━━━Capítulo Tres ~ Las lágrimas de una princesa
03
Las lágrimas de una princesa
Su mejilla fue acariciada, pero él seguía arrodillado en el suelo. No alzó la mirada y mantuvo el silencio.
—¿Es mentira?—el joven asintió sin mirar a la persona frente a él— Entonces, ¿por qué dicen que estás ayudando al quinto príncipe?
—Es mentira, Emperador. Además el príncipe Sunghoon está muerto—respondió suavemente.
Sus cabellos fueron acariciados, y sintió asco cuando uno de los dedos del emperador acarició sus labios.
—Eres un buen doncel, Hyunjoon, lástima que seas tan pequeño para unirte a mi concubinato—el chico tembló lleno de miedo—; aunque puedo recompensar tu fidelidad hacía mi. ¿Qué deseas?
—Información su Majestad.
—¿Información?—el doncel asintió— ¿Qué clase de información?
—Sobre donde estarán las tropas de su Majestad, es que deseo saber más sobre el ejército. Necesito conocer todo esto cuando presente mi examen para ser un eunuco, y poder estar siempre con su Majestad—exclamó alzando su rostro para mirar al hombre.
Sus bellos ojos mostraban la más pura inocencia y el Emperador estaba complacido ante ese doncel de apenas 15 años.
—Te daré lo que pidas, pequeño doncel—y el Kim mostró una sonrisa en sus labios en forma de corazón.
—Se lo agradezco su Majestad—el Emperador le hizo ponerse de pie, y Hyunjoon hizo una perfecta reverencia; pero su mentón fue sujetado por el hombre mayor, provocando que levantara su rostro.
Y sus labios fueron besados por el emperador Park SungKiu, el padre de Sunghoon...
Kim Hyunjoon despertó agitado. Tocó su pecho, en donde se sentía lo latidos desenfrenados de su corazón. ¿Por qué ese recuerdo volvía a él de repente?
Se levantó de la cama y fue a un cajón cercano a dónde dormía. Tomó un espejo de mano y se miró en él.
¿Acaso sus pecados volvían a él para atormentarlo? Parecía que el karma le están llegando. Acciones innombrables que había realizado por su nación y su esposo, estaban provocando un sufrimiento extraño que le impedía dormir o comer correctamente; hechos realizados por un bien mayor, pero aún así acciones erróneas ante los ojos del mundo.
Esa noche como la anterior, Hyunjoon no pudo dormir. Solamente bebió té mirando las estrellas.
—Su Majestad, se ve cansado—dijo una de sus doncellas, a lo que el consorte solamente negó, mientras seguía leyendo sobre los próximos navíos que llegarían.
—Estoy bien.
—No lo está, posee ojeras. ¿No puede dormir?—Hyunjoon cerró el cuaderno de registros y alzó la mirada para ver a la doncella.
—He tenido pesadillas, así que sí, no he podido dormir. Estoy muy nervioso últimamente—dijo al notar sus manos temblar.
—Detenga su trabajo, mejor será que dé una caminata por los jardines, eso siempre le calma cuando está nervioso—opinó la doncella a lo que Hyunjoon estuvo de acuerdo.
Se puso de pie y su doncella arreglo su Jeokui, acomodando el cabello de Hyunjoon, en el cual estaba su diadema que le representaba como el consorte real.
—Ya está bien, Miyaki—dijo sonriendo—, eres tan delicada, pero ya todo está perfecto.
—Consorte real, usted es tan sereno y tranquilo con su aspecto, ¡pero no! Debe verse deslumbrante, para que su Majestad el emperador solo tenga ojos para usted y no para esa atrevida y descortés concubina—exclamó la doncella claramente molesta.
El consorte era todo lo que estaba bien en el mundo, ¿por qué el Emperador se había atrevido a cambiarle por una concubina tan descortés?
—Miyaki, por favor, aunque nos moleste la nueva concubina, no exclames tus palabras en alto, las paredes en palacio tiene oídos, y la noticia se puede esparcir. No quiero que seas castigada.
—Está bien, consorte, ahora sí, avisaré que dará un paseo.
El doncel espero a que su doncella avisara a los guardias, y cuando ella regresó, por fin pudo salir.
La suave brisa movía algunos flequillos de su cabello, pero no le molestaba en lo más mínimo. Saludó a las personas que se encontró en el camino, y le dijo a su doncella que apuntase algunas peticiones de otras doncellas que trabajaban en el lugar.
Miró lo pasillos con una sonrisa en sus labios. Sí, había hecho cosas incorrectas, pero había sido todo por el bien de Sunghoon. Suspiró cerrando sus ojos y recordando cuando era un niño que jugaba con el actual emperador por esos pasillos.
