Absolute Oficium

El día del Festival de Navidad, Israel recibió una carta del Prima de Aurum solicitando su autorización para que la Primogénita aceptara realizar con ellos el Absolute Officium.El protocolo era pedir la autorización al Prima, si el Primogénito era mayor de edad, o a sus progenitores, en caso contrario.

La Fraternitatem, de hecho, hacía mucho énfasis en que el Prima también fuera notificado. Sin embargo, Aurum entendía muy bien que la relación de Amina con el presidente de su Prima era algo tensa, por lo que decidieron solo comunicarse con su representante legal, a fin de cuentas, no estaban violando el protocolo.

El padre de Maia era el encargado de hacerle llegar la noticia, y ella debía decidir si aceptaba o no establecer una alianza con el Clan solicitante. Esa alianza consistía en protección y ayuda especial, más allá de la que la Fraternitatem obligaba.

Amina había reunido a su familia para tomar la decisión, en vista de las constante amenazas del señor Arrieta y de las pocas probabilidades que tenían de ser apoyados por el Prima de Ignis Fatuus, necesitaban buscar nuevos aliados dentro de la Coetum.

Ese fue el motivo que les llevó a aceptar la solicitud de Aurum, siendo esto un honor más para el Clan de Dominick que para el propio Ignis Fatuus, a pesar de que era la primera vez en toda la historia de la Hermandad que dicha unión se daba.

Maia llegó con sus primos al edificio de Aurum. Iba con un vestido casual negro, de cuello tipo barco, que dejaba ver su clavícula y parte del hombro posterior; en su dedo índice el anillo de hojas de sus padres. Ignacio y Gonzalo también iban de negro, pero no llevaban sus tradicionales poleras. Iñaki se presentó con una franela gris plomo cuello panadero y sobre ella una chaqueta negra tipo blazer, cuyas mangas estaban arremangadas hasta los codos, pantalón de mezclilla negro y zapatos grises; Gonzalo simplemente llevaba una camisa manga larga tallada al cuerpo, pantalón de vestir negro y correa marrón. Los tres tenían sobre su pecho una cadena de oro de donde colgaba un dije con el Sello de Ignis Fatuus.

Aurum también vestía de negro. Era tradición dentro de la Fraternitatem que los tres meses antes y después del Solsticio de Invierno, sus miembros vistieran de negro en las campañas que emprendían y en los eventos oficiales.

Dominick iba con franela de cuello redondo un poco más bajo de lo ordinario, y una chaqueta de cuello Mao, pantalón de mezclilla negro, sobre su pecho también resaltaba el sello de Aurum.

El piso del salón era de mármol reluciente, las paredes estaban decoradas con espejos y rectangulares, colocados asimétricamente sobre la pintura negra. Una lámpara araña iluminaba a plenitud el salón. Dominick dio unos pasos hacia Maia, deteniéndose sobre el Sello dorado esbozado en el mármol, detrás de él estaba su Prima y algunos miembros del Populo, quienes servían como testigos para el resto del Clan.

Maia también caminó hacia él, con Ignacio y Gonzalo detrás de ella, el primero a su derecha y el otro a su izquierda, lugares que le correspondían jerárquicamente.

—¿Estás lista? —le preguntó, mientras la joven asentía.

Dominick le dio la vuelta, ubicándose frente a la espalda de la joven. Amina llevaba el cabello recogido en una cola de caballo.

Aurum... —Besó el hombro descubierto de la joven, donde el Sello de todos los miembros de su Clan lo llevaban—. Promete serte fiel y leal en las decisiones y en las batallas a tu Clan. —Las piernas comenzaron a temblarle. Lentamente, volvió a colocarse frente a ella—. Por Ardere. —Le tomó la mano besándola—. Por Lumen. —Le besó el dorso del antebrazo—. Por Astrum. —Besó su clavícula descubierta—. Y por Sidus. —Le besó la mejilla. Su voz temblaba a este punto—. A quienes pongo como testigos no presenciales, según las leyes y principios de la Fraternitatem Solem, en esta alianza con Ignis Fatuus. —Besó su frente, cerrando sus ojos.

