Segundo extra
A los doce años, SeungSoo conocía cada pasillo y rincón del Palacio.
Había caminado por toda la extensión del mismo y lo había memorizado con obstinación debido a una única e importante razón y, cuando el momento indicado llegó, estaba más que preparado para afrontarla:
Iba a sacar a su pequeño hermano del Palacio y le enseñaría el pueblo a espaldas de los demás. ¡Era su primera y más importante misión, y él no iba a fallar!
El joven Príncipe Heredero había desestimado todas las advertencias de sus padres y se había mantenido firme con respecto a sus propios sentimientos y la imagen personal que tenía de su hermano pequeño. Ignoró precisamente los comentarios maliciosos y pasó por alto el "riesgo" que representaba estar cerca del segundo Príncipe; fue algo bueno, porque su terquedad lo llevó a ser cercano a su hermano menor, a ganarse su cariño y también su confianza.
(Además, había visto la mirada llena de aprobación del Astrónomo Imperial y eso bastaba para hacerle saber que estaba haciendo lo correcto).
Nunca estuvo de acuerdo con el hecho de que su hermano se mantuviera aislado de todos, que sus padres no le dieran la misma atención que tenía SeungSoo y que los criados susurraran a sus espaldas. KyungSoo era muy joven para tener una vida tan dura, así que a SeungSoo no le molestaría romper algunas reglas para darle un poco de tranquilidad y felicidad.
Aprovechando su pequeño tamaño, se escabulló tras los pilares y paredes oscuros para pasar desapercibido por la servidumbre, y se dirigió a las habitaciones de su hermano.
En su espalda colgaba un pequeño bolso con un pañuelo, dinero, agua y pan dulce para el camino y su ropa era la más sencilla que había encontrado en su armario. Estaba listo para camuflarse en el pueblo y la expectativa de una sonrisa sincera y emocionada de parte de su hermano hacía que su corazón latiera muy rápido en su pecho.
Sudoroso y con la adrenalina corriendo en sus venas, tocó dos veces la puerta de KyungSoo y sonrió con emoción al ver el rostro lleno de confusión del pequeño.
ㅡ¿Hyung-nim? ¿Qué estás haciendo aquí solo? No es hora de visitas ㅡdijo con su vocesita característica, suave y baja, como si temiera ser escuchado y reprendido por hablar demasiado fuerteㅡ.
ㅡ¡Soo-ah! No hay tiempo para explicar, así que rápido, cámbiate de ropa antes de que nos atrape HaeSu o su madre. ¡Te llevaré a un lugar!
Por supuesto, los grandes ojos del Segundo Príncipe se abrieron con sorpresa y la ilusión llenó cada centímetro de su rostro ante la posibilidad de salir. Él era demasiado joven, pensó SeungSoo, era tan pequeño y tenía tantas dificultades por delante que su corazón no podía evitar doler.
Confiando plenamente en él, KyungSoo corrió hacia su armario y sacó algo discreto con rapidez. SeungSoo cerró las puertas y lo ayudó a vestirse con destreza, le puso sus botas y le recogió el cabello en una alta coleta, y cuando lo creyó correcto, lo tomó de la mano y salieron lenta y silenciosamente de la habilitación por el mismo paso que él había tomado.
Así, de la misma manera que había llegado, SeungSoo los sacó del pasillo y, posteriormente, del Palacio. Se las arreglaron para esconderse en una carreta que había llegado para dejar un cargamento de manzanas y demás frutas (y que SeungSoo sabía que vendría luego de varios días de observación y aprenderse las rutinas de los comerciantes), y de esta forma, sin que nadie se diera cuenta, dejaron atrás a la nobleza.
(Fue algo bastante impresionante considerando que SeungSoo era demasiado joven para planear algo tan bien y, no obstante, tampoco resultaba serlo, tomando en cuenta el cariño fraternal entre ambos príncipes).
KyungSoo se mostró impresionado y emocionado desde que subieron a la carreta hasta que las puertas del Palacio se cerraron y se dirigieron a la capital. SeungSoo estuvo a su lado en todo momento, tomando su mano y vigilando que nadie los descubriera.
Y de esta forma, KyungSoo conoció las calles llenas, las reemplazó por su visión de un mundo cerrado y solitario y se llenó del color de la nación, de azules y violetas, de sonrisas y exclamaciones y miradas contentas que nunca podría ver en un rostro diferente al de SeungSoo. Allí, en medio de cajas vacías y siendo mecidos por el paso inestable del caballo, KyungSoo conoció la verdadera felicidad.
Cuando se detuvieron en el negocio del comerciante, SeungSoo llevó un dedo a sus labios y amplió su mirada.
ㅡShh, no hagas ruido, Soo-ah. Bajaré primero y luego te ayudaré para que nadie nos atrape.
KyungSoo asintió con seriedad, conociendo la importancia del silencio, y SeungSoo saltó de la carreta exitosamente. Echó un vistazo al conductor y al notarlo hablando con un hombre más joven, se apresuró a extender sus brazos frente a su hermano y dijo con una sonrisa:
ㅡ¡Aquí, salta! Voy a atraparte.
Una vez más, KyungSoo no dudó en confiar en él. Tomó los bordes de su túnica para no tropezar y luego se arrojó a sus brazos, cayendo exitosamente entre ellos sin hacerse daño. Desafortunadamente, el movimiento trajo un ruido notable y la atención del comerciante cayó sobre ambos.
Hubo un segundo donde los tres se miraron entre sí y cuando el rostro del hombre palideció de forma preocupante, SeungSoo supo que era el momento indicado para correr.
ㅡ¡A huir! ¡Vamos, Soo-ah!
Tiró de la mano de su hermano y se movieron de inmediato. Atrás, preocupado y nervioso, el comerciante exclamó un "¡Alteza! ¡Alguien llame a los guardias, Su Alteza se ha colado!" que ninguno tuvo tiempo de escuchar o tomar en cuenta.
Se sumergieron en el mar de gente de la capital mientras reían por todo lo alto, camuflándose con otros niños y sujetándose con fuerza para no perderse en el camino. Así pues, la preocupación de ser atrapados quedó atrás y la felicidad e ilusión por descubrir cosas nuevas se abrió paso delante de ellos.
SeungSoo los detuvo frente a un negocio de dulces para comprobar el estado de KyungSoo y de su bolso extrajo el pañuelo, le secó la cara sudorosa a su hermano menor y luego le sonrió afectuosamente, notando el sonrojo saludable en sus mejillas gorditas.
