Capítulo 24

Los días siguientes se trataron del Emperador volviendo lentamente a sus deberes acostumbrados.

Las reuniones diarias con los ministros fueron reanudadas y los casos del país comenzaron a ser atendidos. Kim JongIn se hizo cargo de los asuntos de la gente común que la Emperatriz había pasado por alto, atendió a aquellos que solicitaban su ayuda de alguna manera y comenzó a mover sus piezas para poner en marcha todo lo que había estado estancado durante esos años de ausencia.

Aunque todo era un caos y el estrés sobre el monarca era visible, KyungSoo conseguía enternecerse al ser convocado a sus habitaciones para tener al menos una hora de lectura y conversación suave a su lado. Eran pequeñas cosas aparentemente tontas y sin importancia, pero al haber sido privado de la presencia cálida de este hombre por tanto tiempo, KyungSoo no podía hacer más que sentirse complacido y feliz.

Notó entonces que él lo había extrañado más de lo que había imaginado en un inicio.

Sobre el Emperador quedaba una capa grisácea que KyungSoo sabía que sería incapaz de quitarse por completo; era la pérdida, el duelo y el dolor; él mismo había tenido que lidiar con ello, aún había días en los que las memorias y los sentimientos conflictivos lo invadían, no obstante, Kim JongIn era especialmente fuerte y obstinado. Él trataba de alzar la cabeza lo mejor posible y vivía con su carga a cuestas sin quejarse en el camino.

Es admirable, pensó mientras escribía un pequeño poema para Kim MinSeok. 

Los cuatro habían decidido reunirse nuevamente después de algunos días de la muerte de la Emperatriz, cuando Kim JongIn asintió ante la pregunta de poder visitarse entre sí.

Fue un reencuentro conmovedor. Sin las malas noticias, la tensión ni los ojos indiscretos de los ministros, ellos podían finalmente relajar la espalda y demostrar el agotamiento que esos años habían dejado en cada uno de ellos.

Para todos, estar sin el Emperador cerca había sido especialmente duro.

ㅡEl Concubino Hao es realmente una molestia. Ha estado molestando a todos desde que Mi Señor se fue hasta que regresó; realmente estoy tan frustrado por su culpa. ¡Exijo que lo alejen aún más de mí o me saldrán arrugas antes de tiempo! ㅡse quejó Byun BaekHyun, arrugando las cejas mientras se desparramaba en el sueloㅡ.

Kim MinSeok le dio algunas palmaditas suaves y reconfortantes en la frente y Lee TaeMin rió por lo bajo, optando por golpear su brazo juguetonamente.

ㅡY será aún peor con la llegada del cumpleaños de Mi Señor.

Byun BaekHyun soltó un lloriqueo caprichoso y KyungSoo detuvo su escritura para mirar al trío con sorpresa.

ㅡ¿El cumpleaños del Emperador está cerca?

Los mayores lo miraron de inmediato y ellos mismos se notaron especialmente sorprendidos ante la pregunta. Kim MinSeok se acomodó en su lugar, alisó sus mangas y se dirigió a él con suavidad mientras Byun BaekHyun y Lee TaeMin curioseaban la conversación con ojos atentos.

ㅡLo está. Es el día catorce, dentro de una semana. 

KyungSoo bajó la mano y colocó el pincel a un lado. Sus manos cayeron sobre sus muslos y su mirada descansó en el pergamino estirado sobre el escritorio.

ㅡEs solo un día después del mío ㅡmurmuró distraídamente; los mayores cruzaron una mirada y guardaron la nueva información para sacarle provecho en el futuroㅡ.

Kim MinSeok volvió a hablar, igual de suave y amable que al inicio.

ㅡPensé que lo sabrías.

KyungSoo negó y sus dedos juguetearon sobre la tela suave de su túnica. La nariz se arrugó por inercia y un sentimiento de culpa punzó sobre su corazón ligeramente.

ㅡNo había manera de saberlo. Kim Song y yo no éramos especialmente cercanos o amables con el otro, siempre me mantuve alejado de los ministros y demás y nunca se me ocurrió preguntárselo antes de que se fuera. De no ser por ustedes, yo me lo habría perdido una vez más.

