Capítulo 18
ㅡ¿KyungSoo? ¿Do KyungSoo? ¡KyungSoo!
KyungSoo parpadeó ante el repentino llamado y llevó su mirada hacia un confundido BaekHyun. Él, al igual que siempre, se veía espléndido y nada más que perfecto con su cabello recogido y ropas vaporosas y, a cada lado de él, los Concubinos Lee y Kim lo observaban con extrañeza y confusión.
KyungSoo carraspeó y rectificó su postura, les ofreció una sonrisa breve e inclinó la cabeza para mostrar sus disculpas.
ㅡLo siento mucho, no te escuché, Concubino Byun.
ㅡAh, pude notarlo. Pensé que te habías ido muy lejos de aquí y habías dejado tu cuerpo atrás. ¿Qué sucede? ¿Por qué tan pensante?
ㅡ¿Te sientes mal, Príncipe KyungSoo? ㅡintercedió el Concubino Kim esta vez, inclinándose hacia adelante para poder verlo mejor, buscando alguna muestra de enfermedad o agotamiento en su rostroㅡ. ¿Tu mente está dispersa? ¿Te gustaría que buscara a algún médico imperial?
KyungSoo negó de inmediato y extendió una de sus manos pequeñas para sujetar la del mayor. Él sonrió un poco más y su sonrisa fue hermosa, rosada, viva y juvenil. KyungSoo era una belleza de invierno, fría y distante, pero cuando sus labios se curvaban y sus ojos empequeñecían en los bordes, KyungSoo parecía ser alguien genuina y naturalmente cálido y confiable.
La corta edad también era notable sobre sus rasgos dulces y preciosos.
ㅡNo, no es necesario, Concubino Kim; por favor, no se preocupen por mí porque me encuentro bien de salud y mi mente está tranquila, es solo que me encuentro un poco pensativo.
El Concubino Lee fue el siguiente en hablar. Su cabello parecía brillar mucho más que de costumbre y había algo en su rostro que lo hacía ver más reluciente. ¿Un tratamiento de belleza, tal vez? KyungSoo incluso pensó que había rejuvenecido algunos años.
ㅡ¿Tal vez puede tratarse de Mi Señor visitando las habitaciones de los Concubinos? ¿Eso te ha dejado tan distraído y ensimismado? ㅡél preguntó con tacto y sobre el par restante hubo una expresión llena de comprensión y entendimientoㅡ.
KyungSoo no sabía a qué se refería y, si es honesto, se sintió curioso al respecto.
ㅡ¿El Emperador? Bueno, ¿no es algo de esperarse? Si él tiene un harén debe responsabilizarse de él y satisfacer a todos dentro para mantener la armonía. ¿Por qué me sentiría ensimismado por ello?
El Concubino Kim decidió no participar en la conversación y, en cambio, se dedicó a beber un poco de té. Fue el Concubino Byun quien lo puso al corriente de inmediato mientras el Concubino Lee asentía a sus palabras.
ㅡSí, bueno, es normal pensar eso, pero la verdad es que Mi Señor se ha mantenido alejado de la cama de algún Concubino por un tiempo. Él podría pasar su día con nosotros y llevar compañías por las noches en los jardines o patios del Palacio de las Flores, pero nunca echarse con nadie... eso hasta hace algunos días.
ㅡ¿Por qué?
El Concubino Byun negó.
ㅡNo lo sé. Aunque, según lo que ha dicho Tae, puede ser comprensible.
ㅡ¿Dicho? ¿Él... él pasó la noche con usted? ㅡpreguntó con desconcierto, ampliando su mirada y sintiendo algo desagradable y extraño en su pecho cuando el Concubino Lee asintió con las mejillas sonrojadasㅡ.
ㅡ¡Por supuesto! Por eso se ve tan radiante. Mi Señor lo ha atendido con diligencia el día de ayer.