ㅡ¿Cómo estás? ¿Te encuentras cansado?
KyungSoo negó y el movimiento entorpeció su trabajo. Esperó a que se detuviera y luego lo reanudó suavemente.
ㅡNo, estoy muy bien. Fue divertido.
ㅡ¿Cierto? Ahora dile a tu hyung-nim qué quieres hacer y él lo hará contigo.
SeungSoo guardó nuevamente el pañuelo mientras KyungSoo pensaba cuidadosamente; la respuesta la obtuvo pronto, dada su posición actual y lo que se vendía frente a ellos.
ㅡHyung-nim, ¿podemos comer dulces juntos mientras caminamos? ㅡsu pregunta fue baja y tentativa, como si se preparara para una posible negativa. Como si SeungSoo no lo hubiera sacado del Palacio y huido activamente hace unos momentos atrás. Esto, ciertamente, era lo menos que podía hacer por élㅡ.
SeungSoo asintió y sacó la bolsita con dinero del interior del bolso; se acercó al comerciante y mientras hablaba con él, KyungSoo se aferró a su túnica y se escondió tras su espalda, mirando el intercambio con una pequeña sonrisa.
ㅡHola tío, buen día, ¿puedes darnos dos bingsu, dos hwajeon y dos teokk, por favor?
El hombre, que anteriormente los había vigilado de cerca al notar sus ropas de buena calidad y apariencia refinada, no tardó en complacerlo y extendió para él su pedido con una sonrisa. SeungSoo agradeció, pagó el dinero adecuado y le tendió a KyungSoo un dulce que tomó con ambas manos y una breve inclinación de cabeza totalmente innecesaria, pero que no corrigió.
ㅡGracias, hyung-nim. Gracias, tío.
El comerciante hizo algunas señas con sus manos, restándole importancia al asunto.
ㅡ¡Aigo! ¡No hay necesidad! Aquí, toma uno más solo porque eres un niño lindo.
Los ojos de KyungSoo se abrieron aún más (una visión completamente adorable) y tomó el obsequio con la boca abierta, mirando no mucho después a SeungSoo con los ojitos empañados.
SeungSoo lo entendió de inmediato. Nadie era realmente amable con KyungSoo en el Palacio y, seguramente, esto había causado una profunda impresión en él. SeungSoo le sonrió una vez más, tranquilo y cálido, y le palmeó la cabeza un par de veces.
ㅡSí, mi pequeño hermano es lindo. Tío, ¿te molesta si nos quedamos aquí mientras comemos?
El hombre negó rápidamente y sacó una caja de madera de su puesto que se había vaciado; se la tendió a ambos con amabilidad.
ㅡAquí, siéntense, chicos. Coman tranquilamente mientras este tío trabaja.
SeungSoo, haciendo uso de sus modales, se inclinó hacia el mayor (seguido de cerca por KyungSoo), y le sonrió ampliamente para mostrar su agradecimiento.
ㅡ¡Gracias, tío! Soo-ah, siéntate. ¿Quieres agua? ㅡKyungSoo negó, pero se inclinó hacia él y se recostó en su costado cuando SeungSoo tomó asiento a su ladoㅡ.
SeungSoo lo dejó tranquilo y disfrutaron de ese momento en paz mientras comían dulces.
Esto no era lo que había planeado inicialmente; a SeungSoo le habría gustado caminar por toda la capital con KyungSoo tomado de su mano, mostrarle lugares bonitos y comprarle muchas cosas, pero para ser la primera vez, estaba bien. Además, KyungSoo parecía estar lo suficientemente feliz comiendo y observando a las personas que iban y venían delante de él y SeungSoo no quería interrumpir su calma.
Después de comer y beber un poco de agua, SeungSoo compró algunos dulces más y los guardó en su bolso. Solo entonces volvió a tomar la mano de KyungSoo y caminaron lentamente por las calles.
KyungSoo se maravilló ante la música en las esquinas, los olores de la comida deliciosa y la felicidad de los niños.
SeungSoo sintió nostalgia y un poco de envidia en nombre de su propio hermano; él no pudo evitar sentirse tocado y medio abrazar a KyungSoo en el camino.
No fueron muy lejos después de eso. Era inevitable que los guardias del Palacio los encontraran en algún punto, así que SeungSoo permaneció tranquilo mientras los mayores los rodeaban y protegían de las miradas de la gente en los alrededores.
ㅡSu Alteza, debemos llevarlo de regreso a su hogar.
KyungSoo se desanimó visiblemente al escucharlo, pero SeungSoo sonrió y se acuclilló frente a él para captar su atención. Apretó ligeramente una mejilla regordeta cuando KyungSoo lo miró y el pequeño sonrió en respuesta, apenas una curva, pero que lucía adorable en su cara de bebé.
ㅡNo te entristezcas, Soo. Hoy fue un buen día, ¿verdad? Tuvimos una aventura.
KyungSoo asintió y su sonrisa se amplió un poco más.
ㅡKyungSoo se divirtió mucho hoy.
ㅡ¡Yah! Pero si no hicimos mucho. No hubo demasiado tiempo para explorar más allá.
ㅡPero estaba con hyung-nim, y comimos dulces y el tío me regaló un bingsu porque creía que era lindo. Fue un buen día para KyungSoo.
El corazón de SeungSoo se apretó y su sonrisa se volvió aún más suave, ligeramente dolorida mientras observaba el rostro de su pequeño hermano. Él le acarició la cabeza con dulzura y tomando una decisión, le susurró por lo bajo:
ㅡEntonces este hermano mayor te traerá una vez más en el futuro para que puedas divertirte por más tiempo, ¿está bien?
En respuesta, KyungSoo lo abrazó y asintió contra su hombro. SeungSoo no dijo nada cuando sintió la humedad en su ropa y el temblor en el pequeño cuerpo de su hermano, ni tampoco rompió su expresión mientras secaba sus lágrimas y le regalaba un poco de agua para calmar su llanto.
La promesa se mantuvo aún cuando los subieron a los caballos que los llevarían de regreso al Palacio, después de dejar a KyungSoo en su habitación con los dulces, el pan que había empacado para él y un abrazo reconfortante; lo hizo mucho tiempo después de que sus pantorrillas desnudas fueran golpeadas como castigo por salir de su hogar con su hermano a cuestas.
