CAPÍTULO 31; "En busca de respuestas"
Al terminar la cena, Cami no se separó de su hermana, la extrañaba y tenía un millón de preguntas para hacerle. Así que Victoria pasó las siguientes dos horas escuchando lo que tenía para contarle y respondiendo a sus curiosas preguntas, hasta que finalmente se durmió. Con cariño la arropó y dejo su luz de noche encendida, no dejaba de sentirse a gusto cuidando de ella, pero a la vez extraña, en su nueva vida deberá hacerlo a diario y no puede evitar sentir miedo a no poder hacerlo bien, jamás pensó en ser madre, mucho menos después del pésimo modelo a seguir que tuvo durante toda su infancia y adolescencia.
Pensativa regresó a la sala, en donde seguían en pie su padre y Matt, quienes al verla se levantaron en un acto reflejo de sus modales.
-¿Todo bien, hija?
-Sí, papá, Cami ya está dormida, ¿y los chicos?
-Fueron a dar un paseo, la habitación de huéspedes está lista para ustedes, Evan puede dormir con Noel
-¿Pasará la noche aquí?
-Sí, no quiere regresar al hotel, no hasta que todo esto acabe, el siempre bienvenido en esta casa
-Gracias, papá –se acerca y lo abraza con adoración
-Mi niña, descansa, mañana será un día pesado, el último
-Sí, papá
De un beso en la mejilla, Hank se despide de su hija y con un asentimiento de cabeza, lo hace de Matt, dejándolos finalmente solos.
Con una sonrisa en su rostro, Matt la observó, observó cómo su cuerpo se puso tenso en que es en el minuto en que estuvieron solos, estaba nerviosa, y era absolutamente adorable.
-¿Porqué estas nerviosa?
-Yo... no lo sé, siento que... que ha pasado mucho tiempo desde que dormimos en la misma cama –confiesa ruborizada
-Siempre he adorado el modo en que te ruborizas –comentó acercándose lentamente
-No hagas eso –pide nerviosa
-¿Hacer, qué? –continúa acercándose
-Estás en modo seductor, lo sé
-Solo quiero estar cerca de ti –confiesa rodeando su cintura con ambas manos
-Matt, no... yo, solo quiero dormir
-Entonces vamos a dormir –susurró con una media sonrisa
-Bien, voy a buscar algo que ponerme en la habitación de Noel
Dijo alejándose de él, se sentía nerviosa e insegura, por alguna razón volvía a la primera vez que compartieron cama, lo insegura que se sentía, sobre todo por su aspecto físico.
-Puedes usar mi ropa –soltó Matt, antes que desapareciera por el pasillo
-¿Tu ropa? Pero si solo traes tu traje
-No, mi chofer me ha traído una maleta de viajes, con lo necesario, y le he pedido que trajera uno de mis pijamas para ti
-Oh... que... considerado
-Soy yo, no tienes que estar nerviosa
-Siempre me has puesto nerviosa –confiesa con un fuerte suspiro
-Vamos a la habitación
Ignorando su incomodidad, se acercó hasta ella y rodeando sus hombros con un protector brazo, la guió por el pasillo hasta la habitación. Nuevamente solos, Victoria solo buscaba momentos para alejarse de su cercanía, estaba tan nerviosa como la primera vez que estuvieron juntos. Divertido con su extraño pero adorable comportamiento, Matt se acercó hasta el armario, de donde sacó una maleta de cuero negro, y con suma tranquilidad buscó un par de pijamas, le ofreció uno a Victoria, el que ella tomó con manos temerosas y luego comenzó a quitarse la corbata.
-Voy al baño –anunció ella
-Victoria, si deseas privacidad, puedo dártela, solo tienes que pedirlo
-Estoy bien, de todos modos necesito cepillarme los dientes
-Claro, no tardes, me gustaría hablar de un tema algo delicado
-Podemos hablarlo ahora si quieres, antes de acos..acostarnos a dormir –se apresuró a decir
-Prefiero que sea luego
-No tardo
A toda prisa se dirigió hasta el baño de invitados y se cambió, lo cierto era que la camiseta del pijama de Matt, le quedaba algo ajustada, después de todo hace casi 3 semanas que había tenido al bebé y sus pechos seguían tan voluptuosos como la última vez que los odió. Así que luego de asearse, se dirigió a la habitación de su hermano y tomó una de sus camisetas de la universidad y regresó a la habitación, en donde Matt la esperaba de brazos cruzados junto al ventanal.
