☠|CAPÍTULO VEINTE

Desde que escuche a Alessandro en la mansión intente esconderme y ocultar lo más que pude el moretón de mi mejilla, pero nada funcionó, él logró entrar a mi habitación y darse cuenta de que la historia que le conté era una completa mentira.

Ahora mismo vamos en su auto y no he sido capaz de mirarlo a la cara, él tampoco ha intentado verme. Sus manos están en puño y sus nudillos están más blancos que el resto de su piel.

No menciono ninguna palabra por el momento, no sé qué decirle.

—¿Sabes que odio más que mis enemigos? Las mentiras.

Con esas palabras me dijo que él sabía todo. Sabe que fue mi padre quien me golpeó.

Tomasso conduce mientras yo voy al lado de Alessandro. Trato de mirarlo por el rabillo del ojo para ver si él me mira, pero no, su mirada está directa al asiento de adelante.

Regreso mi mirada a las calles las cuales se abren paso a nuestro camino.

Cuando el auto se detiene frente a la villa donde se hospedan Alessandro y su familia quise quedarme dentro, pero la voz de Alessandro me sorprendió cuando me habló.

—Baja y ve con mi madre —trato de mirarlo, pero él aún tiene su mirada fija en el asiento de adelante—. Regresaré en una hora, así que debes estar lista porque volveré con un juez.

Sin protestar a su petición, descendió del auto y caminó hacia las puertas de la villa.

La señora Vittoria está en el primer escalón esperándome, así que trato de ocultar el moretón de mi rostro con mi cabello.

—Creí que estabas enferma —dice cuando estoy junto a ella.

La miro con sorpresa. ¿Alessandro le dijo que estaba enferma?

—Me siento mucho mejor.

—Cuando recibí tu mensaje creí que algo del desayuno te había caído mal.

La miro nuevamente y estoy segura de que ve la sorpresa en mis ojos. Nunca le envié un mensaje, cuando finalice la llamada con Alessandro y salí del despacho de papá me percate que el teléfono se me había quedado allí, luego una de las mujeres del servicio me lo trajo asegurando que mi madre me lo había enviado.

—Tuve una pequeña indigestión —miento, hace muchos años no tengo problemas estomacales—. Aunque ya me siento mucho mejor.

La señora Vittoria va a mi lado izquierdo así que no se percata del morado de mi mejilla.

Terminamos de entrar a la villa y ella propone que pasemos a la sala, pero yo niego y le pido que por favor me permita subir a la habitación que designaron ayer para mí, cosa a la cual ella no se niega y acepta rápidamente.

Cuando estoy en la habitación cierro la puerta y camino hacia el baño. Reviso mi mejilla y lastimosamente el moretón se hace más grande.

—No puedo casarme con este aspecto.

Estoy jodidamente loca, debería protestar porque el matrimonio se está adelantando de esta manera, pero lo único que me incomoda es casarme teniendo mi rostro en este estado.

—Necesito un vestido, es obvio que no me casaré de blanco ni en una iglesia, pero necesito algo apropiado —hablo con mi reflejo en el espejo.

Debo llamar a mi madre y pedirle que empaque alguno de mis vestidos, solo logre guardar algunas cosas y en ellas no hay nada presentable.

Me mojo el rostro y luego paso una toalla para secarme, el contacto es un poco doloroso, pero lo resisto.

Regreso a la habitación y me recuesto en la cama, tengo una hora para pensar que voy a hacer después de casarme.

Un fuerte golpe me sobresalta, miro hacia la puerta que fue abierta de manera brusca, Alessandro mira por todo el lugar y luego se fija en mí.

—Es tarde —menciona desde la puerta.

No se mueve así que me pongo de pie, observo por la ventana y veo que ya se está oscureciendo.

—Lo siento, me quedé dormida.

Me disculpo, se suponía que él regresaría en una hora, pero viendo el estado del día, han pasado más de cinco horas lo que supone que dormí toda la mañana y parte de la tarde.

—El juez llega en una hora —menciona—. Ese es el tiempo que tienes para estar lista.

—No tengo un vestido —digo al ver que intenta dejarme sola—. Bueno, no pretendo casarme de blanco en este momento, pero tampoco lo puedo hacer con pantalones de chándal.