La promesa se mantuvo hasta que pudo cumplirla y, posteriormente, repetirla sin importar el costo.
. . .
SeungSoo había sido un testigo constante de los desplantes de sus padres hacia su hermano menor. Conocía el corazón dolido de KyungSoo mejor que nadie, las miradas distantes que lo llenaban de una madurez inadecuada para su edad y la fragilidad de sus sentimientos ocultos.
SeungSoo sabía que, con ocho años, KyungSoo vivía una vida gris, con falta de amor y comprensión.
KyungSoo no tenía nada que un niño común podría alcanzar. Vivía bajo una nube de maldiciones, rumores y malos augurios infundados que ni siquiera sus padres se atrevían a romper. Era doloroso de ver, era tan doloroso experimentarlo junto a él.
No fue extraño que él, con catorce años, se mostrara rápidamente como una figura paterna para el Segundo Príncipe. Era el único en quien KyungSoo podía apoyarse, abrirse y dejar fluir todo lo que había en su pequeño pecho, así que SeungSoo había decidido dejar de lado sus propios juegos y experiencias naturales de adolescentes y se hizo cargo del dolor y la felicidad de su hermano menor.
Porque si KyungSoo había tenido que renunciar a su niñez a favor de una vida dura, él podría dejar sus juegos y tomar la responsabilidad que los mayores habían olvidado.
ㅡEstás distraído nuevamente, Alteza. ¿Piensas en el Joven Segundo Príncipe? ㅡpreguntó SeungWang, no sin amabilidadㅡ.
Él era el sobrino del capitán Jung, así que SeungSoo había convivido con él por un tiempo mientras practicaban con sus espadas y artes marciales.
Fue fácil construir una amistad llena de confianza debido a sus personalidades tranquilas y la suavidad con la que SeungWang trataba el tema de KyungSoo (y como trataba al propio KyungSoo en aquellas pocas veces que se habían cruzado).
Era un buen chico, así que fue fácil hacer una conexión firme entre ambos.
SeungSoo suspiró y asintió.
ㅡSí. Hoy es el día de la entrega de las cartas de mi señor padre y mi señora madre, así que estoy preocupado por KyungSoo.
SeungWang formó una mueca ligera, conociendo el trasfondo de sus palabras, y el silencio los cubrió por un par de minutos intensos. Entonces, en una muestra de camaradería irrompible, SeungWang tomó el hombro de SeungSoo y le dio un apretón seguro.
SeungSoo lo miró con incomprensión y el chico dijo con una sonrisa gentil:
ㅡVe con él, Alteza. Yo te cubriré las espaldas.
El corazón de SeungSoo se detuvo por un momento debido a la emoción que le provocaron sus palabras y sus hombros se relajaron bajo el toque del menor.
ㅡ¿De verdad? ¿No te traeré problemas de esta manera?
SeungWang simplemente se encogió de hombros.
ㅡAmbos hemos recibido castigos suficientes como para que nuestros cuerpos se sientan acostumbrados a ellos, así que no te preocupes por mí, Alteza. De todas formas, la estabilidad del Joven Segundo Príncipe es nuestra prioridad, ¿cierto?
Como repuesta, SeungSoo sonrió y le devolvió el apretón a SeungWang con firmeza.
ㅡEste te lo agradece sinceramente. Espero que el Capitán Jung no sea especialmente duro contigo.
ㅡEstá bien, solo extienda mis saludos al Joven Segundo Príncipe y estaremos a mano.
SeungSoo había asentido después de eso y pronto tomaron caminos diferentes.
Ya que SeungSoo había sido cada vez más consistente con sus visitas, los criados habían aprendido a bajar la mirada y abrirle paso.
Pasó mucho tiempo desde la última vez que su señor padre había intentado retenerlo y cesar sus visitas, así que SeungSoo no tuvo problemas en el camino.
Una vez se encontró frente a la habitación de su hermano, SeungSoo asintió amablemente para la criada que custodiaba la puerta y ella formó una reverencia pronunciada en respuesta. Al incorporarse, con la mirada baja, la mujer se hizo a un lado y abrió la puerta para él sin necesidad de pedírselo.
ㅡTe lo agradezco.
SeungSoo se adentró en las habitaciones de KyungSoo y lo que encontró le rompió el corazón.
KyungSoo se encontraba sentado en el suelo, con la espalda extremadamente recta y las manos descansando en sus piernas. Su cabello estaba suelto, la ropa bien puesta y los pies cubiertos por sus medias gruesas. Era una imagen perfecta y, sin embargo, todo quedaba empañado al ver el rostro del niño empapado en lágrimas, con la mirada distante apuntando a la pared.
Doloroso y distante; en eso podría resumirse la vida de KyungSoo.
Los hombros de SeungSoo se aflojaron dramáticamente y una punzada en su pecho lo sacudió por completo.
SeungSoo caminó lentamente hacia KyungSoo y se sentó a su lado y, por un momento, ambos se quedaron en silencio. Fue cuando SeungSoo colocó una mano sobre la espalda de KyungSoo cuando el pequeño finalmente sollozó, rompiendo la quietud, y tembló contra su mano.
SeungSoo apretó la mandíbula y se mantuvo firme mientras KyungSoo se deshacía de su dolor.
ㅡNo quiero que hyung-nim venga más ㅡsusurró entre sollozos dolorosos y SeungSoo aseguró su toque en su espaldaㅡ.
ㅡ¿No quieres verme? ¿Este hyung te molesta, Soo-ah? ㅡpreguntó con suavidad y KyungSoo sollozó con más fuerza, hipando con notable angustia mientras se deshacía en temblores intensosㅡ.
Tan frágil. KyungSoo era tan frágil.
ㅡNo quiero que hyung-nim contraiga mi mala fortuna. Padre teme por ti y yo no quiero hacerte daño. Por favor, hyung-nim, no vengas más.
SeungSoo suspiró al conocer el trasfondo de las cosas y reunió toda su firmeza y fuerza de voluntad para evitar tensarse y mostrarse especialmente enojado frente a su hermano. No quería que él viera esos sentimientos corrosivos y se sintiera aún más culpable, no obstante, la furia corría a fuego vivo por sus venas, incendiando todo a su paso con vigor.
SeungSoo acarició el cabello sedoso de KyungSoo y lo atrajo a su cuerpo, acomodándolo en su costado mientras sus dedos se paseaban por los mechones oscuros. KyungSoo se dejó hacer, apretó su túnica en dos fuertes puños y cerró los ojos con el rostro hundido en su pecho.
