Capítulo 17
ㅡAun no puedo creer que me trataras como el gobernante de las cavernas, rudo y sin sentimientos que eres delante de todos los demás. Fue un poco desconcertante ver lo mucho que habías cambiado. Era tan difícil para mí entenderte.
Le había dicho un día soleado y caluroso; ambos se habían encontrado en el patio de descanso del Emperador con la intención de comer algunos dulces juntos y hablar. KyungSoo había finalizado sus entrenamientos matutinos, y como era el cumpleaños de uno de los hermanos de JiHyun, no había tenido corazón para retener a su amiga a su lado en lugar de permitirle disfrutar una pequeña celebración familiar.
Así pues, sin nada realmente atrayente y lo suficientemente entretenido que hacer, KyungSoo se reunió con el mayor y se sentó a su lado para poder apreciar la belleza de la naturaleza y su esplendorosa existencia maravillosa y colorida.
El verano había traído consigo colores brillantes, armoniosos, incluso alegres. KyungSoo veía las cosas desde un foco diferente, pensó rápidamente; desde que había comenzado a vivir nuevamente, todo parecía más reluciente, más feliz, más natural y fluido.
Se dio cuenta de lo bien que se sentía vivir sin un peso doloroso y constante en su interior, que podría sonreír verdaderamente y sentir calma luego de tanto tormento. El buen clima y la vida natural y animal imparable y majestuosa ayudaba a que su propio buen humor y el nacimiento de su esperanza personal floreciera como una flor dulce y hermosa.
El cítrico aroma del Emperador permitía que todo fuera mucho más agradable, frescura en medio del calor.
Kim JongIn bajó un poco la mirada con una pequeña sonrisa y tomó un yakgwa. No lo mordió, lo mantuvo en su mano, admirando la superficie y acariciándolo delicadamente con el dedo.
ㅡPensé que era necesario, por esa razón lo hice. En ese momento estabas tan perdido y sumergido en tu propia mente y dolor que tenía miedo de no poder recuperarte y sacarte de ahí. Estabas en un lugar oscuro y tenía que entrar de alguna manera, tenía que mantenerte vivo incluso si la única razón que lo conseguía era odiarme, no importaba, solo tenía que traerte de vuelta.
ㅡY no ibas a conseguirlo tratándome de forma amable ㅡagregó con suavidad; JongIn bajó la mirada y asintió ligeramenteㅡ.
ㅡLo siento mucho. Sé que te confundió en ese momento.
KyungSoo sintió como su corazón tembló con fuerza en su pecho. No era una mala sensación, era algo nuevo y completamente desconocido, como todo lo que tenía que ver con este hombre. Él provocaba en sí mismo algunas cosas que no podía describir, cosas que sobrepasaban sus propias expectativas hasta dejarlo verdaderamente sorprendido.
Era gratitud, alivio, un poco de sorpresa y tranquilidad. Saber que podía confiar en este hombre, en este guerrero valiente y determinado, le había llevado paz al lugar donde antes solo hubo tormento. Kim JongIn no se ganó su aprecio de un día a otro, él trabajó duro por ello, lo ayudó, lo salvó y lo devolvió a la vida, y por ello KyungSoo siempre se encontraría agradecido y en deuda con él.
Era un hombre honorable, y KyungSoo podía reconocerlo fácilmente.
Sonrió un poco y acercó su propia mano a la ajena para colocarla sobre su dorso. El Emperador era un hombre fuerte y sus manos no eran la excepción; duras como el acero y poderosas como las montañas, ambas habían soportado tiempos difíciles y cualquier rastro de suavidad fue borrado de la superficie. Aún así, KyungSoo fue capaz de sentir comodidad y un suave sentimiento de protección.
ㅡNo hay necesidad de disculparse. Agradezco que lo hicieras, de otra forma nunca sabría que mi gente se encuentra bien y mi hermano fue honrado después de su muerte. Yo habría fallecido de forma miserable de no ser por ti.
