La bella bestia

"Me gustaba ver a las parejas"

Las palabras de Sasha se repetían en su mente aquella tarde en que se descubrió a sí misma sin poder quitarle la vista a Milly y Jean mientras charlaban en una banca dispuesta en el exterior del cuartel.

Hasta donde ella sabía no eran pareja aun, pero Armin había dicho que Jean estaba cortejando a la pelirroja. Podía notar que era muy amable con ella, que buscaba siempre una oportunidad para tocarla de manera inocente o para estrechar la distancia entre ellos. Ahora mismo estaban muy cerca el uno del otro. ¿De qué hablarían?

De pronto él se puso de pie y se retiró. Mikasa vio a la distancia que Connie esperaba a Jean y pronto ambos se perdieron al interior del cuartel.

Milly se volteó y vio a Mikasa de pie a unos pasos de ella. Le sonrió y se le acercó.

-Hola -la saludó con su voz cantarina -Tan solita -exclamó -¿Y Eren?

-Entrenando con Armin.

-¡Ah!

El silencio reinó entre ellas, como solía ser alrededor de Mikasa.

-¿Hace cuanto que conoces a Eren? -volvió a interrogar la pelirroja.

-Desde los diez años.

-Ah… -murmuró y acortó la distancia de manera cómplice -Son muy amigos, lo he notado. Siempre andas con él… y con Armin. Son muy cercanos, ¿verdad? -Mikasa asintió -Eren es muy simpático, muy agradable…

Mikasa enarcó una ceja.

-Sí… Jean también lo es. Armin, Connie y Sasha también lo son. Todos son mis amigos.

-Entiendo -respondió Milly -Pero Eren es mucho más especial para ti, ¿verdad? Parece que le tienes un afecto diferente al resto… -su mirada fue cómplice -¿Estás enamorada de él?

Mikasa frunció el ceño. ¿Qué de creía esa niñata en preguntarle algo tan privado? Ellas no eran amigas y Sasha la odiaba… eso era un "no" aun más rotundo. Pero algo tenía Milly, algo inocentón, dulce y… convincente.

-Eren es como mi hermano -sentenció con seguridad, aun sin saber muy bien porqué respondió a aquella pregunta.

-Ah… Disculpa, pensaba que te gustaba -comentó risueña -¿Y…? ¿Sabes si a Eren le gusta alguien?

Mikasa parpadeó un par de veces. Ella no era alguien de pensamiento muy rápido. Era serena y pausada. Lo suyo era pensar y rumiar cada idea que cruzaba por su cabeza. No era algo producto de la pérdida de sus padres, ella siempre había sido así.

Pero la respuesta no se hizo esperar.

-Eren está demasiado concentrado en su deber como para prestar atención a esas superficialidades -fue seca.

-Tomaré eso como un no -dijo Milly cantarina -Gustar de alguien no es superficial. Es de lo más normal. Siempre hay alguien que llama a la atención… y no está mal. Querer tener una relación más estrecha con alguien… besarse, las caricias, alguien que te quiera. Es simplemente hermoso -dijo ensoñada -Nunca has tenido novio supongo…

-No.

-¡Por eso no sabes! -rió suave -Yo he tenido dos novios y créeme que es increíble. Lástima que ambos ya no están entre nosotros. Mala suerte… -suspiró con una afectación que a Mikasa le pareció falsa -Ser querida es la sensación más maravillosa del mundo.

Sensación maravillosa. Mikasa podría enumerar ciento de ellas, pero usualmente iban unidas a algún momento triste. El cómo se sentía querida por sus padres, que luego fueron asesinados de la manera más cruel. Luego el afecto de parte de Grisha y Carla… y la muerte horrible que su segunda madre sufrió. La felicidad de saber a Eren a salvo, pero sabiendo que solo le quedaban unos años. Que el mismo poder que lo salvó era el que lo condenaba.

Lo único maravilloso que Mikasa conocía sin tener consecuencias aberrantes era...

-Como matar un titán -la voz de Mikasa sonó titubeante.

Milly se largó a reír.

-Con que es cierto lo que dicen de ti -su carcajada era cantarina -La soldado perfecta. ¿Acaso no hay una chica detrás de esa militar? No eres una chica fea. Tienes un rostro diferente al resto de nosotras… debe haber algunos a quienes les gusten tus facciones, son exóticas. Deberías potenciar eso, y ser algo menos… masculina. No sé, dejar que los chicos se te acerquen. Tu aspecto es bastante intimidante, como eres alta y… grande -hizo un gesto de fuerza -Muchos deben pensar que podrías aniquilarlos con un solo golpe. Pero si te interesa… podría presentarte a un par de muchachos, sé que les gustarías.