ㅡBaek, compórtate. El Príncipe KyungSoo aún es joven y no tiene que saber lo que sucede en las sábanas ㅡintervino Kim MinSeok con el ceño brevemente fruncido y Byun BaekHyun carraspeó e inclinó suavemente la cabeza en su direcciónㅡ.
ㅡLo siento, a veces olvido lo joven que eres aún. De cualquier forma, lo que sí puedo decirte es lo que él mencionó. ¿Tae? ¿Nos dices qué sucedió ese día?
ㅡSí ㅡsusurró y bajó un poco la mirada. Él colocó sus manos sobre sus muslos y suspiró antes de continuarㅡ. Bueno, en realidad yo estaba esperando que Mi Señor me visitara. Preparé su té favorito y una coreografía que probablemente le gustaría, también vestí mis mejores túnicas solo para él. Sabía lo que ocurriría, todo estaba planeado; comeríamos, hablaríamos y luego de bailar, se iría... pero entonces él me había abrazado antes de que pudiera comenzar y me preguntó si podía quedarse. Aparentemente, él se encontraba tan cansado y solo. Supuse que era uno de esos días donde su mente le juega una mala pasada y se siente triste e insatisfecho; al final no pude negarme, porque yo también lo quería y porque odiaba ver esa expresión en su rostro, así que ocurrió.
Entonces, vibrando junto a la tensión en su pecho y aquella mala y desagradable sensación, la preocupación comenzó a florecer dentro de KyungSoo y él no pudo evitar componer una expresión vulnerable. Se inclinó hacia los tres mayores y les preguntó con precaución.
ㅡ¿Kim JongIn ha tenido problemas últimamente? ¿Él se encuentra bien?
Byun BaekHyun se rascó la sien y una mueca apareció en sus labios.
ㅡAnte todos los demás, él está bien, porque Mi Señor es increíblemente bueno para ocultar lo que piensa y siente, pero nosotros, que lo conocemos desde hace años y somos cercanos, nos damos cuenta de las cosas; su mirada distante, las repentinas tensiones en su mandíbula, el tamborileo de sus dedos sobre el escritorio... normalmente son los signos de que las cosas no van del todo bien.
ㅡTal vez ㅡmurmuró Kim MinSeok con cautela y KyungSoo dirigió su atención a élㅡ si hablara con él, podría sentirse mejor, ¿por qué no lo intenta, Príncipe KyungSoo? Después de todo, Mi Señor tiene una afinidad especial por usted.
KyungSoo solo bajó la mirada y pensó en ello profundamente. Él podría hacerlo, si el Emperador colaboraba, él trataría de ayudarlo hasta donde podía extender su mano.
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.(¸.·´ (¸.·'* . El Concubino del
Emperador.
La oportunidad se presentó aquel viernes, cuando el Emperador acudió a él en sus visitas acostumbradas.
Esta vez, diferente a como había sido días anteriores, KyungSoo fue cuidadoso con su mirada, observando atentamente cada movimiento, cada gesto y la expresión en el rostro de JongIn. Él parecía estar igual de calmado y tranquilo que siempre, con sus sonrisas gentiles y movimientos fluidos mientras deslizaba las páginas del libro que había escrito par él, sin embargo, si se adentraba en sus ojos, podría notar el cansancio, la pesadez y, bajo las gruesas capas de tela de primera calidad, la tensión en sus hombros anchos.
KyungSoo decidió que no preguntaría directamente porque no quería exaltarlo ni alertarlo sobre la información que había recibido de parte de los tres Concubinos en su último encuentro, en cambio, tomó el camino de la tangente y esperó a que esto diera resultados.
ㅡYo me preguntaba ㅡdijo repentinamente, rompiendo con el silencio que los había envuelto cómodamente, como siempre solía ocurrir, y el Emperador no tardó en mirarlo por encima de las páginas, atento a lo que tenía para decirleㅡ, ¿qué piensas sobre ir a visitar a Hyung-nim? Quisiera hablar con él y limpiar su tablilla por mí mismo.
