CAPITULO 17: "El Motivo"

Sintiéndose notoriamente mejor, la mañana siguiente fue despertada por Doris, quien le llevaba el desayuno a la cama.

-Buenos días dormilona ¿cómo se siente? -le regaló la más resplandeciente de las sonrisas

-Hola -dijo secamente

-No este enojada, por favor -la miró con ojos suplicantes

-No tengo hambre, quiero seguir durmiendo -respondió malhumorada

-Tiene que comer, ayer no comió nada -la reprende ignorando su humor

-Si me da hambre, puedo ir por algo yo misma, ahora vete, no quiero comer

-Bien, pero voy a regresar en unas horas con el almuerzo -tomó la bandeja, dejándole el vaso de jugo sobre la mesita de noche y encaminándose hasta la puerta- Descansa gruñona -soltó antes de salir

Fue así como se pasó el fin de semana completo encerrada en la habitación. El día lunes Ana y Ángela, sus especialistas le hicieron una visita, ella se negó a colaborar con la psicóloga, solo dejó que la doctora la revisara y le suministrara más calmantes, así podría seguir durmiendo.

10 días más tarde las puntadas habían sido retiradas y ya podía caminar nuevamente, poco a poco dejó de sentirse limitada.

Fue así como la mañana del viernes se levantó temprano, como solía hacerlo con su entrenador, con sus pantalones de deporte y una camiseta sin mangas a juego.

Pasó por la cocina por una botella de agua, en el lugar solo se encontraba Doris, desayunando. Recordando lo mal que se comportó con ella en los pasados días se acercó y la besó en la mejilla, de inmediato el ama de llaves le regaló una resplandeciente sonrisa.

Cuarenta minutos más tarde se topó con el señor Rothschild solo en shorts y sudado, una imagen digna de contemplar. Ella se encontraba algo similar, solo había estado en la cinta de correr, pero él venía del sector de pesas y no dejaba de observarla.

-Tenemos que hablar -dijo tranquilamente

-Estoy ocupada -lo ignoró subiendo el volumen de su ipod

No dispuesto a ser ignorado, se acercó a ella y le quitó suavemente los auriculares, un leve escalofrío recorrió entonces la columna de Victoria al sentirlo tan cerca, y de un manotazo detuvo la máquina, tomando una gran bocanada de aire dio media vuelta y lo miró directo a los ojos.

-¿Y bien? -dijo tranquilamente

-¿Cómo te encuentras?

-En medio de algo -señaló la máquina de ejercicio

-Sabe perfectamente a lo que me refiero señorita Victoria

-Perfecto, volvemos a lo de "señorita" -gruñó

-Nunca ha dejado de serlo ¿o sí? -arqueó una ceja a la espera de su respuesta

-¿De qué quiere hablar ahora el señor? ¿Tengo otro castigo que cumplir?

-Sin sarcasmo, por favor -la observó serio

-Mi pierna está perfectamente, "señor" ¿de qué tiene que hablar conmigo?

-Durante el desayuno

-Paso -hizo ademán de volver a la máquina

-No se mueva, esta conversación todavía no acaba -le advirtió adoptando su tono serio y autoritario

-No estoy de ánimos para desayunos, ¿puede decirme que es lo que quiere el señor, ahora?

-Ahora mismo que a las 8:30 en punto este sentada a la mesa lista para desayunar conmigo.

-¡Bien! Pero no tengo hambre

-Nos vemos en 30 minutos.

Le regaló una pequeña sonrisa llena de satisfacción y enseguida procedió a abandonar el gimnasio, para prepararse para el trabajo.

