Capítulo III: Entre música, humo y negocios.

29 días antes del presente.
Día: Sábado

Amelia:

El sonido de la alarma del cuarto vecino fue lo que me despertó, era realmente un escándalo capaz de despertar a todo el dormitorio y juro que no estoy exagerando.

Me incorporé en mi cama y me restregué los ojos mientras recordaba fragmentos de la conversación de la noche anterior y el comentario de Aurora de que era muy difícil despertarla cuando dormía, eso explicaba la alarma tan escandalosa.

Afortunadamente, la apagó un minuto después, aunque se escucharon quejas en todo el dormitorio antes de que lo hiciera.

Minutos más tarde todas las chicas salíamos de nuestros respectivos cuartos listas para asistir a la no tan popular clase de Ética y Moral.

- ¡Hola Amelia! -Me saludó Aurora y a pesar de que la había conocido la noche anterior, se me hizo extraño verla sin su guitarra a la espalda- Hay que ir al comedor, ¿Vienes?

-Por supuesto, por cierto, ¿Dónde está tu guitarra?

-Oh, la dejé en el cuarto, iré por ella luego de la clase de Ética y Moral para reunirme con el club. -Dijo alegremente- Pensar que separan las clases por años y los dormitorios por edades... están locos, al menos hacen dormir aparte a los chicos.

-Creo que estoy de acuerdo. -Dije empezando a caminar con ella, la verdad era un dato nuevo para mí, pero traté de hacer que pareciera que ya lo sabía.

-Ahora que lo pienso, ¿Estabas moviendo tu cama anoche o algo así? Escuché que arrastrabas algo, me despertó el ruido y eso es inusual.

Fruncí el ceño ante su afirmación, no recordaba haber hecho nada aparte de cambiarme de ropa y dejarme caer en la cama a dormir luego de la cena.

- ¿Segura que no estabas soñando o que fue en mi cuarto? Porque no hice nada anoche. -Le dije y ella pareció dudar.

-Bueno, es posible. -Admitió.

*-*-*-*-*-*-*

Llegamos al comedor y nos sentamos con Ian y Chiara, que estaban enfrascados en una pelea matutina acerca de quién tenía más comida, Ian incluso estaba midiendo la altura de su ración de arroz con una regla mientras que Chiara afirmaba que estaba amontonándolo con ella para que pareciera más.

-Déjalo chica, yo tengo más, así que gano, tengo alrededor de seis centímetros cúbicos. -Afirmó él y ella rodó los ojos.

- ¿Adivinas cerebrito? Tenemos la misma cantidad: la medida que se usó en ambas raciones es la misma. No seas infantil, ya tienes diecinueve. -Amonestó ella fastidiada- Aparte, meter la regla en la comida es asqueroso.

-Buenos días chicos. -Saludé.

-Buenos días Amelia, Aurora. -Dijo Chiara.

-Hola chicas, ¿Qué tal la noche?

-Descansé como una roca Ian. -Afirmó Aurora.

-Siempre descansas como roca. -Se burló él.

- ¿Tan pronto discutiendo? -Le pregunté a Chiara.

-Él es demasiado infantil, siempre quiere demostrar que me gana en algo y siempre pierde.

-No, ella es la que pierde y se pone demasiado amargada para tener dieciocho años, joder, es molesta, no reconoce mis triunfos. -Se defendió Ian.

-Una amargada y un infantil eh... sí, son el uno para el otro. -Dijo Aurora mientras se centraba en su comida.

Tanto Ian como Chiara hicieron una idéntica mueca de arrogancia y empezaron a comer en silencio, lo que en parte fue un alivio y en parte incómodo.

-No veo a Elizabeth. -Dije tratando de romper el hielo.

-Ya aparecerá. -Dijo Ian.

Miré hacia la fila y luego hacia la puerta esperando ver a la reina de la mafia, pero no la vi llegar, en su lugar, entró Zed. Sus ojos oscuros se encontraron con los míos y me estremecí al sentir un frío repentino extenderse por mi cuerpo, duró solo un segundo, pero creí que iba a congelarme con su mirada.