Sunghoon había sido su mejor amigo junto a Jongseong, pero, ¿qué había pasado entre ellos para casarse? Cierto, la amenaza de Sunghoon de suicidarse si no le aceptaba, cosa que le causó tanto pánico que le hizo estar de acuerdo con casarse. Y aunque al principio no le veía con interés amoroso, poco a poco se enamoró del emperador.
Aunque siempre habían más dudas en su mente, ¿qué hubiera pasado si Sunghoon no se fijaba en él? ¿Hubiera podido ser el ministro de defensa como deseaba desde pequeño? ¿Podría visitar países extranjeros, y descubrir maravillas como su padre le contaba? ¿Habría podido casarse con...
—¡Madre!—aquel llamado de una infantil voz le hizo alejarse de sus pensamientos y miró frente a él algo turbado— ¿Estás bien, madre?
Sus ojos se enfocaron en el niño frente a él, luciendo ropas azules con dorado, que le veía con el ceño fruncido, detrás del infante estaba el séquito que le cuidaba.
—Buen día mi príncipe. Me encuentro bien, ¿por qué preguntas?
—Estás mintiendo, madre, tus ojos se ven tristes—exclamó el príncipe heredero, acercándose a mirar mejor al doncel—. ¿Es por la nueva concubina, que padre ha traído? Sí es así, ya la he visto y no puede superar tu belleza.
—Taesan, hijo mío, no hables así de alguien que no está presente y no puede defenderse—dijo Hyunjoon colocando su mano en el hombro del niño de nueve años, que tenía la misma mirada gélida de Sunghoon.
—Pero lo que digo es cierto—el doncel notó las miradas puestas en su hijo y le tomo de la mano.
—Ven, vamos a buscar a tus hermanos para que me acompañen a comer junto al lago. Es un perfecto día para tomar té.
—Le acompañaré, madre—el séquito les siguió algo distante, luego que Hyunjoon así lo ordenará.
Miyaki fue a buscar a la princesa, luego de ordenar que llevarán el almuerzo del consorte y los príncipes, al huwon junto al lago.
Hyunjoon caminó en silencio junto a su hijo mayor, él cual le miraba admirado. Su madre era hermoso, y no merecía tener esa mirada triste que mantenía desde hace ya casi 8 días. Los rumores que circulaban por los pasillos, hacían enojar a Taesan. Rumores sobre su madre y que éste ya no era tan especial como se le consideraba tiempo atrás, ya que el emperador había decidido tener una concubina.
Ya estaban llegando al pabellón en donde estudiaban los mellizos cuando Taesan vio a su padre.
—¿Qué hace padre aquí?—preguntó de forma baja llamando la atención del doncel que alzó la mirada notando el séquito de su esposo.
Ambos se acercaron, y los sirvientes al verlos les brindaron una reverencia permitiéndoles el paso. Taesan oscureció su mirada al ver a su padre junto a esa mujer que humillaba a su madre con su simple existencia. La odiada—para él— concubina Lee Areum.
—Buen día su Majestad—saludó Hyunjoon realizando una reverencia frente a Sunghoon que le acarició la mejilla.
—Hola, Hyunjoon—dijo el emperador.
—Buen día concubina Lee—saludó esta vez el doncel, mirando a la mujer, luego que Sunghoon se hubiese apartado.
—Buen día consorte real—devolvió el saludó la mujer, pero algo provocó que Taesan se enfureciera.
—Mi madre es el consorte real, ¿por qué no le brinda la reverencia que él merece?—inquirió el niño ardiendo en ira al notar que la mujer no hacía aquel acto de respeto que la familia real se merecía; sin embargo, antes de aproximarse a la concubina, sintió el brazo de Hyunjoon en su hombro, pidiéndole en una orden silenciosa que se calmase.
—Disculpen el comportamiento del príncipe heredero, se ha despertado de mal humor—habló Hyunjoon sonriendo amablemente—. No se lo tome personal concubina Lee.
Taesan iba a replicar pero notó la mirada molesta de su padre. Quería tanto sacar a esa mujer de palacio. ¿Acaso su padre era tan imbécil para permitir una ofensa de esa índole contra su madre?
—Príncipe Taesan, no importa si se levantó de mal humor, no puede tratar de esa forma a la concubina Areum—replicó Sunghoon molesto por el comportamiento de su primogénito, contra su pobre concubina—, además Areum se siente mal, y por lo tanto no puede hacer movimientos bruscos.
—Siendo así, opino que la concubina Areum vaya a sus aposentos a descansar, antes que le pueda pasar algo aquí—comentó Taesan mirando a la mujer que hizo una mueca. Odiaba a ese detestable niño.