Su rutina era siempre exactamente la misma. 6 de la mañana su despertador sonaba por primera vez, automáticamente extendía el brazo para silenciarlo y se tomaba los siguientes 10 minutos para pensar en todo lo que tenía que hacer, entonces el despertador sonaba una segunda vez, se levantaba y se equipaba para salir a correr a los alrededores de la casa, para terminar en el gimnasio. Luego se duchaba y se preparaba para el trabajo, al momento de escoger su traje era muy riguroso, jamás repetía uno durante la semana, tenía demasiados como para que eso llegara a ocurrir. Antes de pasar a la mesa, se detenía un momento en su oficina a recoger el New York Times y la correspondencia, que sagradamente Nikolay deja todas las mañanas para el sobre el escritorio. Una vez su rutina matutina acabó, toma asiento a la cabecera de la gigantesca mesa de roble oscuro y espera que a las 8:30 en punto, Doris le sirva su desayuno.

Esa mañana cuando llegó a la mesa Victoria ya se encontraba ahí, tal y como la última vez que desayunaron juntos, dos asientos apartada de el, esta vez ella vestía unos simples jeans negros con una de sus rodillas rasgadas y su camiseta favorita de "NIRVANA" la cual era un par de tallas más grande, para ella, perfectamente cómoda.

-Buenos días -Volvió a saludarla, tomando asiento

-Buenos días señor Rothschild -dijo mirándolo a esos ojos azules intimidadores

Antes que pudiera decir algo, Doris apareció con una gran bandeja con el desayuno de ambos, en silencio y con su sonrisa habitual les sirvió a ambos y se retiró.

-Este lunes todo vuelve a la normalidad, tendrá su teléfono celular de regreso y la señal de internet será restablecida

-¿Ya no tengo que estar encerrada? -preguntó sorprendida

-Encerrada no es la palabra que utilizaría para su castigo, pero si usted escoge llamarlo así, entonces si, puede salir cuando guste, a partir de hoy

-¿De verdad? -preguntó sorprendida

-No me gusta repetir, pero si, es lo que acabo de decir -respondió algo incómodo

-Entonces, el lunes vuelvo a "visitar" a la loquera y la doctora... -recordó para si misma

-Especialistas, ninguna loquera, también retomará sus clases de fotografía y dará inicio a las lecciones que especifica el contrato -le recordó

-Etiqueta, protocolo, "como ser una dama", como comportarme como una...

-Cuidado con lo que dice señorita Victoria -la interrumpe antes que suelte una de sus "frases"

-Una "dama" ¿que pensó que iba a decir el señor? -pregunta conteniendo la risa

-¡Vaya! Al parecer esta usted de buen humor -se relaja visiblemente

-¿Que quiere señor Rothschild? -preguntó cambiando su actitud a una más seria

-Quiero que deje de intentar hacerme creer que esto es un error, sigo pensando que no es así, la escogí por un motivo y no voy a desistir

-¿Por que motivo?

-No entra en discusión ahora -dice muy seguro de si mismo

-Oh si que entra, si quiere que deje de "provocarlo" entonces responda mi pregunta -se cruzo de brazos con el ceño fruncido

-Te veías vulnerable, tímida, fuera de lugar, incluso ignorada...-recordó el momento en que la vió entre toda la gente en aquella fiesta

-Es así como me siento la mayor parte del tiempo, odio los lugares concurridos, detesto no conocer a la gente, los extraños me aterran, prefiero no hablar, evitar contacto visual, no hacerme notar

-Nadie debería sentirse ignorado, jamás, fue el motivo por el que te escogí

-¿Para intentar arreglarme?

-Lo llamaría "ayudarte" no te voy a obligar a nada, pero tienes que asistir a varios eventos de mi empresa, como representante, ¿lo tienes claro, no es así?

-Si, lo se, aun que no se muy bien para que o que quieres que haga, todos me van a ver como bicho raro, no voy a encajar -le dice mirándolo a los ojos con muchas dudas.

-Son ellos los que tienen que encajar, están tan acostumbrados a sus "privilegios" que no saben que hacer ante una situación, básicamente son gente con la que tengo negocios, estoy bastante seguro que solo fingen para agradarme...