Tras eso avanzó como si nada a su lugar en la esquina del comedor, sin pasar por la fila.

- ¿No piensa desayunar o qué? -Pregunté sin quitarle la vista de encima.

- ¿Quién? ¿El emo? -Preguntó Ian distraído.

-Sí, el emo. -Insistí.

-Siempre espera a que no haya nadie en la fila, parece que odia esperar. -Me explicó.

- ¿Y realmente es emo o solo es una creencia? -Pregunté.

-Hey, el tipo es simplemente dark, siempre tiene ojeras y se escapa del Internado a cada rato, es antisocial y su mirada da escalofríos, siempre se viste de negro y aparte lleva el pelo largo, encima no le tiene miedo a los guardias, parece que ellos le tienen miedo a él, tiene que ser emo. -Dijo Ian sin ápice de duda- ¿A dónde va por las noches cuando escapa? Tiene que estar en un culto satánico o algo así, porque he visto el tatuaje de la cabra en su cuello.

-Son simples deducciones personales Ian, no puedes ir por ahí señalando a la gente, el tipo es raro, pero no implica precisamente que sea emo. -Le reprendió Aurora- Puede que sea de una de esas bandas de Dead Metal, así es como les gusta lucir.

-Siempre encuentras una respuesta musical a todo Aurora. -Se quejó Ian.

-Es más creativa que tú, es simple. -Dijo Chiara.

Seguí mirando a Zed intentando vislumbrar el mencionado tatuaje en el cuello, pero como si supiera lo que quería hacer, se echó la capucha de su chaqueta y se colocó en un ángulo que me impedía ver.

-Eh, Amelia. -Me llamó la atención Chiara- Si te parece atractivo, mejor fíjate en otra persona, en serio, no conviene.

Me sonrojé y quise decirle que no tenía nada que ver con eso, que solo me provocaba curiosidad, pero entonces llegó Elizabeth, parecía no haber dormido bien; tenía unas ojeras casi tan marcadas como las de Zed.

-Hola chicos. -Saludó bostezando y correspondimos a su saludo.

- ¿Por qué tan cansada Eli? -Preguntó Chiara.

-Luego les cuento... tengo que ir por mi comida, ¿Me regalas ese pan Aurora? Me muero de hambre.

-Desde luego, tómalo. -Dijo ella acercando su plato a Elizabeth, quien tomó el pan y lo mordió ansiosamente.

-Gracias, ya vuelvo.

La observamos mientras iba por su comida y regresaba. Se sentó junto a Chiara y empezó a devorar su desayuno mientras la veíamos con asombro.

- ¿Qué? -Preguntó incómoda.

-No te veíamos comer así desde... Halloween, creo, y eso fue el año pasado. -Dijo Ian.

-Eh, estuve despierta muchas horas anoche. -Se excusó mientras tomaba su vaso de refresco- Desvelarme siempre me da hambre.

- ¿Y qué hacías despierta tan tarde? -Pregunté.

-Negocios... -Murmuró antes de beber de su refresco.

-Bueno, eso lo explica. -Suspiró Chiara- Eli, no te obsesiones, por Dios, es tu último año en el Internado, relájate.

- ¡No puedo relajarme! Precisamente porque es mi último año tengo que trabajar más duro y organizar todo para cuando me ausente, después de un par de años podré aparecer como candidata a maestra y luego, con el tiempo, tal vez me haga con el directorado y convierta este internado en un refugio para los chicos incomprendidos por sus familias... -Profirió algo agitada.

-Detente genio... -Dijo Aurora arrastrando las palabras- La familia Princeton ha sido la dueña de este Internado durante décadas, siempre alguien de esa familia es el director, ¿Piensas comprar el Internado o qué?

- ¡Obviamente así será! -Dijo Elizabeth emocionada- Ya tengo hechos los cálculos...

Al final no nos terminó de contar sus planes porque su teléfono comenzó a sonar.

-Vaya, tengo que responder... nos vemos en el almuerzo. -Dijo antes de levantarse y salir corriendo del comedor.