Entonces el Emperador se quedó muy quieto y lentamente bajó el libro a su regazo. Fue la confirmación de que las cosas no estaban llendo bien y motivo suficiente para que su corazón se acelerara.
ㅡYo... me temo que eso no será posible en estos momentos, KyungSoo ㅡsusurró, no sin sonar apenado, y entonces el tirón en su pecho se presentóㅡ.
ㅡ¿Por qué? ¿Ha ocurrido algo?
Kim JongIn lo miró por un momento, largo y extendido, fijando sus ojos oscuros e invadidos de secretos sobre los de KyungSoo. Él se quedó muy quieto en su lugar, respirando suavemente.
En la mesa, el té había sido olvidado. JongIn decidió hablar.
ㅡHemos sido avisados sobre algunos ataques en las ciudades y pueblos más pequeños del país; Hwanji, Zhizhen, Ouji, los tres han sido abatidos por las tropas del Sureste.
Entonces KyungSoo sintió por completo; ahí en su pecho, el temor trepó con fuerza y dureza, subiendo por su garganta en forma de una bilis que no podía expulsar. Se quedó inmóvil, procesando lo que el mayor había dicho, y, finalmente, susurró en voz baja y entrecortada, con los puños apretados ante su molestia.
ㅡEllos realmente son audaces. ¿Se atreven a ir en tu contra después de lo que han hecho con mi pueblo? ¿Quieren conseguir al Sur porque no pudieron echar sus manos sobre mi hogar?
Kim JongIn asintió lentamente, con las cejas fruncidas y los labios apretados.
ㅡLa única forma de hacerse con el Imperio Do es derrotando al Emperador del Sur, entonces no solo tendrán tus tierras, sino también las mías. Las manos y los deseos del Emperador del Sureste son inmensamente ambiciosas.
KyungSoo realmente pensó que era una persona sumamente desafortunada y maldita, incluso cuando no había sido culpa suya que el Sureste tuviera ansias de dominar como nadie más lo había tenido antes.
Había llevado una maldición terrible sobre su Imperio desde el día de su nacimiento y ahora traía la calamidad al Sur, el lugar que lo había acogido y arropado y donde su gente trataba de seguir adelante. ¿Qué tan mala era su suerte? ¿Cuánta podredumbre pudo haberlo rodeado al momento de nacer para infectar a todo aquel que quisiera extender su mano y ayudarlo?
Era realmente una calamidad. Toda su existencia era una tribulación.
Dándose cuenta del hilo de pensamientos que rondaban su mente, Kim JongIn tomó su mano y apretó esta con suavidad. Cuando KyungSoo alzó la mirada y se encontró con sus ojos, ahí brilló la determinación y la fiereza, el orgullo y también el afecto que siempre parecía estar dispuesto a demostrarle únicamente a él.
KyungSoo sintió un escalofrío en la espalda y las indetenibles ganas de echarse a llorar por lo desafortunado que era.
ㅡNo pienses sobre ello ni te culpes por algo que no ha sucedido por ti. Tú no le has ordenado al Emperador del Sureste que venga y destruya mi país, no lo convocaste para atacar al Imperio Do. Son cosas que se escapan de nuestras manos, así que deja de recriminarte por ello.
ㅡNací bajo una estrella maldita ㅡsusurró con debilidad y el agarre del mayor se volvió más fuerte, más obstinadoㅡ.
ㅡNaciste bajo un manto estrellado, naciste con salud y creciste en el vientre de tu madre. Eres igual a cualquier otra persona, ¿por qué deberías estar maldito? ¿Por lo que alguien más dice? Entonces no creas en las palabras de nadie más y solo escucha las mías: Do KyungSoo no está maldito, Do KyungSoo es un buen chico que ha vivido momentos difíciles y pasado por situaciones que no debería haber experimentado a su edad. Do KyungSoo es bueno, es dulce y tiene un hermoso corazón. Él merece ser amado, ser feliz y dejar de culparse por las cosas que se salen de su control.
