Tercer extra
Cuando el Emperador Kim humilló públicamente al concubino Hao, él se prometió a sí mismo una venganza satisfactoria.
¿Cómo quedarse de brazos cruzados después de que el hombre que admiraba y anhelaba había interrumpido su castigo? ¡Inconcebible! Su autoridad y posición se había vuelto una burla por culpa de ese maldito Príncipe recién llegado y Hao no podía soportar haber perdido cara delante de tantos otros.
¿Cómo podía soportar los comentarios que sabía que circulaban en el Palacio de las Flores? Era algo que nunca había tenido que soportar y, no obstante, aquí estaba: siendo la comidilla y el centro de burlas de unos cuantos concubinos.
Definitivamente no apreciaba las manos que se habían extendido en su dirección para tratar de amansar su carácter, compadeciéndose de él o estando de acuerdo con sus pensamientos. Las voces susurrando y murmurando su nombre y las acciones del Emperador tenían más fuerza, mucho más poder en sus oídos.
Siempre había sido especialmente susceptible a la negatividad de los demás. Eran espinas que se clavaban dolorosamente en su piel hasta drenar toda la sangre de su cuerpo.
Hao lo detestaba.
Así pues, como un gran felino acechando a escondidas, Hao recolectó información. Esperó en su nicho pobremente visitado por el Emperador y pensó, maquinó y planeó todos y cada uno de sus movimientos a partir de entonces.
Cada visita del mocoso al Palacio de las Flores fue suficiente para que sus dientes se apretaran y un odio indomable naciera, le torciera las entrañas y sumergiera en su tarea. Los latigazos no habían bastado, nada era suficiente para aplacar el resentimiento en su corazón.
Afortunadamente, vivir con un bajo perfil, cocinando su odio a fuego lento, valió la pena al final.
Hao había recolectado a algunos eunucos que le proporcionaban información cada vez más valiosa. Llamó a los espías de su familia y estos se movilizaron por todo el Sur, buscando incansablemente hasta que encontraron algo lo suficientemente bueno como para pintar una sonrisa satisfecha en sus labios pintados.
Así, Hao dio con el paradero de Jung SeungWang, antiguo Capitán del ejército de Do y conocido en el exterior por ser el prometido de Do KyungSoo.
Sintió una verdadera satisfacción al hallar una pieza tan peculiar y valiosa, además, conocer sus intenciones de reunir algunos hombres para sacar a la nueva adquisición del Emperador del Palacio era bastante conveniente. Sus redes se habían extendido con nuevas posibilidades ahora que él había entrado en el tablero de juego y Hao pensó en una buena manera de utilizarlo.
Fue de esta manera como fue recaudando algunos hombres; pobres diablos que habían sido condenados por algún delito menor y que, desesperados, buscaban algún halo de esperanza de ser liberados. Hao los visitó a todos y cada uno de ellos durante las noches y ofreció una propuesta bastante simple y jugosa.
ㅡSolo quiero tu fidelidad a mí. Me gustaría que trabajaras conmigo en un asunto importante. No es nada demasiado difícil y, no obstante, te dejará salir de esta celda.
La aceptación era obvia y esperada.
Hao les construyó a estos hombres una nueva identidad. Lo planeó todo de forma tan cuidadosa que pudo pasar por debajo de las narices del Emperador sin causar revuelos ni sospechas.
De repente, un bandido escapaba de forma ocasional y (secretamente) nacía un antiguo miembro del ejército del Sur que, bajo órdenes de Kim JongIn, atacó al pueblo de Do.
Kim JongIn había roto el tratado de paz, traicionó al Emperador Do y, a espaldas de todo el mundo, había seguido los deseos iniciales de su padre de conquistar la nación vecina.
Y lo había conseguido.
Ahora la gente de Do se había establecido en el Sur y Kim JongIn ejercía su poder en las tierras dañadas, restaurándolas para volverlas parte de su propia nación. Por supuesto, era algo que solo había compartido con sus hombres y que nadie más que ellos sabían.
Era impresionante la efectividad de su plan.
Si es honesto, Hao se había sentido dudoso al respecto, pero con Kim JongIn revoloteando tras el mocoso Do, Oh SeHun en la frontera, la posterior llegada de la guerra y la muerte de la Emperatriz, sus preparativos no fueron nada más que exitosos.
