━━━Capítulo Ocho | Promesas Rotas
Capítulo 08
Promesas Rotas
Un mes había pasado desde la llegada de Shihao. Un mes en el que Sunghoon irradiaba furia, y trataba de controlar a Hyunjoon, monopolizando el tiempo del doncel.
Ahora con lo atareado que el Emperador se encontraba, Hyunjoon se encontraba dando un paseo por los jardines siendo acompañado por Shihao.
—Deberías dejarlos acercarse, pareces una ave carroñera saltando sobre la carne, cada que los ves juntos—comentó Hyunjoon mirando las mariposas que volaban sobre las flores.
—Haoran es muy joven, temo que le haga daño—aclaró el príncipe chino de forma mordaz—. Tiene solo 18 años.
—Él es muy inteligente y habilidoso. Dudo que él se deje usar por un hombre, además Jongseong es un buen sujeto, y tienes pruebas de ello.
—Puede que Jongseong sea bueno, pero Haoran no es un doncel como tú—refutó.
—¿Cómo? ¿A qué te refieres con esas palabras?
—Delicado, con un instinto maternal y hogareño. Toda su vida se ha criado como un soldado, dispuesto a matar por la gloria de China; sin respeto por la vida humana—explicó con una mueca.
—Haoran no es muy diferente a mí. Es cierto que ha matado personas, pero yo también lo he hecho—dijo haciendo un gesto desinteresado con la mano—. Y muchos donceles no tienen ese instinto maternal y hogareño hasta que se casan, yo no lo tenía hasta mi boda.
Shihao rodó los ojos ante eso. Esa maldita boda.
—Jongseong es bueno, y sabría cómo tratar con Haoran; además, ¿no los has visto? Sus miradas dejan ver atisbos de pasión y amor.
—¡Sobre mi cadáver!
—Jamás conocí a un príncipe tan celoso como tú.
—Difiero la opinión, está tu hijo Taesan—Hyunjoon rió ante eso.
—Tiene la razón en eso, Taesan es muy celoso y posesivo.
—Tu hijo me agrada, más cuando desprecia con la mirada a Sunghoon.
—No diga cosas así—regañó el castaño golpeando al mayor—. Cualquiera que escuche tus palabras podría malinterpretar las palabras y, un castigo caería sobre mi hijo.
—Tienes razón en eso—concedió mirando al doncel que se había detenido—. ¿Estás bien, Hyunjoon?
—La vista se me nubló—exclamó antes de sonreír—, ya estoy mejor.
—Si tú vista se nubla así, no estás bi...¡Hyunjoon!
El chino fue rápido cuando atrapó al doncel en sus brazos, evitando que se pudiera golpear.
—Hyunjoon, reacciona—junto a sus palabras dejó pequeños golpes en la cara del Kim, que seguía completamente inconsciente.
No tuvo de otra que llevar al doncel al pabellón de su pertenencia, aunque Taesan lo alcanzó a ver y lo siguió claramente alarmado por el estado del consorte.
Hyunjoon abrió los ojos confundido. Su cabeza dolía y no sabía qué pasaba. Miró a un lado y se encontró con el rostro preocupado de la reina madre, más allá de Shihao, Jongseong y Haoran.
—¡Mamá!—esa exclamación provino de la izquierda, giró y se encontró con Taesan claramente preocupado.
—¿Qué ocurre?—inquirió sin comprender lo que pasaba. Ni siquiera recordaba lo sucedido antes de que perdiera la conciencia.
—Hyunjoon, te desmayaste cuando estábamos caminando por los jardines interiores—habló Shihao preocupado por el doncel.
—Disculpen, pero no lo recuerdo—declaró algo confuso, mientras acariciaba el rostro de Taesan—. No sé tampoco la razón por la que colapsé.
—Yo sí, consorte real—interrumpió Haoran, aquel doncel a cargo de la seguridad de Shihao—. Me he puesto a observar los últimos días, ¿ha estado vomitando y con mareos?—un asentimiento—. Consorte Hyunjoon, estoy muy seguro que usted se encuentra gestando.
Una mueca de sorpresa se adueñó de los presentes, menos de Jongseong, ya que Haoran le había comentado de sus sospechas desde días atrás. Shihao negó exasperado. Mina cubrió sus labios claramente incrédula.
