La muñeca del escaparate
-No puedo creer que estemos haciendo esto -bufó Mikasa ayudando a entrar unas cajas que llegaron desde los muros.
Sasha dejó las propias en el piso de la bodega y se sacudió las manos. Mikasa dejó sus cajas sobre las de Sasha.
-Tampoco es tan terrible -dijo Sasha de buen humor -Las cosas han estado tan tranquilas que amerita bajar un poco la guardia, ¿no crees?
-Claro que no -respondió Mikasa poniendo sus manos en las caderas.
Sasha palmoteó suave la espalda de su amiga.
-Relájate un poco -dijo animada -Se cumple un año desde que recuperamos el muro -comentó ilusionada -En seis meses hemos conformado un cuartel en la costa. Y en seis meses no hemos visto un maldito titán -la codeó juguetona -Nos merecemos un día de celebración. Además, la Reina invita -le guiñó un ojo.
Mikasa suspiró pesado.
-¿Desde cuándo somos unos malditos pueblerinos que necesitan estas cosas y…?
-Ah, ah, ah -la cortó Sasha negando con un dedo frente al rostro de Mikasa -Menos mañas y más diversión.
-A veces me recuerdas a Milly…
La castaña se llevó una mano al pecho con gesto de sufrimiento.
-Me dueles, Mikasa. Eres la peor amiga del mundo.
-Y soy la única que tienes, así que te aguantas -respondió con un tono de broma sin quitar su rechazo al entusiasmo de Sasha -Al menos tendremos una expedición después de esta mierda.
-A Historia le dolería mucho escucharte. Y voy en serio. Eres la única que no parece entusiasmada con la fiesta.
-Yo y el capitán Levi.
-Asumo que debe ser el encanto de los Ackerman entonces -bromeó.
Mikasa iba a responder para cuando ingresaron un par de chicas de la guardia estacionaria con otras cajas. Las apilaron en un rincón.
-¿Ya tienes listo qué vas a usar? -preguntó una a la otra.
-Mamá me envió un vestido muy lindo. Luego te lo muestro… ¿y tú?
-Brandy me prestará uno de los dos que encargó a Ernst la última vez que fue a los muros. ¡Es precioso!
Sasha miró a Mikasa.
-¿Tienes algo especial que ponerte? -murmuró Sasha.
-Claro que no.
Pero Sasha se quedó pensativa.
-No es necesario -continuó Mikasa.
-Tengo… tengo vestido que compré la última vez que fui a Trost -comentó algo avergonzada -No había tenido momento de usarlo…
Mikasa apoyó una mano en el hombro de su amiga.
-Estará bien. Es un buen momento para usarlo. Te verás muy bonita.
-No sé… Me da algo de vergüenza. Siempre uso la misma ropa, nunca pruebo algo nuevo. Pero es tan lindo -suspiró -¿No crees que se burlarán si me ven más arreglada?
-Y si lo hacen, los golpeamos -dijo con decisión.
Sasha le sonrió. Se sentía muy insegura de arreglarse más de la cuenta para la situación. Todos siempre ha habían visto igual y la avergonzaba que creyeran que había puesto demasiado esfuerzo.
-Gracias, Mikasa -sonrió dulce.
-Anda, quedan más cajas y luego la tonta de Milly nos pedirá que la ayudemos a decorar. ¡Qué hice para merecer esto! -bufó.
-Esa maldita víbora tiene poder de convencimiento, tengo que reconocerlo -suspiró Sasha -Vamos.
.
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-¿Cuánto más irá a tardar Connie? -masculló Eren con un par de cubetas junto al arrollo -Ni que fuera tan grande como para tardarse tanto en darse un maldito baño.
-Entonces haz como los machos de verdad y báñate aquí -respondió Jean refregándose el jabón en el pelo metido hasta la mitad en el riachuelo -Solo las nenas esperan que se caliente el agua en el tambor para meterse dentro.
-Eso lo dices porque eres de los que se tiene que bañar todos los días porque apestas a establo -gruñó.
-¿Qué dijiste, imbécil?
Armin, quien esperaba sentado junto al riachuelo que tocara su turno para tomar un baño, vio como Jean salía del agua y arrastraba de un jalón a Eren hasta hundirlo en el agua.