El sentimiento conflictivo fue notorio. Sus hombros habían caído, derrotados, y una mueca había nacido en su boca roja. Era una imagen impresionante; una belleza en medio de pensamientos negativos, siendo hermoso incluso en un momento gris. Era algo que solo él podría conseguir, aparentemente.

Kim MinSeok compuso una sonrisa, estiró una de sus manos pequeñas y cálidas y dejó una palmadita amigable sobre su coronilla, esquivando la horquilla que adornaba su cabello recogido. KyungSoo lo miró por encima de las pestañas y el mayor rió suavemente ante la imagen especialmente adorable. 

ㅡEstá bien, no hay necesidad de sentirse mal por ello. Mi Señor lo habría entendido; él no es un Emperador especialmente quisquilloso, ¿cierto? No pienses demasiado en eso, KyungSoo. Mejor enfoquémonos en lo que harás ahora que sabes esto. ¿Quieres regalarle algo a Mi Señor?

KyungSoo decidió que las palabras del mayor eran lo suficientemente convincentes como para permitirle dejar a un lado sus pensamientos recriminatorios por un momento y, en cambio, responder su pregunta (el enfurruñamiento no desapareció por completo, sin embargo, su imagen había dejado de parecerse a la de un pequeño niño siendo lastimado).

ㅡQuiero hacerlo, ¿pero qué podría darle? Lo que hubiera sido un buen regalo se lo he dado hace unos días y no creo que haya nada capaz de compararse a eso.

TaeMin y BaekHyun negaron de inmediato y el primero no tardó en decir, sin ningún tipo de dudas en su voz:

ㅡMi Señor será feliz con cualquier cosa que le des solo por venir de ti. Incluso si se tratara de un pergamino repleto con caracteres inapropiados, él lo aceptará con felicidad porque tú se lo has dado.

ㅡEres especial para él ㅡcontinuó Byun BaekHyunㅡ; mientras le desees un feliz día y permanezcas a su lado por un tiempo, él será feliz. Mi Señor está desprovisto de cualquier tipo de extravagancia. Es realmente un hombre sencillo y fácil de complacer.

Kim MinSeok asintió y esta vez fue su turno de hablar.

ㅡAmbos tienen razón. KyungSoo, no es necesario pensar demasiado. Obséquiale algo que venga directamente de tu corazón y él lo recibirá con los brazos abiertos y una sonrisa honesta. No tienes que preocuparte demasiado.

No mucho después de eso, Byun BaekHyun y Lee TaeMin volvieron a vibrar y llenar de entusiasmo la habitación del mayor del grupo. Mientras tanto, KyungSoo respondió algunas preguntas amables de Kim MinSeok y retomó su escritura.

Él no dejó el tema en su mente durante todo el día y toda la noche.

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                                       Emperador.

ㅡJiHyun, ¿qué crees que sería bueno para regalarle al Emperador en su cumpleaños? ㅡpreguntó KyungSoo mientras se dejaba peinar por la doncellaㅡ.

Había querido dejar el tema a un lado y hacerle caso a Kim MinSeok, sin embargo, sus pensamientos lo habían acorralado durante todo el día y ahora no estaba nada más que ansioso.

JiHyun partió una sección de cabello y la colocó sobre su hombro para luego comenzar a trenzar el mechón que tenía entre sus manos. Ella sonrió y sus manos se movieron con rapidez y experiencia.

ㅡCreo que cualquier cosa que el joven maestro decida darle resultará ser especial para Su Alteza.

KyungSoo frunció el ceño.

ㅡEso no es algo que consigue ayudarme. Realmente quiero darle algo que le guste, no que se conforme con ello porque se lo he dado yo. ¿Qué se suele hacer para él en su cumpleaños?

JiHyun enroscó la trenza alrededor del moño que ha había armado y luego tomó el cabello sobrante en su hombro para repetir el proceso.

ㅡOh, no mucho realmente. A Su Alteza nunca le han interesado las grandes fiestas y celebraciones, por lo tanto, todo se reduce a un banquete con los ministros antes de retirarse y tomar un día de descanso.