—E Ignis Fatuus acepta la ofrenda de lealtad de Aurum —contestó Maia.

Para que el ritual terminara de completarse la Primogénita de Ignis Fatuus debía besar a Dominick en la frente y en la espalda, este beso podía ser dado solo en los labios, cuando el compromiso era mayor.

Maia se decidió por la primera fórmula, concretándola, pero Dominick le tomó de los brazos y la besó. Su acción causó asombro en los presentes. Para Ignacio y para Gonzalo aquel acto era una muestra de su desespero, de la necesidad de ser aceptado, y de cierta forma un agravio a su Primogénita, la cual se había decidido por la primera fórmula.

Pero, de entre todas las personas, era Maia quien se encontraba fuera de lugar. No se le ocurrió nada para rechazarlo sutilmente. De todas maneras, el beso no fue correspondido con la misma fuerza y pasión con que fue dado, y eso fue más que suficiente para Dominick, quien por segunda vez quedaba al descubierto y era rechazado.

Sin embargo, Maia no dijo nada, cuando él se separó de ella, esta solo le sonrió con timidez, echó una mano atrás, que Ignacio se apresuró a tomar, y volvió a colocarse entre sus guardianes.

Aurum hizo una reverencia que fue respondida por Ignis Fatuus, dando fin al protocolo.

El regreso de Aidan y Dafne a la casa no fue el soñado. Su madre aún seguía molesta por la decisión que Ardere tomó, de la mano de su esposo, de apoyar a Maia. Las discusiones entres sus padres no eran frecuentes, así como la intensidad de las mismas, por lo que ambos jóvenes pensaron que todo quedaría hasta allí.

—¡Es que no lo puedo creer, Andrés! ¡Ella no es nuestra aliada! ¡No nos quiere bien!

—Elizabeth, amor, la joven habló de tu padre como su salvador, ¿no puedes, al menos en nombre de su sacrificio, llegar a perdonarla?

—¡Nunca! ¡Nunca lo haré! Mi padre no debió sacrificarse por ella. —Sus ojos se llenaron de lágrimas—. Él tendría que estar aquí. —Sus lágrimas no pudieron ser contenidas por más tiempo—. Aquí conmigo. —Abrazándose a sí misma, cayó derrotada.

—Rafael escogió, Eli. Quizá sus intenciones estaban por encima de lo que todos pensamos. Y en ese caso, ¿quién soy yo para despreciar su acto?

—¿Y si ese no fue el motivo, Andrés? ¡El problema con tu familia es que siempre le ven la parte romántica a todo lo que les pasa! Por eso es que Evengeline causó tanto daño a la Fraternitatem.

Solo escuchar eso paralizó a Aidan. Sus padres descendían de una larga genealogía de Ardere, pero era Andrés el portador del Donum, por lo que la familia de Elizabeth creció en dignidad cuando esta contrajo matrimonio con el apuesto joven.

Su padre era descendiente directo de Charlotte, la hermana menor de Evengeline, a través de la cual se propagó el Sello. Eso significaba que Elizabeth le debía respeto a su esposo, no solo por la condición que el matrimonio exigía de ambos, sino también por el hecho de que Andrés y su casta estaban por encima de todas las demás.

La acusación de su madre causó un terrible dolor en Andrés, quien no pudo disimular su compungido rostro. Por amor, su padre, cabizbajo, salió de la cocina. No sería él quien diera largas a la discusión, ni quien echara más leña al fuego. Él sabía muy bien que Elizabeth terminaría arrepintiéndose de sus palabras, por lo que no quería añadir más dolor a la humillación de aceptar que se había equivocado: para que su esposa entendiera su acto debía dar ejemplo de prudencia y amabilidad.

Para Aidan fue más que claro la enseñanza que su padre le estaba dando. Esa era la forma correcta de tratar a la persona que se amaba; él había hecho todo lo contrario, y estaba muy arrepentido por ello. ¡Qué tarde había llegado aquella lección!