-He aquí como el niño se convierte en hombre -exclamó triunfante mientras Eren salía a la superficie tomando una gran bocanada de aire.
-¡Está fría! -gritó el castaño mientras trataba de sacarse la ropa mojada.
-No se te van a achicar las bolas de por vida, Jaeger -bromeó Jean.
Eren tiró su ropa a la orilla y Jean le entregó la barra de jabón antes de terminar de enjuagarse el pelo.
-¿Cómo haces esto todos los días, maldito sádico? -exclamó tomando el jabón y pasándoselo por las axilas.
-Porque odio apestar a establo -lo bromeó dándole un golpe en la espalda -Eso y que tu madre te joda que hueles a salame -chasqueó la lengua.
-¡Qué trauma! -exclamó Eren en serio -¿En realidad hueles a salame? -su curiosidad era real -Déjame ver -se le acercó y lo abrazó por el cuello metiéndole la nariz en la nuca.
-¡No seas marica, Jaeger!
-¡Abrázame, amigo! Sabes que te quiero -bromeó tirándosele encima -¡Armin!
El rubio se quitó la toalla y se lanzó al agua olvidando el frío.
-¡Emparedado de salame! -exclamó Eren y Armin se tiró encima de Jean.
Ambos chicos lograron hundirlo en el agua y se largaron a reír. Jean salió tomando aire profundo y pasó a hundir a Armin. Pronto en el riachuelo se armón una batalla entre los tres.
Levi los observaba a la distancia con una leve sonrisa en los labios. Al menos esta fiestecita ridícula había traído buenos ánimos entre los muchachos. Lo necesitaban.
-¿Quién me agarró el culo? -exclamó Jean.
Levi bufó. Maldita adolescencia.
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Sasha se miraba al espejo no muy convencida.
-Te ves muy bien -comentó Mikasa acomodando su bufanda.
-¿No crees que es muy… femenino?
-Te sienta muy bien -le sonrió Mikasa -Podrías dejar tu cabello suelto para variar.
-Sí… pensaba hacerlo, pero tengo esta traba -le mostró un accesorio con unas lindas perlas falsas -Pero creo que se te vería mejor a ti.
Sin anuncio llevó sus manos al cabello de Mikasa y con habilidad trenzó un costado y puso la traba.
-Sí, te ves linda. Te la presto.
-No… -murmuró la morena mirándose al espejo -Es tuya.
-Pero te queda mejor a ti -concluyó -Si te la quitas me enfadaré -advirtió.
Mikasa asintió. Sasha cepillaba su cabello con una sonrisa en sus labios. Mikasa solo rogaba que Connie notara lo muy linda que estaba Sasha y le diera su atención.
-¿Qué crees que vista Milly? -preguntó Sasha con malicia -Seguro algo que muestre bien sus tetazas.
Se largó a reír, pero Mikasa leyó la inseguridad en ella.
-Sería una lástima que su atuendo se manchara con cerveza -rió maliciosa.
-¡Mikasa Ackerman! Eso es lo más malvado que he escuchado de tu boca.
-Y hay mucho más -aseguró caminando hacia la puerta de la habitación -¿Lista?
Sasha vio que el pasillo estaba lleno de otras chicas, todas muy lindas dispuestas a disfrutar de la única oportunidad de ser jóvenes normales en el ejército. Sin pensar en enemigos, ni en titanes. Ser jóvenes con todo lo que ello implicaba.
El comedor estaba todo engalanado, sin duda habían hecho un buen trabajo, aunque tuvieron que aguantarse todas las órdenes de esa odiosa de Milly.
-¡Cuánta comida! -exclamó Sasha al ver las mesas.
-Se ve delicioso -la secundó Mikasa.
Pronto el comedor estuvo repleto de los jóvenes soldados y, por inercia, la tropa 104 estuvo reunida como siempre. Aunque varios habían ido a arrasar con la comida.
-¿Y eso? -preguntó Armin llevando su mano al accesorio en el cabello de Mikasa mientras el resto devoraba la mesa.
-Es de Sasha, dijo que me quedaba bien. No quise discutirle más -comentó con calma -Creo que fue más bien porque está algo avergonzada de su atuendo y no quería ser la única que hubiese puesto esfuerzo en esto.
Armin asintió.
