━━━Capítulo Cuatro ~ La Reina Madre
04
La Reina Madre
Hyunjoon miraba a sus hijos jugando en los jardines próximos al ala derecha del palacio, en donde estaba su dormitorio y el de sus hijos. Se encontraba sentado en el huwon fuera de sus dormitorios.
Los príncipes gemelos jugaban con espadas de madera mientras trataban de atrapar a Taesan, que al ser por tres años mayor que los contrarios, les llevaba algo de ventaja.
La princesa Migyung en cambio estaba sentada en el jardín recogiendo flores junto a Miyaki, la doncella del Kim.
La niña con un año y tres meses, única hija femenina del emperador Park Sunghoon, era una copia exacta de su madre, lo único que con aquellos ojos oscuros que poseía el emperador. Era quizás la más parecida a Hyunjoon, ya que los príncipes eran la viva copia del Park; Sungjo apenas era el único que tenía un rasgo como el Kim poseyendo aquel cabello revoltoso del doncel.
—¿Ya está más calmado?—preguntó Jongseong mirando al doncel que negó.
—Siento tanto enojo que estoy luchando contra mis instintos—dijo serenamente y sonriendo cuando sus hijos les sonrieron y saludaron con sus "espadas".
—Lamento no haber cuidado a la princesa Migyung.
—No es tu culpa el que ella se haya lastimado; si debo culpar a una persona es al emperador, creí que aunque estuviese cegado por esa mujer, pondría como prioridad a sus hijos, veo que me he equivocado una vez más.
—Consorte...
—No lo justifique. No lo haga. Sí, sé qué habrá algún traidor por aquí que irá a decirle mis palabras al emperador o incluso alterarlas poniendo adornos para que se escuchen peor, pero no me importa.
—Hyunjoon—y el doncel sonrió antes de mirar al ministro de defensa.
—Hace ya ocho años que no me llamabas por mi nombre.
—No podría hacerlo, y ahora se escapó ante un error. Llamarle por su nombre es una falta de respeto. Es el Consorte, la madre de la nación. Usted es una de las personas más importantes del reino.
—Es gracioso—soltó con suavidad—, tan gracioso, que mientras todos me dicen que soy importante por ser el esposo del emperador, mi marido está con esa mujer.
—Consorte, le digo que es importante, es cierto pero por solamente ser usted—el ministro se acercó más al doncel que apartó la mirada—. Fuiste hace nueve años, la persona que planeó un golpe contra el emperador Park SungKiu, y apenas tenías quince años. Hyunjoon, tú fuiste quién consiguió los informes sobre el ejército, a costa de ser hostigado por el antiguo emperador. ¡Casi terminas en su concubinato!
—No me lo recuerdes, son cosas que deseo borrar de mi mente.
—Eso no se puede borrar, Hyunjoon, toda tus sacrificios, hasta la muerte de tu padre fue para darle el trono a Sunghoon—y el Kim le miró—. Perdiste tanto, tu familia, las riquezas de tus antepasados, tus sirvientes de años para darle todo al emperador. Se me hace injusto que ahora no te brinde ese lugar que te ganaste con esfuerzo por una mujer inculta y mentirosa.
—Jongseong...
—Fuiste nombrado como el traidor del reino, cosa que te hizo ser odiado durante dos años. Años en los que entregaste todo de ti no para que tú fueras aceptado, sino Sunghoon. Sé que jamás actuaste violentamente, en cambio fuiste meticuloso, pero verte hoy golpear a esa mujer me hizo darme cuenta que..—Jongseong detuvo sus palabras, dudando si decirlas o no.
—Dilo. Te lo ordeno.
—Estás debilitándote, ¿cierto?—el Kim no respondió inmediatamente.
—Tonterías.
—Las palabras son para tí el arma más poderosa. Jamás golpearias a una persona cuando puedes humillarle con solo una oración dictada con tu suave y dulce voz. Así que mi suposición es correcta. Estás mal.
—¿Es posible que otras personas lo sepan?
—Muy pocos y estarán llenos de dudas, yo me enteré al haber crecido junto a ti. ¿Qué es lo que tienes?
—No lo sé. No he acudido con los médicos para que nadie sepa que me encuentro enfermo. Sí alguien se enterara, caerían como águilas sobre mis hijos, en específico sobre Taesan, al ser el príncipe heredero. Tenía pensado comentarle a Sunghoon, pero sería algo estúpido.
—¿Por qué lo dices?
—Él le dirá a esa concubina—hizo una pausa—. Créeme, Jongseong, cuando te digo que esa vulgar mujer dará todo por darle un hijo varón. Ante mi debilidad será una oportunidad perfecta para eliminar a Taesan, a Sungjo y Sunho. Sí las personas incorrectas se alían con ella mis hijos correrán peligro.
—Sabes que la corte está de tu lado, y eso significa que también del príncipe heredero. No habrá batallas en palacio por el trono del príncipe Taesan.
—Inocente, Jongseong, muy inocente eres tú. Las peleas que se dan por defender al reino no son nada, comparados con las que se llevan dentro de palacio. Muchos aún desean derrocar a los Park del trono. El pueblo perdona más no olvida lo que causó el antiguo emperador.
—Hyunjoon.