ㅡÉl realmente es ese tipo de persona... de todas formas, algo demasiado ruidoso sería inapropiado dada la reciente muerte de la Emperatriz. El Emperador no aceptaría nada de ese estilo.

ㅡEl joven maestro tiene razón.

Con el peinado terminado y una apariencia pulcra siendo exhibida, KyungSoo giró y miró de frente a su doncella. Ella ya lo esperaba tranquilamente, con una sonrisa afectuosa.

ㅡEl joven maestro podría hacer algo con sus propias manos. Un trabajo hecho por uno mismo siempre resulta ser un poco más especial. 

KyungSoo llevó una mano al mentón y pensó en ello por un tiempo. De hecho, JiHyun tenía razón. Él mismo se había sentido muy feliz siempre que SeungWang o su hermano mayor le regalaban algo hecho por ellos. Lo hacían sentir especial, que valía la pena el esfuerzo de trabajar con tanto cuidado solo para darle algo lindo, digno de él.

Podría hacer lo mismo para Kim JongIn.

KyungSoo finalmente sonrió y asintió con un renovado entusiasmo.

ㅡEs una buena idea; ¿crees que una pulsera tejida de cuero sería algo lindo? No sé hacerlas muy bien, pero podría pedir ayuda a alguien con experiencia. 

ㅡOh, sí, sería realmente hermoso. También podría diseñar un dije especial y llevarlo al orfebre para que lo cree por usted mientras se encarga del trenzado de la pulsera, ¿qué le parece?

Las ideas fueron floreciendo en su mente como un cerezo en plena primavera: hermosas y brillantes. La sonrisa sobre sus labios se amplió y sus ojos relucieron preciosamente.

ㅡEs una gran opción. JiHyun, muchas gracias. ¿Podrías llevarme ante algún artesano al acabar el diseño del dije? Quisiera aprender a tejer cuanto antes.

ㅡPor supuesto, joven maestro. Por cierto, Mi Señor, escuché que usted cumple años un día antes de Su Alteza. ¿Qué es lo que le gustaría recibir?

ㅡ¿Yo? ㅡpreguntó con sorpresa, parpadeando de forma adorable mientras se señalaba a sí mismo. JiHyun rió y asintióㅡ. Oh... de hecho, no lo había pensado antes.

KyungSoo lo sopesó por un momento y poco a poco las esquinas de sus labios se fueron curvando suavemente, con cariño mientras recordaba el tiempo pasado.

ㅡBueno, creo que hay algo que quiero.

ㅡ¿Puedo saber de qué se trata, mi señor?

KyungSoo asintió y la miró una vez más. Sus ojos brillantes se reflejaron en los de JiHyun y sus manos se unieron tranquilamente en su regazo.

ㅡUn pastel de arroz ㅡla expresión de su doncella fue completa confusión, así que KyungSoo se apresuró a explicar:ㅡ. Cuando hyung-nim estaba vivo, él solía hacer pasteles de arroz para mí en mis cumpleaños. Mi señor padre y mi señora madre nunca... ellos siempre estaban ocupados para estar conmigo ese día o darme algún obsequio, así que mi hermano mayor se encargaba de eso por ellos. Él practicaría la receta del pastel de arroz de mi hogar unos días antes de mi cumpleaños; de esta manera, cuando llegara el día, él podría preparar algo realmente delicioso para mí. Fue una tradición entre los dos. Hyung-nim me prepararía pastel de arroz y yo le haría un caldo de res porque era su favorito... realmente extraño mucho eso ㅡKyungSoo se detuvo un momento, pensando profundamente en ello, y luego susurró con sinceridad:ㅡ. Hyung-nim se llevó muchas cosas preciadas para mí con él.

JiHyun lo había escuchado con atención durante todo ese tiempo. Ella al final de su relato formó una pequeña sonrisa y colocó su mano sobre la de KyungSoo, mostrando su apoyo y su consuelo de esta manera. KyungSoo sintió como su corazón se volvía cálido ante su atención.

ㅡEse es un buen deseo, mi señor. Seguramente en algún momento podrá recuperarlo junto a esas otras cosas que tanto anhela.