-No es la única. Tuve que soportar a esos tres peleándose por un lugar frente al espejo. Nunca los había visto repasar el cómo se ven tanto antes. Connie se lavó los dientes tres veces. Eren se cambió de camisa unas cinco veces…
-Sí, esa no es su ropa -comentó Mikasa mirándolo a la distancia.
-No, es de Jean.
-Ya me parecía que había algo raro… -miró a Armin -¿Se prestaron ropa? -el rubio asintió -¿Desde cuando están tan hermanables?
Armin sonrió mirando a sus amigos.
-Desde siempre. Jean compró dos camisas la última vez en Trost, así que cuando el virus adolescente atacó a Eren el resto se dio solo -comentó de buen humor -Se quieren.
-Lo sé -sonrió Mikasa -Tú también te ves bien.
-Se hace lo que se puede para un momento especial -respondió con una gran sonrisa -Historia quiso que celebráramos el triunfo de la humanidad. Lo mínimo que puedo hacer es vestirme para la ocasión. Después de todo, nosotros somos parte importante de este triunfo -le guiñó un ojo -De todos estos, somos nosotros, los que quedamos de la 104, quienes somos los triunfadores de esta batalla.
-Eso es tan ególatra que siento que no eres tú hablando -bromeó Mikasa.
-Déjame disfrutar mi momento de gloria -tomó una copa de vino de la mesa tras de ello y le entregó otra a su amiga -Brindemos por nosotros. Por otro año de vida -su mirada se volvió sombría un segundo -Por la humanidad.
-Por la humanidad -repitió Mikasa chocando la copa y llevándosela a los labios.
El resto de los chicos regresaba hasta ellos con sendos platos con bocadillos en las manos. Eren acercó su plato a sus amigos, Mikasa negó, pero Armin aceptó tomar un pequeño emparedado.
-Está tan bueno -suspiró Sasha con la boca llena y un emparedado en su diestra y el plato lleno en la izquierda -Come algo, Mikasa.
-No robaré de tu plato, arriesgo muerte -bromeó y tomó un par de uvas del plato de Eren.
El ambiente en todo el comedor era el mismo. Los soldados comían y bebían, un grupo de ellos estaba en un rincón tocando música. Otros cantaban la canción, una de las clásicas que siempre se escuchaban en las celebraciones en los muros. Mikasa había alcanzado a pasar dos festivales en Shinganshina. Hasta antes de eso solo conocía las canciones que su mamá le enseñaba y las que su papá cantaba cuando bailaba con ella en jugarreta. Eran preciosos recuerdo que llevaba en su corazón.
-¿Cómo lo están pasado?
Sasha sintió un escalofrío cuando escuchó la voz de Milly a su espalda y se volteó.
La pelirroja llevaba una blusa bien escotada y una amplia falda que le sentaba hermosa. Su lindo cabello -que Sasha hubiese querido prenderle fuego- lo llevaba trenzado con varias flores engarzadas. Pudo ver en la mirada de Connie que sin duda le parecía un atuendo perfecto. Bajó la vista a su plato y me metió una enorme galleta a la boca.
-Está genial -exclamó Connie entusiasmado -Eres una gran organizadora.
-Ay, no -exclamó avergonzada -Sin la ayuda de todos no podría haber resultado tan bien. Mikasa y Sasha se encargaron de la decoración, ¿verdad que quedó muy bien?
Todos asintieron mirando a las chicas.
-Te ves muy linda, Sasha -exclamó ahora la pelirroja -¡Me encanta tu vestido y tu cabello! Te ves preciosa. Sencilla y brillante. Adorable.
Sasha solo levantó su mentón en un gesto displicente. Si esperaba que la alabara podía esperar sentada. La mirada de Milly se fue hacia Mikasa y suspiró.
-Lindo peinado -comentó tratando de ser amable.
-Gracias -fue la seca respuesta de la morena.
El silencio cayó entre todos.
-Te ves muy bien, Milly -comentó Connie al ver que ninguna de las chicas iba a corresponder los halagos de la pelirroja.
-Es la chica más linda de la fiesta -fue Jean quien la alabó tomándola por la cintura -Y la mejor organizadora.
Sasha tomó a Mikasa del brazo.
-Odio a los caballos en celo -bufó arrastrando a la morena con ella lejos del grupo.
-Los caballos no tienen celo…
Alcanzaron a escuchar los muchachos de la boca de Mikasa antes que se viera perdida entre la multitud por parte de Sasha.