ㅡSoo-ah no debe preocuparse nunca por esto. Las palabras de padre son hirientes e incorrectas, porque mi pequeño hermano jamás podría lastimarme. ¿Cómo podría darme mala fortuna o hacerme daño cuando en él encuentro tanta calidez y afecto? Mi hermano menor es valioso para mí, y si él me quiere a su lado a pesar de sus palabras, ¿cómo puedo irme y dejarlo atrás? Soo-ah es Soo-ah, no está maldito ni es un mal augurio, es mi hermano y jamás será una carga ni un foco de dolor.
Entonces KyungSoo se desplomó por completo y lloró verdaderamente en su abrazo. Se deshizo en llantos fuertes y se aferró a él mientras el alivio lo llenaba y traspasaba su incertidumbre.
Fue la primera vez que SeungSoo lo había visto llorar de esa manera, no obstante, no fue la primera vez que permanecía a su lado para consolarlo y hacerle compañía en los momentos difíciles.
Fue de esa forma hasta el día de su muerte.
. . .
ㅡKyungSoo se vuelve más delicado con cada día que pasa. No hay masculinidad en sus rasgos, su cuerpo no se fortalece de la manera adecuada; él es demasiado blando y débil. Es obvia su naturaleza.
SeungSoo aprieta sus manos en puños blancos e iracundos y su rostro pierde toda expresión mientras escucha al Emperador hablar desde su trono. A su lado, la Emperatriz baja la mirada y se mantiene en silencio.
SeungSoo había aprendido a odiar estas reuniones. Su padre parecía ser seguidor de los supuestos defectos de KyungSoo, los expondría con fiereza y una pizca de cruel indiferencia y luego ordenaría algo injusto con su tono de voz más impersonal. Su madre, por otro lado, se mantendría en silencio durante todo el proceso. Siempre en silencio, ella era un bonito adorno de Su Majestad.
SeungSoo también odiaba a la lectura en las estrellas que le había dado una vida miserable a su hermano, que cargaba con todo esto desde su nacimiento, doliendo en su pecho a pesar de sus constantes esfuerzos.
ㅡEnviaré a un médico para que lo examine. Después de eso, sus clases se verán modificadas para tratar de favorecer su suerte.
ㅡ¿A qué se refiere padre? ¿Qué clases anexará a KyungSoo? ㅡpreguntó de forma inevitable; tenía el conocimiento palpable en su mente, pero aún así necesitaba la confirmación del Emperador para que todo fuera aún más real. Aún más injustoㅡ.
Su padre formó una mueca, sus ojos oscuros reluciendo con desaprobación fijos en su dirección y su madre le dio una mirada breve que SeungSoo no quiso estudiar. El Emperador Do contestó de todas formas:
ㅡCuando se haga pública su naturaleza como doncel, KyungSoo será entrenado para ser un buen partido y un buen esposo. Sobre él tiene el manto de la desgracia y es nuestro deber camuflarlo lo mejor posible, dispersar el mal augurio y tratar de mostrar un producto satisfactorio para conseguir una posible alianza con alguien importante. KyungSoo es una maldición, pero también es un príncipe, es el príncipe de uno de los imperios más importantes de mundo, por lo tanto, no es tan imposible la idea de que atraeremos a alguien que nos resulte útil y los resultados sean adecuados a pesar de los baches en el camino. Tú, como futuro Emperador, te harás cargo de ello si yo no lo he conseguido aún en mi mandato; es una orden, SeungSoo.
ㅡ¿Y la felicidad de mi hermano? ㅡpreguntó, irrespetuoso, desesperado y totalmente fuera de lugarㅡ.
Sus sentimientos eran conflictivos; atrapado entre el deber y el deseo, el propio SeungSoo se condenaba a una vida miserable. Los ojos del Emperador brillaron con la más absoluta desaprobación y sus puños se apretaron sobre sus rodillas. Su madre, por primera vez desde que había comenzado la reunión, miró a su esposo con preocupación y extendió una mano para intentar aplacar su molestia.
ㅡMi Señor...
ㅡ¡Silencio! ㅡla Emperatriz se sobresaltó y se encogió nuevamente en su lugar, pequeña y callada una vez más. Su padre se enfocó por completo en él entonces y SeungSoo trató de no mirarlo directamente a los ojos para evitar aún más conflictos, porque de hacerlo, sabía que los sentimientos que encontraría el Emperador serían todo menos agradablesㅡ. SeungSoo, eres el Príncipe Heredero, tu título como Emperador aún no es cercano, así que tu deber es conocer tu lugar y mantenerte en él mientras tanto. La gente que nace con la miserable fortuna de tu hermano morirá de la misma forma miserable, no hay nada qué hacer al respecto. La felicidad no existe y solo podemos brindarle una vida cómoda y conocimientos que le servirán en el futuro.
»Se le dará educación a KyungSoo, él aprenderá y luego lo echaremos a la suerte. No hay nada más y él debe saber esto. KyungSoo debe despojarse de cualquier tipo de ilusión o expectativas, porque son cosas que no existirán para él.
»En cuanto a ti, ¡deja de ir tras las faldas de tu hermano y concéntrate de una vez! De seguir por el mismo camino no serás otra cosa que polvo. Encontrarás la destrucción por ti mismo al empañarte de la maldición de tu hermano menor. Sé un hombre, afronta la vida y sigue adelante, Do SeungSoo.
Las uñas de SeungSoo se enterraron en sus palmas con tanta fuerza que la sangre brotó de su piel y se escurrió por sus manos, manchando su ropa y cayendo al suelo donde se encontraba sentado. Su madre esperaba sumisión, mirándolo con súplica y ansiedad, ¿pero cómo podía él mantenerse en silencio con tales palabras viles viniendo de nadie más que su padre? ¿Acaso KyungSoo no era su hijo también? ¡¿Por qué tenía que soportar esto?!
SeungSoo no podía hacerlo, no después de cargar con el dolor de KyungSoo por tanto tiempo, no de nuevo, no era justo.
Sus ojos encontraron los de su padre y el Emperador se sobresaltó, la molestia aún más visible, aún más palpable mientras SeungSoo lo retaba abiertamente.