KyungSoo asintió, conmovido, y cubrió la delgada mano de su amiga con aquella que aún mantenía vacía. Las apretó juntas y sonrió aún más suavemente, sintiéndose todavía más cálido de lo que ya lo hacía.

ㅡEso sería algo realmente bueno.

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                                       Emperador.

Como lo había acordado con JiHyun, KyungSoo diseñó un dije especialmente para el Emperador y lo presentó a un orfebre. Pidió que este fuera creado a base de jade, sabiendo la importancia del mismo para la cultura del Sur, y pagó una considerable suma de dinero por ello. Pero estaba bien, era para Kim JongIn, después de todo.

Con la promesa del orfebre de que tendría su pedido antes de la fecha indicada, KyungSoo se dirigió a un artesano en la Capital y aprendió a tejer pulseras hermosas y de excelente calidad después de todo un día de enseñanza. Había sido algo entretenido, así que pagó al artesano por sus clases y se prometió a sí mismo mantener la práctica para cuando se sintiera perezoso.

Así pues, compró algunas tiras de cuero resistente y de primera clase y volvió al Palacio cuando la tarde había caído en el reino. El Emperador se encontraba ocupado, así que no había sido consciente de su escapada; fue una cosa buena, porque de otro modo KyungSoo se habría sentido verdaderamente atrapado.

De esta forma transcurrieron los días. El Emperador iba a verlo de vez en cuando, compartiendo un momento juntos en medio de algunos besos suaves y documentos entre ambos y durante la noche, KyungSoo preparaba su regalo. Había decidido agregar una pulsera para sí mismo, pensando que sería lindo tener algo a juego, y tres días antes del cumpleaños de Kim JongIn, guardó su obsequio en el cajón de su escritorio, esperando al día indicado para poder entregarlo.

Al día siguiente era su cumpleaños, no obstante, realmente no le importaba demasiado. No había mucho que celebrar, así que no tenía expectativas. Por lo tanto, se fue a dormir temprano esa noche y descansó sin ningún tipo de alteración.

El día doce de enero resultó ser viernes, así que el Emperador lo visitó como era costumbre. Él le sonrió cariñosamente, muy temprano por la mañana, y KyungSoo se sentó a su lado para compartir el desayuno, temiendo por su corazón revoloteando desesperadamente en su pecho.

ㅡHoy es un día realmente hermoso y agradable ㅡmurmuró el monarca mientras miraba el paisaje a través de la ventana. KyungSoo siguió su punto de mira y asintió, de acuerdo con élㅡ.

La nieve estaba prendada de las ramas de los árboles y había crecido ligeramente debido a la nevada de días anteriores, sin embargo, hoy el sol relucía en el cielo, llevando un suave y agradable calor que cualquiera estaría dispuesto a tomar y apreciar.

ㅡLo es.

ㅡ¿Te gustaría hacer algo hoy? ¿Salir y caminar?

KyungSoo volvió a mirar al hombre a su lado y cierta sorpresa se filtró en su mirada. A excepción del día que KyungSoo le mostró la lápida de Kim Song en el Paso de las Glicinias, ellos no habían abandonado el Palacio juntos desde hace casi cuatro años, cuando el Emperador partió. Él se había quedado dentro del Palacio desde su regreso, demasiado afectado con los sucesos con la Emperatriz como para permitirse disfrutar realmente. Es por eso que su corazón había dado un vuelco y algo pareció derretirse cálidamente en su interior ante la posibilidad de salir a su lado este día. De todas formas, él quiso cerciorarse para no hacerse ilusiones falsas.

ㅡ¿De verdad? ¿Saldrías conmigo?

Kim JongIn sonrió con gentileza y asintió.

ㅡSaldré contigo si así lo quieres.

La mirada de KyungSoo fue especialmente brillante al escuchar su aceptación; Kim JongIn no pudo apartar la mirada ni por un segundo.

ㅡLo quiero. Por favor, vayamos juntos afuera.

Él realmente deseaba besarlo, sin embargo, no sabía si era demasiado. Kim JongIn le acarició el cabello y repasó el óvalo de su cara con el pulgar, dulce y amable mientras seguía mirándolo fijamente. Entonces el mayor se inclinó hacia él y le besó afectuosamente la frente, un toque ligero y suave que lo hizo temblar por dentro. Al alejarse, el Emperador volvió a sonreírle y colocó un trozo de pescado sobre su tazón.

