☠|CAPÍTULO TRECE
Varias de las preguntas que Viviana me hizo en la salida me dejaron pensativo y hubo una que me removió recuerdos y me hizo sentir cohibido, cosa que nunca había pasado.
Creí que a ella no le importaban mis cicatrices, pues no me había mirado con repudio hasta que hizo la pregunta sobre la cicatriz más grande que hay en mi rostro.
—El hijo de puta no hablará —mi vista está nublada y siento que estoy a nada de desmayarme.
—Hay que ser más duro y si no habla lo matamos —la voz del segundo hombre la escucho aún más cerca.
No quiero que sigan golpeando mi cuerpo, pero no sé qué es lo que quieren que digan. Desconozco las rutas y socios de mi padre.
—Habla, Alessandro —la única mujer que he escuchado todo el tiempo, me insiste nuevamente que hable.
—N-no, s-sé —toso y vómito hasta el punto de que mi garganta arde.
—El niño no sabe nada, deberíamos dejarlo libre —habla nuevamente la mujer.
—¡Claro que debe saber! —grita alguien.
Algo filoso corta mi mejilla y siento como la sangre se desliza por ella. Mi cuerpo empieza a ser violentado de mil maneras y quiero creer que esto es un sueño, que no me están marcando de por vida.
—Que Lorenzo sepa lo que puede y no pueda hacer cuando descubra el cuerpo de su queridísimo hijo —las respiraciones del hombre las siento por todo mi cuerpo y no puedo defenderme.
Así fue como gané la cicatriz de mi rostro y todas las de mi cuerpo, sacudo mi cabeza para eliminar los tormentosos recuerdos de mi pasado.
Otra de sus preguntas era que si sabía que ella no era virgen terminaría el contrato y mi respuesta fue no, no la dejaría por algo tan ridículo, mis reglas son muy diferentes, pero hubo algo que me impulsó a hacerle saber que mataría a cada hombre que la ha tocado y no estaba mintiendo sobre eso.
Ahora mi pregunta es, ¿ella me dejaría si sabe por todo lo que pasó mi cuerpo? No la juzgaría si decide irse en el momento en el que logre abrime a ella.
Hoy la llevaré al bar donde la vi por primera vez y si Dios me lo permite, podré saber un poco más de ella e incluso pueda tocar su piel.
—Ya nuestro hombre pudo entrar a la casa de Davide —comenta Tomasso.
—¿Cómo lo hizo?
Hasta hace un par de días solo había logrado entrar a uno de los almacenes del hombre, ahora mismo no me puedo confiar porque el hijo de puta de Davide es muy meticuloso con los hombres que contrata.
—Le salvó el trasero a la puta de Davide, por eso se ganó la confianza del bastardo.
—Dile que debemos cortar la comunicación por una semana, nos encargaremos de su seguridad desde afuera.
No tengo hombres trabajando en la organización de Davide, pero tengo algunos en esa ciudad a los cuales les puedo cobrar uno que otro favor que me deben.
—¿Estás seguro? Esto nos obliga a dejar a Gabriel casi que desprotegido.
—Sí, pero hablaré con Jayden.
—El puto gringo —entiendo por qué el gringo no es del agrado de Tomasso.
Mi hombre de confianza tuvo que arriesgar su vida para poder salvar a Jayden, el gringo estaba comercializando droga en Apulia sin el consentimiento de Davide.
—Sí, tiene hombres allí, los cuales pueden cuidar de Gabriel.
—Tocará confiar, oremos para que Davide no descubra a Gabriel y el puto gringo pague el favor. Mi vida vale demasiado.
—De igual manera Gabriel tiene un localizador, lo estaremos monitoreando al igual que sus signos vitales.
—Por eso es que te admiro, jefe —dice.
—Idiota —murmuro.
Me levanto y dirijo hacia la habitación, voy a organizarme para poder pasar por Viviana y llevarla a ese bar. Cuando ella me dijo que quería ir a un bar creí que estaba bromeando, pero al verla parecía algo segura.
—¿Quieres que te acompañe hoy? —pregunta Tomasso antes de que pueda ingresar a mi habitación.
—No, porque no estaré solo, Alonzo y su esposa estarán acompañándonos, además no tienes pareja y serías un mal tercio.
—Si tengo pareja, pero está en Sicilia —me recuerda a su esposa—. Algo que me dice que no sólo irás a bailar.
—No voy a follar a la mujer si es lo que estás pensando.
—Aja, aja.
Idiota, si no le tuviera tanto aprecio lo mataría por tan siquiera insinuar tal cosa.
—Volveremos mañana a Sicilia —le recuerdo.
