Porque debo y quiero

Dos semanas habían pasado desde el arribo de la gente de Mare. Dos semanas de interrogatorios y de asegurarse que los erdianos se acomodaban a la nueva vida en la isla. Entre ellos habían un par de revolucionarios que se sumaron sin dudar a las gestiones de la Legion. Sin tener entrenamiento militar debían ser entrenados a la brevedad, asunto que dejaron a cargo de Mikasa y Levi. Mientras otro sujeto era experto en investigaciones y pareció compartir la obsesión de Hange por la ciencia titán trayéndole nueva información.

-Lo último cambia totalmente las cosas -suspiró Eren estirando las piernas sobre la arena -Están dejando de lado la isla por sus rencilla externas… quizás es nuestra oportunidad.

-Ya escuchaste a Hange -murmuró Armin -No estamos en condiciones de preparar un ataque. Nuestra mejor opción es la defensa… de momento.

Mikasa asintió mientras jugaba con la arena entre sus dedos. Le gustaba la sensación.

-La gracia es pasar por debajo de la ola.

A su lado Jean le daba instrucciones a Connie caminando hacia la orilla. Ella los siguió con la vista. Sasha se dejó caer junto a ella para quitarse las botas.

-Vamos al agua, Mikasa -le dijo con entusiasmo -Hace calor y nadar en el mar no es lo mismo que en el lago ni en el río. Es parte de entrenar… además de divertido.

La morena miró a sus amigos en la orilla. Jean se lanzó dentro de una ola y apareció del otro lado, mientras que Connie fue arrastrado a lo lejos dando vueltas. Desde su posición podía escuchar las carcajadas de Jean. Se sonrió por inercia.

-Dame un segundo -respondió Mikasa sacándose las botas.

Poco les importaba a ambas chicas desprenderse de sus ropas e introducirse al agua en ropa interior. Sus compañeros habían hecho lo mismo después de todo. Tampoco era como que la ropa interior fuese sensual, sino mas bien deportiva. Quizás las primeras veces que se metieron al mar en esa pinta fue algo más pudoroso y lleno de miradas furtivas, luego de varios meses había dejado de tener el impacto del comienzo.

-¿Cómo es la técnica? -preguntó Mikasa al ver a Jean llegar a la orilla desde el agua.

Hacía varios días que no estaban solos los seis. Y él disfrutaba esos momentos. Adoraba a Milly, pero ellos eran su familia… y Mikasa… Mikasa seguía siendo importante. Sin Milly no hubiese podido forjar esa amistad que, antes por su tonto enamoramiento, no podía darse el lujo de tener. Ahora podía ser amigo de Mikasa sin esperar nada.

-Sencillo -dijo mirando al agua -No hay que esperar que la ola rompa. ¿Ves? -indicó una que acababa de hacerlo -Ese es el lugar. Cuando se arma la ola hay que lanzarse bajo ella. Saldrás del otro lado donde ya no hay ninguna.

-Vale…

Jean se metió hasta media pierna en el agua y cuando la ola se formó pasó bajo ella. Mikasa miraba desde la orilla junto a Sasha. Connie llegaba hasta ellas. Segunda ola. Connie y Sasha corrieron antes que rompiera y se lanzaron bajo ella.

-¡Sí! -exclamó Sasha alzando un puño en el aire -¡Soy mejor que tú! -indicó a Connie.

-¿Qué dijiste? -respondió el muchacho lanzándose hacia ella y al hundirse en el agua la tomó para arrojarla lejos -¡Toma lo tuyo, Blouse!

Se enfrascaron en una lucha de lanzarse agua. Jean volvía a la orilla.

-¿Vas, Mikasa? -preguntó mirando a su compañera.

Ella asintió y se lanzó bajo una ola de manera impecable. Esperable de alguien como ella, pensó Jean. Mikasa no necesitaba asistencia de nadie. Ella era perfecta. Mikasa lo miró desde el mar y él alzó el dedo pulgar. Mikasa le sonrió.

Armin miraba la escena desde su sitio en la arena junto con Eren.

-Extrañaba esto -comentó el rubio, Eren se volteó a verlo -Los seis, como siempre. Todo fluye tan natural. Sasha y Connie con sus jugarretas, nosotros arreglando el mundo, Jean haciéndolas de quien las sabe y Mikasa siendo excelente.

-Es verdad -respondió Eren -Debo decir que las chicas están más pacíficas en ausencia de Milly. Pero supongo que es normal que detesten a la intrusa -bromeó -Sasha es muy celosa de sus afectos. Más allá de su gusto por Connie… también odia verla cerca de Jean.

-Milly vino a romper nuestro status quo -comentó Armin -No es que eso esté mal, hay que cambiar y adaptarse. Aunque en mi mente las cosas deberían haber tenido una cadencia diferente.