-No, gracias.

Iba a retirarse, pero Milly la detuvo por la muñeca.

-¡Ay, no! Te molestó lo que dije. Discúlpame, Mikasa. A lo mejor… te gustan las chicas. Te he visto que eres muy cercana a Sasha.

-¿Qué mierda? ¡No! Sasha es… mi mejor amiga.

-Ay… yo casi no tengo amigas. Y se nota que no le agrado a ella. Es tan triste -sacó un pañuelo de su uniforme -Pero me gustaría que nosotras fuéramos amigas, Mikasa -la tomó de las manos -Después de todo eres la mejor amiga de Eren…

-Y soy amiga de Jean.

-Ay sí, Jean… es adorable, ¿verdad? Un encanto -suspiró. Mikasa se mantuvo en silencio -Bueno, te dejo. Tengo algunos asuntos que atender… -la soltó suave -Por cierto… ¿crees que le agrade al resto de tus amigos? Quisiera llevarme bien con todos.

Mikasa asintió por reflejo y sin más Milly se retiró. Mikasa la siguió con la mirada dando con su reflejo en una de las ventanas de cuartel. Se llevó las manos al rostro estudiándose en silencio.

"No eres una chica fea"

Era diferente al resto de las chicas, eso lo sabía. Más de alguna persona se lo dijo alguna vez. Para ella, su aspecto era normal hasta que llegó a Shinganshina y muchos la miraban con reticencia. Pronto fue Carla quien le comentó el porqué: no había más asiáticos como ella hace muchos años. Ver a alguien como ella no era frecuente. No se lo cuestionó mucho, quizás solo al comienzo cuando los chicos del barrio le decían cosas hirientes al respecto, situación que controló con un buen par de golpes… pero las palabras de Milly trajeron esos recuerdos de regreso. Y no eran agradables.

Recordó cuando en silencio en su habitación en casa de los Jaeger lloraba por los insultos. Podía que hacia afuera ella pareciese muy fuerte y que, con el tiempo, se hubiese vuelto impenetrable, pero había un fibra en ella muy sensible… enterrada en lo más profundo de su corazón.

Y ese día salió a flote mientras miraba su reflejo y una solitaria lágrima corrió por su mejilla.

.

.

Había algo que Mikasa no le estaba contando, aunque eso no era novedad, pero la preocupaba. Todo comenzó hacía un par de días, cuando la descubrió observándose al espejo de la habitación que compartían. Vestía solo la ropa de entrenamiento y se miraba fijo.

Sasha regresaba del baño con su cuerpo y cabello envueltos en toallas. Se sentó en la cama y buscó su pijama bajo al almohada. Cuando estuvo vestida desenredó la toalla de su cabello y comenzó a cepillarlo con cuidado. Mikasa la miraba con atención.

-Me gusta tu cabello, Sasha -le dijo sentándose a los pies de la cama.

-Gracias -respondió a castaña algo extrañada -El tuyo también es muy bonito. Es tan oscuro y diferente -le sonrió.

La conversación terminó en ello, pero no fue la última vez que notó que algo le ocurría. Mikasa no era alguien alegre, pero tenía sentido del humor, algo perverso, pero lo tenía. Además de ser alguien que se mostraba muy segura… pero algo había cambiado.

-En parejas -ordenó el capitán Levi en el entrenamiento -Nos enfrentamos a un enemigo muy diferente esta vez. Los equipos de maniobras no nos serán útiles si no saben enfrentarse uno a uno. Esto será sin armas.

Sasha inmediatamente hizo pareja con Mikasa, Jean con Armin, Connie con Eren… lo usual. Siempre rotaban entre ellos. Pero el capitán llegó hasta ambas chicas.

-Ackerman -llamó a Mikasa -Irás con Henrick.

Mikasa asintió. Henrick era un hombre de unos veintitantos de la guardia estacionaria. Conocido por ser el más fuerte de todos ellos. Otro tipo de la guardia fue designado para entrenar con Sasha. Connie observó el cambio a la distancia con un gesto de molestia, que dejó pasar cuando Eren lo pilló.

-¡A trabajar! -exclamó Levi.

Golpes iban e venían. Puños y patadas, llaves se armaban y desarmaban. Algunos enfrentamientos estaban más peleados que otros, como el de Mikasa con Henrick. Pronto muchos dejaron sus propias pequeñas batallas para observar a ambos muchachos.

Henrick era fuerte, pero rápido. Mikasa, como siempre, impecable. Sus reflejos eran perfectos y bloqueaba cualquier intento de alcance, pero el joven no se quedaba atrás. Levi observaba el enfrentamiento con orgullo.