—Ya lo sé, según esos eran nuestros planes —dice con sarcasmo.
—Creí que no habías entendido.
Cierro la puerta para terminar nuestra conversación y a la vez poder organizarme para estar a tiempo en casa de Viviana.
Hoy no entraré a la mansión, no quiero escuchar toda la mierda que sale de la boca de Francesco.
Luego de vestirme con uno de mis trajes de tres piezas, me despido de Tomasso y me dirijo a la mansión de Francesco.
Aunque le dije a Tomasso que no quería que viniera, estoy seguro de que se presentará en el bar, no estará tranquilo en el hotel sabiendo que no hay alguien de confianza para protegerme.
Cuando llego a la mansión me estaciono y me bajo del auto, me recuesto en mi auto para esperar a Viviana —como lo dije antes, no quiero escuchar a Francesco—, reviso mi teléfono y respondo algunos mensajes de las gemelas las cuales me están exigiendo unas nuevas vacaciones, ya que las últimas estuvieron muy cortas.
—Mi yerno —levanto mi mirada al escuchar la voz de Francesco.
Joder, realmente me cae mal el hombre.
—Francesco —saludo.
—¿Por qué no entras?
—Solo estoy aquí por Viviana, no veo necesario entrar a tu casa.
—Careces de educación —susurra.
—Ambos lo hacemos y no te estoy cuestionando eso.
—Entra, debemos concretar algo.
El hombre empieza a caminar y lo ignoro, no soy uno de sus perros que corre tras sus órdenes.
—Te lo dije, estoy aquí por Viviana.
—Debemos hablar sobre la fecha de la boda, ya tenemos una.
—¿Tu hija participó en eso?
Lo dudo, la mujer ayer me dijo que deberíamos casarnos el próximo año, lo que supone esperar casi un año y no tengo mucho tiempo para eso. Para ser sinceros, si fuese por mí me casaría mañana mismo para poder llevarme a mi mujer a mi ciudad donde la voy a tener protegida.
—Claro, Viviana fue quien propuso esta fecha, además aún no está completamente lista.
De mala gana lo sigo, si Viviana aún no está lista así que no puedo seguir aquí afuera, ya que podría congelarme.
—Bienvenido a tu casa —menciona la señora Aurora.
—No es mi casa, pero agradezco su gesto —respondo mientras sigo a Francesco hasta su oficina.
El hombre camina con aire de superioridad y siento un deseo de eliminarlo porque no me agrada para nada, pero tengo que disipar mi deseo, ya que este es el padre de mi futura esposa y no creo que ella me perdone si asesino a su padre.
—Siéntate —ofrece.
—No es necesario, solo habla para que me pueda marchar.
—No deberías ser tan arisco junto a mí, pronto seremos familia.
—No soy uno de tus perros, no eres mi amigo y lo único que me unirá a ti es tu hija.
—Exacto, mi hija nos convierte en familia.
Jesús. Odio al hombre.
—Habla —especto.
—Celebraremos la boda el veinte de febrero.
Es demasiado pronto, así que estoy seguro de que Viviana no participó en esta elección y podría apostar todo mi dinero que la mujer carece de esta información.
—Voy a llevar a Viviana a Sicilia para que mis padres la conozcan antes de la boda —digo.
—No puedes, no quiero a mi hija por fuera de la ciudad antes de la boda.
—¿Qué es lo que temes, Francesco? No me la voy a robar, si fuera eso no te estaría diciendo lo que haré, tampoco me la voy a tirar, bueno, no antes de la boda.
—Si tus padres quieren conocerla, las puertas de la mansión están abiertas para ellos, otra cosa, celebraremos la boda aquí.
—Le preguntaré a ella, si ella acepta, tú no podrás hacer nada.
—Soy su padre, así que seguirá mis órdenes hasta el día en que se den el sí frente al altar.
—Es tu hija, no tu prisionera.
Salgo de la oficina cabreado, esto es lo que causa Francesco cada que lo veo —no es que lo haya visto mucho—, mis deseos de asesinarlo incrementan al igual que mis ganas de llevarme a Viviana de este puto lugar.
Francesco me alcanza en la puerta y me detiene.
—No empecemos una guerra, solo quiero proteger a mi hija.
—No pensaste eso cuando me la ofreciste como esposa —le recuerdo—. Me insististe para que el puto contrato se concretara.
—Y ambos ganamos.
—Tus palabras te contradicen demasiado.
Las pisadas de tacones resuenan en todo el espacio y dirijo mi mirada hacia las escaleras donde va bajando Viviana junto a su madre.
Ambas mujeres sonríen, y no pasó desapercibido la incomodidad que tiene Viviana en este momento.