—Su alteza real—empezó Areum aproximando su mano al rostro del niño que retrocedió. La concubina retrajo su mano, antes de sonreír falsamente—, es que el emperador me presentará al resto de los príncipes, por eso no he querido ir a mi habitación, deseo conocer a los adorables hijos de mi emperador.
Hyunjoon enarcó una ceja antes de mirar a Sunghoon, que al notar la mirada de su esposo suspiró. Los ojos del doncel estaban oscurecidos por algo que el Park desconocía.
—Emperador Park, ¿me permite conversar con usted, a solas?—preguntó Hyunjoon a lo que Sunghoon asintió antes de brindarle su mano para caminar juntos, pero el Kim no le tomó del brazo—. Taesan, entra a ver cómo están tus hermanos.
—Sí madre.
Y el doncel se dió la vuelta, mientras su hijo entraba a la biblioteca donde estaban sus hermanos. Sunghoon observó cómo Hyunjoon sujetaba con cuidado sus ropajes y empezaba a caminar hacía el puente que atravesaba el lago. Areum hizo un amago de seguir a Sunghoon, pero éste la detuvo.
La concubina solo pudo observar como el emperador, conversaba con el consorte sobre el puente.
—No pidió mi opinión en este asunto—dijo Hyunjoon apoyando sus manos en el barandal de madera—. Ni siquiera me dijo que le quería presentar a los príncipes a esa mujer.
—Soy el emperador, no debo pedir tu opi…
—¡Sí debes hacerlo!—refutó Hyunjoon mirando al Park que se asombró al notar por primera vez a su esposo alterado, levemente, pero aún así alterado— Los príncipes también son mis hijos.
—No me levantes la voz. No es como si Areum quisiera secuestrar a nuestros hijos.
—Tampoco sabes las intenciones que ella tiene para con nuestros hijos. Una cosa te dejaré en claro, ella puede ser tu concubina, puede humillarme con su simple presencia, tratar de ponerse a mi nivel, usurpar mi lugar frente al consejo, pero si ella se atreve a intentar usar a mis hijos, no podrás detener mis acciones y medidas contra Areum—el doncel se inclinó sobre el oído del Park—. Recuerda que en comparación a tí, yo sí cumplo mis promesas, ¿comprendes, Sunghoon?
El emperador se apartó y notó la mirada fría de Hyunjoon, sabía que el doncel no estaba jugando, ni haciendo promesas falsas.
Kim Hyunjoon cumplía todo lo que decía desde que era un niño.
—Comprendo, pero debes dejar que los conozca, esa es mi orden. Recuerda que aún sigo siendo el emperador, y aunque seas el consorte, tengo dominio sobre ti.
—Yo conozco mi lugar como súbdito del emperador, "está charla de poder" deberías brindarla a esa concubina que mantienes ahora contigo, de igual manera, clases de modales, para que así no te avergüence como lo hizo en la reunión con los ministros, y eunucos.
Y Hyunjoon pasó por su lado para volver de nuevo al pabellón de la biblioteca en la que estudiaban el segundo y tercer príncipe. Sunghoon blasfemó de forma baja.
Areum miró al consorte real cuando esté caminó a su lado, y ni siquiera la miró. ¿Quién se creía ese doncel para ignorarle como si ella no fuera nada? Era la concubina del emperador Park, y pronto sería su remplazo.
El doncel pidió que abrieran las puertas para él poder entrar a la biblioteca, y la orden fue acatada. Areum se apresuró a tratar de seguirle, pero los guardias cerraron las puertas.
—¿Por qué las cierran?
—Está prohibido entrar a la biblioteca cuando los príncipes estén estudiando. Solamente el consorte real puede pasar—recitó el soldado de más rango.
Areum les miró mal y regresó a esperar a Sunghoon, él cual caminaba pensativo. ¿Qué le había dicho Hyunjoon al emperador, para que éste se viera tan turbado? ¿Qué clase de persona era Kim Hyunjoon?
—¿Estás bien, mi amado emperador?—el hombre no le respondió, y solamente la miró— Quiero entrar a la biblioteca para conocer a tus hijos, vamos.
—No harás eso. En la biblioteca en la que estudian los príncipes solamente el consorte Hyunjoon puede entrar.
—Pero eres el emperador.
—¿Y? No pasaré sobre las reglas ya impuestas por un capricho tuyo, además los conocerás cuando terminen sus clases.
Areum frunció el ceño. Definitivamente se desharía de Kim Hyunjoon cuanto antes.
—No queremos, según hyung esa señora es mala porque te pone triste—dijo el segundo príncipe, aferrándose al jeokui del doncel.
—Sunho, cariño no puedes decir algo así frente a tu padre—habló amablemente el doncel, acariciando la mejilla de su hijo antes de hacer lo mismo con su tercer hijo—. Tu tampoco dirás nada así Sungjo.