ㅡEste Príncipe dejará de ir detrás de su hermano para colocarse delante de él y cuidar su futuro. Este Príncipe no abandonará a aquel que confía en él, a aquel que le ama y encuentra en este un consuelo debido a los descuidos y rechazos de sus padres. Seguiré concentrado en mis deberes para ser un Emperador digno, pero no dejaré a mi hermano menor. Y si he de convertirme en polvo, lo haré con honor y el corazón ligero, porque no habré fallado a mi palabra y lo que dicta mi corazón.
El Emperador golpeó el trono con contundencia, el rostro sonrojado de ira se torció mientras su cuerpo vibraba y la Emperatriz se sobresaltaba y trataba de tomar a su esposo para detenerlo. SeungSoo no se inmutó, decidido y orgulloso de sus palabras, ni temió las represalias por su convicción.
ㅡ¡Tú! ¡Eres osado para hablarle a tu padre de esa manera! ¡No temes a las sacudidas del viento ni a los cielos plagados de dragones! Te arrepentirás de tus palabras, SeungSoo.
ㅡ¡Mi Señor! ¡Por favor, Mi Señor, no lo haga!
ㅡ¡Que los guardias se lleven al Príncipe Heredero! ¡Castíguenlo apropiadamente! Asegúrense de hacerle ver su error, ¡que reflexione sobre su comportamiento!
SeungSoo no necesitó que ningún guardia lo levantara. Él se puso de pie con su gracia notable y formó una reverencia para su padre y madre llorosa.
ㅡEste aceptará el castigo, no obstante, mi pensamiento se mantendrá. Me retiraré ahora.
Así, SeungSoo fue escoltado por cinco guardias, dejando atrás la sacudida de fiereza de su padre y la angustia de su madre.
Esa noche, SeungSoo fue castigado con veinte latigazos y su único arrepentimiento fue no poder visitar a KyungSoo en sus días correspondientes debido a las lesiones en su espalda.
. . .
Fue en ese tiempo cuando SeungSoo comenzó a entrenar a KyungSoo en silencio. No podía enseñarle todo lo que sabía, pero con sus clases, SeungSoo sabía que KyungSoo podría defenderse por sí mismo si así lo necesitaba.
Su hermano había sido cargado con los deberes y lecciones que correspondían a un doncel una vez su naturaleza fue confirmada, y SeungSoo fue dolorosamente consciente de los cambios en su hermano menor.
Él presenció el enderezamiento aún más intenso en su postura, el cambio de sus ropas por túnicas más sueltas y embellecidas con delicadeza y colores suaves, el cambio en su peinado, que antes había sido siempre recogido, ahora se mantenía en una trenza o una coleta que hablaba de su posición y estatus.
SeungSoo presenció el cambio en su voz, en su comportamiento, los movimientos de sus manos cuando se volvieron delicadas y llenas de gracia y el aumento en sus horas de estudio, la necesidad de encontrar un talento que lo enalteciera en la sociedad.
SeungSoo temía que KyungSoo se convirtiera en una muñeca maleable y sumisa, así que tomó la responsabilidad de forjar un carácter fiero y duro en él que al menos le aportaría dignidad en un mundo donde la vida era especialmente difícil para los donceles y esposas de la alta sociedad.
Fue entonces cuando encontró la chispa que se había perdido entre capas de seda y horquillas elaboradas.
SeungSoo presenció lo que sería el verdadero Do KyungSoo, que escribía preciosa poesía e historias magníficas e interiormente era un imponente tigre alado, y él lo aceptó y abrazó como cada cosa que representaba a su hermano pequeño.
Él estaba satisfecho. De esta manera, SeungSoo pudo respirar más cómodamente en las noches solitarias.
. . .
SeungSoo lo había notado desde los comienzos florecientes y dulces, desde las miradas robadas y las sonrisas demasiado brillantes de su hermano pequeño; fue consciente gracias a la atención de su amigo siempre puesta en KyungSoo y las preguntas recurrentes acerca de su salud, su estado de ánimo y el progreso en sus estudios.
SeungSoo, como heredero del Imperio Do, era un hombre con obligaciones excesivas y una carga constante en sus hombros y, sin embargo, siempre fue lo suficientemente atento como para darse cuenta de que el pequeño Soo había entregado su joven e inocente corazón a Jung SeungWang.
En más de una ocasión, SeungSoo se había escondido tras muros, pilares y paredes para vigilar a su hermano menor y al guerrero de cerca durante sus encuentros (no sentía vergüenza por ello, simplemente se trataba de un racional comportamiento de protección).
En esos momentos robados, él admira la suavidad con la que es tratado KyungSoo, nota como SeungWang parece ser imposiblemente paciente a su lado, como sus ojos siguen a su hermano, observando su rostro y cuidando sus pasos para que no tropiece y se haga daño.
Él lo cuida de la misma forma protectora y delicada que SeungSoo tiene guardada exclusivamente para KyungSoo, y eso provoca una ola de satisfacción y aprobación que resultan difíciles de romper.
Así, con el paso del tiempo y la madurez de KyungSoo llegando de forma rápida y abrumadora, puede ver el romance que no había existido cuando su hermano era aún más joven.
Nota las flores frescas en la habitación de KyungSoo, el nuevo abanico que usa de vez en cuando y los pinceles que le hacen sonreír mientras escribe en sus pergaminos con extrema suavidad.
Hay regalos bonitos, hay poemas nuevos, llenos de dulzura, que su hermano le lee luego de terminarlos, inconsciente de haber plasmado sus propios sentimientos en sus escritos. Hay nuevas cosas explotando por aquí y por allá, que se desarrollan natural e inevitablemente y SeungSoo está bien con todo eso.
KyungSoo se lo merece, después de todo, ser un chico normal, que se enamora, que siente la suavidad del mundo y que es querido de esa manera por primera vez.
SeungSoo cree, piensa y quiere muchas cosas.
Él solo desea la felicidad de KyungSoo de la misma manera que la había anhelado años antes.
Pero SeungSoo también sigue siendo un hermano mayor, así que, a pesar de su aprobación, no puede evitar empujar las cosas un poco y tratar de ver el interior de SeungWang en medio de sus entrenamientos.
Con una floritura de su espada, SeungSoo consiguió desarmar a SeungWang exitosamente. El menor jadeó, pero una sonrisa satisfecha llenó sus labios antes de inclinarse para recoger su arma de entrenamiento y formar una reverencia que SeungSoo aceptó con una sonrisa.