-Tu no confías en nadie -lo corta

-Exacto -asiente lentamente

-Y quieres que yo sea tu espía, quieres que los incomode con mi "extraña" presencia

-No quiero que te sientas intimidada, primero que todo, quiero que seas segura de ti misma, que seas capaz de enfrentarte a toda situación, es una ayuda para mi, pero es lo mejor para ti, nadie podrá hacerte sentir menos, nunca, escúchame bien, eso no puede ocurrir, ¿lo tienes claro?

-Yo... si -tartamudeó

De pronto se sintió intimidada por la seriedad con que hablaba, pero no de una mala manera, le gustaba que quisiera hacer eso por ella, algo se removió en su interior, tal vez el había derribado uno de los ladrillos del gran muro que se había construido para alejarlo todo lo posible.

-¿Todo bien? -preguntó al notarla ausente, su mirada al vacío le hizo saber que algo de lo que había dicho hacía calado en su interior, entonces supo que estaba consiguiendo un avance

-S, si ¿puedo salir hoy?

-Puede, pero con Todd, no lo olvides -le recordó

-No lo olvido, como podría olvidar a mi niñera

-Es por su seguridad, cuando sepan que tienes algo que ver con "Rothschild Industries Inc." Mucha gente se va a acercar a ti

-Oh, ¿de manera interesada?

-Siempre es así -contestó con cierto resentimiento

-Bueno ¿que más tengo que saber? -preguntó para cambiar de tema, cosa que el señor Rothschild agradeció con una sonrisa

-Este lunes tienes una cita para comer con mi asistente

-¿Con Miles?

-Así es, el te va a hablar de todo lo que tienes que hacer y te llevará con la asesora de imagen para que escojan ropa de tu estilo y comodidad

-¿Tengo que usar vestido?

-Así es

-Mierda... ¡perdón! Se me escapó

-Esta bien -lo dejó pasar conteniendo una sonrisa que amenazaba con salir

-Ok, entonces ya no estoy "castigada" y a partir del lunes tengo que tomar clases de etiqueta y esas cosas y Miles me va a informar de todo eso, ¿algo más?

-Recuerda el contrato, no hay toque de queda pero si tienes que dormir en la casa, nada de pasar la noche fuera, eso trae consecuencias -le recordó

-Lo se, ya acabé aquí, ¿me puedo retirar?

-Por favor.

Dejo salir un pequeño suspiro de alivio al ver que el desayuno no había resultado ser un competo desastre esta vez, de inmediato se puso de pie como buen caballero y observó como Victoria se retiraba. Estaba decidido a que las cosas entre ellos cambiaran, no quería más discusiones ni resentimiento.

Media hora más tarde Doris llegó hasta la habitación de Victoria con todos los objetos que el señor Rothschild le había "confiscado" durante las tres semanas de castigo, incluyendo una tarjeta de crédito nueva y una chequera, la cual rechazó absolutamente, pero de buena manera. Una vez sola encendió su celular, ansiosa por escuchar la voz de su amiga Sue.

La pantalla se iluminó y un sin fin de mensajes y llamadas perdidas comenzaron a llegar, la mayoría de Jax, también de Matt y de su amiga Sue.

*Llamada a Jax*

-¡VICTORIA! -contestó un sorprendido Jax

-Jax, hola, ¿qué pasa? ¿Qué es eso de acosar a Todd?

-¿Donde mierda has estado? 4 semanas desaparecida, me traes loco, sobre todo después de como terminó nuestra última conversación, ¿la cagué? ¿es eso? -concluyó nervioso

-Jax yo... no lo se, tengo otras cosas en la cabeza, ni siquiera e pensado en nada...

-¿Podemos vernos? Hablemos en persona, necesito verte

-Esta bien

-¿Almorzamos en mi casa?

-Bueno, nos vemos a la 1pm

-si, genial, gracias Vic


"Que llamada más rara", pensó Victoria, definitivamente tenía que hablar con Todd, Jax estaba algo paranoico y eso le asustaba un poco

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