☠|CAPÍTULO TREINTA Y CINCO

Lo primero que hice al levantarme fue correr hacia la habitación del lado donde le había preparado una cama improvisada a los cachorros que recogí la noche anterior.

Rocky, como llame al que Ale me permitió quedarme, ya tenía los ojitos completamente abiertos y me sorprendí cuando se los vi. Sus ojos son casi tan negros como su pelea, lo que lo hace ver mucho más hermoso.

Después de darles leche me embarqué con ellos hacia una veterinaria que nos recomendó Gina y después de estar allí no quería dejar a ninguno, pero tuve que hacerlo porque no podía quedarme con todos.

Según el veterinario, son labradores, lo que conlleva a que son de una raza grande y necesitan mucho espacio, lo que no tendrían en el apartamento.

—¿Estás lista para esta noche? —me pregunta Gina.

Cuando me levanté tenía un mensaje de Ale donde me manifestaba que no llegaría hasta mañana en la madrugada porque algunas cosas se le habían complicado. Él está bien, pero debe terminar esos asuntos, ya que dejarlos a media significaba que tenía que volverse a ir.

—No tanto, pero voy a disfrutar.

Acepté la invitación de Gina y como es uno de los casinos de Ale, la seguridad es buena, así que no pondré a mis guardias en una posición difícil y Ale no se preocupará porque sabe donde voy a estar.

—Lleva tu tarjeta negra, esa es la mejor para estas compras —insiste—. Aunque si te gusta algo solo debes decirlo, tu esposo es el jefe por lo que todo lo que se exhiba hoy allí también te pertenece.

Básicamente dice la verdad, pero eso es parte del trabajo de Ale y no porque a mí me guste debe de dármelo.

Cuando regreso a la casa me doy una ducha larga. Dejo que el agua de la bañera se enfríe y vuelvo a llenarla dos veces más. Aprovecho estar en el agua, ya que aún mi periodo no ha llegado y aunque no quiero hacerme falsas ilusiones, no puedo evitar pasar una de mis manos por mi abdomen plano imaginando que esta vez sí sucedió.

Esperaba mi periodo para ayer y aunque tenía algunos síntomas como calambres y mis pechos hinchados, no me bajo, así que imagine que llegaría hoy, pero cuando entre al baño vi que no había ninguna mancha y quise correr a una farmacia, pero no quiero hacerlo sola así que esperaré a que Ale regrese.

Me pongo unos pantalones cortos y una de las camisetas de Ale y bajo a la cocina donde quede de encontrarme con Giulia porque me va a enseñar a hacer las galletas que le gustan a Ale.

—Ya tengo todos los ingredientes organizados —menciona cuando me ve entrar a la cocina.

—Tú solo dime y yo voy haciendo todo.

Me lavo las manos y me pongo el delantal antes de acercarme y tomar el recipiente de vidrio que ella me señala.

—Vamos a mezclar la harina, la mantequilla y los huevos.

Hago lo que ella me dice, pero al momento de quebrar los huevos tres de ellos van directo al piso.

—Yo limpio y tú sigue.

Me disculpo antes de empezar a mezclar la harina y los cuatro huevos que logre poner en el recipiente.

Cuando la masa está en el punto necesario le echo un poco de azúcar y esencia de vainilla junto con algunos trozos de almendra.

—Espera traigo los moldes para las galletas.

Pruebo la masa antes de que ella regrese y puedo jurar que por fin me quedo algo rico —aunque Giulia haya ayudado en lo último— tiene un buen sabor y está perfecta de dulce.

—¿Crees que después podamos hacer unas de chocolate?

Pregunto cuando ella se acerca y me ayuda a darle forma a algunas galletas.

—Podemos preparar de arándanos con chocolate, son realmente deliciosas y al jefe le gustan.

—Entonces las próximas que prepararemos serán esas.

Cuando llevamos las dos bandejas al horno me quito el delantal y me lavo las manos antes de regresar con mi pequeño que estaba profundamente dormido en uno de los sofás.

Fui cuidadosa al momento de subirlo allí, repartí varios cojines por todas partes y puse algunas mantas por si se llegaba a orinar no fuera a ensuciar el mueble y después me metiera en problemas.

"—Me encontré este pequeño junto a sus hermanos, quise quedármelos todos, pero Ale solo me permitió tener este".

Le envió un mensaje junto con la foto de Rocky a mi hermana. Seguramente se pondrá muy emocionada, ya que siempre ha querido tener uno, pero no ha podido porque es alérgica al pelo de ellos.

"—De verdad que ese hombre te ama. Te envidio en este momento".

"—Alguien me dijo que no le gustan los animales, al parecer si le gusto un poco".

"—Estás loca, no le gustas un poco, ese hombre realmente te ama, te lo aseguro".