El camino de los Ignis Fatuus a su hogar se hizo en silencio. Ninguno fue capaz de hablar sobre lo que había ocurrido. Fueron pocas las explicaciones que dieron en su casa sobre las eventualidades del rito, suprimiendo la parte del beso, por respeto a Maia.

Leticia les estaba esperando con unos cocteles de helado que los chicos decidieron tomar en la hamaca, leyendo una de las últimas hojas que quedaban en el diario.

Gonzalo fue el escogido para hacer los honores, mientras Ignacio les mecía con cuidado.

Febrero 25, 1618: 6:00am. He prometido hablar con madre cuando llegue la primavera pero creo que no podré esperar más; enero aun no acaba y febrero se me antoja eterno. Creo que no podré esperar más. Estoy emocionado y angustiado. No sé si alguna vez te has sentido así... no sé si pueda darle más largas aquesto.

»8:00pm. La casa está en silencio. Te narraré lo que ocurrió en este día. Me dedique toda la mañana a limpiar las caballerizas. Antes de almorzar di un recorrido por la Aldea para conocer los pormenores de mi gente, luego entre a mi apacible hogar. Me dirigí a la cocina, allí mi madre cortaba las frutas y preparaba el guiso. Su desenvolvimiento en la cocina me hizo pensar en el futuro que deseaba tener, y no en el que se supone tengo que aceptar.

»Me di cuenta de que mi vida no gira alrededor de la Fraternitatem, y que en el fondo de mi alma necesitaba algo más. Por primera vez entendí que la vida de un hombre no puede consagrarse solo a su deber y, en el caso de que tenga que ser así, pues yo no soy esa clase de hombre, ni soy un Primogénito digno de mi Clan.

»Sé que me iba a exponer a la exclusión y el rechazo de los míos, pero necesitaba hablar, o terminaría corriendo por la Aldea mientras gritaba mis sentimientos por Evengeline.

»Llamé a mi madre, que con rostro solícito atendió mi gemido de súplica. ¿Cómo saben las madres lo que hay en el corazón de sus hijos? No lo sé, pero lo único cierto es que en cuanto baje mis ojos, sonrojado por la emoción, mi madre me dijo: —Ackley, pequeño mío, ¿para qué estoy aquí? Soy tu madre y te conozco mejor que a mí misma.

»No pude evitar abrazarla, ella me contuvo fuertemente contra su pecho... Nunca pensé que sería tan pequeño ante madre, pues soy mucho más alto que ella, pero en ese abrazo me demostró la magnanimidad de su amor, y como un pecador arrepentido confesé mi pecado, y ella expió mis pecados con su bendición.

»¡Evengeline ha sido recibida en casa! Pronto me reuniré con mi Prima, sé que es algo descabellado, pero, ¿por qué no darle el recibimiento que se merece en Ignis Fatuus?

—Menuda sorpresa se llevaría con el fulano recibimiento— concluyó Ignacio, entretanto Gonzalo cerraba el diario.

—Creo que después de esto no tuvo tiempo para escribir más.

—No me puedo imaginar —habló Maia, algo ida— cómo es posible que un Prima se llevará tan bien con su Primogénito. La decisión de Ackley fue secundada por su madre y por aquellos que le acompañaban en el gobierno de Ignis Fatuus. Me preguntó, ¿por qué es imposible para nosotros llevarnos bien?

—El poder siempre corrompe —decretó Gonzalo—, y Arrieta está sediento de poder. Eso nos hace un estorbo para sus planes.

—¡Qué triste se sentiría Ackley si viera lo que ocurre con su Clan!

—No debes mortificarte con tales pensamientos —le aseguró Ignacio—. Arrieta no es más que uno de la larga lista de miembros del Prima que tendrá nuestro Clan. Por suerte el señor Jung es un tipo con honor, o de lo contrario todos tendríamos que saltar del barco.

—Sí, pero, ¿cuánto crees que tarde en ceder a la presión de Arrieta?

—Esperemos, Amina, que resista lo suficiente como para desenmascarar las verdaderas intenciones de Arrieta —le respondió Ignacio, recibiendo la afirmación de su hermano.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top