ㅡBien hecho, Alteza. Con esta, me ha desarmado siete veces.
ㅡNo hay necesidad de eso, SeungWang consiguió superarme diez veces.
ㅡAún así, su progreso es notable. Los entrenamientos han sido buenos con usted.
SeungSoo permitió que el halago cayera sobre él con tranquilidad y gracia.
Ambos dejaron sus espadas de madera de lado para tomar un descanso merecido y bebieron agua de las cantimploras que habían traído consigo. A lo lejos, el general Jung asintió con aprobación y los dejó en paz mientras reponían fuerzas, cambiando su atención a los otros grupos de combate que practicaban en las cercanías.
SeungSoo observó a SeungWang con disimulo, a través del rabillo del ojo. El próximamente Capitán y su mano derecha se notaba tranquilo, bastante a gusto al mantenerse a su lado como venía ocurriendo desde hace algunos años.
No hubo cambios por minutos enteros hasta que, finalmente, y gracias al destino que le permitía mover sus piezas, KyungSoo apareció a lo lejos siendo acompañado por HaeSu. Vestía su bonita túnica azul cielo, con el cabello atado en una coleta y una sonrisa suave mientras hablaba con su doncella; era, efectivamente, una vista encantadora y había surtido efecto en SeungWang.
SeungSoo ocultó su sonrisa tras la boca de la cantimplora y se mantuvo en silencio mientras tranquilizaba su humor. Una vez conseguido esto, mencionó con suavidad:
ㅡAhora que KyungSoo ha cumplido catorce años, se ha convertido en un doncel mayor; él es perfectamente elegible para el matrimonio.
SeungWang asintió de forma distante, sin dejar de mirar a su hermano a la distancia.
ㅡLo sé, Su Alteza.
ㅡHmm. Padre está buscando partidos para él. Quiere que se trate de un hombre que le de grandeza a KyungSoo, alguien de estatus e importancia. Sus expectativas no son especialmente altas, pero las mías lo son.
SeungWang alejó entonces su mirada del Príncipe más joven y se enfocó en el futuro Emperador a su lado.
ㅡ¿Por qué me dice todo esto?
SeungSoo, no sin elegancia, se encogió de hombros y su sonrisa permaneció en sus labios.
ㅡPorque creo que podría interesarte; ahora que eres tan cercano a KyungSoo, me gustaría compartir mi opinión contigo ㅡlas cejas de SeungWang se fruncieron muy ligeramente y SeungSoo continuó con su continua tranquilidadㅡ. Quiero que el compañero de mi hermano lo vea como un hombre valioso, como alguien fuerte y valiente; que se tome su tiempo para leer su corazón, descubrir sus sentimientos y atesorarlo para toda la vida. Quiero que KyungSoo no se convierta en un medio de intercambio que beneficiará al país. Quiero que ese hombre se gane mi favor con sus méritos y acciones.
SeungSoo giró el rostro para mirarlo finalmente y colocó sus manos tras su espalda. Fue una imagen sorprendente porque, de esa manera, era fácil ver al monarca que esperaba para relucir libremente ante los demás.
ㅡEspero que aquel que quiera el corazón de mi hermano luche por ello y que realmente lo merezca. Eso es lo único que deseo.
Y, como un acuerdo tácito, ambos volvieron a observar al Príncipe a lo lejos. El viento sopló y le refrescó el rostro; cargado con el aroma de las flores de primavera, fue indudablemente dulce y agradable.
A lo lejos, KyungSoo sonrió mientras se acercaba a ellos para saludarlos y SeungSoo pudo respirar tranquilo. Las palabras se habían grabado en la mente y el corazón de SeungWang y, con ello, la felicidad de su hermano se encontraba en una zona estable y segura.
. . .
Conoció a La Gran Muralla del Sur antes de convertirse en el Emperador de Do, cuando el conflicto entre el Sur y su tierra era duro y la guerra silenciosa parecía no tener fin.
Luchando juntos, uno contra el otro y de forma inevitable, SeungSoo sabía de primera mano el talento, la vitalidad y furia del hombre. Fue una fortuna que Kim JongIn se encontrara igualmente contrariado y cansado de la guerra sin sentido que los sacudía sin piedad, porque tener a ese hombre como un enemigo permanente sería algo peligroso y notablemente desfavorable.
Él, próximo a tomar el trono, había estado enviando cartas a Kim JongIn en secreto y confirmó su decisión de cesar la guerra al obtener el mandato absoluto de sus respectivas naciones, por lo tanto, su presión sobre su padre aumentó y la dureza que exigía el trabajo como monarca fue cayendo en sus hombros.
La gente común que vivía en la frontera se amotinaba ante la incapacidad de su padre para detener la contienda, y las continuas quejas comenzaban a hacer mella en él, a tomar fuerza en el país y a crear bandos delictivos que, honestamente, eran un problema. Había rumores circulando, descontento en el pueblo y su padre estaba siendo abrumado con ideas infames por parte de la corte. Así pues, SeungSoo aprovechó el desastre de toda aquella situación y sugirió la herencia del trono.
Fue algo difícil. Su padre estaba lidiando con las propuestas de matrimonio para KyungSoo y la guerra que se aproximaba, era mayor y su carácter se había vuelto maleable con el tiempo, nos obstante, su obstinación era latente.
Meses más tarde, y golpeado por una enfermedad que lo dejó en cama por unas cuantas semanas (SeungSoo jamás admitiría su participación en el hecho y no se molestó en preocupar a KyungSoo con esta noticia innecesaria), el Emperador se había vuelto especialmente paranoico y le concedió su posición a su hijo mayor, temiendo morir sin haber cedido el trono. Una vez se recuperó milagrosamente, cuando SeungSoo se encontró bien puesto en su lugar, se dio cuenta de su artimaña.
Fue demasiado tarde para hacer algo al respecto, así que SeungSoo simplemente sonrió y continuó adelante.
Poco tiempo después, se enteró de la ascensión al trono de Kim JongIn y el alivio lo llenó con el recuerdo de una promesa. No fue durarero, no obstante, porque las amenazas surgían y los problemas llegaban aún después de un tratado de paz entre el Sur y Do.
ㅡEscuché de fuentes confiables que el Sureste se ha vuelto osado y comienza a salir de su caparazón. Es mi deber advertirles que mantengan a sus tropas en alerta máxima ㅡdijo el Emperador del Sur con cuidado en una de sus reuniones secretas a puerta cerradaㅡ.
