☠|CAPÍTULO SEIS
El viaje hacia Campania fue una verdadera mierda. El clima no ayudó mucho y el cansancio en mi cuerpo lo sentí tres veces más, no quise decirle nada a Tomasso porque lo conozco y estaría reprochándome el desgaste que le estoy dando a mi cuerpo, pero no puedo dejar las cosas así.
La muerte de Leo me sorprendió. Se suicidó ante mis ojos porque alguien tiene a su mujer, pero el muy cobarde no resistió y prefirió matarse y condenar a su esposa. Así que ahora no sé quien tiene a la mujer.
Puede ser Francesco o Davide, pero todo inclina hacia Francesco porque es quien parece estar quedándose con mis rutas, pero también puede ser Davide, el hijo de puta, está moviendo sus fichas rápido y algunas muy bien.
Parece no haberle importado lo que le hice a sus hombres y a sus bodegas.
—¿Cuándo quieres ver a Francesco? —habla Tomasso mientras amarra sus cordones.
—Lo más pronto, no quiero pasar mucho tiempo aquí —digo.
—Voy a hablar con los chicos y te diré qué dice el hombre —dice —. Mientras soluciono eso, deberías descansar, tu rostro evidencia tu agotamiento.
—Yo me pondré en contacto con Chiara —digo, ignorando su petición.
Tomasso abandona la habitación en la que nos quedaremos los próximos días. Antes de comunicarme con Chiara me doy un largo baño para relajar un poco mi cuerpo.
—jefe —Chiara responde a mi llamada de inmediato.
—¿Cómo están las cosas allí?
—Todo está marchando normal, ayer recibimos el cargamento de armas y estamos esperando su orden para distribuirlo en toda la ciudad —informa.
No puedo cantar victoria, las cosas están calmadas, pero lo más seguro es que Davide esté planeando algo para contraatacar, estoy seguro de que no se quedará con los brazos cruzados.
—¿Los bares? —cuestiono.
—Funcionando con normalidad.
Tengo dinero invertido en diferentes negocios como bares, restaurantes y algunas empresas como la de tecnología, así puedo lavar más fácil mi dinero y el dinero de alguno de mis socios, como el ruso.
—Asegúrate de duplicar la seguridad de las bodegas y el edificio —digo—. Hasta que regrese eres el encargado de todo allí.
Las únicas personas fuera de mi familia que pondría al frente de mis negocios son Chiara y Tomasso, son los únicos hombres que demuestran entera lealtad hacia mí.
—También quiero que refuercen la seguridad de la mansión de mis padres y procura que las salidas de las gemelas se limiten.
En este mundo no se respeta nada y estoy seguro de que para debilitarme lo harán atacando a mi familia y es algo que debo evitar desde ahora.
—Ya mismo me pongo en eso —anuncia—. ¿Algo más?
—Puedes empezar la distribución de las armas y has que se duplique el valor de las ventas, los que no quieran pagar los dejas por fuera.
—De acuerdo.
Le doy unas indicaciones más a Chiara antes de finalizar la llamada.
—Francesco se niega a verte —menciona Tomasso mientras se toma su coñac.
—¿Le avisaron porque estoy aquí? —interrogo.
—Aún no, solo le solicité un encuentro, pero sus palabras fueron las siguientes —le da un sorbo a su trago antes de continuar—. Que se joda ese hijo de puta, no hice, no hago y no haré tratos con ese jodido carnicero.
La comisura de mis labios se eleva sutilmente. El viejo cree que lo estoy buscando para negocios o algún tipo de trato.
—Que nuestro chico le informe porque estoy aquí —exijo—. Que puntualice que debe recibirme hoy o de lo contrario deberá enfrentarse a las represalias.
Tomasso saca su teléfono y envía rápidamente mi mensaje al hombre que tengo trabajando junto a Francesco. Tengo infiltrados en cada una de las filas italianas, excepto en la de Davide, el hijo de puta es tan minucioso como yo, aunque yo falle al contratar a Leo y tenerlo por tanto tiempo.
—Cuando obtengas respuesta me avisas, voy a tratar de descansar —digo poniéndome de pie.
—El agotamiento es evidente en tu rostro —menciona antes de que pueda salir del lugar—. Te estás excediendo.
—Voy a descansar hasta que tengas respuesta.
Cuando estoy en la habitación desajusto mi corbata y me acuesto con la intención de descansar un poco, cosa que no logro. Mi mente estos últimos meses parece estar trabajando por tres.
Mis enemigos se están triplicando y aún no he derribado a los más fuertes, los negocios con el ruso, aunque son un nuevos y buenos comienzos para mi mafia, igual traen dificultades haciendo que más personas se pongan en mi contra y aquella mujer que vi en aquel bar hace diez meses no sale de mi mente.
Joder, se veía tan caliente en ese vestido. Quería pasar una buena noche esa vez y ella fue la elegida, pero al parecer huyó antes de que terminara de acecharla. Tal vez antes de volver a mi ciudad pueda ir a ese bar y contar con la suerte de encontrarla.