-¿Qué pasó con mi camiseta?
-Es muy ajustada –susurró avergonzada
-Lo sé, por eso te la he dado
-Vamos a dormir ¿Si? –pidió ignorando su comentario, y acercándose a abrir la cama, solo quería cubrirse, detestaba sentirse tan insegura.
-Claro
Pacientemente esperó a que se acomodara en la cama, para luego hacerlo él, posicionándose de costado, para poder mirarla a los ojos.
-No me gusta que te sientas incómoda conmigo, ¿Qué pasa Vic?
-Matt, estoy gorda y mis pechos están gigantes –suelta frustrada y algo molesta consigo misma, por sentirse avergonzada de su cuerpo
-Preciosa, todo tu cuerpo cambió, no tienes que sentirte avergonzada, no conmigo –pide acariciando su mejilla con su pulgar
-Pero me... estoy incómoda
-Solo han pasado 17 días –intenta tranquilizarla
-Es que...
-Es que nada, ¿por qué tanta inseguridad? ¿Crees que no voy a quererte? Porque eso suena absurdo
-Matt...
-Victoria, sé que no es el momento adecuado, pero en realidad no creo que ninguna ocasión sea la adecuada para hablarlo
-No divagues, solo dilo, Matt ¿Qué es lo que sucede?
-Cuando pasó todo lo de Washington... yo, se que te dije que me había acostado con esa mujer, durante meses estuve devanándome la cabeza, odiándome por haber sido tan estúpido, tan imbécil, pero ahora en el tiempo que estuve solo y bien... yo, pensé mucho en lo que sucedió en ese viaje y, tengo un borrón en la memoria, recuerdo haber estado pasado de copas, recuerdo haberla escuchado decir que no iba a seguir con sus intentos de separarnos... una copa después desperté en la cama de mi habitación, desnudo
-Matt, no... por favor
-Necesito decirte esto, necesito sacarlo, por favor, Victoria –pidió tomando su mano y entrelazando sus dedos
-Está bien, pero no quiero escuchar los detalles de lo que ocurrió entre ustedes...
-El punto es que creo que nada ocurrió. Desperté con una jaqueca infernal, apenas podía abrir los ojos, ella estaba a medio vestir, pero su ropa estaba impecablemente estirada, ni una sola arruga, luego soltó una estupidez tras otra y... la saqué de la habitación, no soportaba escucharla... pero lo que quiero decirte es que cuando tienes sexo con alguien, sean cuales sean las circunstancias, tu cuerpo se siente distinto, no lo sé, cansado o "sucio", yo... no sentí nada
-¿Estás diciendo que puso algo en tu vaso?
-Sí, es lo que pienso
-Maldita psicópata –gruñó Victoria
-Al menos no podrá acercarse nunca más a nosotros
-Espero que no tengas ninguna otra loca ex novia por ahí, porque yo estoy sura de solo tener al desquiciado ese
-¿Qué hay de Max? Te acostaste con el
-Sigo sin saber cómo lo has sabido
-Soy hombre, se cuando una chica tiene sexo
-Bueno, fue un terrible error, por más de un año creí que mi "amigo" era algo así como el "indicado" para pasar la página, sabía que el también sentía cosas, pero tenía novia y ya... fue terrible
-No te detengas, quiero saberlo todo
-Bien, fue muy distinto a la primera vez que me acosté contigo
-¿Te refieres a lo terriblemente nerviosa y adorable que estuviste?
-Algo así... con Max... no sentí nada, creo que me arrepentí en el momento en que salí de su casa
-¿No hay algo de lo que te arrepientas conmigo?
Su pregunta la dejó momentáneamente sin palabras, la hizo pensar y buscar en su memoria algún momento que le gustara borrar, pero no fue capaz de encontrar nada
-No
-Yo si... de lo imbécil y lento que fui contigo y por supuesto, me arrepiento de haberte dejado sola, eso nunca me lo perdonaré
-Tu problema es que no hablas
-Lo sé, prometo cambiarlo
-Bien
-Pero si luego te hartas de mi, tendrás que asumir las consecuencias
-Ya veremos que sucede.
-Ven aquí, quiero abrazarte –le pidió abriendo sus brazos a modo de invitación
-Es que...