Kim JongIn lo miró entonces, escuchándolo con atención y sin interrumpirlo. Él se tomó un momento para observar sus grandes ojos brillantes, sus rasgos juveniles comenzando a atravesar la etapa adulta y la belleza que resplandecía en él gracias a su salud restaurada. Una sonrisa cautivada y afectuosa rompió sus labios apretados y su mirada se tornó suave y transparente, como si no pudiera ocultar lo que sentía y pensaba sobre él.
Y, de hecho, era así.
ㅡTampoco hay necesidad de agradecer. Es algo que haría una y mil veces más por ti.
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(¸.· .(¸.·'* . El Concubino del
Emperador.
ㅡLo he estado pensando por mucho tiempo y he decidido preguntar finalmente. ¿Por qué no publicas algunos de tus libros? ¿No es una idea que te guste? ㅡle había preguntado el Emperador mientras lo ayudaba a limpiar el altar de SeungWangㅡ.
Él había accedido a servirle de ayuda; con el verano circulando y los vientos azotando, el polen se había prendado en todas partes, además, las briznas de polvo cubrían la tablilla del ex-capitán y KyungSoo creyó que no era una visión demasiado honorable para un hombre como SeungWang. Así pues, Kim JongIn se había hecho con una palangana de agua y varitas de incienso y KyungSoo tomó fruta fresca y pan de la cocina para colocárselo a su antiguo prometido como ofrenda.
Fue una imagen singular.
Nadie creería que el propio Emperador se dedicaría a embellecer el altar de su rival en el amor con tanta diligencia, acompañando a su Concubino incluso para llevar a cabo una tarea así sin una sola muestra de desprecio o desdén en su rostro.
KyungSoo no se sintió demasiado conmocionado. Después de todo lo que JongIn había hecho por ellos, esto era lo menos sorprendente que podía presenciar de su parte. Además, la compañía era amena y agradable; siempre se sentía mejor hacer estas cosas con alguien más para poder inclinarse y apoyarse en una presencia cálida, viva, que lo mantuviera en el presente y mantuviera los recuerdos absorbentes a raya.
JongIn demostró que, aparte de ser un hombre de palabra y moral tan elevados como su propia destreza y valentía, era también un amigo invaluable, una persona gentil capaz de agradarle a cualquiera.
KyungSoo secó el sudor que invadía su frente e hizo el sombrero de bambú hacia atrás para poder mirarlo mejor. Sus mangas sujetas dejaban el camino libre y sus movimientos fueron liberados de cualquier posible torpeza; de esta manera, su aspecto era realmente agradable de ver, dulce e inocente.
ㅡNo es algo que haya considerado antes ㅡrespondió con honestidadㅡ. Desde que era joven escribía para poder desahogarme y olvidarme de mis problemas. Pensé que era bueno mantenerlo para mí, como algo íntimo y un lugar seguro; supongo que nunca lo vi como algo que podría ser compartido a menos que fuera en momentos necesarios.
ㅡ¿Como en reuniones nobles y de alta sociedad? Después de todo, muchos alaban tu destreza con las palabras, sin embargo, jamás he podido leer nada que te pertenezca.
KyungSoo sonrió y giró el rostro para mirar la tablilla comenzando a brillar gracias al trabajo duro de pulido de JongIn. Llenó un tazón con arroz y lo colocó delante del retrato de SeungWang.
ㅡ¿Sugieres que venda mis trabajos para poder comprarlos y asegurarte de que los dichos sean ciertos?
El Emperador también sonrió y dejó a un lado el trozo de tela con el que había estado trabajando tan afanosamente.
ㅡEs lo único que me queda. Quiero ser deslumbrado de la misma manera que los demás. ¿A Jung SeungWang le gustaba algún alimento en particular? Creo que podríamos prepararlo para cuando vuelvas a visitarlo.
KyungSoo volvió a mirarlo, esta vez sintiéndose genuinamente sorprendido.
ㅡÉl era... era un hombre bastante sencillo. El kimchi era su favorito, pero realmente no es necesario...