SeungWang frunció el ceño a su lado y SeungSoo no pudo hacer más que suspirar y asentir suavemente, mirando a su contraparte del Sur con cansancio.
ㅡLe agradezco profundamente la información que me ha dado, Emperador Kim. Aunque toda la situación es difícil, se ha tomado la molestia de advertirle a este Emperador inepto.
Kim JongIn negó suavemente, incluso cuando su postura era pura dureza y aspereza.
ㅡNo es inepto. Las cosas son complicadas y ambos tenemos responsabilidades que atender, además, nuestro tratado de paz nos vuelve camaradas. Si tengo información que puede afectar su tierra, se lo haré saber de la misma manera que sé que me advertirá en el futuro de posibles problemas hacia el Sur.
SeungSoo sonrió entonces, agotado y complacido, y extendió su mano para palmear con gentileza el hombro del contrario.
ㅡPor supuesto que lo haré. Este agradece profundamente su confianza, Emperador Kim.
ㅡMi confianza la ha obtenido con sus propios méritos, Emperador Do, no hay nada que agradecer.
Una vez acabó la reunión y hubo un acuerdo para reunirse nuevamente después de algunos días, SeungSoo acompañó a Kim JongIn fuera de la sala de reuniones y lo escoltó a través de los pasillos.
Los criados formaron reverencias pronunciadas y mantuvieron las miradas bajas cuando desfilaron entre ellos; siempre a su lado, SeungWang se mantenía erguido y firme, sin embargo, cuando el sonido bajo de una risa conocida llegó a sus oídos, todo su cuerpo pareció relajarse y ablandarse y su mirada se suavizó al encontrar al foco de sus afectos.
SeungSoo podría haber reído en ese momento, él realmente pudo haberse sentido divertido si la atención del propio Emperador Kim no se hubiese posado plenamente sobre su hermano menor.
La sonrisa de SeungSoo se congeló y su cuerpo se llenó de rigidez cuando notó la mirada encantada y anhelante del guerrero, cuando sus hombros anchos parecieron relajarse bajo la túnica de viaje y sus ojos oscuros se prendaron de la figura delicada de KyungSoo recogiendo ciruelos con HaeSu.
Los tres se detuvieron por un momento para apreciar al Príncipe más joven en medio de su tarea y SeungSoo frunció las cejas con cierta preocupación, mirando en cambio a SeungWang y a Kim JongIn con un obvio conflicto.
ㅡEl Joven Segundo Príncipe se encuentra fuera hoy y el sol es especialmente duro; por favor, consigue una sombrilla para él, no permitas que su piel se lastime ㅡle pidió SeungWang a una criada con completa amabilidad y los tres vieron como ella asentía y cumplía su pedidoㅡ.
En ese momento, Kim JongIn observó fijamente a SeungWang, volvió a mirar a KyungSoo y asintió imperceptiblemente para sí mismo. SeungSoo suspiró con alivio cuando el hombre simplemente endureció sus rasgos nuevamente y continuó su camino sin decir una palabra.
En el patio de entrada al Palacio, el caballo de Kim JongIn esperaba con su silla bien puesta y siendo custodiado por un eunuco. El Emperador tomó las riendas luego de un breve agradecimiento y subió en él con fluidez. Fue en ese momento cuando SeungSoo y Kim JongIn cruzaron miradas, fijas y profundas, comunicándose fácilmente sin palabras.
ㅡMe marcharé ahora. Manténgase vigilante, Emperador Do ㅡdijo luego de algunos intensos segundos y SeungSoo asintióㅡ.
ㅡTenga un buen viaje.
Kim JongIn le lanzó una mirada fugaz a SeungWang y luego giró al caballo para cabalgar velozmente fuera del Palacio y del Imperio Do.
SeungWang se posicionó a su lado luego de mantenerse respetuosamente al margen y colocó sus manos a su espalda, mirando al monarca perderse en la lejanía.
ㅡEs un hombre con una intensidad desbordante.
SeungSoo asintió lentamente, sin decir nada al respecto.
En su corazón, algo nuevo e inquietante nació.
. . .
ㅡSé que serviste al Sur antes de venir aquí. Astrónomo Imperial, ¿el Emperador Kim tiene algo que ver con KyungSoo?
Lo había preguntado en una de esas extrañas tardes donde el Astrónomo Imperial y él se reunían para tomar té, justo en esos escasos momentos donde SeungSoo se encontraba más o menos libre de tareas y se permitía relajar la postura y respirar un poco de aire fuera de su sala de reuniones y campos de entrenamiento.
Kim JongIn y él habían seguido en contacto. SeungSoo le obsequió horquillas de jade el día de su boda y envió felicitaciones honestas. El Emperador Kim también había preguntado por su hermano hace un tiempo y SeungSoo volvió a sentir un tirón incómodo en el estómago. Fue entonces cuando no pudo evitar preguntar.
El Astrónomo Imperial detuvo sus movimientos por un momento y lo miró directamente a los ojos, aún sabiendo que era algo indebido. Mantuvieron la conexión visual durante segundos que parecieron eternos y, finalmente, el mayor suspiró y asintió con brevedad.
ㅡSus estrellas dicen que su vida está atada al doncel nacido bajo la desgracia. Él lo sabe desde que era un niño y siempre fue partidario de la idea de tomar al chico como esposo. Se supone que ellos deben estar juntos, no obstante, ambos han decidido trazar su propio camino lejos del contrario.
Saber esto fue un duro golpe que lo sacudió y redefinió sus pensamientos y creencias.
Si bien SeungSoo jamás había sido partidario de seguir las creencias mundanas del ser humano, había algo místico en el Astrónomo Imperial que le decía que, tal vez, lo que decía no eran simples tonterías. Que, probablemente, las palabras arrojadas hace tantos años tenían cierta verdad y eso lo volvía todo mucho más real y atemorizante.
SeungSoo tomó su taza de té con fuerza.
ㅡEntonces, ¿mi hermano y SeungWang...?
El Astrónomo Imperial negó suavemente, con notable pesar y angustia.