-No, nada de avergonzarse
Suspirando algo aliviada, se acurrucó en sus brazos y ambos se acomodaron para dormir.
La mañana siguiente, Victoria fue despertada por un tierno beso en la mejilla, en un comienzo algo desorientada, pero luego al ver esos adorables ojos azules, solo pudo sonreírle.
-¿Qué hora es?
-Son las 6:15am
-Que fastidio... ¿a qué hora debemos estar en el tribunal?
-A las 7:45am, el juez leerá el veredicto a las 8 de la mañana
-Bien, voy a ducharme...
-Vic...
-¿Qué? –pregunta aun algo dormida, mientras intenta salir de la cama
-La camiseta está mojada –señala la zona de sus pechos
-¡Mierda! ¡No me mires!
Salta de la cama y busca su chaqueta para cubrirse
-¿Qué pasa? ¿Qué es eso?
-Es leche, tengo demasiada –chilló aterrorizada
-Oh, vaya... eso es algo... sexy
-No te burles –gruñó lanzándole una almohada
-¿Puedo ver? –preguntó conteniendo una sonrisa
-¡Claro que no!
Acto seguido, reunió toda su ropa y se fue hasta el baño a darse una ducha.
Algo más tranquila, luego de la ducha y una rápida llamada a Nathaniel, pudo sentarse a la mesa a desayunar con toda la familia, a pesar del silencio en la mesa, se sentía acogedor.
-¿Dónde se quedará Cami? –preguntó Victoria, rompiendo el silencio
-Aquí, la tía Doris viene a ayudarme a ordenar mi armario –contesta Cami
-¿Qué? ¿De verdad viene? –preguntó dirigiéndose a Matt
-Sí, creí que querrías verla antes que nos marchemos
-Sí, la he extrañado mucho
10 minutos más tarde, Victoria estaba abrazando a su Doris, ambas felices de verse, pero con nada de tiempo. Así que solo se prometieron hablar lo antes posible.
Tal y como lo había previsto Matt, para las 7:45 de la mañana, estaban llegando al tribunal, y de inmediato se sintió la tensión en el ambiente. La familia de Alex la miraba con odio, pero entonces Matt la guió hasta donde se encontraban sus amigos, y su semblante automáticamente cambió
-Pensé que te vendría bien verlos antes de entrar
-Gracias, Matt
-Ya sabes lo que pienso de tus agradecimientos
Y sin dudarlo le plantó un beso en los labios antes de ir con sus amigos y agradecerles infinidad de veces el estar ayudándola.
10 minutos más tarde todos tomaron sus lugares en el interior del tribunal, Edward esperaba con impaciencia a que Victoria llegara, no había conseguido dormir en toda la noche, pensando en todo lo que estaba pasando, en lo arrepentido que comenzaba a sentirse por haberle negado la verdad por todos esos años.
Con el ingreso del juez y del jurado, todos guardaron silencio automáticamente. Una vez en su lugar, dio la autorización a los guardias para que escoltaran al acusado hasta su lugar.
-Buenos días, hoy miércoles 24 de Agosto, del presente año 2015 damos inicio a la lectura del veredicto del juicio contra el señor Alexander Kennedy, quien es acusado por la señorita Victoria Lee-Smith, el señor Matthew Rothschild y Edward Acton. Antes de iniciar la lectura ¿Hay algo más que los abogados quisieran agregar?
Ambas partes negaron tener algo que decir, por lo que el juez le cedió la palabra al presidente del jurado
-Por los cargos de Violencia doméstica en contra de la señorita Victoria Lee-Smith, encontramos al acusado Alexander Kennedy, Culpable
-Por los cargos de maltrato público, acoso sexual y abuso sexual, en contra de la señorita Victoria Lee-Smith, encontramos al acusado Alexander Kennedy, Culpable
-Por los cargos de secuestro y maltrato psicológico en contra de la señorita Victoria Lee-Smith, encontramos al acusado Alexander Kennedy, Culpable
-Por los cargos de; intento de asesinato del señor Todd Stevens y del hijo no nacido de Victoria Lee-Smith, además de ser acusado de consumir drogas ilegales con frecuencia, porte de un arma blanca y de alterar el orden y tranquilidad en un acto benéfico público, encontramos al acusado Alexander Kennedy, Culpable de todos los cargos.
