Capitulo VIII

MAENYRA

La princesa se había trasladado al hogar ancestral de su padre a lomos de su dragón, por lo que llegó muy rápido. La despedida había sido triste, sin que nadie los viera; ella y Jacaerys habían compartido un beso tierno y se prometieron que se escribirían.

Cuando el turno del príncipe Daeron llegó, la hija de Laenor se alejó rápidamente de su abrazo y se removió incómoda al recibir un beso en la mejilla, demasiado cerca de la comisura de sus labios, acto que causó que el primero de los nietos del rey cerrara fuertemente los puños, reprimiendo el impulso de golpear a su tío.

Al llegar a Driftmark era ya esperada por sus dos primas y sus abuelos. En cuanto desmontó a Silverwing corrió a su abuela, quien la recibió con un beso en la mejilla; su abuelo, por otro lado, la alzó en brazos y afirmó que la princesa Rhaenyra pronto perdería el título de la "delicia del reino" ante su hija.

La cena de bienvenida fue todo un agasajo para Maenyra; la serpiente marina y la reina que nunca fue habían preparado todos los platillos favoritos de su nieta y sin duda la princesa se dejó consentir.

—¿Cómo está todo en casa?

—Bien, los chicos extrañan a Baela y Rhaena; desde que tía Hela se fue con su esposo me aburro mucho.

—¿Cómo está Aemond?

—¿Cómo está Luke?

Las gemelas hablaron al mismo tiempo, causando una risita en Maenyra y miradas interrogantes de parte de Rhaenys y Corlys.

—Ellos están bien, Luke te extraña mucho, Rhaena y Aemond han dicho que te hecha de menos; dijo que eres la niña más inteligente y valiente que conoce.

Las dos hijas de la fallecida lady Laena sonrieron; la cena fue la más alegre y divertida que se tuvo en el palacio de la serpiente marina desde el fallecimiento de los dos hijos de la princesa Rhaenys.

Luego de largas horas de pláticas y juegos, Rhaenys enció a sus nietas a dormir. Las niñas habían insistido en compartir habitación, por lo que Corlys se encargo de preparar una habitación para sus tres nietas. Las ya no tan pequeñas niñas fueron arropadas por sus abuelos.

—Jace me beso...

—Ya era hora.

—¿Que?

—Todo el mundo dice que tú y él se van a casar.

—Otros dicen que se casara con Daeron.

—Él también me besó, y Jace lo vio y lo golpeó

—¿Cuál beso te gusta más?

—¿Cuál beso te gusta más?

Maenyra cerró los ojos ante el grito de sus hermanastras; las miró mal, temiendo que alguien las escuchara. El sonrojo llegó a las mejillas de la joven princesa al recordar el beso que compartió con su hermano y su oleada de disgusto por el beso de su tío.

—El de Jace —Las palabras fueron apenas audibles; las gemelas se miraron de forma complice antes de comenzar a reir.

La hija de la heredera miró mal a sus primas antes de acomodarse para poder dormir, las dos niñas de 13 años se miraron antes de reir a carcajadas, pero finalmente darle tregua a su hermanastra mayor y dormir ellas también.

Por la mañana las jóvenes fueron dejadas dormir un poco más por su abuela, quien había decidido darles un descanso de sus lecciones. Con Baela siendo ya capaz de montar a su dragón, la hija del príncipe Aemon decidió llevar a sus nietas a volar. Rhaena, quien era la única de las niñas sin un dragón, volaría a lomos de la reina roja; Melys acompañando a su abuela.

Cuando las 4 mujeres aterrizaron, ya las esperaba un picnic en la playa organizado por la serpiente marina. Hacía mucho que al viejo lord de Driftmark se le veía tan animado; tanto él como su esposa debían admitir que el tener a sus nietas era más que placentero.

La tarde pasó llena de risas y diversión; tanto Corlys como Rhaenys amaban tener a sus nietas con ellos y lo demostraban cada que podían. Las tres niñas estaban siendo más que consentidas por todo el personal que sería en el casrillo de los Velaryon.

Mientras los señores de Driftmark disfrutaban de sus nietas, el maestre entró avisando que había llegado una carta dirigida a la princesa Maenyra; el destinatario de dicha carta era nada más ni nada menos que el príncipe Jacaerys; en cuanto el maestre nos mostró la carta, la joven hija de la princesa corrió hasta uno de los armarios del palacio para leer la carta de su mellizo.

Una vez sola, Maenyra abrió la carta y pudo distinguir la perfecta caligrafía de su hermano. Sus ojos se pasearon por la carta, absoriendo cada palabra escrita.

"Querida Maenyra,

No sé ni cómo empezar, pero creo que lo primero es decirte que te extraño, muchísimo. Cada día desde que te fuiste se me ha hecho eterno, y aunque intento distraerme, todo me recuerda a ti: el jardín donde solíamos caminar, las tardes en que reíamos sin parar y, sobre todo, aquel último momento juntos. Ese beso me dio la valentía que me hacía falta para decirte esto.

Sé que solo han pasado unos días, pero me parece que ya ha pasado una eternidad. A veces cierro los ojos y me imagino que estás aquí, justo a mi lado, riéndote de mis tonterías o simplemente escuchando las cosas que me gustaría contarte. No puedo evitar pensar en lo que estás haciendo en Driftmark, si también te acuerdas de mí de vez en cuando o si te preguntas cuándo nos volveremos a ver.

Aunque me da un poco de vergüenza escribirlo, quería que supieras que ese beso me hizo sentir algo que nunca había sentido antes. Algo tan increíble que, aunque fue solo un instante, parece haber quedado grabado en mi memoria para siempre. Quisiera que estuvieras aquí ahora para sentir otra vez esa felicidad, esa paz que solo siento cuando estamos juntos.