-Sasha tiene cada cosa -rió Milly cantarina y los muchachos se miraron entre ellos -¿No les parece que la música esta muy divertida?
Armin asintió con entusiasmo, tal como Connie. Eren caviló, la verdad le importaba poco. Jean miraba a Mikasa y Sasha a la distancia.
-Me pregunto si la legión de reconocimiento tiene algo de ritmo -comentó coqueta -¿Bailas, Eren?
El castaño parpadeó un par de veces y bebió de su copa.
-Me temo que soy horrible en eso.
-Yo soy muy buena, puedo enseñarte.
Eren asintió lento tratando de cruzar miradas con Jean, pero su amigo parecía más concentrado en chequear que Sasha y Mikasa estuvieran cerca.
-Yo soy muy bueno -exclamó Connie indicándose al pecho.
Milly le sonrió leve.
-Jean -llamó pero el muchacho seguía con la mirada perdida y la copa entre los labios -¡Jean!
-¿Ah?
-¿Cómo que "ah"? -exclamó juguetona -Estoy preguntando si alguien sabe bailar en este lugar y tú parece que me ignoras.
-No, claro que no -negó apresurado -Y claro que bailo -se jactó -y soy mejor que toda esta tropa de monos.
Eren iba a responder, para cuando Milly retiró la copa de las manos del Jean dejándola sobre la mesa justo junto a Eren y le guiñó un ojo. Arrastró al muchacho hacia donde algunos ya comenzaban a bailar.
Armin frunció el ceño pasando la mirada entre el descolocado Eren y la pareja que ahora bailaba.
-Jean es un maldito suertudo -masculló Connie dándole un golpe ligero a la pared con el pie.
Pero Armin negó. Podía ver a Milly mirar con insistencia hacia donde ellos estaban. Ahora entendía el enojo de Sasha… No era solo por Connie. Sasha supo ver las intenciones de Milly antes que nadie. Antes que él mismo… ¡pérfida adolescencia!
-Connie -llamó a su amigo y el chico lo miró con curiosidad -No le gustas a Milly. Llego a entender que te parezca atractiva, por lo es, pero eso no es lo único importante.
-¿Ah?
-¿Por qué no vamos a ver en qué están Sasha y Mikasa?
-¿Y para que quiero ver en que andan…? ¿A dónde me llevas?
Eren se quedó viendo a las parejas bailar. Podía sentir a Milly mirarlo más de lo que la futura novia de Jean debería. O al menos ese era el plan de esa noche, eso les dijo el cara de caballo. Le pediré a Milly que sea mi novia hoy. Así que no los quiero estorbando por ahí.
Algo no olía bien en todo esto.
-Al menos el vino está bueno -comentó Levi a su lado junto con el capitán de la guardia estacionaria.
-La Reina es una mujer generosa -respondió el otro capitán -¿Qué opinas chico titán? -pasó un brazo por los hombros del Eren -Brindo por ti, muchacho. La esperanza de la humanidad. Sin ti, nada de esto sería una realidad.
Eren se sonrió avergonzado. A la distancia veía a Connie y Sasha tontear como en los viejos tiempos. Hacían como que bailaban, pero estaban en lo suyo. Suspiró. Una cuota de normalidad en las últimas semanas.
Armin y Mikasa llegaron hasta él y los capitanes. Eren miró a Armin interrogante, el rubio le guiñó un ojo dando a entender que todo estaba bajo control.
Mikasa veía a Sasha sonreír amplio. A veces quisiera tener la habilidad de Armin para desenredar las madejas. Bastó solo que el rubio hiciera notar que una chica tan linda como Sasha no puede estar sin bailar en una fiesta. Aquello fue suficiente como para Connie le propusiera un baile a Sasha. Y, como ambos eran tan sencillos, la distancia que se había instalado entre ellos hacía unas semanas parecía desaparecida totalmente. Se sonrió al ver la felicidad de su amiga.
-Vamos a bailar, Mikasa -Armin la tomó de la mano -Los tres, como antes.
La morena negó suave. Recordaba las ferias y los bailes improvisados en la plaza de Shinganshina. Pero ya no eran esos niños. Claro que eso ni a Eren ni a Armin pareció importarles y se fueron dando brincos entre la gente. Suficiente vino por esta noche. Dejó su copa sobre la mesa y miró el ambiente festivo. Levi la miró de reojo antes de continuar su charla con el capitán de la guardia.
