Capítulo Uno
━━━━━━━━☆★☆━━━━━━━━
-Te adoramos, te suplicamos, ¡Oh, poderosa Oscuridad henos aquí a tus pies!, ¡Concede nuestros deseos!...-¡plum!;¡pum!-. Pero qué mierda, ¡Frederick!-gritó con molestia la adolescente que se encontraba de rodillas en el borde de su cama, sobándose la cabeza después de recibir unos golpes.
-Hahaha...es la tercera vez que te encuentro así, rezando, ¿creo? A Dios, supongo o sabe quién a qué...
-¡Así como tú tienes tus creencias yo tengo las mías y no te metas!-señaló la puerta adoptando una pose impaciente-. Si me permites, querido y estúpido hermano, debo terminar mis oraciones, mi diosa podría enojarse-advirtió-. Vete ya-su hermano alzó las manos en señal de rendición y se dispuso a salir.
-Sólo te advierto una cosa Meredith, deja de creer en esas porquerías porque vas a volverte loca y terminarás como la lunática de la esquina...
-¡Blasfemia!-le gritó y estampó una dura cachetada en su mejilla-. No vuelvas a decir eso en mi presencia...-pronunció luego con tranquilidad y despacio pero resultaba más amenazante que otra cosa-. El último hombre que se atrevió a insultar a la Oscuridad fue consumido hasta quedar seco y sin vida...
-¿Lo ves? Ya enloqueciste, niña tarada-se dió la vuelta y Meredith lo agarró del brazo para decirle unas últimas palabras, intentó safarse pero el agarre era demasiado fuerte.
-Estoy en todas partes...-Frederick giró el rostro perturbado por la tenebrosa voz que salió de su hermana y el miedo lo arropó al instante.
No era su hermana, ni una broma y ni un demonio, era algo muchísimo peor. Fue Darkness quien poseyó el cuerpo de Meredith y mirándolo fijamente a los ojos le mostró el infierno y cada uno de los demonios que habitaba en él, hasta llevarlo a la locura, porque si a algo le temían los humanos, era al infierno, cuando en realidad habían peores destinos...
Los gritos de horror y la desesperación de Frederick no le generaban nada, simplemente creía que los estúpidos mortales de vez en cuándo merecían castigos por su soberbia e incredulidad.
Salió del cuerpo de la muchacha y se colocó a sus espaldas, Meredith recuperó su cuerpo y miró a todos lados sin entender hasta que la imágen de su hermano enloquecido, retorciéndose en el suelo le hizo sonreír.
-Tu deseo será cumplido...-pronunció Darkness a su espalda y con estusiasmo ella se giró para al instante decepcionarse al no ver a nadie, pero aún así, mantenía su sonrisa y le agradecía una y otra vez mentalmente corriendo a arrodillarse nuevamente en su altar.
━━━━━━━━☆★☆━━━━━━━━
Mientras tanto entre el medio entre el cielo y el infierno, se encontraba el Reino de Daylight Dark, gobernado por dos de los seres más poderosos de lo conocido y desconocido; quienes concibieron a tres magníficas hijas.
Darkness, Brightness y Storm.
Las tres compartían un lazo irrompible pero a la vez eran tan lejanas y opuestas en lo que a apariencia y personalidades significaba...
-¿Cariño crees que ya es tiempo?-la voz dulce y encantadora de Luz apaciguó el vendaval dentro de la mente de Oscuro.
-Lo es, tiempos de desesperación y pérdida se acercan y ellas son nuestras sucesoras-pronunció con seriedad y resignación.
-Aún así querido...-titubeó con pena.
-Ambos las hemos sobre protegido de Caos pero él no descansará, quiere extinguir todo lo que existe, incluyendonos, y no lo voy a permitir-la mano de Oscuro se posó en el hermoso rostro de su esposa y depositó un beso en sus labios-. Conocemos a nuestras hijas y aunque no las queramos involucradas ellas harán frente a la situación, en especial Darkness...
La sola mención del nombre de la mayor hizo que se llenaran de nostalgia.
-¿La has visto alguna vez en tus sueños?...-la tristeza empleada en la voz de Luz consternó a Oscuro.
-No, no me ha permitido verla, Darkness es mi igual y aunque amo mucho a mis otras hijas, no niego que ella es mi adoración y a la vez mi perdición...
-Brightness y Storm siempre han sido apegadas a nosotros al contrario de su hermana, de hecho, eso es porque Darkness creció con el pensamiento de que debe ser tu Sucesora, lo que la llevó a cerrarse en todos los aspectos de apego posible, quiso ser como tú antes de conocerme y lo logró...-lágrimas caían de su angelical rostro-. Es mi culpa por no haberme dado cuenta a tiempo y hacerle ver que nunca estará sola...
Cuando Luz lloraba, en el mundo de los humanos llovía.
-Guarda esas lágrimas querida, pronto las tendremos de vuelta y serás feliz como siempre.
-Quiero que venga, necesito verla y abrazarla, a sus hermanas también...
-Hoy mismo iniciaré el círculo de fuego y tendrán que aparecer en algún momento-abrazó a su esposa y respiró profundo pensando en lo que dijo anteriormente su esposa.
━━━━━━━━☆★☆━━━━━━━━
Sombras, brillos de luz y desastres naturales veneraban a sus Reyes mientras danzaban e invocaban a las hermanas mediante la lengua del Orupthus en un ritual. El enorme círculo de fuego se encontraba en medio de una pasarela que terminaba al inicio de los escalones, donde se encontraban los tronos de Luz y Oscuro.