-¿Cómo?

-Tenemos nuestros días contados, Eren. En el mejor caso que todos logremos dar batalla antes que se cumpla la maldición de Ymir. Hasta cierto punto me tranquilizaba saber que Mikasa podría contar siempre con Sasha y Connie. Pero también con Jean.

-Sí, yo también -asintió pensativo mientras veía salir a los chicos del agua prestos a lanzarse nuevamente a las olas -Jean era un puerto seguro para Mikasa -Armin lo miró sorprendido -El idiota la amaba al punto de lo ridículo. Pero ahora no es su prioridad. Más allá de nuestras diferencias, estaba más tranquilo que fuese así. Temo que llegue el día que ya no estemos junto a ella y no tenga en quien refugiarse.

-Sigue teniéndolos a los tres, pero sé a lo que vas -suspiró Armin -También me preocupa. No porque no sea prioridad para él al momento de una batalla. Aunque ya la salvó una vez… cualquiera de nosotros se lanzaría a salvar a un amigo, es nuestro pacto. Somos una familia. Pero…

-Te preocupa que no sea su prioridad… sentimental -agregó Eren.

-Exacto -respondió Armin -Cuando supimos lo de la maldición de Ymir mi primer pensamiento fue hacia Mikasa. Eso sumado a lo del ackerbond. Sin ti, sin mí… Mikasa lo pierde todo.

-No todo… -sonrió Eren mirando como Sasha abrazaba a Mikasa en medio del agua -Pero se sentirá muy sola. ¡Maldito cara de caballo! Debería seguir enamorado de Mikasa hasta el fin de los tiempos, casarse con ella y hacerle un par de bebés con cara de caballo también -gruñó.

-Eso si vencemos a Mare -concluyó Armin -Supongo que nunca pensamos en el factor Milly. Factor aleatorio. Pudo ser cualquiera -suspiró.

-Ese factor jugó porque Jean es un idiota. Lo quiero, es mi hermano. ¡Por los muros que adoro a ese idiota y al resto de los subnormales! Pero su rol entre nosotros era ser el pilar de Mikasa cuando nosotros no estuviésemos. No andarse besuqueando con Milly por los rincones.

Armin se rió bajito. Los chicos volvían a salir del agua tomando distancia para lanzarse a correr para lanzarse nuevamente hacia las olas. Pero esta vez Mikasa tropezó, parecía que algo había obstaculizado su perfecto ingresar al agua y la ola la agarró haciéndola girar en el agua varios metros. Fue Jean quien la alcanzó a tomar por el brazo. La chica se puso de pie con dificultad por la corriente.

-Una roca -dijo con voz plana disculpándose.

-Una roca vence a Mikasa Ackerman -exclamó risueño -Tendremos que planear una venganza entonces -bromeó.

Jean salió de agua. Mikasa tras de él se sonrió con disimulo. Volvieron a tomar distancia para ir hacia las olas.

.

.

Mare estaba en guerra con otra nación.

Aquella noticia les hizo saber que tras del océano había más que ellos.

-Este es el imperio de Medio Oriente -dijo Brunner, uno de los erdianos liberados frente a unos trazos que llamó "Mapamundi".

Continuaba su explicación mediante sus dibujos sobre cómo era el mundo. Jacques Brunner era profesor en el continente y sus conocimientos del tema histórico eran realmente impresionantes. Fue así como la elité de la Legión de Reconocimiento comenzó a conocer la vida más allá del mar.

Armin se había convertido en su sombra. Hange lo acosaba a preguntas sobre los conocimientos de los titanes del otro lado -aunque Brunner no sabía mucho más que ellos mismos -mientras que Levi permanecía en una contemplación constante durante sus sesiones de estudio.

Los aspectos más militares llegaron de mano de Adam Katz, el subcapitán de Mare. Ni siquiera fue necesario torturarlo -muy a pesar de Hange y Levi- Katz estuvo dispuesto a colaborar desde el primer momento. ¿La razón? El solo quería vivir, daba lo mismo donde y cómo.

-Soy un maldito cobarde que solo buscó en la milicia una vida fácil. Trasladar prisioneros implica no morir ni enfrentarse a nadie. Lamento decepcionarlos si esperaban alguien que diera batalla -se jactó cruzándose de brazos en la silla a la que estaba amarrado por la cintura. Su gesto era socarrón y engreído -Les diré todo lo que quieran saber. Por mí todos pueden irse al demonio.

-¿Cómo sabemos que no nos engañas? -preguntó Levi amenazante.