»¿Estás escuchando? Solo quiero que sigas esas palabras, solo quiero que recuerdes eso. No eres malo, no estás maldito, simplemente los cielos han sido demasiado crueles contigo.
KyungSoo no lloró, no lo hizo porque ya había llorado suficiente durante todo ese tiempo, pero eso no le impidió abrir sus brazos y abrazarse con fuerza al pecho del Emperador. Kim JongIn tardó un poco más de lo esperado para devolverle el abrazo, pero sus brazos lo rodearon y lo atrajeron a él con la misma fuerza, proporcionándole toda la fortaleza y apoyo que necesitaba.
Con los ojos apretados, KyungSoo hundió su rostro en el cuello del Emperador, donde residía su característico aroma cítrico, frío y agradable. Él suspiró contra la calidez de su piel cuando las manos enormes y protectoras de este fuerte hombre le acariciaron el cabello parcialmente suelto y los hombros tensos. Porque justo ahí, KyungSoo se sentía seguro, porque por el momento, solo esto necesitaba para seguir respirando y no ahogarse en el mar de la culpa y el autodesprecio.
Una vez se hubo calmado lo suficiente como para volver a su lugar, KyungSoo aceptó la taza de té que le había ofrecido el mayor y le dio un sorbo. La bebida ya estaba tibia, pero aún así consiguió calentarle la garganta y el estómago, y la sensación abrazando sus entrañas fue suficiente para hacerle exhalar con renovada tranquilidad.
Sus ojos volvieron a posarse sobre el Emperador, y cuando dejó la taza a salvo en la mesa y hubo colocado sus manos en sus muslos, le preguntó con suavidad:
ㅡ¿Te dirigirás al campo de batalla? ¿Sabes qué lugar planean atacar ahora?
Kim JongIn asintió y apretó sus propias rodillas con sus manos.
ㅡMi Capitán de confianza me ha informado que planean golpear Xihue dentro de tres días. Ha reunido a algunos hombres en el lugar y están esperando por mí. Voy a partir mañana por la madrugada para llegar a tiempo.
KyungSoo bajó la mirada a sus piernas y se preguntó por qué de repente se sentía tan triste. Había un vacío profundo en el centro de su pecho y su corazón se había quebrado en muchos pedazos pequeños, esparcidos y clavados en sus órganos para causarle dolor.
Entonces se dio cuenta que la respuesta era obvia. No quería que JongIn se fuera porque odiaba la sensación de quedarse solo nuevamente. Porque su hermano había ido a luchar y no había vuelto, porque había depositado su confianza en este Emperador, porque le tenía cariño y afecto y no quería perderlo también.
KyungSoo siempre había estado luchando con la soledad, con el vacío, con el silencio. Su hermano, SeungWang y su antigua doncella fueron quienes lo mantuvieron en marcha y con una vaga sensación de plenitud ocultando sus miedos. Luego los perdió a todos y Kim JongIn, JiHyun, los Concubinos y DongByul y su familia se encargaron de mantenerlo en marcha, distraído y a flote sobre las aguas profundas de la tristeza y la agonía.
Ahora Kim JongIn se iría y su barco de navegación se había tambaleado profundamente hasta casi hundirlo en el mar.
ㅡ¿Cuánto tiempo será? ㅡvolvió a susurrar y esta vez el Emperador se tomó más tiempo para responderleㅡ.
ㅡNo lo sé. Hay que proteger Xihue y trataremos de recuperar Hwanji, Zhizhen y Ouji. No debemos dejar que avancen más ni que se establezcan demasiados hombres en el territorio. Posiblemente explote otro enfrentamiento en Juji y tendré que dirigir las tropas. Mientras la recuperación del Sur sucede, mi General estará planeando un contraataque en el Sureste. Al atacar al Sur, el Sureste rompió los tratados de paz y la política no es utilizable en este caso; solo podemos ir a la guerra directamente para poder ponerle fin a este asunto.