"—Tal vez el sentimiento sea mutuo".

Sonrió al enviar el mensaje, Emma debe estar enloqueciendo mientras lee mi mensaje. Las burbujas que indican que ella está escribiendo aparecen y desaparecen, pero su mensaje no aparece. Pongo los ojos en blanco cuando mi teléfono vibra y la foto de Emma aparece en la pantalla.

—Yo lo sabía, no te dejarías embarazar de un hombre al cual no amas.

Casi que su tono de voz en un grito así que debo apartarme el teléfono de la oreja.

—Me gusta mucho —confieso, muerdo mi labio con nerviosismo antes de confesarle lo que realmente siento por él—. Tengo miedo porque este sentimiento se ha intensificado demasiado rápido.

—Es normal Vi, yo me enamoré de Alonso en menos tiempo y no solo fue un capricho, porque ahora que ya llevamos más tiempo, realmente sé que ese sentimiento de esa vez era muy real.

—No quiero que él piense que tal vez este sentimiento es solo un capricho porque no es así.

—Me siento tan, pero tan feliz por ti. Tu hombre va a morir de felicidad cuando le digas que lo amas.

Tal vez se ponga muy feliz, pero también puede reaccionar diferente y no quiero que esto que hemos construido en estos dos meses se dañe.

—Voy a encontrarme con mamá, ¿quieres hablar con ella?

Cambia la conversación rápidamente y me encojo de angustia. No he podido hablar con mamá desde que Emma hizo hasta lo imposible para que ambas pudiéramos comunicarnos, pero cuando papá la descubrió hizo que ella no tuviera ninguna comunicación conmigo.

—No quiero que tenga problemas con papá —confieso.

—No está en la ciudad, así que puedes hablar con ella.

—¿Alonso tampoco está?

Mi papá no está en la ciudad seguramente esté en el mismo lugar que Ale y de ese encuentro no creo que salga algo bueno.

—Tuvo una reunión con su grupo, pero llegará esta noche.

—¡Oh! Lo entiendo, voy a colgarte. Dile a mamá que la amo y que cuando pueda se ponga en contacto conmigo.

—Haré que te llame —insiste.

Cuando nos despedimos dejo el teléfono a un lado y regreso por mis galletas que ya se encontraban en la mesa donde Giulia las había dejado reposando.

Mientras muerdo una de las galletas veo a Rocky corriendo hacia donde estoy, pero antes de llegar se choca contra la pata de una mesita, corro hasta donde callo y lo levanto, pero parece que no le sucedió nada porque empieza a lamer mis manos.

—¿Tienes hambre?

Le doy un poco de leche desde el pequeño tetero que compre esta mañana y luego subo con él hasta la habitación para poder cambiarme.

Cuando llegamos al casino nos llevaron hasta un lugar donde podía observar todo el lugar y me pareció maravilloso. Seguramente Ale pidió que nos pusieran en un sitio como este, ya que cuando nos comunicamos en la mañana le dije que vendría junto con Gina.

—De aquí podemos ver el show, pero cuando empiece la subasta tendremos que ir hasta la sala.

—¿Qué tipo de show?

—Hombres y mujeres bailando —menciona.

O sea que Ale siempre está presente en esos shows, mis pensamientos van a las noches donde ha llegado tarde porque estuvo trabajando y me lo imagino en esta misma silla observando todos estos shows y el estómago se me retuerce.

—Estás pálida —dice Gina mientras su mirada me escudriña.

—Tal vez se me bajo la azúcar —miento.

Mis pensamientos me están jugando mal y ahora empiezo a creer que no debí venir al lugar.

—¿Quieres vino?

—Una botella de Bona de coco —pido.

—Deberías tomar una copa de vino, tal vez se te pase un poco el malestar.

—No tomo alcohol.

Si tomo, pero desde que decidimos que íbamos a tener un bebe lo deje, además con las sospechas que tengo debo evitar al máximo cualquier bebida que pueda hacerle daño al bebé si llego a estar embarazada.

—Puedes traernos una botella de vino blanco y una botella de Bona de coco para ella.

—También frutos secos —agrego antes de que la mujer que nos acompañó se vaya.

Las luces se apagan y en pocos segundos una pequeña luz ilumina el centro de la parte de abajo donde aparece un hombre con un micrófono en la mano.

—Hoy es una noche especial, tendremos juegos, show y lo más esperado por el público, las subastas. Así que sin más preámbulos, le damos la bienvenida a todos los presentes.

Todas las luces del lugar son encendidas y puedo observar varias jaulas donde hay algunas mujeres junto a hombres con muy poca ropa. Los presentes aplauden, pero yo evito hacerlo, no es algo que realmente disfrute.

—Todo esto es legal, las mujeres y hombres que están allí son conscientes de lo que hacen.