ㅡEs necesario ㅡlo cortó con suavidad mientras limpiaba ahora el incensarioㅡ. Un espíritu debe ser honrado debidamente. Déjalo probar su comida favorita hasta que sea su momento de reencarnar. Él se sentirá agradecido.
Se miraron por largos minutos en silencio; KyungSoo suspiró mientras el viento suave movía las glicinias y su cabello semirecogido y finalmente sonrió, asintiendo suavemente.
ㅡEstá bien. Hagamos eso entonces. Y sobre lo otro... no debes preocuparte, no será necesario que venda mis escritos. Haré algo exclusivamente para ti, de esa forma mis palabras serán ocultas y guardadas entre ambos.
El Emperador encendió una varita de incienso y la colocó en el trípode. KyungSoo llenó el plato con fruta fresca y dulce y juntos miraron el trabajo que habían hecho en equipo. Era hermoso, reluciente e impecable.
Jung SeungWang les sonreía cálidamente y su nombre brillaba bajo los rayos del sol, iluminándolo todo como lo había hecho mientras estaba con vida.
ㅡEso es algo que me haría muy feliz. Gracias, KyungSoo.
La sonrisa de KyungSoo creció un poco más y, sin dejar de mirar el retrato del ex-capitán, respondió con suavidad:
ㅡNo debes agradecerme. Es innecesario entre tú y yo.
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.(¸.·' (¸.·'* . El Concubino del
Emperador
KyungSoo había aceptado la visita de Kim JongIn en su dormitorio ese viernes por la mañama. JiHyun le abrió la puerta y, dándose cuenta que se trataba de él, decidió dejarlos solos, a pesar de ser completamente innecesario.
Sin embargo, no esperaba que al recibirlo encontrara aquella imagen singular.
ㅡCon la reparación del Palacio de Do hemos encontrado varias cosas que pensé que querrías conservar. Mis hombres las han guardado para ti y han acabado de hacérmelas llegar, así que te las doy ahora mismo ㅡfue su saludo inmediato, su voz escuchándose tan entusiasmada como su expresiónㅡ.
KyungSoo miró al Emperador, que cargaba en sus manos una gran caja de terciopelo rojo e incrustaciones de oro en las esquinas. Se levantó de su asiento con prontitud y abrió espacio en su escritorio para que la colocara, sintiendo como la emoción contagiosa se formaba y renacía en su interior como un fénix majestuoso volviendo a la vida.
El mayor se hizo a un lado cuando KyungSoo se detuvo delante de la caja para apreciarla mejor y sonrió suavemente mientras el pequeño la abría y exponía el contenido de la misma, tan ilusionado como un pequeño niño estrenando un juguete especialmente bonito y preciado.
Eran numerosos pergaminos descansando cuidadosamente uno sobre otro. También había varias prendas de ropa que habían conseguido salvarse de las llamas, muchas que KyungSoo reconoció como propiedad de su hermano y de sus padres.
Sus labios se curvaron dulcemente y sus dedos rozaron la tela suave con cariño, como si se tratara de la mano de su hermano brindándole seguridad, diciéndole que todo estaría bien porque él estaba a su lado.
ㅡNo se dañaron ㅡsusurró con alivio y dulzuraㅡ. ¿Esto estaba en la habitación de hyung-nim?
El monarca asintió y llevó su mirada al interior de la caja.
ㅡSí, la mayoría proviene de ahí, no obstante, también pudieron rescatar algunas cosas de tu propia habitación y la de tus padres. Es seguro que tú sabrás más de ello que yo.
ㅡYa veo. Y lo agradezco, Kim JongIn. Yo... esto es muy importante para mí.
ㅡLo sé, por eso lo he traído en cuanto estuvo en mi poder ㅡmurmuró afectuosamente, ojos plagados de cariño palpableㅡ. Ahora me retiraré, el Concubino Lee me está esperando y supongo que quieres privacidad para verlo todo.
KyungSoo sonrió para él y asintió.
ㅡSí, me gustaría mucho. Por favor, envía mis saludos al Concubino Lee.
ㅡLo haré... te veré pronto, Príncipe KyungSoo.