Una gran sensación de alivio recorrió tanto a Victoria como a todos sus amigos y familiares, no así a la familia de Alex, quienes no dejaban de maldecir, en cuanto al propio acusado, se mantenía con la frente en alto y una media sonrisa en el rostro.
-Bien, dados los acontecimientos ocurridos el día de ayer durante la declaración del señor Alexander Kennedy, la corte lo declara culpable de todos los cargos, con una condena a cumplir de 30 años de presidio, más 5 años por amenaza de muerte en un lugar público con efecto inmediato, se le niega el derecho a apelar a la condena por los siguientes 10 años. La corte se retira.
Con gran satisfacción Edward observó como Alex era escoltado por los guardias fuera del tribunal, mientras Matt rodeaba a Victoria en un gran abrazo lleno de alivio.
-Vamos a salir de aquí –pidió Matt
-Me tengo que ir... lo siento, prometo llamarte
-Vic, yo...
-Voy a volver, lo prometo
-Esto es difícil -confiesa abrumado-. Solo, regresa a mí, ambos
Y con un beso se despidió de Matt, y salió rápidamente del tribunal, pero no sin antes detenerse por un momento a abrazar a su padre. Manteniéndose firme en su decisión corrió a la salida evitando a todos sus seres queridos, sabía que si se detenía, ya no podría marcharse.
En la entrada la esperaba un auto, no pensó en nada, solo subió y dejó que la llevara directo al hotel a recoger sus cosas y en menos de una hora ya estaba a bordo de un avión de regreso a California. Nerviosa hizo el viaje de regreso, tenía tantos sentimientos encontrados en ese momento, que solo podía pensar en que Alex finalmente estaba fuera de su vida. Ahora debía llevar al bebe de regreso a Nueva York, para que Matt pudiera conocerlo y acabar con esa sensación de angustia que la invade cada vez que evita el tema.
Cinco horas más tarde, estaba de regreso en la ciudad. Un nuevo chofer la llevó de inmediato a la clínica, en donde tras una hora de charla con el doctor del bebé, pudo llevarlo a casa, con miedo lo cargó en sus brazos, habían sido escasos esos momentos, ver a tan frágil y pequeña criatura solo la aterraba, sentía miedo de sostenerlo demasiado fuerte, o que se le fuera a caer, es por eso que mantenía cerca a la señora Rossi, una carismática italiana de unos 50 años de edad, con 7 hijos, y mucha experiencia en cuidar de ellos.
Esa misma noche, volvieron a abordar el avión privado en dirección a Londres, a casa de Elizabeth Rothschild.
Esta vez fueron más de 13 horas de viaje, estaban agotadas, y solo querían descansar, la hora local indicaba que eran pasadas las 12 de la noche, así que agradecieron que George, el asistente personal de la señora Rothschild las estuviera esperando para llevarlas de inmediato a la propiedad de Elizabeth.
La mañana siguiente, Victoria despertó de un salto, asustada, estaba tan cansada que olvidó que el bebé estaba durmiendo en la misma cama y temía haberlo aplastado durante la noche, así que alarmada buscó el interruptor de la luz de noche y entonces vio a la pequeña criatura, profundamente dormida, y ella en el mismo sitio donde se había dormido la noche anterior, podía volver a respirar otra vez. Aliviada se levantó de la cama, no sin antes dejar una barricada de almohadas alrededor del bebé, como si fuera a despertarse y levantarse a los 19 días de vida.
En silencio se acercó hasta donde se encontraba su equipaje y en su bolso buscó su celular, eran a penas las 7 de la mañana en Londres, lo que indicaba que en Nueva York eran a penas las 2 de la madrugada, así que solo le envió un mensaje a Matt.
Mensaje de Victoria [07:04]
"Hola, acabo de despertar y recordé que debo llamarte, lo siento, sé que es tarde, llámame cuando te levantes :)"
Más tranquila, luego de haberle enviado ese mensaje a Matt, buscó ropa limpia y tomó una larga y relajante ducha. Había llegado la hora de la verdad, su primera vez amamantando al bebé. El doctor había sido muy claro en cuanto al mejor modo de hacerlo, pero aun así se sentía insegura y algo incómoda.