Entonces las astillas de su corazón penetraron más fuerte, más profundo, hasta llegar a su alma, sacudirla y herirla de forma retorcida y dolorosa.
ㅡEso podría tomar años... tú... puedes morir ahí.
ㅡLo sé ㅡrespondió con temple y determinación, como un guerrero y no como el dulce hombre que KyungSoo agradecía mantener a su lado. Se miraron profundamente el uno al otro y Kim JongIn continuóㅡ; sé todo lo que puede ocurrir en una guerra y lo difíciles que estas son para todos. Pero de no hacer esto, mi pueblo caerá en desgracia y eso no es algo que pueda permitir. Crecí como un luchador, como un dirigente, como alguien que moriría por su hogar, y si esto ocurre en medio de ese propósito, entonces estaré feliz de mi final y lo tomaré con los brazos abiertos.
ㅡ¡Kim JongIn!
ㅡNo obstante ㅡlo interrumpió de inmediato y KyungSoo callóㅡ, no es algo que quiero que ocurra. Tengo algo muy valioso esperándome y muchas promesas que cumplir, por ello, haré mi deber como Emperador y luego volveré a ti, exitoso y con vida. Te lo juro.
Sus hombros se hundieron ante esta determinación y certeza y los puños en sus muslos se apretaron, arrugando la ropa sedosa sobre su piel.
La melancolía y la nostalgia aparecieron de repente entre ellos y KyungSoo recordó todo lo que este hombre había hecho por él, las sonrisas que le había arrancado y lo feliz que había sido últimamente. ¿Cómo podía perder eso también?
No quería que ocurriera, así que no debía pasar.
Él desvió la mirada y se enfocó en la ventana que exponía su jardín lleno de vida, ajeno a su propia agonía. Tal vez una solitaria y única lágrima resbaló por su mejilla y KyungSoo no se encargaría de afirmar o negar esto.
Kim JongIn debía sobrevivir.
Él tenía que regresar porque, de lo contrario, KyungSoo jamás sería capaz de vivir verdaderamente.
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.(¸.·´ (¸.·'* . El Concubino del
Emperador.
Como lo había dicho, Kim JongIn se marchó al día siguiente, cuando el sol aún no salía y el pueblo dormía.
KyungSoo se levantó solo para despedirlo y verlo partir. La Emperatriz, de pie junto a su esposo, lo abrazaba fuertemente y decía algunas cosas en su oído. KyungSoo se mantuvo respetuosamente alejado, dándoles privacidad; JiHyun estuvo con él en todo momento, le había colocado un abrigo sobre los hombros porque sus cicatrices comenzaban a molestar desde hace un par de días debido a la caída de la temperatura y su sola presencia resultó ser un pilar reconfortante.
Aparte de ellos, los guardias, un par de ministros y los oficiales que acompañarían al Emperador a la guerra, no había nadie más. Los Concubinos no fueron avisados y más tarde ese mismo día se daría un informe nacional para dar aviso sobre la nuevas situación del país. La Emperatriz tomaría el poder y dirigiría la nación mientras el Emperadores luchaba, como había ocurrido tantas veces antes.
KyungSoo alzó la cabeza cuando la mujer finalmente se alejó del mayor y asintió brevemente hacia JiHyun mientras la Esposa del Dragón caminaba hacia ellos. La Emperatriz se detuvo junto a KyungSoo, justo antes de que dieran un paso hacia el Emperador, y le dio una mirada firme y altiva, con la barbilla alzada y los labios apretados. KyungSoo, sin demostrar temor alguno o una mínima muestra de vacilación, le devolvió la observación con dignidad, sin desviar la mirada ni decir nada al respecto.
El enfrentamiento solo duró un par de segundos, pero la tensión fue palpable y lo hizo pensar que se había tratado de una eternidad en combate contra ella.