—No—refutó Taesan alterado—. Mamá, no puedes, será una guerra si estás gestando.
Hyunjoon estaba estupefacto. No. Él no podía estar gestando, no cuando su cuerpo estaba tan débil.
—Es falso—exclamó en un hilo de voz.
—No lo es—el doncel menor se acercó y colocó su mano sobre el vientre de Kim—, lo poco que sé sobre medicina me lo indica.
Hyunjoon apartó la mano de Haoran sin llegar a ser brusco, y se sentó para mirar a Jongseong.
—Trae al médico Lim por favor—pidió—, y que nadie se entere.
Park asintió y salió del dormitorio para apresurarse a buscar al médico. El doncel miró a su hijo, y tomó sus manos.
—Taesan, mi hermoso niño, no quiero que le digas a nadie sobre esta sospecha, ¿comprendes?—soltó Hyunjoon mirándolo fijamente.
—Lo hago, no diré nada—respondió aún algo aturdido—. Pero madre, si estás gestando, ¿qué pasará?
Hyunjoon se puso de pie con ayuda de Shihao, y tomó su abanico para mirarlo unos largos minutos hasta que suspiró.
—Le diré a Sunghoon—habló sin mirar a ninguno de los presentes—. Sólo yo seré quien le diga, y espero que no interfieran, si es que estoy gestando se lo diré en el momento que elija.
Nadie renegó a las palabras dichas por el doncel. Hyunjoon miró a Mina, y se acercó a ella.
—Madre, retírese por favor—solicitó tomando la mano de la mujer.
—¿Qué? Me niego, Hyunjoon, no me iré hasta que sepa si estás gestando—indicó la mujer negándose a eso.
—Madre, váyase por favor, si se enteran que está aquí y los demás presentes , Sunghoon no dudará en venir y de alguna forma u otra tratará de enterarse que pasa. O alguien dirá rumores de que estamos tramando algo contra él. Siempre ha sido desconfiado, aún de mí, así que no dudará en creer las palabras de algún traidor.
—Entonces me iré, pero solo porque me lo has pedido—dijo la mujer saliendo del pabellón luego de las reverencias de los presentes.
—Haoran, Shihao, y mi pequeño Taesan ustedes también váyanse, y cuando Jongseong y el médico Lim lleguen, díganle a Jongseong que se vaya también—un asentimiento y los nombrados se fueron, Taesan luego de abrazar al doncel.
Tenía tanto miedo por su madre. No. No era miedo, era preocupación, y terror ante lo que pronto se desataría cuando supieran que su madre estaba gestando. Aún cuando Hyunjoon era el consorte real, seguía siendo un traidor para muchos, y a sus inocentes 9 años, sabía que jamás se debía bajar la guardia en el palacio, porque hasta el más débil podría matarte.
Hyunjoon miró por la ventana y sintió el temblor en su cuerpo, y luego sintió la cálida sangre deslizarse por su nariz. Tomó un pañuelo y limpio el carmesí líquido, justo a tiempo cuando el médico Lim entró.
—Es un placer verle, consorte real—saludó el médico haciendo una reverencia—. ¿En qué puedo servirle?
—Tengo la sospecha de que estoy gestando—declaró el Kim sin rodeos aún mirando por la ventana, y la sorpresa se vislumbro en el rostro del médico.
—Pero consorte, su cuerpo está muy débil, y sabe que es por el…
—Lo sé—interrumpió el doncel girándose para mirar al hombre—, pero si estoy en ese estado, quiero saberlo para poder cuidar de mí y mi futuro hijo—mostró el pañuelo con sangre—, para así estar mas atento y no volver a ser envenenado, como meses atrás.
Lim suspiró y asintió, para indicarle al doncel que le revisaría para ver si en verdad estaba gestando. El hombre había informado sobre los anteriores embarazos de Hyunjoon, pero por primera vez, no vio la alegría en el doncel, y sumando a eso, que Hyunjoon estaba completamente solo. Sunghoon no estaba como veces anteriores.
Tras revisar al doncel el médico ayudó al doncel a levantarse, y le miró fijamente.
—Las sospechas son ciertas, está gestando—y Hyunjoon asintió sin emoción alguna, y con un montón de pensamientos rondando su mente.
—Puede retirarse, y no le diga nada a nadie, admiro su confidencialidad, espero que ahora no me traicione—mencionó el Kim y el médico negó rápidamente.