-Está loca si piensa comprarle el Internado a los Princeton. -Suspiró Aurora- Ha sido de ellos por... ¿Cuánto? ¿Cincuenta años?

-Tal vez no; después de todo, solamente queda uno de esa familia y es el director actual, no tiene hijos ni nada, así que... -Chiara dejó la idea flotando antes de ver su reloj- Argh, hora de ir a la fastidiosa clase de Ética y Moral, nos vemos luego, vámonos Ian.

Nuevamente me quedé sola con Aurora, por lo que le pregunté cómo llegar a mi clase, ella me dio las indicaciones para luego nos despedimos y acordar reunirnos de nuevo a la hora de almorzar.

*-*-*-*-*-*-*

La famosa clase de Ética y Moral resultó ser tan aburrida y fastidiosa como yo esperaba; la impartía una profesora que nos criticaba hasta en la manera de respirar, encima nos hablaba como si fuera superior en todo y nos hablaba sin parar sobre normas de comportamiento.

Considerando que yo estaba en la clase de primer año, casi compadecí a los de años superiores, esa clase debía ser la tortura semanal de todos, ya no resultaba extraña la afirmación de Chiara de que todos los de los últimos años estaban "domados", con la gran excepción de Zed.

Por lo que había visto, de esos cursos solo él tenía un look así, porque hasta Elizabeth usaba ropa más o menos "aceptable", supuse que Zed simplemente no se dejaba intimidar por los castigos, seguro habría alguna razón para que hasta los guardias le temieran, ¿Y llevaba seis años en el Internado? Yo le calculaba unos veintitrés años, aunque se veía un poco mayor, tal vez por las ojeras y su rostro inexpresivo.

Mientras nuestra maestra, la señora Luthencaf, se ensañaba con un chico con un tatuaje en el cuello y aretes en las orejas, suspiré pensando en cómo iba a soportar cinco años de mi vida encerrada en aquel Internado hasta que acabara mi carrera de Derecho, era imposible salir de ahí sin una carrera, por lo que sabía.

No quería acostumbrarme a estar ahí y no aceptaba del todo que mi familia me hubiera abandonado en aquel lugar, casi esperaba que en algún momento aparecieran arrepentidos y se retractaran de su decisión, arreglaran las cosas con el director y me regresaran a casa, pero la dura realidad me azotaba inclemente como un rayo que al caer destroza el arbol que lo recibe: ¿Cuántos chicos ahí habían esperado lo mismo y habían tenido que resignarse como sin duda me tocaría hacerlo a mí?

La respuesta seguramente era que todos, y ninguno de ellos había visto su ilusión cumplida.

Después de todo, cuando no cumples con las expectativas de la sociedad, te lanzan a la basura, te consideran inútil y algo que no debería existir. No es posible volar libremente, el sistema quiere hacer de ti algo que no quieres y si no te doblegas a su voluntad ves tus alas cortadas... no hay manera de resistirse a la corriente, tal vez era mejor dejarse llevar.

Aquella manera de pensar me asustó: yo nunca había pensado así, no quería hacerlo... ¿Acaso todos los estudiantes habían estado sumidos en esos pensamientos capaces de quebrar el espíritu antes de la llegada de Elizabeth?

"Tú no viste el desastre que era este Internado antes que yo llegara, con todos esos estudiantes amargados..."

Sí, esas habían sido sus palabras, lo que demostraba la voluntad de acero de Eli y me hacía dudar de mi propia fortaleza, ¿Podría yo resistir cinco años sin volverme una amargada también? No me sentía como yo misma... me provocaba miedo.

Si en ese momento hubiera sabido que aquellos eran los menores de mis problemas...

*-*-*-*-*-*-*

Tal como acordamos, Chiara, Ian, Aurora y yo nos reunimos a la hora del almuerzo, pero Elizabeth se sentó en otra mesa con un grupo de varones que parecían estar apremiándola.

-Bueno, no vendrá hasta que se arregle con ellos. -Musitó Chiara notablemente aburrida, al parecer maquinando el motivo de la siguiente discusión con Ian.