-¿Y los chicos?
Mikasa se volteó cuando escuchó a Jean hablarle, lo vio tomar una copa y beberse rápido el contenido.
-Sacándole brillo al piso -bromeó y Jean dejó la copa de regreso en la mesa -No deberías beber tan rápido, vas a embriagarte. ¿Y Milly?
-Baño -respondió mirando a la multitud. Vio a Sasha y Connie -Veo que hicieron las paces -Mikasa lo miró -El par de idiotas -los indicó.
-Eran malos entendidos simplemente -desestimó casual. Jean asintió -Milly se ve muy linda. Tú también te ves bien.
Jean volvió a asentir. Mikasa lo notó especialmente serio, no era el vino. Algo lo preocupaba.
-¿Pasa algo? -preguntó con cuidado de no parecer entrometida.
Jean caviló. Mikasa le hizo un gesto con la mano dándole a entender que hablara de una vez.
-¿Te gustaban las muñecas de niña, Mikasa?
-Sí… -respondió extrañada.
-Supongamos que siempre quisiste una preciosa muñeca. Una que solo puedes mirar desde fuera y admirarla en el escaparate. No está a tu alcance…
-Me pasó -respondió asintiendo suave -Había una preciosa. Nunca quise pedírsela a los padres de Eren… -se perdió en sus pensamientos un segundo -Disculpa, continúa. La muñeca del escaparate y…
-Y de pronto puedes tener otra muñeca. Es diferente, es igualmente linda. Pero sigues mirando al escaparate esperando tener esa y solo esa muñeca.
-Pero puedes tener la otra… ¿cuál es la diferencia? Si ambas son bonitas… Mira, yo nunca tuve una muñeca bonita. A veces la realidad es que no puedes tener exactamente lo que quieres. Si puedes tener una, da lo mismo si es la que tanto quieres… al menos tendrás una.
Jean parpadeó lento y se la quedó mirando un instante.
-Tienes razón, Mikasa.
Ella iba a responder que claro que tenía razón y que era una pregunta fácil, cuando sintió que Jean la besaba en la mejilla.
-Gracias -agregó antes de dejarla sola y perderse fuera del comedor.
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Encontró a Milly en el corredor y la guio fuera del bullicio. Quería estar en un lugar algo más privado. Ella se dejó llevar fuera del cuartel. Era una noche agradable y el bailar le había dado suficiente calor como para encontrar la fresca brisa del exterior reconfortante.
Jean detuvo su caminar junto a una banca de lo que ellos llamaban "el paseo". Un sector frente a la playa, a mar abierto sin el cuarto muro frente.
-¿Por qué venimos hasta acá, Jean? -preguntó Milly con su tono inocentón.
-Milly… quería preguntarte algo y no quería que fuese en medio de toda esa locura. Llevo unos días dándole vueltas… Eres muy linda y agradable.
-¡Lindo! Eres un dulce -exclamó con voz aguda -También me agradas mucho.
Jean asintió y miró al mar. Acá iba… lo había practicado frente al espejo un par de veces. A la una -miró a Milly -a las dos -miró nuevamente al mar -y a las… Una luz se divisaba muy a lo lejos.
-¡Mierda! -gruñó. Milly se lo quedó mirando -Vienen -la tomó del brazo para que volteara al mar e indicó -Ahí. Están acá. Alerta a los inútiles en el muro.
Jean se lanzó a correr hacia el cuartel. Caso tropieza con un escalón en su carrera hasta llegar a la entrada del comedor.
-¡Nos ataca Mare! -gritó a todo pulmón -¡Vienen del otro lado!
No había momento para dudar si eran visiones alcohólicas de Kirstein o no. Ambos capitanes ordenaron a sus tropas alistarse. Todos corrieron a cambiarse la ropa y preparar su armamento.
-Fantástico -bufó Levi bebiendo lo que quedaba en su copa -Al menos tuvieron algo lindo que vivir antes de morir -miró la copa vacía -Maldito alcohol que me pone sentimental.
Abandonó el comedor cuando ya no había nadie dentro de él y solo podían escucharse pisadas aceleradas y el sonido del armamento alistarse.
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