Nunca una mujer había rondado por tanto tiempo mi mente —tal vez sea porque cuando una me gusta la follo y la atracción desaparece—, pero con esta es diferente, solo la observé unos minutos y fue suficiente para mantenerla en mi mente.
—¿Estás seguro de que va para su empresa? —escucho la voz de Tomasso.
El idiota quiere que descanse, pero no sabe hablar en voz baja.
Sé que no descansaré y estar acostado haciendo nada será una pérdida de tiempo, así que me levanto y vuelvo a donde está Tomasso.
—No ha pasado ni media hora, así que no creo que hayas descansado —replica al verme salir de la habitación.
—No puedo dormir, hay demasiada mierda en mi cabeza, así que mejor me pongo a trabajar —niega con la cabeza para volver su atención a la llamada.
Lo oigo discutiendo y gritándole a la otra persona detrás de la línea.
—El hijo de puta asegura que no está detrás de tus rutas —menciona al finalizar la llamada— te manda a decir que te metas tus rutas por el culo, que nunca ha estado interesado en adueñarse de lo que es tuyo.
—No creo ni una mierda.
—¿Quieres hacerle una visita? —pregunta—. Se dirige a su empresa, tal vez podamos acorralarlo allí.
—Mierda. Quiero ir y acabar con esto, pero no quiero exponerme tan rápido.
—Podemos enviar a alguien, dependiendo lo que consiga, así mismo programaremos una visita —propone.
—Eso está bien —digo—. No me gusta enviar razones, pero es lo mejor en este momento.
—Enviaré a Gabriele, es el mejor hombre que tenemos aquí.
—Que consiga toda la información necesaria y que esté aquí antes del anochecer por si tenemos que reunirnos con Francesco.
☠
Llevo dos días en Campania y no he logrado avanzar ni una mierda. Lo que averiguó Gabriele no fue de mucha ayuda. Al parecer Francesco ha estado empeñado en expandir su negocio, pero no en Sicilia, aunque aún no creo nada de eso.
Si no está interesado, ¿cómo llegaron sus hombres a mi ciudad? Peor aún, ¿Cómo resulte perdiendo esas dos rutas que son las más cercanas a su ciudad?
Puede que esté mirando hacia el lado equivocado, pero las dos únicas mafias con las que no tengo ningún vínculo son la Sacra Corona Unita y la Camorra. Una pertenece a Davide con el cual tengo una guerra iniciada y la otra a Francesco.
—Los autos ya están listos para salir —menciona Tomasso.
Hoy por fin me reuniré con Francesco y averiguaré presencialmente que es lo que está tramando. Ya es suficiente de llamadas y mensajería, eso no es común en mí, me hace parecer un bastardo principiante en este mundo.
Dos autos están preparados en la salida del hotel donde nos hemos hospedado estos dos días. En uno de ellos van alguno de mis hombres y en el otro iremos Tomasso dos hombres más y yo. No quiero exponerme y darle ventaja a Francesco.
—La familia de Francesco fue atacada hace dos días —dice Tomasso cuando estamos en el auto.
—¿Por qué no me habías dicho? —rechisto.
—Tal vez porque estabas ocupado con los negocios en Sicilia y los planes de Davide.
—Eso no es respuesta —repico— ¿sabes quién atacó?
—Aún se está investigando, pero Francesco asegura que fuiste tú.
Claro, atacan a su familia el mismo día que yo llego a su ciudad exigiendo verlo y amenazando con tener represalias si no me recibe.
—No he movido un dedo o dado una orden como esa. No atacaría a su familia sin saber a ciencia cierta que es él quien me está robando.
—Bueno, es algo que él asegura, pero no tiene pruebas.
—Jodida mierda, así que voy a encontrarme con un hombre que cree que puse en riesgo la vida de su familia.
Si los casos estuvieran invertidos, no dejaría que Francesco bajara de su auto, lo mataría de inmediato por siquiera pensar en lastimar a mis padres y las gemelas.
Con frustración aprieto el puente de mi nariz y respiro profundamente. Jodida mierda la que viene a continuación.
Debo demostrarle al hombre que no soy yo quien está detrás del ataque y él debe demostrarme que no es quien me está robando.
—Estamos a cinco minutos del lugar —comenta el hombre que va conduciendo.
Si fuera un cobarde de mierda, diría que cambiáramos la ruta y regresáramos al hotel para evitar encontrarme con Francesco y que este derrame su ira sobre mí. Pero no soy un bastardo cobarde.
—Estaré todo el tiempo a tu lado, no permitiré que nada te pase —asegura Tomasso.
Cuando el auto se detiene doy un respiro profundo antes de descender. Quiero acabar con esto, quiero asesinar a Davide, recuperar mis rutas e irme de viaje con mis hermanas para relajarme, y si el destino está a mi favor, quiero volver a ver a la mujer del club.