La mujer, hermosa y gracil, giró el rostro con la espalda muy recta y la barbilla muy alzada y retomó su camino acompañada de su séquito sin dirigirle la palabra. Una vez solos, JiHyun le susurró en el oído.
ㅡMi Señor debería tener cuidado con la Emperatriz a partir de ahora. Sin la presencia del Emperador, ella podría volverse audaz y atrevida.
ㅡNo te preocupes, es algo que ya había pensado y tenido en consideración.
KyungSoo marchó hacia Kim JongIn luego de eso. El hombre esperaba tranquilamente por él con su caballo de guerra preparado a su lado y su armadura bien puesta en su cuerpo fuerte. KyungSoo nunca lo había visto de esta manera: feroz, extremadamente poderoso y terriblemente determinado.
Él era un hombre de armas tomar, formado en la guerra y en el caos; todo en Kim JongIn no se trataba de gentileza o amabilidad, se recordó. Sus manos estaban manchadas y eran duras por el trabajo duro; él era un hombre de hierro y acero, una muralla, como muchos lo describían con verdadero acierto.
El Emperador se permitió sonreír suavemente, a pesar de estar rodeado de sus hombres, e inclinó la cabeza para mirarlo de mejor forma. KyungSoo también sonrió y extendió su mano para tomar la del monarca, acariciando sus dedos con cariño y sintiendo la áspera textura de la superficie contra la suya.
Era tan duro y tan fuerte, pero también era cálido y confortable. Kim JongIn era un hombre en el que cualquiera podría confiar.
ㅡNo deberías haber venido. Me sentiría mejor si te hubieras quedado descansando en una cama caliente en lugar de exponerte al frío de la madrugada. JiHyun, encárgate de atender su espalda luego, por favor.
ㅡSí, Su Majestad.
KyungSoo bufó con muy poca gracia y educación, pero cuando respondió, lo hizo con afecto y suavidad.
ㅡNo podía quedarme atrás y no venir a despedirme. Te irás por mucho tiempo, así que es lo menos que podía hacer.
ㅡ¿Vas a extrañarme, no es cierto? ㅡdijo con diversión, incluso cuando sus ojos se llenaron de cariño única y exclusivamente para KyungSoo. El menor asintió con honestidad, porque no era el momento para las bromas o negar los sentimientosㅡ.
ㅡSí, voy a extrañarte, así que vuelve lo más pronto que puedas.
ㅡLo haré.
KyungSoo apretó por un momento su mano, llevándole fortaleza y apoyo a través del gesto; luego, un momento después, rompió el contacto y sacó del interior de la cesta que JiHyun llevaba en sus antebrazos un abrigo que había preparado de forma apresurada para el Emperador.
Kim JongIn lo miró con sorpresa y sostuvo la prenda en sus manos cuidadosamente cuando KyungSoo la hubo colocado allí. Él le dijo con tranquilidad:
ㅡHe hecho esto para ti. Lo he terminado hace poco, así que úsalo y cuida de él, ¿de acuerdo? Te dará calor en las noches más frías e impedirá que te enfermes.
El Emperador desdobló el abrigo y lo examinó cuidadosamente. Estaba elaborado a partir del estilo de ropa del Imperio Do, con tela gruesa negra y resistente que le daría calor y lo mantendría seguro y camuflado en las bajas temperaturas. También, como un detalle extra, KyungSoo había bordado en el lugar donde estaría su corazón, el emblema familiar de los Kim, un par de espadas rodeadas por lirios y magnolias en hilo blanco, rojo y rosado.
Kim JongIn sonrió una vez más al ver el abrigo y encontrarlo de su agrado y lo guardó de inmediato en uno de los bolsos de los costados de su caballo. Volvió a girarse hacia KyungSoo e inclinó suavemente la cabeza en señal de agradecimiento.
ㅡTe lo agradezco, KyungSoo, es algo que apreciaré y llevaré con cariño en todo momento.