ㅡHasta pronto.
Ambos inclinaron la cabeza en señal de despedida al mismo tiempo y JongIn abandonó su alcoba silenciosamente, no sin echarle un último vistazo por encima del hombro.
Es entonces, cuando se encuentra nuevamente en silencio y soledad, cuando KyungSoo se atreve a tomar un pergamino al azar y lo desdobla para leerlo. En la superficie suave toma vida la caligrafía de su hermano, caracteres bien escritos y llenos de belleza que lo devolvieron a una época entrañable, resguardada cálidamente en sus memorias.
"He estado atento. Mi pequeño hermano KyungSoo está en ese momento donde sus ojos brillan intensamente y sus mejillas pálidas se llenan de color.
Nunca me di cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo para todos. Ya no es aquel niño temeroso y tímido que se escondía en mi espalda y pedía protección y cariño, ahora está tocando la adultez y su corazón se ha llenado de vida.
KyungSoo se sentó delante de su escritorio con el pergamino bien sujeto en su mano. SeungSoo solía hacer esto, escribir sus pensamientos y guardarlos para la posteridad. Él era el único que lo sabía y nunca se había atrevido a preguntar al respecto para mantener segura la privacidad de su hermano, sin embargo, debido a todos estos acontecimientos, tener algo como esto en sus manos lo hacía sentir seguro, como si estuviera escuchando historias y deseos del mayor.
Aunque su destino esté plagado de horror y desesperanza, verlo de esta manera: inocente y feliz, atravesando las etapas que cualquier persona debe atravesar, me hace sentir profundamente aliviado.
Mi hermano se lo merece. Él es una dulce estrella que debe ser feliz a toda costa, y yo trataré de preservar esto con todo mi fervor.
Jung SeungWang debe cuidarlo y protegerlo. Es lo mínimo que debo pedir para el alma transparente de KyungSoo."
ㅡTú de verdad eras así de sentimental y filial, ¿no es cierto? Mi hermano, el hombre que amé fue fiel a mí hasta su último suspiro de vida ㅡmurmuró con cariño mientras terminaba de leer la nota. Enrolló el pergamino y lo dejó a un lado, dispuesto a tomar otro aún cuando su corazón saltaba duramente en su interiorㅡ.
"Es impresionante lo rápido que padre puede hacerme enojar. Sugerir que mi hermano contraiga nupcias con el dirigente del Este con la finalidad de convertirlo en Concubino, ¿cómo puede decir tal cosa cuando hay alguien viviendo dulcemente en el corazón de KyungSoo? ¿Cuando ese hombre es veinte años mayor que su hijo más joven?
No puedo devolver las palabras que le he dicho, tampoco me arrepiento de ello. Alguien así, ¿cómo podría respetarlo? Madre, tan manipulable, no puedo evitar que mi lástima y compasión se desarrollen por ella. Solo puedo esperar que los Dioses los perdonen por sus actitudes y sus corazones perturbados."
Una punzada de dolor recorrió su cuerpo entero al leer esto. Él nunca lo supo, SeungSoo lo guardó muy bien y le permitió vivir con la ilusión de su primer amor, además, bendijo el compromiso con SeungWang a pesar de lo que pudo haber querido su padre en un inicio.
KyungSoo sabía que con su historial era difícil anhelar algo grande para sí mismo. Ser Concubino de un dirigente y pertenecer a un harén real era algo bastante bueno, aún así, que su padre lo haya sugerido... KyungSoo se sentía desdichado.
Con pesar, KyungSoo dejó el segundo pergamino a un lado, los ánimos cambiantes agitándose en su corazón tambaleante y la alegría inicial siendo eclipsada inevitablemente por la falta de cariño y afecto de sus padres. Incluso en el último momento, KyungSoo no supo nada de ellos. El tercer pergamino fue tomado, desdoblado y leído.
"Hay una persona. Es hermosa, dulce y carismática. Llena mi corazón del más puro de los afectos y sentires; me hace creer que soy un hombre afortunado por poder compartir tiempo a su lado.