Con sumo cuidado se acercó al bebé, estaba despierto, sus gigantescos ojos observaban el techo y las sombras que proyectaba la lámpara de noche. Se acomodó en la cama, se quitó la camiseta por uno de sus brazos, acercó una linda mantita que le había regalado Eric y con todo el cuidado del mundo, tomó al bebé en sus brazos, acomodándolo como le había dicho el doctor, entonces la diminuta cabecita del bebé supo qué hacer. Estaba nerviosa, era una extraña pero a la vez reconfortante sensación, alguien se estaba alimentando de ella, alguien dependía completamente de ella...
Tras 20 minutos el bebé dejó de alimentarse, con cuidado lo regresó a la cama y se acomodó la ropa, justo al tiempo que unos pequeños golpes sonaron en la puerta, sin perder de vista la cama, se dirigió a abrir
-Señora Rossi
-Buenos días, Victoria ¿la he despertado?
-No, de hecho, acabo de alimentar al bebe
-Maravilloso, la primera vez –se alegró con sinceridad la amable mujer
-Si yo... esta parte no... me da un poco de miedo, ¿me ayudaría?
-Por supuesto, estoy feliz de ayudarla en todo lo que desee
-Gracias
Abriendo del todo la puerta, la invitó a pasar y enseguida le enseñó cómo debía frotarle la espalda con pequeños y delicados golpecitos para que su bebé eliminara todos los gases.
-Son muchas cosas que aprender, creo que voy a enloquecer
-No entre en pánico, en unas semanas estará tan acostumbrada que ni siquiera lo notará
-Gracias, señora Rossi
-Es todo un placer, me encantan los niños
Y siempre con una sonrisa en el rostro, le enseñó a asear y vestir al bebe. Solo cuando estuvo perfectamente vestido, decidió salir en busca de George.
Nada más bajar la gran y elegante escalera principal, se encontró con él, como siempre, perfectamente vestido y al parecer aguardando a que decidiera bajar.
-Muy buenos días, señorita Victoria
-Buenos días, George
-El desayuno está listo, ¿Dónde le gustaría tomarlo?
-En la habitación, junto a la señora Rossi
-Muy bien, haré que lo suban de inmediato
-Espere, George, necesito saber que está pasando
-Señorita, la señora Elizabeth prefiere hablarlo personalmente con usted, luego del desayuno
-Dime algo más, George, estoy preocupada
-La señora enfrenta la etapa final de su enfermedad, y le gustaría conocer a su bebé, y hablar de algo muy importante con usted
-¿Qué? ¿Es terminal?
-Lamentablemente, lo es
-Ay no, ¿Matt no lo sabe, no es así? ¿Por qué no se lo han dicho?
-Señorita Victoria, estoy seguro que la señora tendrá la respuesta a todas sus preguntas
-Bien, yo... voy a subir
-Por favor, enseguida tendrá el desayuno servido
Una hora más tarde, seguía igual o más preocupada que antes, estaba impaciente por saber que tan grave era la enfermedad de Elizabeth y sobre todo, necesitaba saber qué era eso tan importante que tenía para decirle.
Nerviosa dejó que George la guiara hasta la habitación de Elizabeth, de donde salía una enfermera en ese preciso momento
-George, la señora está lista para recibir a la señorita
-Gracias. Regresa en 20 minutos a verla
-Muy bien
Y a penas la enfermera se retiró, George le indicó que entrara. Tomando una profunda respiración lo hizo, cruzó la puerta y se encontró con la terrible imagen de la imponente señora Rothschild recostada en una cama, pálida y desarreglada, conectada a un par de máquinas y delgada.
-Elizabeth –susurró Victoria, conteniendo el aliento ante la impresionante escena
-Victoria, me alegra que estés aquí... acércate por favor –pidió con su ahora débil voz
Temerosa, Victoria hizo lo que le pidió, se acerco hasta ella y tomó asiento en una silla que estaba estratégicamente ubicada junto a la cama
-¿Qué tienes, Elizabeth?