Pronto Henrick estuvo en el suelo jadeante, Mikasa detuvo el último remate y le tendió la mano a su compañero para alzarlo.

-¡Yo sigo! -exclamó otro de la guardia alto y fornido.

Mikasa se puso en guardia. Poco les importó a todos la orden original del capitán y uno a uno los combatientes de Mikasa iban cayendo al suelo. La fuerza de la chica los hacía volar en dirección al suelo.

-¡Es una máquina! -exclamó un muchacho impresionado.

-¡Dale duro, Prinsko! -gritó un tipo de la guardia al contrincante -Olvídate que es una chica.

-Ackerman no es una chica -comentó otro -Es una bestia. ¡Mira esos movimientos!

Prinsko cayó al suelo. Todos se reiron y otro muchacho se puso frente a Mikasa.

-Vamos, Ackerman -movió su mentón de modo agresivo y se puso en guardia -Veamos si puedes conmigo.

Y uno a uno todos quienes quisieron enfrentarse a ella eran derrotados dando mayor o menor pelea. Pero Sasha notaba algo diferente en el rostro de su amiga. Si antes había en ella orgullo ante sus triunfos, ahora su rostro se veía cada vez más triste.

-Esa chica da miedo…

-Quisiera pelear como ella, pero no con ella -bromeó otro.

-¡Vamos, Peter! -gritó una chica al actual combatiente -Dale duro. ¡No te controles! ¡No es una chica!

No es una chica

Y Mikasa cayó al suelo. Peter no midió su último golpe que se dirigió a la nariz de Mikasa por inercia.

-¡Lo siento, Ackerman! -exclamó Peter arrodillándose junto a ella, Mikasa se incorporó -Disculpa… no fue mi intención.

Pero el resto se reía… salvo los de la vieja 104. Sasha miraba a su amiga sin dar crédito a lo acababa de pasar. Mikasa había perdido. Tampoco ninguno de sus amigos parecía creer la escena. Pero antes que cualquiera de ellos reaccionara, Sasha corrió hasta Mikasa y la tomó del brazo.

-Vamos a ponerte hielo -dijo jalando suave, pero Mikasa se mantuvo quieta -Mika…

-¿Quién es el siguiente? -exclamó con el ceño fruncido y con visible ira. Todos se miraba entre ellos -¿Quién? ¿Quién tiene los cojones?

Pero todos guardaron silencio.

-¿¡Quién!? -gritó fuera de sí.

-Yo.

Milly se puso frente a ella con su actitud dulce e inocentona. Todos exclamaron asombrados. ¿Cómo Milly se iba a enfrentar a Mikasa? ¡Iba a destruirla! Milly era débil en comparación con Mikasa, era batalla perdida de antemano.

-Vamos, amiga -le dijo la pelirroja con una gran sonrisa y se puso en guardia -No nos haremos daño…

-Suficiente.

Jean salía de la multitud y se puso entre ambas chicas.

-Sasha lleva a Mikasa a la enfermería -le dijo a su amiga -Milly, retoma el entrenamiento con Francis.

-Vamos, Mikasa -Sasha volvió a tirar del brazo de su amiga.

Mikasa aprentó los dientes mirando a Jean con ira. ¿Qué mierda se metía él en sus batallas? ¿Tanto miedo tenía que le reventara a la cara a Milly?

-¡No! -exclamó Mikasa -Voy a pelear con ella.

-No -repuso Jean con firmeza -Esta muestra innecesaria se acabó aquí, Mikasa -se acercó a ella -No te expongas más, suficiente.

Levi se acercó a los chicos.

-Braus, Ackerman, a la enfermería. El resto a lo suyo.

Mikasa se dejó arrastrar por Sasha mientras los chicos volvían a armar sus parejas. Milly soltó un bufido bastante remilgón logrando que Jean se la quedara mirando.

-Yo quería pelear con ella… -hizo un puchero.

Pero su actitud no tuvo el efecto deseado en el muchacho, quien usualmente le hubiese sonreído y tener algún gesto tierno con ella.

-Con Mikasa no te metas -dijo firme.

-Pero si ella quería pelear, Jean. A ella le gusta. ¿Ves cómo quería luchar con todos? Solo quería…

-Con Mikasa no y no voy a volver a repetirlo.

Milly hizo un puchero y vio a Jean marcharse dentro del cuartel, seguido del resto de la antigua 104. Levi a la distancia observó como todo su escuadrón se retiraba. Maldita adolescencia, masculló.

.

.