—Jamás lo traicionaría.
—Eso espero, ahora váyase—y cuando el médico salió luego de reverenciar al de cabellos claros, este tocó su vientre—. Vamos a luchar bebé, y viviremos, aún cuando todo está contra nosotros. No te lastimarán, ni a tus hermanos, pero si lo hacen, prometo que a esa persona no le gustará haber nacido, ante lo que le haré.
Y Kim Hyunjoon por primera vez rompió en un llanto desconsolado después de 9 años viviendo en el palacio del emperador Park Sunghoon.
Luego de meditarlo por un considerable tiempo —dos días— Hyunjoon decidió decirle a Sunghoon. Era lo correcto, en unos meses se vería su vientre de embarazo, y no lo podría ocultar. Además, no podría recibir a los médicos sin que Sunghoon supiera, no todos le eran fieles a él.
Hyunjoon entró al pabellón privado de Sunghoon, iba solo, con solo su abanico de mano. Mentalmente se daba el ánimo de decirle a su esposo aquella noticia. Saludó al eunuco que servía a su marido, y pidió no ser anunciado. Observó por última vez su hanbok con el dragón dorado bordado y suspiró antes de pedir que abrieran las puertas.
El eunuco abrió la puerta para él y entró. Hyunjoon casi ni se sorprendió al ver a Areum sentada junto a su esposo, sirviendo algo de makgeolli para Sunghoon.
—Buenas tardes emperador—saludó haciendo una leve reverencia.
—¡Hyunjoon!—dijo un Sunghoon algo alarmado, ya que no había notado la presencia de su esposo. Areum sonrió apretándose contra el emperador, esperando una mirada de ira del Kim, pero este solo seguía imperturbable, y miraba al Park.
—Disculpe sí interrumpí, emperador, quería hablar de algo importante con usted—miró de reojo a la mujer aferraba al brazo de su esposo y volvió a los ojos del Park—. A solas—y los ojos de Areum centellearon por la ira, cosa que provocó una sonrisa leve en Hyunjoon.
La fémina apretó el brazo de Sunghoon y lo miró, antes de señalar levemente a Hyunjoon con la mirada.
—Cierto—remarcó Sunghoon y sus ojos fueron a lo de su esposo—. Tengo que darte una noticia.
—Yo también—informó el doncel, pero Sunghoon negó levantándose y caminando hasta quedar frente a él.
—Lo que yo debo decirte es más importante—verbalizó el Park interrumpiendo al doncel—. Préstame mucha atención ya que es una noticia importante.
—Adelante, dígame—murmuró llevando sus manos a su chima.
—Seré rápido al decirlo entonces—propuso antes de mirar de reojo a su concubina—. Areum está a la espera de un nuevo príncipe—y Hyunjoon sintió que perdía la respiración.
—¿Qué?—inquirió conmocionado y apretando su chima con fuerza.
—Lo que escuchó, consorte real—confirmó Areum levantándose ayudada de Sunghoon, y sonrió aferrándose al brazo del Park—. Estoy embarazada.
El doncel tembló levemente, y sus manos se aferraron más a la tela en sus palmas.
—¿No piensa felicitarme, consorte Hyunjoon?—y el Kim la miró con ojos furiosos, cosa que la hizo sonreír.
—Felicidades concubina Lee—felicitó con un toque tembloroso en la voz, que hizo a la mujer ampliar su sonrisa—. Espero que tenga una gestación saludable. Me debo retirar—anunció haciendo la reverencia justa.
—¿Qué me ibas a decir Hyunjoon?—y el doncel dudó—. Rápido no tengo todo el día.
—La revuelta que se está llevando a cabo en el pequeño pueblo cerca de la frontera no se ha solucionado, iré a visitar ese lugar y trataré de solucionar la disputa—explicó Hyunjoon, recordando que ese asunto no se había solucionado.
—Bien, ¿cuándo te vas?
—Mañana.
—Dile a Jongseong que vaya contigo—ordenó Sunghoon sin mirarlo y enfocado en Areum.
Hyunjoon se quedó quieto, y bajó la mirada recordando las palabras que Sunghoon había dicho semanas atrás: «si no se encuentra una solución ambos iremos a ese poblado. No dejaré a mi esposo ir solo a ese lugar»
Mentiroso, Sunghoon era un mentiroso. Alguien que rompió una promesa, una orden, y eso lastimó más el corazón del doncel, que algo tambaleante se giró para retirarse de ese lugar.