ㅡSeñor, ya se acerca la hora de partir ㅡavisó uno de los hombres más cercanos y JongIn asintió hacia él; miró nuevamente a KyungSoo, esta vez menos fresco y un poco más duro debido a la situación, y subió su mano para acunar su rostroㅡ.
ㅡCuídate, KyungSoo. Mantente cerca de BaekHyun, MinSeok y TaeMin, no provoques ni te acerques demasiado a la Emperatriz, no salgas del Palacio para visitar la Capital mientras todo esto ocurre y no confíes en nadie más que en ti mismo y en mis tres amigos. Es el único consejo que puedo darte, por favor, síguelo con cautela.
KyungSoo asintió, sintiendo la prisa del momento mientras todos comenzaban a montar sus caballos y a asentir entre ellos.
Su corazón latió con fuerza y rapidez contra sus costillas mientras JongIn lo miraba una última vez en quién sabía cuánto tiempo, mientras le obsequiaba una última sonrisa y sostenía su rostro con amabilidad y gentileza. Y tal vez fue por eso, por sus palabras, por su mirada, por el temor a perderlo, porque ya tenía que irse y KyungSoo sería dejado atrás nuevamente, que él tomó en cuenta a sus impulsos y lo tomó de la muñeca antes de que se alejara por completo, se puso de puntillas y presionó sus labios sobre los suyos con brevedad.
Los guardias y ministros desviaron la mirada, algunos sonrojados, otros sonriendo y vitoreando al Emperador en voz baja. JiHyun ocultó la mitad de su rostro en su mano y miró hacia abajo respetuosamente mientras KyungSoo volvía a la seguridad de la planta de sus pies y observaba al aturdido y estático Emperador con agitación.
ㅡVuelve vivo y sano. Regresa con bien y, JongIn... véngalos por mí.
Kim JongIn se recompuso visiblemente al oírlo. Él hinchó el pecho, enserió sus rasgos, dejando ver al guerrero que se iría y no al hombre que quedaría en su memoria; colocó su mano sobre su corazón con dignidad y le juró orgullosamente:
ㅡPrometo vengar al Emperador SeungSoo, al Capitán SeungWang y al pueblo de Do. Lucharé por tu tierra y por la mía y al final volveré siendo victorioso. Entonces, cuando mi promesa haya sido cumplida, te veré de nuevo y devolveré el beso que hoy me has dado. Que el cielo y la tierra se encarguen de ayudarme a cumplir mi palabra.
Minutos después, Kim JongIn partió con un batallón de guerra. El sol no había salido ni la gente despertado, pero, a pesar de esto, el corazón de KyungSoo ya se sentía apesadumbrado.
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Kim JongIn llegó a Xihue, donde luchó fieramente por tres días y tres noches. La victoria estuvo a su lado.
Partieron a Hwanji con un espíritu firme y el orgullo del guerrero impenetrable e irrompible. Ahí lucharon por una semana entera para tratar de derrocar a las fuerzas del Sureste. Ganaron, no obstante la lucha fue complicada.
Perdieron en Zhizhen y se vieron obligados a pedir refuerzos. KyungSoo miró como nuevos hombres partían durante la noche, todos envalentonados por el honor y la dignidad de su Emperador, con una vida incierta y una posible muerte anunciada para la mayoría de ellos.
Esta vez, vencieron sobre el Sureste y Zhizhen fue devuelta a su gente.
Durante meses, KyungSoo no recibió ninguna noticia. Sin darse cuenta, el otoño comenzaba a llegar a su fin, los jardines comenzaban a cambiar nuevamente de color y la vida en el Palacio resultaba ser miserable.
A mitad de noviembre, mientras tomaba té con Byun BaekHyun, el aviso llegó a sus manos.
Habían recuperado Ouji y ahora partían a la frontera, donde se encontrarían con el General Choi.
Entonces, cuando golpeara diciembre, la batalla más importante daría inicio.
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