—Es demasiado, no entiendo por qué lo hacen.

Lo mismo sucedió cuando a Emma se le ocurrió poner celoso a Ale y me llevo a ese bar donde los hombres bailaron con poca ropa e insistieron en que los tocara hasta que Ale interrumpió todo ese show.

—Porque les gusta, otros porque necesitan el dinero —asegura Gina.

Tan pronto como llegan nuestras bebidas me tomo más de la mitad de mi Bona y antes de que pueda terminar el resto pido dos más.

—Leila me dijo que encontraste unos cachorros.

Al parecer Gina nota mi incomodidad y decide cambiar el tema distrayéndome de los bailes obscenos que se están llevando a cabo en el primer piso del lugar.

—Encontré cinco, los quería todos, pero Ale solo me permitió quedarme con uno —digo—. Le dije que fue un regalo, pero seguramente Federico le dijo que los encontré.

—¿Puedo quedarme con los demás o con uno de ellos?

—Los dejé esta mañana en la veterinaria, pero aún no los han adoptado, puedo darte la dirección.

—Hace mucho quería un perro, pero había logrado conseguir uno. Leila dijo que son hermosos.

—Son preciosos y muy pequeños.

Le enseño una foto que tomé de los cachorros esta mañana y sonríe.

—Quiero estos dos —señala los dos de color café.

Las siguientes horas hablamos de todo lo que se nos ocurre haciendo que el tiempo pase más rápido y los bailes juntos con los juegos acaben para darle paso a la subasta.

Cuando bajamos al salón de la subasta está lleno de hombres, las pocas mujeres las puedo contar con mis dedos y estoy segura de que sobrarían dedos. La mujer que nos ha estado atendiendo nos lleva hasta un espacio que está alejado de todos los presentes, pero de donde puedo observar al mismo hombre que hablo cuando las luces se apagaron.

—La noche está llegando a su fin, así que haremos lo que todos han estado esperando por lo que vinieron.

Todos los presentes aplauden cuando el hombre da inicio a la subasta presentando un reloj con diamantes incrustados y sus manijas de oro por un precio que para mí no es justo.

—Dos mil euros —grita uno de los hombres.

—Diez mil euros.

La historia de la pieza ofrecida es bonita, pero sigo sin entender por qué sigue subiendo el precio.

—Un millón de euros —menciona alguien y busco quien es el loco que acaba de regalar un millón de euros.

El reloj fue vendido por diez millones de euros, al parecer pertenecía a la monarquía de Reino Unido y fue una pieza muy importante en su época y a lo largo de los años su valor sigue incrementando.

Lo siguiente a subastar es una pintura la cual es vendida por medio millón de euros. Cuando llegan a un viaje por la costa en yate por tres días decido aportar a eso, puede ser una salida que disfrute junto a Ale.

—Dos mil euros —levanto mi paleta al momento que digo el precio.

—Vendida a la señorita —menciona el hombre antes de que alguien más pueda dar un precio y Gina ríe al ver mi cara.

—¿Nadia quería ese viaje?

—Todos querían ese viaje, pero era la jefe aquí, así que no que quiera será tuyo.

Se subastan muchas cosas en la noche incluso un viaje en jet privado para visitar las murallas chinas. Cuando todo empieza a llegar a su fin decido ir al baño antes de marcharnos a casa.

La noche estuvo buena y pude obtener una hermosa pulsera y un recorrido en yate por la costa al cual iré con Ale.

—Voy a ir saliendo, te espero allí —dice Gina.

Cuando entro al baño me encuentro con Elettra, la mujer que conocí en la empresa y que me impresionó tanto. Lleva un vestido negro hasta las rodillas y unos tacones que la hacen parecer el doble de alta.

—La señora Lucchese.

—¿Elettra? —pregunto sabiendo que recuerdo su nombre perfectamente.

—¿Disfrutaste la noche? Una lástima que Alessandro no estuviera aquí.

—La próxima vendré con él —menciona.

Paso junto a ella y me encierro en uno de los cubículos. Vine a algo al baño y no fui a conversar con ella. La mujer no me cae bien y mucho menos sabiendo que quería quedarse con Ale, pero para mi felicidad no pudo.

Cuando salgo del baño ahogó un grito tapándome la boca al ver al hombre frente a mí.  

Esos comentarios están sospechosos. Cuando una autora pone una meta no es para ver puras letras o emojis. Yo me entretengo demasiado con los comentarios y amo leerlos, pero esos comentarios nada que ver.

Próximo capítulo cuando este llegue a los 800 comentarios (espero no ver pura letra porque pensare subir el capítulo).

Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales |Instagram|TikTok|Twitter|Threand| donde aparezco como Leidygm18. Vota, comenta y comparte para que lleguemos a más personas. 

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