La euforia y ansía que se vivía de un lado del largo pasillo y del otro era abrupta.
-¡Darkness, Brightness, Storm!-clamaban todos casi al borde de la desesperación deseando ver a sus preciadas amas.
Luz imploraba en su mente y corazón la aparición de sus tres hijas, especialmente la de Darkness que no veía hace siglos y siglos...
Oscuro anhelaba lo mismo...
En un momento dado, el gran círculo de fuego se apagó dejando a todos en un silencio inquietante, hasta que la más enorme de las nubes de volvió gris y rayos comenzaron a salir disparados.
Luz y Oscuro apretaron sus manos con ansiedad, ellas al fin habían llegado.
-¡Storm, Storm, Storm!-repetían con entusiasmo los desastres naturales.
En forma de un feroz tornado grandioso, colosal y extraordinario, la Tempestad se presentó ante todo el Reino, volviendo a su forma física.
La sonrisa perversa y juguetona de la menor de las hermanas delataba su carisma y personalidad alegre, divertida e impulsiva, que la diferenciaba a leguas de las otras dos.
De tez blanca, cabello castaño corto y alborotado, con los ojos grises como esos días en los que controlaba el clima, Tempestad recibió las alabanzas de todos los seres del Reino.
-Madre, Padre-saludó con su característica sonrisa alegre y una leve reverencia-. Bueno, no es que me fui hace mucho, estuve aquí hace muy poco-se rió de si misma y como el torrente de energía que era corrió hasta sus padres dejando atrás las formalidades para regocijarse en los abrazos de ambos.
Unos minutos después el cielo se despejó y se iluminó por completo con la más cálida y radiante luz.
-¡Es Brightness, Brightness, Brightness!-los brillos de luz podían hasta desfallecer por la alegría que les provocaba.
Luz se llevó una mano al corazón y presenció otra de sus creaciones.
Como una estrella fugaz que no daba lugar a la verdadera apreciación, la Luminosidad hizo que el Reino se quedara boquiabierto por su despampanante luz angelical.
Colocándose del otro lado de su hermana que le sonreía con complicidad, volvió a su forma física y su sonrisa perfecta conmovió los corazones del Reino.
Sería la viva imágen de su madre si tan sólo no tuviera el cabello gris y ondulado, aún así era perfecta y considerada como la más bella de las tres con sus ojos verdes como el Jade y mejillas rosadas.
-Padres míos...-exclamó con dulzura y adoración e hizo lo mismo que su hermana, corrió a sus brazos para que la llenaran de amor.
-¿Me extrañaste o no?-cuestionó Storm fingiendo indiferencia para que las dos se miraran serias y al final estallaran en risitas para luego abrazarse cariñosamente.
-Por supuesto que sí, eres mi hermanita pequeña-le dijo con dulzura.
Mientras ellas intercambiaban cumplidos, Luz se entristeció y Oscuro se decepcionó.
-Ella no vendrá, no anhela vernos-dijo con pesar la Reina y su esposo la contuvo absteniéndose de decir algún comentario del que luego podría arrepentirse.
La alegría continuó hasta que ambas hijas sintieron la tristeza de su madre.
-¿Sabes algo de Darkness?-preguntó Brightness en un murmuro a su hermana menor.
-No, no la veo hace tiempo y no entiendo cuál es su razón de esconderse.
-Ella no se esconde, siempre está ahí aunque no se deje ver.
-¿No nos extrañará?-preguntó desilucionada a su hermana.
Antes de que Brightness pudiera responderle, todo el espacio se volvió totalmente oscuro y frío, ni siquiera Luz y Luminosidad eran lo suficientemente fuertes para que se pudiera ver con claridad.
-Ama, Ama, Ama...-invocaban las sombras en un tono calmado pero sombrío.
Luz y Oscuro se pusieron de pie inmediatamente, la felicidad que la Reina irradiaba no se comparaba con nada y el Rey volvió a sentir esa única conexión que sólo él podía tener con su hija.
-Darkness, Darkness, Darkness-seguían las sombras y pronto todos le siguieron-. Ama, Ama, Ama...
Brightness y Storm despejaron el lugar dejando libre el espacio del medio, con el corazón a mil, porque al igual que sus padres ellas tampoco veían a su hermana mayor, por quien sentían mucha admiración y respeto.
El espacio tembló cuando una nebulosa de color negro se acercaba a toda velocidad, era más rápida que sus hermanas, oscureciendo todo a su paso.
Silencio, admiración, miedo y adoración juntos, en el momento en que con el mentón en alto, mirada seria e intimidante sin un rastro de emoción, la hermosa y desafiante Darkness tomaba forma humana y por fin se dejaba ver ante todo el Reino.
Su cabello largo y lacio de un color negro azabache que brillaba impresionantemente como la luz de la luna sobre el mar, combinado con su tez blanca y rasgos idénticos a los de su Padre hechizaban a cualquiera, alta y poderosa de más caminaba por todo el centro demostrando su superioridad.
Los seres que presenciaban por primera vez su aparición después de siglos se habían olvidado de la belleza que poseía, y es que cambió, maravillosamente. Se atrevieron incluso a desafiar y comparar su hermosura con la de Brightness y Storm, al punto de considerarla incluso más bella que su propia madre...
Miró a sus hermanas fijamente por un tiempo y finalmente su mirada se asentó en sus padres quienes no podían leer los pensamientos de su hija mayor.
-Estoy de vuelta-dijo con el rostro inexpresivo.
En aquel instante, todo el Reino lloró de alegría y sus padres junto a sus hermanas no resistieron la presión e inconscientemente se acercaron a abrazarla entre todos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top