ㅡSus estrellas no tienen ningún tipo de conexión. No deberían estar juntos... sin embargo, Alteza, ¿qué podemos hacer nosotros cuando somos simples humanos? La vida es complicada y las decisiones son difíciles. ¿Decidirá usted la dirección que debe seguir su hermano a favor de algo que dije yo, o le permitirá a él trazar su propio camino, pensando en la felicidad de su corazón? Aunque nuestras intenciones sean buenas, no podemos cambiar los sentimientos ni la dirección de nadie más. Solo podemos quedarnos junto a la persona amada y orar por su bienestar. De esta forma, al menos, él será feliz.
Estas palabras permanecieron especialmente grabadas en la mente de SeungSoo, lo hicieron después de que SeungWang pidió la mano de KyungSoo, después de que Kim JongIn admitiera sus sentimientos y asegurara que no intentaría nada con su hermano menor, que se encargaría de protegerlo y mantener la paz entre ambas naciones para que él viviera bien; permaneció mientras ignoraba las palabras del chamán y aceptaba el matrimonio entre ambos.
Por la sonrisa de KyungSoo, SeungSoo estaba dispuesto a guardar su secreto. No se arrepintió de haberlo hecho.
. . .
La vida es bastante corta. SeungSoo lo sabía muy bien.
En un segundo, estaba él corriendo junto a KyungSoo por las calles llenas de la capital, huyendo de los guardias y disfrutando del sol sobre sus cabezas, y ahora, tras un breve parpadeo, el fuego, los gritos y las espadas retumbantes le advierten de la proximidad de su fin.
Al final, su padre no había estado tan equivocado. Ellos eran polvo que se esparcían con el soplo del viento más suave y débil y se perdían en la inmensidad del universo, dejándolo todo atrás, borrando su paso por una tierra que evolucionaría y lo olvidaría eventualmente.
Era verdaderamente lamentable lo efímera que puede ser la humanidad.
SeungSoo ni siquiera era capaz de sentir verdadero dolor en ese punto.
Está bien, he hecho lo que he podido. Se dijo mientras miraba con dificultad al hombre que apuntaba su arma contra su pecho.
Salvé a algunas personas, di el aviso antes de que fuera aún más tarde, luché junto a mis hombres con honor, defendí a mi país hasta el final. Creo que he sido un buen Emperador... espero haberlo sido para todos.
Fue una buena vida.
Sí, lo había sido, piensa con una sonrisa.
Tuve la dicha de tener a KyungSoo como mi hermano pequeño, le di felicidad, le permití elegir. Fui testigo de su sonrisa, de su vergüenza. También, tuve un buen amigo, mi hermano de armas, SeungWang. Disfruté de la belleza de mi hogar, me deleité con la poesía de mi hermano, bebí el mejor té del continente, escuché a KyungSoo cantar, vi a la mujer más hermosa del mundo y deseé casarme con ella, brindé estabilidad a mi pueblo. ¿Cómo puede ser una mala vida?
ㅡ¡En efecto, es el Emperador! ¡Acaben con él!
Tal vez, puedo descansar en paz. No hay tantos arrepentimientos en mi corazón.
La espada se hundió, rápida y letal, rompiendo el músculo y penetrando su corazón plagado de sentimientos. Sintió algo, una sensación parecida a alguna cosa rompiéndose y liberando sentimientos completamente nuevos, recuerdos que ahora parecían lejanos.
Hubo un pequeño bebé hermoso acurrucado en sus brazos mientras dormía.
Hubo un niño triste sentado en la cama.
El mismo niño, tiempo después, riendo libremente, llamándolo con fuerza.
Una reunión en una habitación solitaria, con pasteles de arroz, dulces y música creada torpemente, pero que provocaba felicidad.
El niño había crecido y había dejado de ser feliz a su lado. Ahora su felicidad la compartía con otro hombre que le amaba y le adoraba. Que le hacía brillar con mucha más fuerza y le hizo mostrar una belleza inalcanzable.
Luego hubo una mujer que caminaba a lo lejos, en las calles de la capital con aire distraído. Era hermosa, vestida de seda rosa mientras alguien sostenía una sombrilla por encima de su cabeza, la dama admiraba un puesto lleno de libros. Ojos cautivadores y ligeramente maquillados, brillantes y oscuros como la noche lo observaron en un momento dado y una sonrisa rompió la serenidad de su rostro, volviéndola la flor más hermosa de todo el continente.
Más tarde, una reunión con la misma doncella. Había té y sonrisas escondidas tímidamente tras las mangas. Su corazón se había agitado y la dulzura lo había invadido.
Mensajes enviados y recibidos con constancia. Cartas perfumadas cautivadoramente.
Voces intercalándose. La misma voz madurando con el paso del tiempo.
"Hyung-nim" "¡Hyung-nim!" "Hyung-nim es muy querido" "Hyung-nim, me hace feliz verte de nuevo" "Hyung-nim, ¿puedes tomar esa ciruela por mí?" "¿Te ha gustado mi último poema, hyung-nim?" "Hyung-nim, tu hermano es muy feliz" "Hyung-nim, gracias"
SeungSoo agradeció esto. La última imagen de su hermano, el sonido de su voz. La visión de su amor, todo esto por última vez.
Una lágrima se deslizó por su mejilla y cayó en algún lugar mientras su cuerpo se desplomaba en la nieve ensangrentada. Mientras la oscuridad se llevaba todo lo que una vez había sido.
"Soo-ah, sé fuerte. Tu hermano te ama eternamente. Siempre permaneceré a tu lado, es mi promesa."
Finalmente, sus ojos se cerraron. Él se convirtió en polvo y dejó que el viento lo arrastrara hacia un lugar desconocido.
.
.
.
La llama de una nueva vida se incendió con llantos feroces y exclamaciones alegres. Todo era nuevo, era aterrador, y también era imposiblemente cálido.
Disfrutó de esto mientras podía, mientras aún pudiera recordar.
Sus ojos se forzaron a abrirse, obstinado e intenso, y captó con dificultad una sonrisa nueva, un rostro suave, sonrojado y sudoroso. Conocía esta cara, él había ayudado a que esta persona escapara antes, en otro momento, en una vida que había acabado; los recuerdos de la angustia y el miedo invadiendo su rostro ahora eran reemplazados por la dulzura y el amor mientras lo acercaban a su pecho y sus labios temblorosos le besaban la cabeza.
Cerró los ojos e indefenso, se dejó hacer.
ㅡBienvenido al mundo, SeungSoo-ah. Te amo mucho, cariño.
El pequeño y nuevo corazón de SeungSoo latió con fuerza y su cuerpo se relajó finalmente.
Una vez más, él estaba aquí.
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