Por otro lado, Jung SeungWang fue bastante manipulable. Caía fácilmente en sus trampas, creyó con ingenuidad, se dejó llevar por la ira y la desesperación y abandonó el buen juicio del que había hecho alarde. El pobre diablo estaba enamorado y ante cualquier mención de peligro hacia su amor, se sacudía y tensaba como un arco. Hao lo disfrutó, realmente estaba haciendo de esto una gran fiesta de celebración.
Como un buen samaritano, Hao le dio hombres y armas para que llevara a cabo su ataque al Palacio cuando lo creyera necesario. Él había sido expulsado del Palacio de las Flores y Kim JongIn se casaría prontamente con Do KyungSoo, ¿cuántas razones más necesitaría para que todo estallara?
Hao estaba cansado de esperar.
Ya ni siquiera le importaba su amor por el Emperador, ya nada de eso tenía relevancia. Su venganza sería mucho más dulce, valdría la pena y permitiría que todo aquel que se encontrara en una posición complicada fuera arrastrado por la ferocidad de Jung SeungWang. Si Do KyungSoo continuaba con vida, entonces le haría sufrir. Él se arrepentiría de haber nacido, su corazón sería destruido y Hao estaría feliz por ello.
Corazón por corazón, era un claro juego que valía la pena jugar.
Con la certeza de que obtendría lo que quería, Hao desvió su camino hacia la casa familiar que le había visto crecer y el carruaje se dirigió hacia donde sabía que se encontraba Jung SeungWang.
En efecto, el ex-capitán había sido captado por su mirada; pronto, Hao ordenó que el carruaje se detuviera y salió del mismo con ayuda de un guardia. Notando el lujo del transporte, Jung SeungWang se detuvo y esperó pacientemente por él. Fue entonces cuando Hao extendió sus dotes actorales, componiendo una expresión ansiosa y preocupada mientras se acercaba a él.
ㅡConcubino Hao, ¿qué...?
ㅡ¡Jung SeungWang! Es bueno encontrarte tan pronto. Tengo noticias del Palacio, por favor, hablemos en privado. El asunto es delicado.
Los hombros de Jung SeungWang se tensaron y su mandíbula sobresalió. Hao miró su cara por un momento, pensando vagamente que era un buen rostro si se deshacía de la cicatriz que lo estropeaba.
Él había sido un hombre guapo hace años, podía entender la fascinación de Do KyungSoo por él.
ㅡPor favor, entremos.
Hao asintió y se dejó guiar hacia el interior de la casa del hombre
Ya había estado aquí antes, por lo tanto, Hao no se sorprendió demasiado por la mesa cutre, los cojines de baja calidad o el reducido espacio. Sabía que el hombre había construido su casa y sus cosas por sí mismo; lamentablemente, Jung SeungWang no tenía un gusto especialmente fino ni manos espléndidas para trabajar la madera y demás.
Hao se sentó en uno de los cojines que Jung SeungWang colocó en el suelo para él y negó el ofrecimiento de té. Falsamente remilgado, colocó sus manos sobre sus muslos y bajó la mirada con el sufrimiento palpable en su joven rostro. Fue un movimiento lo suficientemente eficaz para tener una reacción aún más intensa en el hombre delante de él.
ㅡ¿Concubino Hao? ¿Qué ocurre?
Hao negó suavemente, sus cejas se fruncieron y sus labios se apretaron por un momento antes de soltarlos y responder en voz baja, incluso desesperada:
ㅡOh, todo es un desastre en el Palacio, Jung SeungWang. Me hubiera gustado venir antes, pero sabes lo difícil que es para mí salir. No fue hasta que el Emperador corrió a los concubinos del Palacio de las Flores que pude llegar a ti.
Hao alzó la mirada y se encontró con los ojos llenos de incertidumbre del contrario. Jung SeungWang había unido sus manos sobre la mesa y las apretaba con fuerza, sus nudillos estaban tan pálidos como la nieve y sus anchos hombros competían con la rigidez de una vara de metal.
Hao podría haber sonreído si la situación no hubiese resultado ser tan importante.