-Mira, medio metro -resopló -Si los engaño lo descubrirán en cuanto consigan que otro de esos gallinas hablen -soltó una carcajada -Solo pido que prueben mi buena conducta. Seré un chico bueno. Solo pido a cambio comida, una cama decente y, de ser tanta su generosidad, una hembra bien hembra -hizo el gesto de grandes pechos y Hange rodó los ojos.

-¿Y si te corto el pito mejor? -gruñó Levi llevando el cuchillo que cargaba hasta la entrepierna del hombre y clavándolo en la silla -No estás en posición de exigir nada.

-Claro que no -exclamó Katz -Pero puedo cooperar… o ser de suma utilidad. Piénsalo, medio metro. Es un trato justo.

Levi lo miró con indiferencia para luego darle un puñetazo que lo llevó al suelo con silla y todo azotando la cabeza en la madera.

-Por Ymir, Levi -suspiró Hange -Lo dejarás medio imbécil y ni siquiera le hemos sacado información.

-Y puedo dejarte más imbécil -tomó a Katz por el cabello -Escúchame bien. Tengo otros quince bastardos dispuestos a hablar. Si quieres vivir, tendrás que demostrar merecerlo. Y soy Levi, no medio metro.

Azotó la cabeza de Katz contra el piso llegando a romper las tablas. Aquello fue suficiente para lograr bajar los humos de Katz. Realmente era de los que se vendería al mejor postor. Y les sería de utilidad hasta el próximo ataque de Mare. En cuanto eso sucediera moriría, pero eso Katz no lo sabía. No podían arriesgarse a que si los mardianos lo recapturaran hablara también. Katz era de esos.

-Debemos reforzar la costa, eso es un hecho -comentó Hange frente a la elité de la Legión de Reconocimiento y los capitanes de la Tropa Estacionaria.

-Solicitaremos soldados -asintió uno de los oficiales.

-Deberemos reconocer el resto de la costa. No podemos quedarnos en este lugar, pueden buscar otros sitios para desembarcar… y necesitamos saber dónde estamos parados -comentó Levi pensativo mirando a Brunner -¿Hay algún mapa de la isla?

-No demasiado claro, un asunto estratégico me temo -respondió el hombre.

Hange asintió.

-Puede hacerse -comentó Hausdorf, el cartógrafo de la Tropa -Tardará un tiempo reconocer el terreno…

-El tiempo es lo de menos -interrumpió Hange -Es una prioridad tener conocimiento acabado de cada espacio de la costa de la isla.

Levi enarcó una ceja.

-Suena muy bonito, pero… Dime, Hausdorf, ¿cómo pretendes hacer un mapa…?

El aludido se alzó de hombros. Hausdorf era el cartógrafo que había realizado todo el mapa desde el muro María hasta la costa. Talentoso y muy inteligente, pero actualmente con una dificultad, había sido herido en el brazo durante el enfrentamiento con Mare y, actualmente…

-¿...si no puedes ni limpiarte el culo con la mano? -finalizó Levi.

-Yo lo haré -alzó la voz Jean -Creo que podría hacerlo. Si Hausdorf me enseña… creo que podría hacerlo.

-Es cierto, Jean es muy bueno dibujando -afirmó Armin.

-Hacer un mapa no es lo mismo que dibujar a Mikasa -bufó Levi con una sonrisa maliciosa.

Mikasa se ocultó tras su bufanda. ¿Qué acaso todos lo sabían? Miró de reojo a Jean, pero por su rostro no podía leerse emoción alguna. Claro que el resto de los presentes imitaron el gesto de Levi.

-Si el chico dice que puede, deberíamos intentarlo -opinó Hausdorf.

-De acuerdo -suspiró Hange -Tendremos una nueva expedición entonces. Pensábamos que iríamos por titanes… ahora iremos por directrices. ¡A que suena divertido!

-¿Y si se encuentran con titanes? -preguntó Mikasa.

-Es por eso que tu irás con la expedición -la apuntó con un lápiz.

-Pero…

Levi chasqueó la lengua.

-Tenemos dos titanes y un ejército completo -bufó -Cuidaremos bien de Eren, tú cuídale el trasero al artista -bromeó. Mikasa frunció el ceño y miró a Jean -Solo no lo distraigas.

Un par de oficiales disimularon unas risas entre toses.

-Hemos terminado -concluyó Hange -Coordinaremos el escuadrón durante mañana.

.

.

-No, no iré a la expedición -se negó Mikasa -No si Eren debe permanecer aquí.

Levi soltó un bufido. La obsesión de esa chiquilla lo exasperaba, pero tampoco estaba dispuesto a insistirle que era una orden. Mientras estaba en esos pensamientos, Hanji le impuso a Mikasa emprender la expedición e indicarle que si se negaba sería apresada por subversión.