Esto último es más bien un sueño que jamás se cumplirá.
Mis hombres me rodean mientras camino hacia las instalaciones de Technology Genovese. Francesco es dueño de una de las empresas más grandes de tecnologías del país, siendo esta superada únicamente por mi empresa que opera tanto negocios legales como ilegales.
Las personas a nuestro paso se hacen a un lado en cuanto nos ven, los guardas de seguridad ni siquiera se atreven a impedir mi entrada al lugar —si fueran mis hombres, estarían impidiendo la entrada de cualquier bastardo—, cuando llegamos a lo que parece la recepción, Tomasso habla con la rubia y esta nos da la tarjeta de entrada.
—Eso fue más fácil de lo que creí —asegura Tomasso y le doy la total razón.
—Deberá Francesco instruir a sus guardas, con esa seguridad cualquiera puede matarlo.
Bueno, ni que me importara si muriera hoy.
Cuando salimos del ascensor logro ver a un joven que no aparenta tener más de veinte años.
—No puedes estar aquí —brama el chico en cuanto me ve.
—¿Cuál es la oficina de Francesco? —pregunto más a mis hombres que al chico que intenta hacerme el frente.
—¡¿Cómo mierda te atreves a aparecerte en mi empresa?! —La voz de Francesco resuena por todo el pasillo.
Se acerca rápidamente con su arma apuntándome, no me inmuto ante su amenaza. Aprendí a no temerle a la muerte, pues es algo que tarde o temprano me llegará.
—Yo también me alegro de verte, Francesco —hablo.
—Eres un gilipollas, hijo de puta —sigue apuntándome con su arma, pero estoy seguro de que no disparara —vienes a mi ciudad, me acusas de joder tus negocios, me amenazas y luego atacas a las mujeres de mi familia.
Un hombre detrás de él llama mi atención, lo que hace que mi respuesta quede al aire.
—Alonzo —la mirada de éste está llena de odio hacia mí.
—Creí que no asesinaban personas inocentes, me lo aseguraste —escupe con rabia.
No me importaba matar a una familia entera, pero mi ética ha cambiado en los últimos años, lo que me ha hecho excluir a los niños y mujeres de mis venganzas, siempre y cuando estas últimas estén libres de pecado.
—No creí que fueras tan cercano a Francesco —digo.
—Es mi jodido suegro —escupe—. Tu maldita guerra casi me deja sin esposa.
Mierda. No sabía que la esposa de Alonzo era hija de Francesco, esté nunca me lo dijo.
—No. Soy. El. Jodido. Culpable —digo entre dientes.
No estoy dispuesto a asumir algo que no hice y mucho menos autoricé.
—¿Cómo sé que no eres tú? —dirijo mi mirada a Francesco, que parece estar calmado.
Lo miro fijamente y veo una verdad en sus ojos. Esto es todo un teatro, el hijo de puta sabe que no soy yo quien está detrás del ataque a sus mujeres.
—¿Cómo sé que no eres tú quien se está adueñando de mis rutas? —Le devuelvo la misma pregunta, pero a mi favor.
—No me interesan tus rutas, pueden estar muy cerca de mis terrenos, pero lo que transporto nunca entraría por allí —asegura de inmediato.
—Eso no dijo el hombre que encontré —miento, los tipos no dijeron nada.
—No sé qué mierda está pasando. Llevas diez años dirigiendo Sicilia y nunca he tenido problemas contigo, está bien que soy el único hombre que no tiene negocios contigo, pero eso no me hace culpable —replica.
No me convence para nada sus palabras, el hijo de puta es muy bueno para trabajar a las personas a su antojo, pero conmigo está perdiendo.
—Puedo asegurarte que Francesco no es quien compro tus rutas —asegura Alonzo.
El maldito asesino dice la verdad y estoy tan seguro de ello, pero no dejaré pasar todo tan rápido.
—Quiero una garantía, algo que me asegure que no eres tú —digo, miro a Francesco mientras espero su respuesta.
—Ven a mi casa mañana.
Casi me río ante su propuesta. Tiene muchas agallas para llevarme a su casa o es muy idiota.
—Padre —rechista el joven—. No le hagas esto.
Un interrogante llega a mí de inmediato.
—Te ofreceré un contrato donde te entregaré algo importante, si aceptas uniremos fuerzas, si te niegas... —deja sus palabras al aire.
—No estoy de acuerdo, padre, no le hagas esto —reitera el joven.
—Nos veremos mañana, entonces —digo—. Espero que el maldito contrato valga la pena.
Dicho esto, me retiro sin bajar la guardia ni despedirme de los tipos.
Espero que el contrato que Francesco tiene para ofrecerme valga la pena, si no es así, alguien morirá.
Si estás aquí te doy la bienvenida a esta nueva aventura donde conoceremos personas que amaremos y otras que odiaremos.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales |Instagram|TikTok|Twitter|Threand| donde aparezco como Leidygm18.
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