ㅡÚltimamente hubo muchas tragedias rodeando al Palacio Principal y, desafortunadamente, tu pequeño KyungSoo no ha estado limpio de la suciedad que embarra el lugar. Jung SeungWang, el joven maestro ha sido tan maltratado, tan ofendido. La vil Emperatriz Song, esa malvada mujer ㅡHao se llevó una mano al rostro, expresando dolor y temor mientras hablaba. Él se tomó un momento para fingir un suspiro y luego continuó:ㅡ. Jung SeungWang, ella envió a alguien a acabar con él mientras dormía, sus pobres guardias no pudieron hacer nada contra el asesino que invadió sus habitaciones en la noche. Fue un golpe de suerte que el joven maestro pudiera defenderse en ese momento.
»Como si no fuera suficiente, luego de la muerte de la Emperatriz, el Emperador ha estado intratable últimamente. Ha echado a todos sus concubinos y se niega rotundamente a darle la libertad al joven maestro. ¿Quién podría desear quedarse en el hogar donde intentaron acabar contigo? El pobre joven maestro Do, tan joven y teniendo una vida tan difícil.
ㅡ¿Qué? ¿Lo que dices es realmente cierto, concubino Hao? ㅡpreguntó con fiereza el hombre, alzándose en su sitio; su cuerpo envarándose con furia notable parecía más ancho, más letal. Él era un amante abnegadoㅡ.
Hao lo miró con pesar y luego extendió una mano para tomar la empuñada del más alto con suavidad. Una muestra de camaradería en el momento propicio acompañada con una mirada apropiada podría marcar la diferencia.
ㅡMe encantaría mentir y decir que es lo opuesto, pero Jung SeungWang, me temo que todo lo que digo es cierto. Lo lamento tanto, me hubiera gustado hacer algo por el joven maestro Do, pero estamos tan lejos y debido a las restricciones tan fuertes en el Palacio, este concubino fue inútil en su tiempo.
Jung SeungWang miró su mano pequeña por un momento y, finalmente, exhaló con pesadez y negó con la cabeza, notablemente impotente.
ㅡNo debes disculparte, no es tu culpa, Concubino Hao. Ya has hecho demasiado dándome información tan valiosa y proporcionándome hombres durante todo este tiempo; no puedo pedirte nada más.
ㅡAun así, me hubiera gustado aportar más cosas para ayudarte. Jung SeungWang, cuente conmigo en todo momento. Aún tengo algunos contactos en el Palacio, eunucos que trabajan para mí, yo los moveré a su favor y les pediré que le mantengan informado sobre las nuevas noticias.
Fue el turno de SeungWang de apretar su mano mientras negaba con una pequeña y falsa sonrisa.
Un hombre tan fuerte como él, que había sobrevivido a la muerte y luchaba diariamente por un hombre, acabado por el amor; era fácil simpatizar con alguien así. Hao incluso podría sentir una pizca de lástima por él.
Tal vez en otra vida, en otras circunstancias, tú y yo realmente podamos ser amigos. En este momento, lamentablemente, los lazos que nos unen están llenos de gases tóxicos imposibles de disipar.
ㅡTe lo agradezco, pero no es necesario. Ya has hecho suficiente por mí, concubino Hao, no puedo pedir más.
ㅡNo lo haces, yo realmente quiero ayudarte. Sé lo que es luchar por un amor, Jung SeungWang, así que entiendo tu dolor y tu angustia. Por favor, acepta mi colaboración en todo momento.
.
Cuando Hao salió de la casa de Jung SeungWang y se hubo metido en su carruaje nuevamente, secó sus lágrimas actuadas y pidió al conductor que lo llevara a casa de sus padres.
Con una expresión dura, la mandíbula tensa y la barbilla alzada; con la postura recta y las manos pulcramente sobre los muslos juntos, Hao asintió para sí mismo.
Aún no era el fin, pero las piezas estaban perfectamente alineadas. El camino de sangre y dolor se abriría paso en el futuro, manchando todo a su paso con terror e incertidumbre. Él le diría adiós a la consciencia del mundo terrenal y todo aquello que lo había lastimado y, con ello, esperaba tener una nueva vida cuando la venganza haya caído en el mundo mortal.
.
Hao le dijo adiós a Kim JongIn.
Cuando llegó el aviso del fallecimiento de Jung SeungWang, Hao también le dijo adiós. Construyó un pequeño santuario para él y encendió incienso, rezando por un alma que, tal vez, no merecía perderse.
Luego, muchos años más tarde, cuando murió después de una vida llena de hijos y nietos, Hao rememoró sus errores y pidió perdón.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top