ㅡPrimero come adecuadamente.

KyungSoo estuvo fácilmente de acuerdo con su condición, así que sin esperar a escuchar esto dos veces, él comió todo lo que había en sus tazones mientras era observado con cariño.

Una vez terminaron de comer y se hubieron abrigado correctamente, KyungSoo salió de su habitación siendo seguido por el Emperador. Juntos abandonaron el interior del Palacio Principal y se dirigieron hacia los extensos jardines y patios.

Todo estaba cubierto de un delicado e inmaculado manto blanco que se extendía hacia las montañas y el cielo; como la escarcha, la nieve brillaba preciosamente bajo el sol y los ciruelos mostraban su belleza, puntos rojos de color entre tanta pureza.

Ya que se encontraban mayormente solos, Kim JongIn extendió su brazo para él y KyungSoo sonrió antes de estirar el suyo y sujetarse del bíceps fuerte del mayor. Caminaron de esta manera, cercanos el uno con el otro mientras miraban el paisaje. Era fácil sentirse feliz y complacido solo con esto; se trataba de la persona a tu lado, y Kim JongIn era realmente querido y aceptado en ese momento. 

Luego de caminar por algunos minutos, ambos se detuvieron finalmente en el centro de un puente circular sobre un río congelado. Ahí, miraron hacia adelante, a las montañas nevadas, al cielo despejado y las puntas de los árboles llenos de nieve. Era una visión preciosa.

KyungSoo suspiró largamente y una sonrisa se formó en sus labios rojos. Las mejillas se habían sonrojado en este punto y el Emperador no puede evitar mirarlo larga e intensamente.

Sintiendo el peso de su mirada sobre él, KyungSoo giró la cabeza y rió por lo bajo al notar la expresión abstraída del mayor, no obstante, su risa fue muriendo mientras los ojos de Kim JongIn permanecían en su cara y, en cambio, su corazón comenzó a latir rápidamente.

La mano de Kim JongIn fue alzada y su palma acunó su mejilla cálida; entonces KyungSoo suspiró y mientras sus ojos se cerraban, la boca del Emperador bajó y cubrió la suya en un suave beso.

KyungSoo arropó el dorso de Kim JongIn con su propia mano y sus labios se movieron dulcemente contra los del mayor, prendándose de su boca caliente, presionándose en el abrazo que pronto se desarrolló entre ambos y permitiendo que el movimiento se prolongara hasta que sus labios se adormecieron. Se separaron lentamente, sin romper el abrazo ni alejarse demasiado, y KyungSoo sonrió mientras el Emperador dejaba caer su frente contra la suya.

Luego de un momento, el mayor murmuró por lo bajo, solo para ser oído por él.

ㅡTe quiero. Este hombre te quiere tanto y tan profundamente.

KyungSoo se separó un poco más para mirarlo a los ojos y mientras su corazón latía a toda prisa, él respondió en el mismo susurro bajo.

ㅡEste joven Príncipe también te quiere, Alteza. 

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                                       Emperador.

KyungSoo no esperaba nada más. Creía que esto era suficiente para tener un cumpleaños feliz, sin embargo, cuando regresaron nuevamente al Palacio durante la tarde fría, Kim JongIn lo condujo hacia su habitación con una sonrisa difícil de ocultar. Él estaba confundido mientras se sentaba frente a la mesa y el Emperador lo despojaba de sus abrigos luego de entrar en la zona caliente.

ㅡQuédate aquí. Buscaré algo para comer.

ㅡ¿Está bien que me quede solo en tu habitación?

El Emperador sonrió y besó su mejilla.

ㅡ¿Por qué no lo estaría? Espera por mí, ¿de acuerdo?

KyungSoo asintió y con ello, el Emperador partió.

KyungSoo aprovechó su estadía solitaria para ordenar los documentos que había en el escritorio y colocar los pinceles dispersos en su lugar. En el proceso, KyungSoo sonrió suavemente y pensó que realmente no habría esperado este desorden de parte de Kim JongIn. Terminado su trabajo, él volvió a sentarse en su lugar y miró hacia afuera, al atardecer que se exponía en el cielo a través de la ventana.