-Tengo reunión con el club de arte en un rato, pido que no desfallezcan sin mi adorable presencia señoritas. -Dijo Ian mientras se ponía de pie- Las clases de Ética y Moral merecen ser olvidadas pasando un buen rato, hasta la vista babys.

Y se marchó caminando como si fuera el rey del mundo.

-Su tendencia natural a creerse el rey del espectáculo fue lo que hizo que no pudiera entrar al club de teatro. -Gruñó Chiara.

-Creo que tu novio solo busca llamar la atención. -Sugirió Aurora.

-No. Es. Mi. Novio. -Remarcó la otra mirándola mal, ¿De qué me perdí?

- ¿Entonces solo se besan a escondidas? -Preguntó Aurora con aire de inocencia- Perdón, es que aquella tarde parecían muy cariñosos el uno con el otro.

Chiara enrojeció completamente y parecía tanto desear que se la tragara la tierta como que un rayo desintegrara a Aurora.

-Olvida lo que viste ese día. -Ordenó.

-Mi memoria no borra por encargo. -Se burló Aurora- Aparte, no llegará a oídos de los guardias. Voy por mi guitarra, hasta luego.

Aurora se marchó tarareando una canción y Chiara resopló molesta.

-Si será entrometida... -Murmuró.

- ¿De verdad no tienes nada con Ian? Porque, si te soy sincera, aparentan ser pareja. -Dije tratando de no sonar mal.

Chiara suspiró.

-Es quien ha estado conmigo estos dos años, si lo hubieras visto cuando vine... estaba tan domado como los de último año... fue difícil acercarme a él, a cada rato me decía que era fastidiosa, ¡No le interesaba socializar! Pero a pesar de todo, jamás me dijo que lo dejara en paz o algo así, se limitaba a decirme que era un fastidio y a veces sonreía, al final conseguí que se abriera y poco a poco se ha vuelto más... alegre, por así decirlo. Antes de darme cuenta estaba demasiado unida a él, a veces nos besamos o nos abrazamos... cosas así, pero nunca han habido conversaciones sentimentales, es como si fuéramos "amigos con derechos". -Suspiró con algo de frustración y pude intuir qué había más allá- Aurora nos encontró besándonos un día en uno de los pasillos, era tarde y estaba lloviendo... le pedimos que no dijera nada y así lo hizo, la complicidad nos acercó, pero nada hace que deje de creer que somos novios en secreto.

- ¿Quisieras que fuera así?

Chiara me miró dudosa y decidió ser sincera:

-No siento solo aprecio o atracción por Ian, es algo más... siempre estoy discutiendo con él porque... en fin, no podemos hacer escenas demasiado cariñosas en público, nos castigarían a ambos, y cuando estamos solos... simplemente me bloqueo. Soy posesiva con él... me aterra que le guste alguien más, por eso lo arrastro de un lado a otro hasta que nos despedimos antes de dormir.

-Quizás él tampoco sea bueno expresando sus sentimientos. -Razoné.

- ¡Algo debería decirme después de habernos besado! -Dijo en un susurro fuerte- Él actúa como si nada hubiera pasado entre los dos...

-Bueno... los hombres no son como nosotras. -Expliqué tratando de recordar mis conversaciones con Ethan, mi ex- Normalmente no son buenos expresándose y pésimos captando indirectas, a veces pueden tener lo más obvio frente a sus ojos y no ser capaces de verlo por sus inseguridades... incluso para no parecer "débiles" presumen de mucho o hacen cosas muy locas. Además mandan mensajes que a veces son difíciles de captar.

Chiara iba a responder, pero Elizabeth apareció en nuestro campo de visión al sentarse en donde estaba Aurora.

-Hola chicas... -Dijo adormilada- Es un fastidio tomar nota de los pedidos del club de mecánica... y es peor cuando una tiene sueño...

-Deberías descansar. -Recomendé.

-Todavía no, tengo cosas por hacer... vengan, vamos a la sala del club de música. -Indicó poniéndose de pie y empezando a caminar.

- ¿Por qué ahí? -Pregunté siguiéndola.