—Adiós consorte, vaya con cuidado a su viaje—dijo Areum—. Mi emperador y yo cuidaremos a sus hijos, mientras cuido de mi embarazo, ya que esperamos tener un varón. Un varón saludable, para que haya un príncipe competente en este reino.
Esas palabras detuvieron al doncel. Rabia, sentía rabia contra ella por lo que insinuó. Sus hijos eran príncipes aptos, eran buenos en combate, y estudiando eran excelentes, Taesan era un estratega como él había sido en su juventud; y los gemelos eran un dúo que siempre peleaba unido y era igual de buenos creando estrategias que uno de los mejores soldados. ¿Y cómo ella se atrevía a decir que sus hijos no eran competentes?
Hyunjoon estaba completamente indignado, alterado, y enojado, y por eso se giró en el proceso sacando su abanico que estaba sujeto a su chima. Sunghoon fue rápido al cubrir a la fémina cuando Hyunjoon se apresuró a ir contra ella, porque se dio cuenta por los ojos oscuros de su esposo, y el metal brillando en el abanico que el doncel no bromeaba en querer matar a Areum.
—¡Nunca en tu vida vuelvas a decir que mis hijos son incompetentes!—exclamó furioso el Kim—. Mis hijos son los mejores príncipes que este reino ha tenido. Inclusive mejor que “tu amado emperador".
—Hyunjoon, calma…—intervino Sunghoon, pero el doncel continuó, avanzando.
—Sí vuelves a decir algo contra mis hijos, te mataré, Lee Areum—amenazó.
—¡No puede amenazarme, estoy esperando un príncipe! ¡Soy la concubina favorita del emperador! No puede amenazarme porque somos iguales—y eso sacó una carcajada en el doncel, pero una carcajada sin humor.
—Deberías saber que tú y yo no somos iguales. Soy el consorte y la madre de los hijos del emperador, y tú la mujer que se mete en la cama de mi esposo. Jamás seremos iguales, y aunque le des un hijo varón, seguirás siendo eso, una concubina, porque jamás renunciaré a mi título para dárselo a una mujer inculta, grosera, y tonta.
—¡Hyunjoon! Pídele disculpas a mi concubina.
—Jamás, en cambio tú deberías pedirme disculpas inclusive de rodillas, porque soy tu consorte, y estás dejando que una simple concubina me trate de humillar—y sin importarle la mirada enojada de Sunghoon, se dio la vuelta y se alejó, saliendo de la habitación claramente alterado.
—Él me amenazó—chilló Areum aferrándose a los brazos de Sunghoon—. Sunghoon, el consorte enloqueció.
—Calma, hablaré con él, estás esperando un príncipe, ya no puede tratarte así—exclamó Park molesto por las palabras dichas por Hyunjoon.
En cambio el doncel tocó su vientre mientras caminaba por el pasillo. Ella se había metido con sus hijos y eso era una declaración de guerra. Nadie le haría nada a sus hijos. Y se dio cuenta que debería silenciar su embarazo por unas semanas, y de igual forma ignorar su enfermedad, porque debía hacer algo más importante. Garantizar la seguridad de sus hijos, inclusive del que crecía en su vientre.
—Haoran, necesito que envíes algo a China, por favor—pidió caminando sabiendo que el doncel le seguía a escondidas—. Debo cobrar un favor.
Y el doncel asintió, tomando en el aire el pergamino que Kim le había tirado.
Kim Hyunjoon tenía la misma mirada que nueve años atrás cuando entró al palacio y cortó la cabeza de Park Sungkiu el antiguo emperador. Porque Sunghoon jamás mató a su padre, fue él.
Él tuvo las agallas de matar a ese hombre.
Él fue quien cobró venganza por la muerte de sus padres.
Él fue quien ocultó la verdad de la muerte del emperador, y anuncio a todos que Sunghoon mató al emperador.
Él fue quien quitó a un emperador del trono, y colocó a otro.
Y él sería quién aseguraría el futuro de sus hijos.
Actu al fin.
Mátenme por
demorarme.
¿Qué les pareció?
Comenten por fis.
¿Vieron los nuevos
gráficos en la Obertura?
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