Fue entonces cuando Kim JongIn volvió a él con una bandeja en sus manos y una pequeña sonrisa sobre su boca. Kyungsoo lo miró de inmediato y sus ojos se abrieron de par en par al ver el contenido sobre la bandeja.

Sentándose cuidadosamente para no tirar la comida, el Emperador se posicionó a su lado y colocó la bandeja sobre la mesa, disponiendo el alimento en el tazón de KyungSoo con una mirada brillante y una expresión satisfecha. Al acabar con su trabajo, el mayor se volvió a él y murmuró con afecto:

ㅡAquí, feliz cumpleaños, KyungSoo.

Y KyungSoo realmente no sabía qué hacer, decir o pensar, porque había dos raciones de pastel de arroz dispuestas para él, olían deliciosamente y sus ojos se habían calentado de un momento a otro. Él miró al Emperador frente a él, que sonreía dulcemente y aguardaba por él, y una lágrima solitaria y silenciosa escapó de su ojo.

ㅡEsto ㅡdijo sin aliento, en un suspiro que sonó demasiado suave y vulnerable. Kim JongIn asintió y recogió la humedad de su rostro con su pulgarㅡ...

ㅡJiHyun me lo dijo, así que quise hacer esto para ti. Ambos lo hicimos con nuestras propias manos para que fuera realmente especial. Sé que lo apreciarías de esta forma.

ㅡMi hermano... él hacía esto para mí.

El Emperador asintió suavemente.

ㅡJiHyun me dijo que lo extrañabas, así que quise devolver esta tradición a tus manos. Aunque no lo haya hecho el Emperador SeungSoo, espero que le traiga un poco de felicidad a tu corazón.

KyungSoo se aferró a sus manos entonces y una sonrisa temblorosa nació en sus labios, sincera y brillante mientras sus ojos se mostraban especialmente relucientes por las lágrimas retenidas y el sentimiento conmovedor que había nacido en su alma.

ㅡLo ha hecho. Kim JongIn, muchas gracias.

Como respuesta, el mayor sonrió y se inclinó para dejar un beso suave y amable sobre sus labios húmedos.

KyungSoo pensó que aunque el sabor no era el mismo ni la persona era la original, esos pasteles de arroz eran invaluables y verdaderamente deliciosos. Le calentaron el alma y lo hicieron sentir profundamente amado, así que, por supuesto, la tradición había sido retomada y el sentimiento principal regresó a donde debía estar. 

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Cuando el cumpleaños del Emperador llegó, ni el pueblo ni el Palacio se vistió de fiesta. Los Concubinos enviaron sus buenos deseos y obsequios a través de sus doncellas, sin ser demasiado insistentes con respecto al tiempo de luto y encierro del monarca. Los ministros enviaron a las cocineras a preparar los platillos favorito de Kim JongIn y KyungSoo envolvió su propio presente con suavidad y cariño.

Al acabar, él le asintió a JiHyun y salió de la habitación para dirigirse a la alcoba del Emperador. Ya que KyungSoo tenía un pase ilimitado a ese lugar, al verlo llegar, los guardias no repararon en formalidades y simplemente lo dejaron entrar después de informarle que, en efecto, el Emperador estaba despierto.

KyungSoo se adentró en las habitaciones del mayor con una pequeña sonrisa y se acercó a él lentamente, con su regalo muy bien guardado en su seno.

Kim JongIn estaba pintando; tan simple como eso, disfrutaba de un momento pacífico y silencioso mientras sus dedos movían el pincel sobre el pergamino estirado mientras el calentador de manos se encontraba encendido a su lado. El Emperador lo miró al sentirlo llegar y sus labios de curvaron de inmediato mientras señalaba el lugar a su lado para que pudiera sentarse cerca de él. KyungSoo lo complació, así que, apropiado y manteniendo una postura correcta, se sentó tranquilamente y miró el dibujo que llenaba el papel.