-Es el edificio más cercano al muro del internado, aparte el salón que usan está cerca del techo... en fin, ya verán.

*-*-*-*-*-*-*

Comprendimos a lo que se refería Elizabeth cuando apenas saludamos a los del club de música y subimos a la azotea, donde tras esperar unos minutos apareció un dron en el aire cargando un pequeño paquete.

El dron era bastante grande, de color verde olivo, como si fuera de un soldado, se detuvo frente a Elizabeth, pude notar que la cámara que tenía la enfocaba a ella. Tras descolgar el pequeño paquete del dron, éste se fue.

-Los contenedores nos ocultan y los guardias nunca vienen arriba, pero si se les ocurriera, los del club tocarían una nota código que hemos acordado. -Dijo Elizabeth sonriendo ante nuestras miradas de incredulidad.

- ¿Así es como metes tus cosas al Internado? -Preguntó Chiara sorprendida.

-Algunas de ellas, otras veces tengo que hacer cosas más arriesgadas, ésta es la más segura. -Explicó ella mientras miraba en la dirección en la que se había ido el dron.

- ¿Quién lo dirige? -Quise saber- Debe ser quien consigue las cosas para tí desde afuera.

-Mi novio James, ya mencioné que era de una pandilla, pues tiene contactos, consigue lo que sea. Se mudó a vivir cerca cuando me enviaron aquí, a veces se cuela dentro para entregarme las cosas personalmente. Yo me limito a hacer los pedidos y luego distribuir, las ganancias son repartidas. -Nos reveló al tiempo que el dron volvía con otro paquete.

- ¿Durante estos cinco años han seguido siendo novios y encima se mudó a vivir a ésta ciudad para estar cerca de ti? Wow... eso es amor. -Declaró Chiara tan sorprendida como yo.

-Y negocios. -Rio Elizabeth- Le produzco ganancias, se guía por ese viejo dicho: La mujer que no produce dinero no sirve de nada. Es muy sincero, algo que le agradezco.

- ¿Entonces los intereses mandan en su relación? -Preguntó Chiara desilusionada.

-Oh no, podría haberse conseguido otra novia, una que le sirviera igual y que no estuviera encerrada en un internado, podría no arriesgarse por verme cada vez que se infiltra aquí... está atento a mis llamadas las 24 horas y se desespera cuando lleva varios días sin verme... no para de decirme que extraña cuando éramos libres de ir a cualquier parte y... el caso es que no dudo de sus sentimientos, ni él de los míos. Los negocios son un punto aparte. Hay que tener todo en su lugar, ¿Saben?

Comprendí entonces que seguramente James era uno de los grandes pilares de Elizabeth, sin él no habría logrado nada de lo que había hecho, si alguna vez él hubiera llegado a faltarle...

El dron hizo cuatro viajes en total, el último además del pequeño paquete traía un ipad con videochat listo.

James apareció en la pantalla: un chico de unos veintiséis años, muy guapo, con una mirada de chico malo que Eli parecía adorar, una sonrisa pícara y una barba de tres días. Estaba sin camisa. Era lo que llaman un dios griego hecho y derecho.

-Hola Eli, no me dijiste que estarías acompañada, me habría puesto una camisa. -Dijo divertido cuando nos vio.

-Quise darte una sorpresa. -Respondió Elizabeth guiñándole un ojo- Son Chiara y Amelia.

-Eh, ya me habías hablado de Chiara, ¿La de los cigarrillos semanales? -Preguntó alzando una ceja.

-La misma. -Reveló la mencionada sonriendo.

-Y Amelia -Dijo serio- ¿Ella es la de...?

-Pasemos a los negocios James. -Replicó Elizabeth rápidamente- Supongo que todo está completo.

-Así es, y fue una maldita pesadilla conseguir todo, ¿A quién carajos se le ocurre pedir heroína?

-A Nathan, el guardia que te dije. -¿Qué? ¿Hasta los guardias eran clientes de Elizabeth?

-Eso lo aclara. -Bufó James- ¿Es el tipo que le ayuda a los estudiantes a salirse con la suya no?

