Capitulo 47 - Juguemos al escondite.
Llego el Xiercoles y todos deseaban salir de sus casas para ir a divertirse. Neji había conseguido que ese día el lago fuera privado, y que solo ellos lo utilizaran, así tendrían una velada más tranquila y no muchos ojos mirándolos.
Aunque era por la mañana hacía mucho calor y el sol pegaba fuerte. Todos llegaron puntuales y pronto, ya que hacía un tiempo que no se veían. Naruto llevaba en brazos a Taisei, y Sasuke a la princesita y en sus hombros llevaba a Ryuta, Soun iba en la espalda de su hermano mayor Taigaken, que iba de la mano con Toshiki.
Naruto: Hola chicos, tiempo sin veros.
Sakura: Naruto, mira, esta es mi pequeña Shiroko, solo tiene dos mesecitos.
Suigetsu puso su brazo alrededor de los hombros de Sasuke.
Suigetsu: A que es bonita.
Era una pequeña niña de pelo blanco y ojos azules, este era el tercer hijo de los dos, la primera era Kiuiko, de pelo rosa y ojos azul oscuro, de 4 años, el segundo, era Kenji, con los mismos rasgos que su hermana menor, este tenía 1 año.
Sasuke: A ti también te queda poco para dar a luz a tu niña Megumi.
Megumi: Sí, nacerá en Septiembre, aun le quedan dos meses, siempre aciertas Sasuke.
Sasuke: Experiencia.
Himeko: Tsuchiko.
Megumi: A así, es. ¿Cómo lo sabes?
La pequeña encogió los hombros indicando no saber él porque. Esta sería la segunda hija de Choji y Megumi, la primera era Suiko, una niña de pelo y ojos marrones, con 3 años.
Shikamaru: Veo que ya ha nacido el pequeño, se parece mucho a ti Naruto.
Shikamaru y Temari tenían una hija de 2 años, llamada Nonomi, de pelo y ojos marrones.
Gaara: ¿Pero si hace poco tuviste a Himeko-chan?
Naruto: (Gotita) Ya, pero después vino rápidamente este, y el embarazo fue muy corto, más que con los otros.
Gaara y Sai tenían 4 hijos, el primero Sora, de pelo negro y un ojo de igual color y otro agua marina, tenía 5 años, luego vinieron los trillizos, tenían 2 años, el pelo de los tres era rojo, pero sus ojos era diferentes, Taiki y Daiki, los mayores, tenían los ojos verdes, como su tía Temari y Kizuki los tenía azules.
Neji: ¿No os cansáis? (¬¬)
Sasuke: Son mis hijos, nunca me cansare de ellos.
Neji y Hinata solo tenían a la pequeña Sara, de 6 años, pelo marrón y ojos perla.
Los mayores dejaron que los niños se fueran a jugar y ellos pudieran seguir conversando.
Kiba: ¿Cómo podéis cuidar de tanto cachorro?
Naruto: Al principio es difícil, pero con el tiempo te acostumbras.
Kiba e Ino tenían dos hijos, Inutai, de pelo marrón y ojos azules, de 5 años, que tenía como mascota a su lobo blanco Tori, el segundo era Etsu, de 2 años, rubio y de ojos negros.
Karin: Cuidáis muy bien de los niños.
Por último Juugo y Karin tenían un niño, que era Kasai, de 4 años, sus ojos y pelo eran rojos.
Por otro lado los niños jugaban al escondite, y se la quedaba Sora. Taigaken se cambió de lugar para que este no le pillara, encontrándose con Sara debajo de unos arbustos, estando el uno al lado del otro. Sara iba a hablar, pero Taigaken la cayó posando un dedo en aquellos labios. Cuando el peligro de ser encontrado pasó, quito su dedo de los labios de la chica.
Taigaken: Ya se ha ido.
Sara: Me diste un susto Tai-chan.
Taigaken: Perdona, es que casi me encuentra.
Dijo con voz suave, hablaban en susurros para que su voz no se oyera y fueran encontrados. Sus corazones y respiraciones eran agitadas, por la emoción del momento de aquel juego, o eso creían. Sara miraba fijamente el rostro tan cercano a ella que estaba pendiente de cualquier movimiento, En ese momento no supo porque, pero fue atraída por una fuerza, y sin darse cuenta deposito un suave y dulce beso en aquella mejilla. Taigaken quedó algo sorprendido y sus mejillas pálidas se empezaban a colorear, al igual que la chica, que tenía gran vergüenza por aquel reciente acto.
Todo se quedo en silencio, no se miraban a la cara, miraban al frente, y ni una sola palabra ni sonido salía de aquellos labios, un silencio se apoderaba de aquel espacio, y no sabían qué hacer.
Aquel momento incomodo se rompió cuando tuvieron una oportunidad de salvarse en ese juego, Taigaken cogió la mano de Sara, y los dos corrieron hasta un árbol, donde se salvaban, ya había algunas personas, pero aun faltaban otras.
Se sentaron en una roca, uno al lado del otro, Taigaken no soltó su mano, y la apretaba con firmeza detrás de sus espaldas, nadie se dio cuenta de tal hecho, pero algo empezaba.
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