Era hermoso, trazos suaves sobre el paisaje que conformaban los jardines, pulcros y perfectos. KyungSoo no se sorprendió al descubrir lo diestro que era el Emperador en el área del arte, después de todo, sus capacidades eran admiradas y reconocidas en todos los aspectos. 

El mayor dejó a un lado el pincel, encargándose de no manchar su obra con la tinta; se volvió hacia él y luego preguntó con calma:

ㅡ¿A qué debo el honor de recibirlo tan temprano este día, Príncipe KyungSoo?

KyungSoo sonrió con suavidad.

ㅡ¿No puedo visitar a Su Majestad durante la mañana? ¿Es partidario de las visitas del mediodía o la noche?

ㅡMientras se trate de ti, estaré feliz de verte en cualquier momento.

KyungSoo no supo cómo responder ante las palabras cursis, por lo tanto, no dijo nada al respecto y simplemente bajó la mirada con las mejillas sonrojadas. Luego de algunos momentos en silencio y comodidad, KyungSoo sacó su regalo del interior de su pecho y se lo presentó al Emperador con una sonrisa.

ㅡAunque no te gusten las celebraciones ni los grandes obsequios, quise hacer esto para ti en tu cumpleaños. Tú... eres valioso para mí, así que quise esforzarme y darte algo lindo el día de hoy. Acéptalo, por favor.

Los ojos del Emperador relucieron entre las capas de su profundo océano café, sus labios se rizaron en las esquinas y su expresión se volvió extremadamente gentil. Él asintió y abrió el pequeño paquete que cubría ambas pulseras. Una vez descubierto, su cuerpo se detuvo y miró el hermoso detalle expuesto para él.

La pulsera tenía doble trenzado, por lo tanto, era un poco gruesa y bastante resistente. El dije resplandecía bajo el sol mañanero y el jade constrastó lindamente con la oscuridad del cuero. Era bonito, con acabados pulcros y el esfuerzo puesto en él siendo notable.

Junto a ambas pulseras, descansaba una campana de claridad¹ que KyungSoo había obtenido a último momento. Era roja y dorada, los colores del Sur, y la campana tenía motivos florales que sabía que el Emperador apreciaría. Kim JongIn miró los objetos en sus manos con expresión abstraída y KyungSoo aprovechó su inamovilidad para acercarse y tomar su propia pulsera, más sencilla y sin dije.

ㅡDecidí diseñar el loto porque es hermoso, crece en medio de la oscuridad y suciedad y su pureza y belleza resultan ser invaluables. Además, la campana de claridad representa mis deseos para que tu mente y tu corazón consigan paz y tranquilidad en los momentos más difíciles y tormentosos. Déjala sonar cuando te sientas especialmente inquieto y entonces conseguirás sentirte mejor.

Kim JongIn lo miró entonces y KyungSoo sintió cómo el rubor en sus pómulos se pronunciaba un poco más ante la observación decidida y devota del mayor.

Él estaba a punto de agregar algo más, sin embargo, fue detenido por un par de labios cayendo sobre los suyos, apropiándose de su boca y de la dulzura sobre la textura suave. KyungSoo cerró los ojos y suspiró contra su boca, derritiéndose en el contacto y el toque de la mano del mayor sobre su rostro caliente.

Al alejarse, Kim JongIn besó su frente y susurró por lo bajo:

ㅡMuchas gracias por esto. Gracias por pensar en mí de esta manera.

KyungSoo tomó la muñeca fuerte del Emperador y se separó para poder mirarlo a los ojos.

ㅡSolo quiero que seas feliz.

Kim JongIn sonrió en respuesta y lo abrazó dulcemente, acunándolo en su pecho mientras sus brazos lo rodeaban y su boca dejaba besos delicados sobre su cabeza.

ㅡLo seré mientras estés a mi lado. Solo eso necesito.

Y KyungSoo sonrió porque, silenciosamente, él se sentía de la misma manera.

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Campana de claridad: si han visto/leído MDZS o The Untamed, sabrán que hablo de la pequeña campana perteneciente a la familia Jiang (porque no pude evitar introducir un poquito de mi obsesión aquí. Te amo, MDZS y MXTX; qué libro y autora tan espectaculares ♡).

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