Nunca me había sentido de esta manera. Al verla mi aliento se acaba, mi corazón se agita y me invade una profunda felicidad e ilusión. No sé qué pensar, creo que me he vuelto un cursi romántico, pero esta mujer, esta dulce belleza delicada ha despertado intensas pasiones y deseos en mí.
Soy un Emperador ahora, soy un hombre con tareas y muchas funciones activas, debo mantener mi cabeza en orden y serena, pero cada vez que la miro y me sonríe me derrito por completo y el anhelo florece.
La deseo con fervor. Solo espero que ella pueda verme y sentirme en su corazón de la misma manera que ella habita el mío."
Finalmente, era de esperarse que sus ojos se calentaran y una sonrisa temblorosa se curvara en sus labios. Tantos secretos, ¿cuántas ilusiones guardaba su hermano? ¿Cuántos sentimientos llevaba en su corazón secretamente guardados? ¿Por qué nunca supo sobre esto, sobre la mujer que lo había enamorado profundamente?
KyungSoo siempre había vivido en una burbuja construida por su hermano mayor, protegido e ignorante, donde solo recibió afecto y atención, el amor que sus padres nunca le dieron. SeungSoo no permitió que nada atravesara esa burbuja, que nada lo alterara. Él pensaba que el peso en sus hombros era suficiente y que no merecía más cargas.
ㅡPero esto no es una carga. Tus sentimientos nunca podrían serlo. Hyung-nim, eres tan tonto. Debiste decírmelo antes.
Sollozó suavemente y buscó un pañuelo para secar sus lágrimas. Aunque había dejado de llorar hace algunos días, KyungSoo no podía evitar llevarlo en sus mangas porque sabía que en algún momento los pensamientos se tornarían dolorosos y anhelar a su hermano y a su antiguo compañero era inevitable.
KyungSoo se recriminaba a causa de su sensibilidad y debilidad emocional excesiva, ¿pero cómo debía actuar cuando no era mucho mayor que un niño? Un niño que lo había perdido todo y tenía que madurar duramente. Era normal que llorara todo el tiempo, era natural querer a su familia de vuelta.
Decidió que leer los pensamientos de su hermano resultaba ser una tarea particularmente dura mientras se encontraba completamente solo, así que guardo los papeles cuidadosamente y se prometió leerlos más tarde. Por ahora tomó una túnica turquesa, una de las favoritas del antiguo Emperador Do, y la llevó a su pecho, abrazándola con fuerza mientras la suavidad de la tela le acariciaba el rostro.
ㅡSé que te prometí que seguiría adelante y yo traté de prometerme no volver a llorar por ti, pero es imposible no extrañarte y sentir una pena profunda al saber que nunca pudiste hacer lo que querías, que nunca pudiste tener a quien querías. ¿Por qué tuviste que compartir tu destino con el mío cuando siempre fuiste brillante y generoso? Ninguno pudo estar junto a su amado y nuestros sentimientos más profundos se hallaron ocultos. Mi hermano, mi querido hermano, en tu interior te sentiste miserable y yo no pude ayudarte.
Minutos después, cuando se hubo calmado y no sintió nada más que consuelo al acunar la túnica de su hermano contra su cuerpo, dobló de nuevo la tela de primera calidad y la dejó sobre sus muslos. Fue entonces, mientras la miraba profundamente, cuando notó el papel que sobresalía de una de sus mangas.
Frunció el ceño con confusión y estiró la mano para cogerlo. Era pequeño, apenas una tira de pergamino amarillento que pasaría desapercibido por cualquiera que no mirara con atención. KyungSoo lo desdobló cuidadosamente, temiendo romperlo, y lo que leyó lo dejó pasmado en su lugar, pálido y con el corazón sumido en una carrera desenfrenada en su pecho, doliendo profundamente contra sus costillas.
Espera por mí.
Lo sorprendente no solo fue el corto mensaje, también fue la letra conocida. No le pertenecía a su hermano, era la caligrafía cautivadora y confiable de Jung SeungWang.
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