—Pero madre...
—Basta, no quiero que su padre les regañe, mejor vamos a salir de aquí, debemos buscar a Migyung para que todos vayamos a comer al Huwon.
Los tres príncipes asintieron a las órdenes de su progenitor y soltaron al adulto para salir del pabellón.
En su mano derecha iba sujetado Sungjo, a su izquierda Sunho, y Taesan caminaba frente a él. Hyunjoon sonreía mirando a sus tres príncipes.
—Esa mujer—murmuró un molesto Taesan cuando estuvieron próximos al Huwon y vieron a la pequeña princesa del reino en brazos de la concubina. La niña lloraba desconsolada y aunque entre la mujer y Sunghoon trataban de consolarle, Migyung no ayudaba.
Ver a su pequeña hija tan desesperada y con sus gorditas mejillas manchadas de lágrimas rompieron el corazón de Hyunjoon que soltó las manos de sus hijos, para sujetar su jeokui y apurarse al huwon. Al llegar no dijo nada y simplemente arrebato a la niña de los brazos de Areum.
—Ya mi niña, shhh, mamá está aquí—arrulló a la infante que ocultó su carita en el hombro del doncel.
—¿Cómo se atreve a quitarla de mis brazos de esa forma?—indagó Areum altanera. El Kim le miró enojado.
—Haga silencio concubina Areum—ordenó el doncel antes de buscar a Sunghoon con la mirada—. ¿Qué le pasó a Migyung? ¡¿Qué le pasó a Migyung, Sunghoon?! ¡Responde!
El emperador solamente le miró en silencio. Los séquitos de los príncipes los mantuvieron alejados del alboroto. Más a Taesan que lucía furioso. El ministro de defensa, Park Jongseong estaba presente y con solo mirarlo, se podía notar que estaba enojado.
—Se tropezó y...—el doncel no le dejó terminar al apartar a su hija de su hombro, para empezar a revisarla, notando la cortada leve en la frente de la niña, justo sobre la ceja izquierda de esta.
—¿Cómo se tropezó? Saben muy bien que a la princesa se le dificulta caminar y más por suelos irregulares. ¿Quién no la sujetó?
Los sirvieron miraron a la concubina Areum que le seguía mirando petulante. Migyung se acurrucó en el pecho del Kim, para chupar su dedito pulgar en búsqueda de consuelo.
—Yo le puedo responder, Consorte—dijo una voz masculina, que hizo a Hyunjoon girar para encontrarse con Jongseong—. La concubina Areum arrebato a la princesa de los brazos de la nodriza de esta, y empezó a tratar de arrullarle aún cuando la princesa estaba disgustada al no conocerla. Luego la hizo caminar hacía donde estaba el emperador, aún cuando le insistí que la princesa apenas aprendía a caminar. Instó a la princesa Migyung de decirle madre, y cuando la princesa asustada quiso ir a brazos del emperador, cayó al suelo, no pude evitar la caída de la princesa, perdóneme.
Y todos quedaron impactados cuando Hyunjoon abofeteó con fuerza a la concubina. Sunghoon reaccionó colocando a la mujer tras de él.
—¡¿Por qué hiciste eso, Hyunjoon?!
—Mi hija está herida por culpa de esa mujer. No. ¡Nuestra hija está herida por culpa de ésta mujer!
—No es para tanto, solamente una leve cortada, un pequeño descuido de Areum, ya que es inexperta con niños—refutó Sunghoon y Hyunjoon le miró en shock total.
—Yo era un inexperto cuando nació el prncipe Taesan, pero jamás tuve un "descuido" que le lastimó. Recuerde que también tuve a los príncipes Sungjo y Sunho, los cuales son gemelos, y tampoco me descuide. Mis hijos jamás habían sido lastimados, hasta hoy.
—No hagas de esto un alboroto, Hyunjoon—murmuró Sunghoon sujetando la mano del doncel, con más fuerza de la necesaria.
—Lo lamento, consorte—dijo Areum empezando a llorar, y mirando al doncel, Sunghoon al ver a su concubina llorando, se apresuró a rodearla con sus brazos—. ¡No tiene que ser tan injusto conmigo!
—Ya lo haz visto, hiciste llorar a la pobre Areum.
Y Hyunjoon sonrió, pero no la clase de sonrisa que esperas ver en un rostro bonito. Sino una que hizo temblar a varios.
—Ve con otras personas a mostrar tus lagrimas falsas, y tus disculpas que no sientes en verdad.
Y se dió la vuelta para volver a dónde estaba sus hijos mayores, Jongseong se apresuró a seguirlo.
Sunghoon apretó su mandíbula ante el enojo. Antes de arrullar a una "llorosa" Areum, que en verdad moría de rabia por dentro.
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