Espero que el tiempo que pases con los abuelos esté siendo bueno, que disfrutes y descanses, pero que también me extrañes un poquito. Me consuela saber que regresarás cuando mamá dé a luz a nuestra nueva hermana, y hasta entonces, pienso en ti todos los días, como espero que tú pienses en mí.

Cuídate mucho, Maenyra. Te esperaré aquí, contando los días hasta que podamos vernos de nuevo.

Con cariño,
"Jacaerys"

Al terminar de leer las palabras que su hermano había escrito en el papel, la joven corrió a los aposentos que compartía con las gemelas y la guardó en un pequeño cofre, donde guardaba todos sus tesoros; tras terminar de guardar la carta, la joven princesa se dispuso a sentarse en el pequeño escritorio de la alcoba y comenzó a escribir la contestación para su hermano.

"Querido Jacaerys,

Recibí tu carta y no puedo describir lo feliz que me hizo sentir. Saber que piensas en mí tanto como yo pienso en ti me da fuerzas, aunque esté lejos. Driftmark es hermoso, pero nada se compara a lo que dejé atrás, a lo que compartimos. Me haces falta cada día, aun teniendo la compañía de los abuelos y las gemelas, pero aún así trato de disfrutar el tiempo aquí; siempre estoy esperando el momento de volver a casa, de volver a ti.

Recordar nuestros paseos por el jardín y nuestras risas me hace sonreír en silencio, y pienso en lo afortunada que soy por tener a alguien que me extraña y me guarda en su corazón con tanto cariño. Ese beso fue especial para mí también. Como dices, fue un momento breve, pero tan intenso que parece acompañarme aquí, incluso en los días más solitarios, aunque debo decir que estos son escasos. La abuela y el abuelo nuca nos dejan solas.

El abuelo incluso deja a su hermano al frente de Driftmark con frecuencia para pasar el día con nosotras. Salimos a volar muy seguido, aunque Rhaena se pone triste por no tener un dragón. Dile a Luke que le escriba más seguido, ella lo extraña mucho y dile al tío Mond que Baela está molesta por no recibir una respuesta a su última carta.

Me da gusto saber que esperas con ansias la llegada de nuestra nueva hermana. Estoy segura de que pronto estaremos todos juntos de nuevo para recibirla, y entonces podremos recuperar el tiempo perdido y crear nuevos recuerdos.

Aunque una parte de mí, debo reconocer, quisiera que tú vieneras aquí, ya que si yo regreso eso supondría el aceptar pretendientes y no quiero que me comprometan con nadie que no seas tú, pero confio en que nuestra madre no dejara que me casen con alguien por una mera alianza política, aún con lo que la mano del rey y la estupida reina pueden decir; después de todo, yo soy una princesa.

Hasta que regrese, piensa en mí como yo pienso en ti, y cuida de nuestro hogar y nuestros hermanos, como solo tú sabes hacerlo; diles a Luke, Joff, Eggy y Vis que los echo de menos y dale un beso a mamá por mí.

Con todo mi cariño,

"Maenyra"

Al terminar de escribir la carta, la hija de Rhaenyra fue a entregarla al maestre Barris, a quien con una sonrisa le pidió enviarla a su hermano; el maestre rápidamente hizo lo que le pedía la princesa y una vez el cuervo fue enviado, la princesa volvió con sus primas y abuelos.

—¿Jacarys dijo algo interesante en la carta?

—No mucho, dijo que me extraña y yo lo extraño a él.

—Envió saludos para todos— La vista de Maenyra se desvió de su abuela tras su mentira.

—Bueno, esperemos que pronto nuestros nietos puedan venir, voy a hablar con su majestad para que tu boda sea aquí, cariño, eres una Velaryon, me gustaría que tu boda fuera siguiendo las tradiciones de nuestra casa.

Ante la mención de la boda el rostro de Maenyra se desencajó; ella no quería una boda, no a menos que fuera con Jacaerys.

—No creo que al abuelo Viserys le guste eso.

—Tu abuelo ya me quitó la boda de mi Laenor y tendrá la de Jacaerys y las de Baela y Rhaena como la de tus hermanos menores, Luke, Joff y tú son míos.

La princesa Rhaenys dejó escapar una sonora carcajada, cosa que causó un disgusto en el Lord de Drriftmark. Las tres nietas del matrimonio abrazaron a su abuelo y eso pareció calmar la finguida furia de la serpiente Marina.

El tiempo pasó rápidamente y cuando Maenyra quiso darse cuenta ya había pasado una luna desde que estaba en Drifmark. Si bien extrañaba a sus padres, hermanos y tios, Jacaerys era la persona a quien más añoraba, no solo por los crecientes sentimientos sino por ser su más frecuente compañero en casi todas sus actividades.

Las cartas de Jacaerys fueron la mayor alegría de la joven Velaryon. Aunque el resto de su familia también le escribía, todas y cada una de las cartas permanecían guardadas en su pequeño cofre donde iban a parar todos los tesoros de la princesa.

Con el final de la sexta luna del año, lord Corlys no podía seguir delegando sus obligaciones, por lo que las niñas tenían menos tiempo para pasar con sus abuelos. Aun así, el lord de Driftmark no dejaba pasar una comida al día sin compartirlo con sus tres nietas.

Si bien la estancia de Maenyra resultaba placentera, no había un día en el que no deseara volver a su hogar en la fortaleza, volver con su madre, su kepa, sus hermanos, sus tíos y sobre todas las cosas volver con su querido Jacaerys.

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Traducción:

Kepa: Padre

Un nuevo capítulo mil gracias por leer y apoyar esta historia, no olviden votar y comentar



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