—Hija, hablaba con Alessandro sobre la fecha que elegiste —la mujer hace una mueca la cual me confirma mis pensamientos, ella no participó en esto.
—Creí que se le diría mañana —informa Viviana.
—Al parecer tu padre adelantó la conversación —digo.
—¿Te parece bien? —me pregunta y me irrito más, no con ella, sino con lo que sus padres están haciendo.
Empiezo a arrepentirme de ser partícipe en esto, aunque ella me haya elegido en últimas instancias.
—Hablaremos de esto después —me acerco a ella y rodeo su cintura con mi brazo—. Nos están esperando.
—¿Nos? —pregunta Viviana, ella aún no sabe a dónde la llevaré y menos que su hermana estará con nosotros.
Aún no sé cómo fue que no emparente a la mujer de Alonzo y con mi pequeña, ambas tienen un gran parecido, aunque mi pequeña resalta mucho más.
—Nos reuniremos con tu hermana y su esposo —los ojos de la mujer brillas al instante y una pequeña sonrisa real tira de sus labios.
—Nos vemos, pásala bien —dice la señora Genovese cuando abandonamos la mansión.
Caminamos hacia el carro y antes de ponerme en marcha me giro para poder verla. La mujer lleva un vestido azul que se acentúa perfectamente a su cuerpo, su cabello está recogido en una cola alta y el poco maquillaje que trae en su rostro la hace ver aún más joven.
—Realmente eres hermosa —susurro.
Nunca antes había admirado la belleza de una mujer, pero es que Viviana no es cualquier mujer.
—Tú no estás nada mal —dice, sus mejillas empiezan a enrojecer y deseo saber qué está pasando por esa cabeza.
—Mejor nos vamos.
—Ujum.
Mientras conduzco, el silencio se apodera de nosotros y aunque pudo sentirse incómodo como el de ayer cuando nos dirigimos al restaurante, es todo lo contrario. La incomodidad entre nosotros empieza a disiparse y la atracción empieza a incrementar, aunque aún no logro deducir si esta última es solo de mi parte o de ambos.
—Oh, por Dios, ¿Por qué estamos aquí? —pregunta Viviana cuando estaciono el auto afuera del bar de Alonzo.
—Dijiste que querías ir a un bar, entonces te traje a uno.
Me bajo y rodeo el auto para poder abrirle la puerta a Viviana. Cuando estamos afuera le entregó las llaves del auto al cuidador.
—Sí, aunque creí que no me traerías a uno, bueno, tampoco imaginé que me ibas a traer a este.
—Viviana, no sé cómo viven tus padres, pero estoy muy acostumbrado a lo que son mis padres y quiero que lo nuestro sea así —admito, si me voy a casar con ella, quiero que esto sea lo más real posible.
—¿Cómo son tus padres? —pregunta.
—Mi madre es todo para mi padre y siempre está adelante, su opinión vale más que la de muchos.
—O sea que eso seré yo para ti, ¿no vas a dejarme ir cuando todo se solucione?
Su pregunta es absurda, ya le había dicho que el matrimonio es para toda la vida y que esto sería real.
—Nunca te dejaré ir —la promesa está plasmada en mis palabras y espero que ella empiece a aceptarlo.
Si ya iniciamos esto, debemos terminarlo, aunque no tendrá un fin. No creí que íbamos a tener tal conversación afuera de un bar, pero le dejaré todo claro.
—Si no me amas, debes dejarme ir —dice.
—Entremos —ignoro lo que dice.
—Debemos hablar de esto, teníamos un trato.
—No teníamos nada —digo.
No la amo y no sé si lo haré, pero lo único que sé es que nunca dejaré ir a esa mujer, no ahora, ni mañana, nunca.
Cuando entramos al lugar subimos hasta el área VIP donde ya nos estaban esperando Alonzo junto a su esposa, nos acercamos y saludamos a todos. Tomamos asiento y pedimos nuestras bebidas.
Alonzo y yo nos sumergimos en una conversación mientras las mujeres se entretienen entre ellas.
Mi mayor sueño era hacer un maratón para que ustedes disfrutaran mínimo cinco capítulos del libro, pero no se logró «aunque tengo algunos capítulos escritos, sin editar», los que están en el grupo de WhatsApp saben que fui sincera y comente porque no subiría el maratón.
Espero sentirme mejor esta semana, descansar bien y poder publicarles el maratón que tanto deseo, por el momento, SEAN AGRADECIDOS CON LO QUE LES DOY.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales |Instagram|TikTok|Twitter|Threand| donde aparezco como Leidygm18.
Vota, comenta y comparte para que lleguemos a más personas.
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