—Hace un par de horas trajeron parte de tu ropa, al parecer tu madre empacó algo que puedes utilizar en la boda.

—¿Ellos vendrán?

A este punto no me interesa si mis padres vienen, pero si quiero que estén mis hermanos y mis dos amigas, me sentiría mejor sabiendo que ellos están aquí para apoyarme.

—No lo sé, Viviana —la ira rebota en sus palabras y retrocedo—. No quiero ver al hijo de puta de tu padre y por su bien es que no se presente aquí.

—Pueden estar mis hermanos y mis dos amigas, por favor.

No hay nada en su rostro que me haga saber que ellos sí estarán aquí, así que lo pido nuevamente.

—No me importa que papá no esté, pero por favor permite que mis hermanos y amigas vengan.

—Tu hermana llegó hace un rato con su esposo, quiso que descansaras un poco antes de subir, enviaré a alguien por tus amigas.

Respiro y no sabía que estaba conteniendo la respiración. Mis hermanos son una parte muy importante en mi vida. Emma ha sido mi mejor amiga y confidente, Eduardo me ha defendido e intentó detener este matrimonio, Livia ha sido una buena amiga durante muchos años y Serena ha estado justo conmigo desde que tengo uso de razón. Ellos cuatro son las personas más importantes en mi vida.

Mi padre perdió ese lugar esta mañana cuando dijo todo eso y me golpeó de esa manera y sus palabras me aseguraron que mi hermana y yo somos un simple negocio para aumentar su riqueza.

—Muchas gracias.

—Le diré a tu hermana que suba.

Alessandro se marcha dejando la puerta abierta. Me siento en la cama a esperar que Emma suba, pero dos hombres entran a la habitación llevando mis maletas. Cuando miro nuevamente a la puerta veo a Alessandro de pie junto a ella observando a los dos hombres que acaban de entrar.

—Mis hermanas quieren venir, pero te daré tiempo con Emma.

Espera a que los hombres se marchen y él hace lo mismo, pero esta vez cierra la puerta a su paso.

Voy al baño y me lavo la boca con un poco de enjuague bucal mientras espero a que Emma suba.

Cuando salgo del baño la puerta de la habitación se abrió dejándome ver a mi hermana la cual lleva un vestido rosa pastel —Emma siempre se ve hermosa—, se acerca rápidamente a mí y me rodea con sus brazos.

—Lo siento tanto —se disculpa como si ella fuese la culpable de lo que papá me hizo.

—No debes disculparte por algo que no hiciste.

—Por eso me disculpo, desde que me case con Alonzo te volviste la única persona con la que papá puede desquitar su frustración.

—No tienes nada de culpa, él siempre ha sido así, pero esta vez se le fue la mano —recuerdo esta mañana y me estremezco.

Papá ha sido agresivo, pero no lo había sido hasta este punto. Sus golpes habían sido leves y nunca me había dejado una marca como la que tengo.

Antes de que Emma se comprometiera con Alonzo, ella recibía casi todos los castigos e incluso recibía los míos porque yo era más pequeña y débil, pero todo eso cambió cuando Alonzo se la llevo.

—Papá es una bestia, gracias al cielo vas a salir de allí.

—Eduardo se quedará solo.

Temo por mi hermano, es el menor de todas y quedando él allí, será la única persona en la que papá descargará su ira, tal vez golpee a mamá. Desecho este último pensamiento, nunca he visto que papá llegue a ese extremo con mi madre.

—No creo que papá sea capaz de golpear a Eduardo, además sabes cómo es nuestro hermano, no dejará que lo golpeen tan fácilmente.

—Es un hombre, me imagino que esa es su gran ventaja.

—Así es, ahora vamos a arreglarte porque vas a casarte.

Emma se acerca a las maletas que dejaron los hombres de Alessandro hace un rato y saca la mayoría de las prendas que hay ahí empacadas.

—Alessandro dijo que mamá empacó algo que puedo utilizar hoy.

—Envió muchas cosas, pero estoy segura de que te verás realmente preciosa con este vestido.

Levanta un vestido blanco playero y me río, no puedo utilizar eso en mi boda, además quiero verme bonita. No todos los días te casas con un hombre como Alessandro.

—Tienes muy buen gusto, pero está helando y no quiero congelarme.