—Sí en tal caso, el rumor sobre que me encuentro mal de salud empieza a filtrarse, deseo que lleves esto ante el ministro de finanzas y el de exteriores. Dentro hay un pergamino con los nombres de cada uno—y entregó un sobre a Jongseong que lo tomó con cuidado—. Aunque posiblemente sé tu respuesta, haré la pregunta aún así. ¿Me serás fiel y al príncipe Taesan en caso de que quieran usurpar el trono que le corresponde a mi hijo por derecho?
—Juré mi fidelidad al emperador, pero al recitar mis votos le miré a usted. Sí me pide que maté a su esposo, así lo haré. Sí debo dar mi vida por colocar al príncipe Taesan en el trono del emperador, la daré con orgullo.
—Muchas gracias, Jongseong.
—No debes agradecer, pero, ¿tratarás de contactarte con él? Su ayuda fue la que nos hizo ganar la última vez.
—¿Qué te indica que no le contacté?—y Jongseong sonrió.
—¿Por qué él es tan malo conmigo?—lloriqueaba Areum abrazada de Sunghoon, en los aposentos del Park.
—Fue cegado por la ira.
—¡Pero yo no tuve la culpa!
—No grites, Areum, mi cabeza ya duele ante el momento vivido con Hyunjoon.
—Emperador, debió castigarlo, mire mi mejilla está herida por la mano del consorte.
Sunghoon observó el rostro de la mujer y suspiró. Tomó su copa con soju antes de beber.
—Deberías alegrarte de solo recibir un golpe, jamás había visto a Hyunjoon alterado, quizás pudo herirte más. Corriste con suerte.
—¡Su esposo es tan malvado conmigo! Ni siquiera pude conocer a los otros príncipes.
El emperador no le prestó mucha atención y solo bebió más soju. Hyunjoon se veía más pálido, y tenía notorias ojeras, fue lo que pensó enfocado en la pared frente a él. ¿El doncel estaría enfermo? Imposible, lo más probable es que se hubiera quedado hasta tarde trabajando como siempre.
—¡Hace su entrada la reina madre!
Y Areum se levantó rápidamente para acomodar su hanbok. Sunghoon se levantó y acomodó su ropa mientras cubría la botella de Soju. Pero ninguno quedó presentable cuando la mujer entró a los aposentos del emperador.
—Madre—saludó el Park nerviosamente acercándose, y realizando una leve reverencia hacía su progenitora.
—¡Es un gusto conocerle, Reina madre!—dijo Areum haciendo una reverencia y acercándose a la opulenta mujer, que le miró antes de alzar su mano y abofetear el rostro de la concubina.
—¡Madre!
La reina madre no miró a su hijo en cambio sujetó a la concubina por el cabello, sacándole un pequeño grito. Sunghoon se acercó rápidamente y alejó el agarre de su madre, del cabello de la chica.
—¡¿Por qué atacas a mi concubina de esa forma...
Pero una bofetada también fue al rostro del emperador. Areum chilló antes de acercarse al pelinegro y revisarle el rostro.
—¡Das asco, Sunghoon!—exclamó con enojo la reina madre—. Eres completamente igual a tu padre.
Y eso caló con profundidad en el Park.
—¿Qué?
—¿Recuerdas tus palabras cuando eras niño? Me dijiste que cuando te casaras no crearías un concubinato como lo hizo SungKiu, para no entristecer a tu pareja, como tú padre lo hacía conmigo. ¡Mentiste! Haz traído a esa mujer como concubina, llenas de vergüenza a Hyunjoon. Lo humillaste con alguien tan baja.
Y Areum se abrazó a Sunghoon, que miró a su madre claramente molesto.
—Soy el emperador, puedo tener a quien yo quiera en mi cama. Y si vuelves a golpearme te enviaré a prisión.
Y la reina madre empezó a carcajearse.
—Jamás podrás hacer eso. Sería como ponerte una soga en el cuello—dijo la mujer antes de mirar a la concubina, y dirigir las siguientes palabras a la mujer—. He conocido a muchas como tú, competí con varias y gané. En comparación a Hyunjoon, yo era más débil. Así que cuando caigas seré la primera en celebrar.
Y mirando a su hijo, Myoui Mina, la reina madre se dió la vuelta. Su yerno necesitaba apoyó, y ella le brindaría todo su poder para que Hyunjoon fuese imparable.
Porque aunque Sunghoon era su hijo, su capricho con esa mujer le cegaba la razón, y el reino peligraba.
Hyunjoon ya no debía seguir simplemente siendo el consorte real, debía tener un título mayor.
Emperatriz o en ese caso, Emperador consorte. Debían actuar rápido, antes de que Sunghoon perdiera más la cordura.
Su mano se deslizaba con gracia sobre el pergamino. Se detuvo y miró por la ventana, el cielo empezaba a oscurecer. Suspiró, tomó la taza que estaba a su izquierda y la acercó a sus labios antes de beber el líquido caliente del dulce té.
Leyó las palabras escritas sobre el papel y la tristeza cubrió su rostro.
—Debí irme contigo en ese momento. Ya había cumplido con mi nación, y vengado a mi padre y madre.
Hyunjoon no pudo continuar sus palabras cuando empezó a toser con fuerza. Cubrió sus labios con su ropa, y al apartar su mano, vio la oscura sangre manchando la tela.
—No dejaré que nada le pase a mis hijos, aún cuando tenga que volver a ser el traidor del reino.
¿Qué les pareció?
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