-Estoy muriendo
-No digas eso, no puedes decirlo –chilló alarmada
-Tengo cáncer, mi hígado ya no me soporta, Victoria
-Pero... usted tiene mucho dinero, úselo, úselo todo, no puede... no puede –pidió angustiada
-Lo intenté, Victoria... pero tras la muerte de mi hija... prácticamente me arrojé dentro de una botella de whiskey, fue una etapa muy negra, cuando tuve la peor idea de mi vida, mandar a Matt con su padre, no quiero alargar esto hasta convertirlo en algo penoso, pero he estado 3 veces en rehabilitación, y para mi vergüenza no fui capaz de dejar la bebida del todo
-Eso no es una vergüenza, perdió a su hija, en completamente comprensible
-Victoria, cuanto has madurado desde que te conocí, me alegra saber que el juicio salió bien
-Elizabeth, por favor, tiene que haber algo que se pueda hacer
-Tengo algo que decirte, y necesito que me escuches con atención
-Sí, claro, la escucho
-Desde la repentina muerte de mi hija, que nadie me ha sacado de la cabeza que el infeliz de Michael, tuvo algo que ver, estuvo meses evitando que la viera, antes de darme a conocer las malas noticias, meses en los que ahora estoy segura que la mató
-Pero, ¿cómo?, Matt me dijo que nunca hubo pruebas que demostraran que había sido algo... premeditado
-El bastardo y la zorra interesada esa, envenenaron su comida, durante meses, no sé muy bien qué tipo de veneno, mi investigador dice que podría haber sido veneno para ratas, que en los casos que ha visto es una sustancia casi imperceptible en las autopsias
-Quiere decir que metía veneno de rata en su comida, y que cuando ya no había vuelta atrás dejó de dársela para que no hubiera rastros del... del veneno... -concluyó Victoria, con los ojos llenos de lágrimas
-El infeliz prolongó su agonía, cobarde hasta el final
-¡Eso no es justo!
-Tranquila, no llores
-Pero... Matt, el... ¡No es justo! No lo es
-Cariño, no llores, por favor, tu solo me has dado esperanzas desde que entraste en la vida de mi nieto
-Matt habla con tanto orgullo de su madre... me hubiera gustado conocerla, tal vez... no lo sé –un nudo se situó en su garganta, Victoria ya no podía contener las lágrimas
-No, tú estabas destinada a él, si las cosas hubieran sido distintas él te habría encontrado de todos modos
-Elizabeth...
-Hija, nacemos sin nada, pero morimos con todo... el motivo por el que te hice venir, además del gran deseo de conocer a mi bisnieto, es para pedirte que firmes unos papeles por mi
-¿Papeles? ¿De qué está hablando?
-Pronto serás la nueva señora Rothschild, quiero que tengas todo lo que poseo, sé que no les faltará nada a tus hijos, pero al menos deja que asegure sus futuros, vas a traer al mundo a la próxima generación, a mi legado, creí que no sucedería nunca
-¡Sigues viva! No me hables de tu testamento
-Quiero hacerlo efectivo en vida, no me niegues eso
-Pero Elizabeth... yo no quiero tu dinero, no me hagas esto
-Es precisamente por eso, quiero que hagas lo que quieras con él, que ayudes a chicas con tus problemas, ya he hablado con Stuart
-Maldición, ya tienes todo planeado, no hay duda que lo cabeza dura que es Matt, lo heredó de ti
-Eres igual a mi hija... todo me lo debates
-Elizabeth
-Cumple con mi deseo, Matt no va a pensar mal, estoy segura que apoyará mi decisión
-Maldición, Elizabeth, el va a enloquecer cuando sepa que estas mal, eres su única familia, eres lo último que tiene de su madre
-Ve por mi nieto
-De acuerdo
Secando las lágrimas que aun caían por sus mejillas, Victoria se dirigió hasta su habitación. Se tomó un momento para calmarse. Cinco minutos más tardes, Victoria cargó con mucho cuidado al bebe, y se dirigió hasta la habitación de Elizabeth, tomando una larga bocanada de aire, se armó de valor y entró, era la primera vez que se la presentaba a alguien.
-Elizabeth, "ella" es tu bisnieta... -la presentó y se acercó lo suficiente para que pudiera verla
-¡Es niña! –los ojos de Elizabeth se iluminaron
-Ella es Alice
-Alice –se llevó ambas manos al rostro y entonces fue imposible contener las lágrimas, lágrimas de alegría
-¿Se siente bien? ¿Llamo a la enfermera?
-Gracias... una nueva Alice Rothschild
-Se lo importante que es para Matt y para usted... y ella lo es para mí
-Victoria, gracias.
*********************
¡Hola chicas!
Solo uno más y llegamos al final, muchas gracias por sus votos. Quiero ver lo que piensan de este nuevo capítulo, ayúdenme a que no se me vaya nada en el final, no tengo la mejor de las memorias, así que espero sus comentarios ;)
Cariños
Verónica.
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