Sasha tenía una bolsa fría sobre la nariz de Mikasa, quien no había dicho nada en todo ese tiempo. Sasha tampoco sabía qué decir, pero parloteaba sin sentido de todos modos.

-Debiste romperle la cara a esa odiosa. Hubiese sido la guinda de la torta -comentó sacando la bolsa y mirando la nariz inflamada de su amiga -¿Qué carajos pretendía poniéndose frente a ti?

Eren abrió la puerta suavemente, tras de él Armin asomaba su cabeza.

-Impecable como siempre -comentó Eren de buen humor -Este golpe fue un simple descuido. Entiendo tu molestia… si quisieras los hubieses dejado a todos en el suelo.

Pero la molestia de Mikasa no iba por ese lado. ¡Si todos creían que era una bestia en eso se convertiría!

-Si Jean el baboso no hubiese intervenido…

-No, Eren -interrumpió Armin -Jean hizo bien.

Sasha se quedó mirando al rubio sorprendido. Claro, defendiendo al héroe de la estúpida Milly. ¡El valiente caballero! ¡Qué idiotez!

-Ese solo no podía ver la cara de su linda Milly con una bolsa sobre la nariz -bufó.

Armin negó suavemente. Mikasa seguía en silencio, pero soltó una espiración profunda.

-¿Te sientes mejor? -preguntó Armin.

-Es solo la nariz -respondió -No duele realmente.

Armin asintió, pero tal como Sasha detectaba algo diferente en la actitud de Mikasa. Estaba molesta, sí, pero era una molestia que no sabía interpretar. Ahí todos estaban malinterpretando todo. Eren creía que Mikasa estaba molesta por perder frente a Peter, Sasha creía que estaba molesta porque interrumpieron su batalla con Milly, cosa que realmente quería ver. Pero Armin sabía que Mikasa no se iba a descontrolar por perder contra a un compañero, ni mucho menos molestar por no poder enfrentarse a una compañera inferior en desempeño a ella si ya era batalla ganada de antemano.

-Bueno -comentó Eren -Si ya estás mejor deberíamos regresar antes que el capitán Levi se moleste.

-Sí -respondió Armin, sabiendo que Mikasa no iba a lograr ordenar su mente aún -Sasha, ¿te quedas con ella?

-Claro.

Los chicos salieron de la enfermería y cerraron la puerta. Afuera Connie y Jean los miraron esperando alguna información.

-Todo bien -dijo Eren con un gesto pacífico -Una nariz hinchada y un ego maltrecho. Nada que no se mejore con un poco de tiempo.

-Genial -comentó Connie alegre -¿Y Sasha?

-Preocupada por su amiga -respondió Armin.

Eren les hizo un gesto para iniciar la marcha, pero Jean no se movió. Eren lo tomó de la manga de la chaqueta.

-Anda, Jean. No es el momento para reclamarle que casi le partió la madre a tu chica.

Pero antes que pudiera detenerlo, Jean abrió la puerta sin anunciarse. Eren masculló un par de maldiciones a su amigo.

-¡Ah, no! -exclamó Sasha al verlo entrar y cerrar la puerta -Tú no. Sape sape -le hizo un gesto con las manos para que se retirara, como si se tratara de las gallinas de su vieja cabaña -Fuera.

-Mikasa -habló el muchacho sin prestar atención a Sasha. La chica siquiera lo miró -Quiero hablar contigo, seré breve… -Mikasa no respondió -Sasha, ¿nos dejas un momento?

Sasha miró a Mikasa y ella asintió suave. La castaña salió de la enfermería.

Jean acercó una silla a la camilla donde Mikasa estaba quedando frente a ella. La chica de retiró la bolsa de la cara.

-No iba a golpearla… no fuerte al menos -bufó.

-Los golpes son normales en los entrenamientos, eso me tiene sin cuidado. Cada cual ve con quien se enfrenta y tiene que asumir las consecuencias de ello. No es por eso que quiero hablar contigo.

-¿Entonces? -parecía sorprendida.

-Somos amigos, ¿verdad? -ella asintió -Y los amigos se dicen las cosas, aunque tampoco soy del que se las calle. También sé que no tenemos la confianza suficiente, que no soy Eren ni Armin… ni Sasha, gracias a Dios -exclamó tratando de alivianar el ambiente, pero Mikasa seguía seria -No quiero ser imprudente contigo, pero me disculparás si...

-¿Vas a advertirme que no me meta con Milly? Créeme que no es necesario. Es tu amiga y no me inter…

-Peter es un inútil y sus habilidades no se comparan con las tuyas -la interrumpió -Tu concentración siempre ha sido impecable y tu autocontrol también. Hoy pasó algo en que ambas cosas fallaron. No tienes que enfrentarte a todos para demostrarnos que estamos muy por debajo de ti y eso lo sabes.

