CAPITULO 31: "Una noche juntos"
Regresaron en un tranquilo silencio hasta la casa, bajaron del auto e iniciaron el ascenso por las escaleras, solo para encontrarse a Miller de pie junto a la puerta principal, claramente esperando al señor Rothschild.
-Miller –soltó Rothschild visiblemente molesto
-Señor –saludó tan frío como siempre
-Victoria ve a tu habitación –le pidió Rothschild molesto
-No soy una mascota, y no tengo habitación –se cruzó de brazos.
-No interfieras –espetó Miller con desprecio
-No te metas –enojado Rothschild lo fulminó con la mirada
-Lo lamento señor –contestó sin mucha convicción
-Victoria...
-Controle a su perro faldero, señor Rothschild
Soltó dirigiéndose al interior de la casa, dejando a Miller rojo de ira y a Rothschild conteniendo la risa ante su descripción tan... "especifica".
Enojada por su cambio de actitud apenas tuvo a alguien más en frente, ese dirigió directo a la habitación de Rothschild, se cambió y fue directo a la sala de cine junto a una manta y cerró la puerta desde el interior, sabía que en algún momento el iría a buscarla.
Dejando la manta en una muy cómoda butaca, se acercó al bar y se sirvió un shot de tequila, luego otro y terminó por escoger una película y acomodándose para verla.
45 minutos más tarde, tal y como esperaba que sucediera, Rothschild tocó a la puerta, ignorándolo se acercó al bar y se sirvió otro trago, lo bebió mientras escuchaba los constantes pero controlados golpes en la puerta.
Finalmente cuando acabaron y la sombra debajo de la puerta desapareció, acabó con su vaso y regresó a la comodidad de la butaca a continuar con su película.
Lamentablemente 10 minutos más tarde Rothschild entró a interrumpirla, como no, con una llave en la mano, la observó esperando que le dijera algo, pero ella no lo hizo, provocándolo con su silencio y concentrándose en la pantalla gigante.
Estaba decidido a no iniciar una discusión, así que se sentó a beber una copa en el bar, luego otra y otra.
Una hora más tarde Victoria dio por finalizada la película y se levantó en dirección al bar, tomó nuevamente la botella de tequila con la intención de servirse otro shot, pero Rothschild se la arrebató de las manos y le extendió un vaso con coca cola y lo que parecía ser Jack Daniels, Whisky. Solo para molestarlo o más bien para que el fuera el primero en hablar, agarró el vaso y lo bebió todo de una sola vez y lo depositó ruidosamente sobre la barra antes de regresar a su lugar y acomodarse.
-Estás loca si piensas por un segundo que vas a dormir aquí –soltó Rothschild
-¿Qué quieres? –preguntó ya con un pequeño efecto a causa del alcohol
-Tie..nes que dormir en mi habitación, en mi cama –dijo ya haciéndose notar los varios vasos que llevaba encima
-Sé que tengo que dormir en tu habitación, no soy tonta, ya lo repetiste demasiadas veces para mi gusto –hizo una mueca de disgusto
-No digas "tonta" -la regañó
-Digo lo que se me da la gana –frunció los labios en una infantil mueca
-Lo se –sonrió dándole la razón
-Nunca dijiste cuando tenía que dormir ahí, así que mientras tu duermes yo veo películas y cuando te levantes yo duermo
-Ese siempre fue tu plan ¿no listita? –le sonrió
-¿No me digas que pensaste que iba a permitir tan fácilmente que te salieras con la tuya? –ríe burlona
-Claro que no
-Eres un cabezón inteligente, por desgracia –soltó mirando hacia la pantalla
Escuchar ese "cumplido" solo lo hizo reír. La noche estaba resultando ser más interesante de lo que imaginaba, con un gesto de la cabeza le pidió que regresara a la barra, ella lo hizo sin protestar. Tras un par de copas, decidieron ver una película juntos, lo cual no dejaba de ser incómodo.
Casi estaban consiguiendo olvidarse de todo lo que los llevaba a estar ahí durante la absurda comedia que estaban mirando, eran casi la 1 de la madrugada cuando Adam llega hasta la sala y los encuentra riendo y bebiendo juntos.
-¡Vaya! Me han cambiado a mi hermano, ¿se puede saber por qué no fui invitado a esta sesión de cine? –intentó sonar ofendido a pesar de su gran sonrisota en el rostro
-Porque es "privada" –contestó Victoria entonces
-Adoro interrumpir, sobre todo si mi hermanito se molesta, pero esto no se ve todos los días, has emborrachado a Rothschild –lo señaló con el dedo.
-¡No es cierto!
Contestó enseguida Rothschild, aunque la escena deja mucho que decir, ambos con las mejillas rosadas, ojos vidriosos y muy risueños.
Definitivamente la peor decisión fue dejar que Adam se quedara en la misma habitación que ellos, solo consiguió que ambos sobrepasaran su límite de alcohol.
-Ahora una pregunta enserio –dijo aprovechándose del estado de ebriedad en el que ambos se encontraban
-Tú y tus preguntas son molestos –soltó Victoria
-Pero muy apuesto. Quiero saber la verdad Victoria, ¿de verdad te gusta este aburrido? –señaló a Rothschild con un gesto del brazo
-Lo que tú quieres saber es si estamos mintiendo –lo acusó ganándose una resplandeciente sonrisa por parte de Rothschild
-Por supuesto –aceptó tranquilamente
-Obviamente, ¿Por qué iba a fijarme justo en el hombre más serio, profesional, correcto, apuesto, con las mejores corbatas y la sonrisa más tierna que e visto en mi vida? Creo que soy un... una estúpida ¿no? –respondió con su sarcasmo aumentado
-Ouch –soltó Adam
-Ahora que te queda claro, ¿te puedes largar? –le preguntó Rothschild
-No, ahora necesito un trago, es demasiado lista para ti hermanito.