—La boda será aquí adentro, entonces no veo ningún inconveniente de que lo utilices, además se asemeja mucho a un vestido que podrías utilizar si te casas en la playa.

Su opinión es válida, pero no, no voy a utilizar ese vestido.

—Pero no me estoy casando en la playa, me voy a casar en la ciudad, así que es mejor escoger otra cosa.

Me acerco a las maletas y saco la mayoría de las prendas que vienen allí, un vestido color marfil llama mi atención. Es como si mamá lo hubiera guardado porque sabía que me decidiría por ese.

Tengo varios vestidos con este tono, pero ninguno se asemeja a este: su tela es suave y está cubierta por una leve tela de encaje, se adhiere a mi cuerpo resaltando las curvas que tengo y baja hasta el inicio de mis rodillas.

—Bueno, ese me parece perfecto.

—Especial para hoy.

Me ducho rápidamente y cuando salgo me están esperando las hermanas de Alessandro junto a Emma. Tiene varios objetos de maquillaje así que me acerco a ellas y dejo que mi hermana haga su magia.

En cuanto Emma me termina de maquillar y peinar decido ponerme el vestido —Alessandro dijo que tenía una hora, pero creo que ya me pasé de tiempo— me calzo con unos tacones blancos y utilizo una cadena junto a una pulsera como accesorios.

—Por Dios, realmente eres hermosa —murmura una de las hermanas de Alessandro.

Aún no he aprendido quién es quién, pero creo que con mi estancia en Sicilia lo lograré.

—¿Podemos tomarnos una foto? —pregunta la gemela que no había hablado— Quiero subirla a mis redes y que todos en Sicilia se enteren y conozcan a la mujer de mi hermano.

—Una de esas personas debe ser Elettra.

Miro a Emma tratando de encontrar una respuesta sobre la mujer que acaba de mencionar la gemela, pero mi hermana no sabe nada, así que está igual de confundida.

—¿Quién es Elettra?

Tal vez una amiga de la familia o peor aún, una ex de Alessandro y esto último no me agrada demasiado.

Soy consciente de que el hombre no es tan reservado como yo, pero por el tiempo que vamos a estar juntos no quiero luchar con otra mujer por su atención.

—Una amiga, bueno, ella...

—Deben bajar ya, el juez acaba de llegar al igual que tus amigas.

La señora Vittoria entra a la habitación interrumpiendo la respuesta que estaban a punto de decirme las gemelas.

—Oh, ya bajamos.

La señora Vittoria se queda en la puerta esperándonos y no tengo de otra más que seguirla hacia la planta de abajo donde ya están las personas esperando por mí para que este matrimonio se pueda realizar.

—Me tiembla todo —le digo a Emma en un susurro para que solo ella me pueda escuchar.

—Yo me sentí igual cuando estaba caminando hacia el altar donde me esperaba Alonzo, pero cuando mi mirada conectó con él, todo el nerviosismo se evaporó.

—Ustedes tuvieron mucho más tiempo para conocerse, además estoy casi segura que ya lo amabas cuando se casaron.

—Me gustaba mucho y me hizo abrir los ojos en muchas cosas —menciona, bajamos el último escalón y me limpio las manos sudorosas en el vestido—. Alessandro y Alonzo tienen más que la A en común, así que creo que te irá bien o mucho mejor que a mí.

—Realmente quiero que esto funcione —admito.

—Estoy segura de que funcionará.

Logro ver a Alessandro de pie junto a una mesa caoba con tres hombres a su lado, dos de ellos los conozco así que deduzco que el tercer hombre es el juez que Alessandro dijo que traería.

Mi hermano está en una esquina de la habitación junto a Livia y sonrió en cuanto me ven. Serena está en un costado casi en las sombras, me alegro de que su padre le haya permitido estar aquí.

Emma camina hacia donde se encuentra Alonzo y sostiene una de sus manos mientras que él lleva su mano libre a la barriga de mi hermana la cual en unos meses empezará a parecer un balón demasiado inflado.

Alessandro me mira y los hombres que hay junto a él se separan.

No sé si en dos años o cuando termine la guerra que apenas inicia aún esté con Alessandro, pero en el fondo de mi pecho deseo que este compromiso sea más que un contrato entre ambas familias.

Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales |Instagram|TikTok|Twitter|Threand| donde aparezco como Leidygm18.

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