Mikasa asintió y desvió la mirada.

-Y no eres mejor que nosotros porque no seas como nosotros… -continuó -Es porque eres increíblemente capaz, porque tienes un don que ninguno posee y eso es admirable. No tienes que prestarte para el entretenimiento de los demás. No eres una máquina ni una bestia de batalla… eres Mikasa, la mejor soldado de toda esta tropa de ineptos y me cuento entre ellos -hizo una pausa -No te expongas.

-No me expongo… solo… Solo les doy lo que quieren… de mí.

Guardó silencio volviendo a mirar por la ventana. Pestañeó pesado. Jean la observaba en silencio.

-Una tipa dijo "no es una chica" -continuó Mikasa en un murmullo -Que soy una bestia… un monstruo. Eso es lo que quieren…

Jean pudo ver una profunda tristeza en los ojos de Mikasa. Esa mirada siempre calma y profunda, ahora estaba sumida en melancolía.

-Mikasa… -ella lo miró y volvió a pestañear pesado -Lo que el resto opine o crea de ti no es importante. Si fuese por eso hace tiempo que yo me hubiese ido a dormir al establo y llevaría a algún idiota en mi espalda.

Mikasa le sonrió, una sonrisa de verdad. La había visto sonreír en algunas ocasiones, y siempre le había parecido la imagen más hermosa de todo el mundo. Se alegraba de ser él quien hubiese podido hacer nacer esa sonrisa en sus labios.

-No eres una máquina ni una bestia -dijo con voz baja -Eres una chica… eres la chica más hermosa que haya visto en toda mi vida.

No hubo tartamudeos ni sonrojos de su parte. Simplemente salió como lo más natural del mundo. Y se sintió bien… muy bien.

-Quizás no te importe mucho lo que yo piense, pero…

-Lo hace -exclamó de pronto y precipitado. Pero al darse cuenta de ello, Mikasa calló -Me… me importa… -lo miró totalmente sonrojada -Gracias.

-No hay por qué.

La puerta se abrió y Sasha volvía a ingresar con una tiesto pequeño que contenía una mazamorra de curioso color.

-Esto desinflamará esa nariz -anunció dejando el tiesto sobre la camilla junto a Mikasa.

Jean se puso de pie.

-Nos vemos luego.

Y sin más salió de la enfermería. Sasha tomó una venda y la llenó de ungüento. Le indicó a Mikasa que se tendiera en la camilla y ella accedió sin chistar. Plantó la cataplasma sobre su nariz.

-¿Y bien? ¿Qué quería el cara de caballo? ¿Advertirte que no te metieras con su noviecita? -Mikasa guardó silencio -¿Ah?

-Nada…

Sasha no insistió, pero entre la venda en el rostro de su amiga vio sus ojos brillar de una manera muy diferente. Ya no traía ese gesto taciturno ni esa sombra en su mirada.

-Y no tiene cara de caballo…

-¿Qué? -preguntó la castaña.

-Jean. No tiene cara de caballo.

-Ese golpe en la nariz te llegó al cerebro -bromeó Sasha y se sentó en la silla en la que antes estuvo sentado Jean.

.

.

Luego del desayuno al día siguiente, Mikasa vio detenida su marcha hacia la oficina del capitán Levi que la había mandado a llamar. Milly estaba frente a ella con un gesto compungido.

-Mikasa, quiero pedirte disculpas -dijo con sus grandes ojos claros húmedos -No quise provocarte ayer. Solo quería entrenar contigo…

La morena enarcó una ceja.

-Sí… -fue su respuesta.

-Si te molesté, espero que puedas perdonarme. Somos amigas y no quisiera que esto empañara nuestra amistad, o la del resto del grupo. ¿De acuerdo?

Mikasa guardó silencio y asintió. Milly lograba siempre desconcertarla. Se vio abrazada por la pelirroja, quien la apretujó sin que Mikasa la correspondiera. La besó en la mejilla, le sonrió amplio y se retiró a saltitos.

Mikasa la siguió con la mirada para verla encontrarse con Jean a unos metros, se le colgó del brazo y él le sonreía amplio. Lo vio pasar una mano de forma cariñosa por la cabeza de la pelirroja y ordenar su cabello largo.

Mikasa tragó saliva espesa la que pasó con esfuerzo por su garganta.

Si yo soy la chica más hermosa que haya visto en su vida, ¿por qué la acaricia a ella… y no a mí?

No a mí.

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