-Exacto, ya sabes que básicamente ha vivido toda la vida aquí, le dio por probar la heroína. -Rodó los ojos Eli- Le dije que era una mala idea, pero replicó que le debía eso.

-Bueno eso es cierto, el tipo nos atrapó aquella vez en la bodega... -James cerró la boca rápido, al parecer se había olvidado de nosotras.

-Tranquilo amor, ellas saben guardar secretos, te envío los otros pedidos por chat luego, ¿Vale? Te amo, bye.

-Quería hablar más contigo... -Se quejó James- Más vale que ese tal Nathan colabore la próxima vez que decida entrar al Internado.

-Negociaremos con él. -Prometió Elizabeth.

-Lo que digas... bye.

James cortó la llamada y su rostro desapareció de la pantalla, Elizabeth colocó el ipad con cuidado en el dron y éste se marchó.

Chiara sacó un cigarrillo y comenzó a fumar.

-Me agrada. -Dijo.

-Necesitaba hablar de él con alguien, o al menos que conociera a mis amigas. -Suspiró Elizabeth.

Me sentí súbitamente cálida, incluida... apreciada. Ciertamente, no estaba sola.

- ¿Entonces Nathan te compra heroína? Eso está chungo, de veras. -Dijo Chiara.

-Ese guardia siempre ha sido raro, pero no es malo, aunque no sé en qué rayos está pensando al inyectarse esa porquería... si no fuera porque le debo serios favores...

Supuse que esos favores tenían que ver con encubrir sus encuentros con James dentro del Internado, cosa que con el tiempo confirmé.

- ¿Quieres un cigarrillo Amelia? -Ofreció Chiara.

-No fumo, gracias.

-Ella es tan hiperactiva que solo fumar la relaja lo suficiente para sacarse preocupaciones y estrés. -Me dijo Elizabeth- Ian no está de acuerdo, pero Chiara no le hace caso.

Estuvimos un rato más en la azotea luego de que Elizabeth guardara los paquetes en su mochila y ropa, comentando diferentes cosas, desde el tipo de música que nos gustaba, libros que habíamos leído (al menos Elizabeth sabía de libros, porque Chiara solo leía si se veía obligada a hacerlo) o relaciones amorosas que habíamos tenido, en mi caso, solo Ethan, con quien habíamos terminado porque nuestros padres, antaño muy cercanos, tuvieron un problema de negocios que acabó separándonos. Algo, en mi opinión, sumamente estúpido. No había sabido de Ethan durante más de un año e incluso dudaba acerca de si lo volvería a ver.

Cuando el club de música dejó de practicar, decidimos bajar porque no podíamos quedarnos sin alguien que nos avisara de si los guardias llegaban.

Prometimos vernos en la cena y tras eso me dirigí a mi cuarto, donde encontré mis cuadernos tirados en el suelo.

Fruncí el ceño, no había manera en que cayeran de la mesa por au cuenta. Nadie tenía llave de mi habitación, excepto el conserje, quizá, y no había razón para que llegara a mi cuarto si no estaba en su rutina de mantenimiento.

Recogí los cuadernos y contemplé con inquietud que la tinta de mis lapiceros estaba derramada. Suspiré, quizá Aurora podría prestarme algunos, de lo contrario, habría que recurrir a Elizabeth, porque no tenía ganas de presentarme en la biblioteca a pedir útiles, el único lugar del Internado donde nos entregaban esas cosas.

Traté de encender mi teléfono, lo había dejado en el cuarto, pero la batería estaba muerta, lo que me resultó extraño, así que lo puse a cargar y empezó de cero.

Hacía mucho frío, por lo cual me abrigué... me tendí a dormir y soñé con Zed...

Nada romántico, soñé que veníaa mi habitación y me ordenaba que me marchara antes de que fuera tarde.

Supongo que nadie se toma los sueños en serio, pero después de lo que me tocaría vivir en aquel internado, comenzaría a cuestionarme el significado de los sueños (sobre todo aquellos que no parecen tener sentido), y si los sueños premonitores existen.

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