Mikasa ni siquiera quiso tocar su cena ni menos concilió bien el sueño. ¿Cómo hacerlo si hace un par de días habían retenido a un ejército enemigo y bien podrían estar preparando un ataque hacia ellos ahora mismo? Si bien sabía que Eren quedaba con Hanji y Levi, estar lejos de él era algo que no soportaba.

Por lo mismo, se presentó a la mañana siguiente con un semblante oscuro y el corazón apretado, cuando toda la tropa de expedición estaba lista para partir. No podía sino pensar en separarse de Eren. Si algo le ocurría y ella no estaba presente, no se lo perdonaría jamás.

-Todo está en orden -informó un joven novato a Jean, quien lideraría por primera vez una expedición -Ya podemos partir.

-De acuerdo.

Mikasa observó a su compañero. A pesar que Jean estaba interpretando bien su papel de líder, lo notaba muy ansioso. Hubiese querido decirle algo que lo tranquilizara, algo como "Jean, si Hanji te eligió es porque confía en tus habilidades" o algo como "Eres un buen líder, lo harás muy bien" o quizás "No te preocupes, estaré a tu lado". Pero su angustia por dejar a Eren era mayor.

Tan concentrada estaba que no notó que Jean se acercó a ella.

-Mikasa.

La chica pegó un respingo.

-Quédate -continuó.

Mikasa se lo quedó mirando con sorpresa, estaba muy serio.

-¿Qué? -preguntó Mikasa sin salir de su asombro.

Jean soltó una espiración pesada. De solo ver el rostro de Mikasa podía leer su reticencia a dejar a Eren y podía entenderla.

-Asumiré las consecuencias al regresar de la expedición. Estoy a cargo y te ordeno que te quedes.

-¿Por qué? Hanji dio una orden y…

-Me importa un carajo -exclamó y bajó la voz nuevamente -Necesito soldados que estén cien por ciento comprometidos con la misión. Focalizados. Tú no lo estarás y no necesito alguien cuya mente no está con su equipo.

-¿Qué?

-Me escuchaste.

-Sí, pero… -Mikasa balbuceó.

-Pero nada. Como líder me preocupo por mis soldados y todos tienen que estar actuando como un todo, una vacilación y esto se desmorona -insistió -Y como compañero, sé que no estarás tranquila lejos de Eren. Estarás sufriendo y pensando en todo momento si él está o no bien. No es justo para ti.

-Yo…

-Te dispenso, Ackerman. Es todo.

Todos apearon a sus caballos. La carreta de campamento al centro de la formación. A la señal de un chiquillo junto a Jean todos iniciaron la marcha. Mikasa se quedó en su lugar con las riendas de su caballo en la mano.

Sé que no estarás tranquila lejos de Jaeger.

Claro que no lo estaría, pero eso no quería decir que no pudiese cumplir con su deber. Además, eran tiempos calmos y llevaban planeando la expedición durante semanas. Pero no se podía engañar, estar lejos de Eren solo la distraería y, quizás, Jean tenía razón.

Asumiré las consecuencias al regresar de la expedición.

-¿Qué? -exclamó cuando ya llevaban varios metros lejos de ella.

¿Asumiría las consecuencias? Eso significaba desobedecer una orden de un superior, en este caso Hanji. Y la desobediencia se pagaba en el calabozo. Jean no tenía porqué pagar por su deseo de permanecer junto a Eren. Ni siquiera la había dejado pensar. Claro que ella quería estar donde Eren estuviera, pero…

-Estúpido, estúpido Jean -gruñó y se apeó al caballo.

Dio un seco golpe en los costados del animal y éste partió a toda marcha a reunirse con el resto de la tropa.

¿Acaso Jean no había pensado? Era su primera expedición a cargo, se había ganado el puesto de liderazgo ante hombres incluso mayores que él. Iba a echarlo todo por la borda, la confianza de Hanji, su oportunidad de sobresalir… ¿por ella y su desobediencia? Estúpido Jean. A veces, cuando dejaba de ser egoísta, era realmente idiota.

Les dio alcance dentro de breve llegando junto a Jean, quien le dio solo una mirada que no supo interpretar como sorpresa o molestia.

-Mikasa… -suspiró negando.

-Eren estará bien -aseguró, más que nada se aseguraba a sí misma en voz alta -Además, Levi dijo que le cuidara al trasero al artista -agregó algo maliciosa -¿O temes que te distraiga?

-Si no te conociera pensaría que me estás coqueteando -bromeó dejando su ligera molestia de lado.

-Déjale los juegos femeninos a tu novia -respondió Mikasa -Vengo a cumplir con una orden -Jean asintió mirando al frente -Y a apoyar a un amigo en su primera expedición.

Jean sonrió adelantándose y siendo alcanzado por Hausdorf.

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