos y poco a poco comenzó a abrir los ojos, Ariadna no dudo en llamar a la enfermera y doctor. La chica sentía un gran dolor en su cuerpo y en la cabeza, le lastimaba la luz, no entendía nada. La habitación se llenó de doctores y enfermeras, le hacían preguntas pero no respondía, le hacían chequeos

—¿Cómo te sientes?—volvió a preguntar el doctor, como por quinta vez

—Me-me-me duele todo—parpadeo unas veces

—Entiendo, el accidente estuvo fuerte ¿recuerdas algo?

—No y no sé que hago aquí, ni quienes son ustedes—vio a todos lados

—Aquí está tu mamá, ¿recuerdas su nombre?—preguntó el doctor señalando a Ariana

—No—estaba asustada, eso sonataba.

—¿Cómo que no?—cuestiono la señora rubia

—Ok... ¿Sabes como te llamas? ¿Tu edad? ¿Algo?

—No, no recuerdo nada.

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¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡PRIMER CAPÍTULO! Estoy muy emocionada, para que lean todo lo que se viene, no se imaginan NADA de lo que tengo preparado.

¡Nos leemos en el próximo capítulo, bye!