Y entonces ya no pudieron sacar a Adam del bar, simplemente lo ignoraron y pusieron otra película para poder hablar en "privado" y no llamar la atención de este "invitado indeseado".
-¿Estas bien? –susurró Rothschild muy de cerca
-No, estoy borracha y no, no te escucho una mierda –rió con complicidad
-¿Te puedo abrazar? -la miró fijamente- Para que me escuches mejor –aclaró
-¿Solo para eso? –rió ocultando su nerviosismo
-Por ahora –soltó Rothschild y ella dejó de reír inmediatamente
Tomó ese silencio como un si, quitó el reposa brazo de en medio y se acercó a ella todo lo físicamente posible, luego levanto un brazo y le rodeó los hombros atrayéndola levemente sobre su pecho, lo que provocó un estremecimiento en ambos
-Me gusta como hueles -soltó Victoria sin saber que más decir
-Gracias -le sonrió aun con la mirada fija en ella
-Entonces... ¿Adam?
-¿Qué pasa con él? -preguntó distraído
-¿Cómo nos libramos de él? –le susurró al oído
-Realmente no me importa Adam en estos momentos...
A penas y terminó la frase en un susurro, ese gesto de Victoria cuando estaba nerviosa lo estaba matando, aún más teniéndola tan cerca, no podía quitar su mirada de aquellos labios, cada día más tentadores, definitivamente el alcohol le infundía valor, quería besarla, iba a besarla, tomó su rostro con su mano libre buscando su mirada, inclinó su cabeza, comenzó la aproximación, podía sentir su aliento contra sus propios labios, un poco más y... De pronto Agatha hizo su entrada a la sala y arruinando el momento al encender las luces.
-¡MAMÁ! -gritó Adam cubriéndose los ojos ante la brillante luz
-¡Esta es una casa decente! El horrible ruido llega hasta el segundo piso, se acabó esto, fuera todos, ¡ya! –gritó histérica
-Odio a esta mujer -le susurró a Victoria antes de ponerse de pie y plantarse frente a Agatha
-¿Se puede saber con qué autoridad vienes a dar órdenes en mi casa?
-No me hables así Matt -le advirtió
-No, TU no me hables así, estoy en mi casa y estoy en todo el derecho a hacer lo que se me de la real gana, ahora te quiero fuera de mi vista YA mismo –espetó furioso
-Adiós mamá -río burlonamente Adam, mientras se despedía con la mano
-Mañana vamos a hablar, te comportas como un inmaduro –lo acusó
-Me comporto como el dueño de esta casa, te recuerdo que eres solo una "invitada"
Caminó furioso hasta el mando de la pantalla, apagó todo y se dirigió hacia Victoria.
-Vicky, vamos a dormir
Le ofreció la mano con dudas pero ella de inmediato la tomó, estaba muy enojado y aun así intentaba sonar amable con ella
Tomados de la mano salieron de la sala de cine y se dirigieron a la habitación, apenas estuvo la puerta cerrada, un Rothschild algo frustrado se llevó ambas manos al pelo tirando de él, mientras se paseaba de un lado a otro.
-¿Estas bie..bien? –quiso saber Victoria preocupada
-No sé que estoy haciendo, yo... me siento..., siento que ya no, ya no aguanto esta situación, el cinismo en esa mujer, la arrogancia de mi padre, la mentira en sus caras...
La evidente angustia en el rostro de aquel hombre que hace unos minutos estuvo a punto de besarla, la dejó en blanco, quería hacer algo para consolarlo, hacerlo sentir mejor, pero no sabía que...
-Será mejor que descanses, mañana... realmente no sé qué suceda mañana... -dijo soltando un profundo suspiro, cargado de frustración
-Yo... creo que, que deberías dormir un poco y dejar de pensar en, en el "tal vez" o "y si..." las cosas tienen que seguir su curso natural, su camino original, está bien querer controlar las cosas, planearlo todo, pero por lo que me has contado, creo que, que ya no puedes seguir escondiendo tus sentimientos, los detestas, a penas los soportas, necesitas desahogarte, estas reprimiendo todo eso, llevas años haciéndolo y ya no puedes seguir así, te hace mal.
La verdad en sus palabras y el modo comprensivo y cariñoso con que intentaba calmarlo superaban sus barreras, cruzó su pecho y llegó directo a ese lugar que tanto las necesitaba.
Intuyendo el impacto que sus palabras tuvieron, Victoria decidió que aquel hombre tan seguro y exitoso, pero solitario y reprimido, solo necesitaba un abrazo, uno que ella no estaba dispuesta a negarle por nada del mundo.
Sin pensarlo dos veces se lanzó al cuello de Rothschild, descendiendo sus manos lentamente hasta llegar a su espalda, a la que se aferraron con fuerza, hasta sentir que toda la tensión abandonaba su cuerpo cansado y frustrado. Sin duda el abrazo más significativo y anhelado por ambos.
Terminaron acostados en la gran cama, perfectamente preparada, abrazados, sin decir palabra alguna, ella con la cabeza sobre el firme pecho de él, y Rothschild aferrándose a ella como si fuera a caer si soltara su agarre.
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