Capitulo 123 - Nuestros azules ojos lloran juntos.
Durante la comida se percibía el tenso y entristecido ambiente proveniente de Ryuta. Con el tiempo la hora de la siesta llegó y como era habitual todos se dirigieron hacia el salón para descansar, pero Ryu cogió la mano de su hermano Soun, para llamar así su atención, y le dijo que fueran al ático. Los dos se sentaron en aquel fresco suelo de madera.
Soun: (serio) ¿Por que quieres hablar aquí Ryuta?
Ryuta: Tengo que contarte algo que no te va a gustar.
El pelirrojo le contó toda historia a su hermano pequeño, quien atendía sin interrumpirlo. Soun notaba como cada vez le dolía más el corazón, y su puño cerrado lo posaba sobre él.
Ryuta: Después ella salió corriendo.
Soun se levantó y con rabia dio fuertes golpes a una de las almohadas que había a su alrededor. Ryuta se sorprendió, estaba algo asustado al ver toda la cólera que su hermano guardaba dentro.
Ryuta: Pu-puedes pegarme a mi si quieres, ya que seguramente ahora me odias.
Dijo con un deje de tristeza, posando su mirada en el suelo.
Soun: ¿¡Eres idiota Ryu oni-chan!? ¡Esto no es tu culpa, no tiene que ver contigo joder! ¡Ni siquiera es culpa de ese lobo!
Soun suavizo su voz y apoyó su cabeza en la inclinada pared.
Soun: No es tu culpa, no te tienes que culpar por algo así. Yo sabía que Kizuki no me quería, pero siempre estaba esperando por ella, no sabía... que su corazón ya estaba ocupado por otro. Ryuta por favor déjame solo.
Ryuta se levantó y abrazó a su hermano por la espalda, antes de dejar el lugar. Después de un tiempo Himeko entró en el ático.
Himeko: Soun oni-chan.
Soun: ¿Qué haces aquí Himeko?
Himeko: Sabes que conmigo no tienes porque fingir, te conozco mejor que nadie, y no creo que eso haya cambiado aunque estube tres años fuera. Puedes llorar Soun oni-chan.
La princesa le sonrió cálidamente y estendio sus brazos para que su hermano mayor pudiera refugiarse en ellos. Soun la abrazó con fuerza y resbalaron lágrimas por los ojos azules de ambos.
Soun: Te quiero mi princesa.
El pelinegro besó la cabeza de Himeko, que siempre sabía como leer su corazón.
Himeko: Pase lo que pase nunca te abandonaré Soun oni-chan.
Estuvieron un buen rato en silencio, que sus lágrimas otorgaron. Así permanecían tumbados entre los cojines de aquel ático. Soun apoyaba su cabeza en el pecho de su hermana, mientras ella acariciaba dulcemente su rostro junto con sus cabellos azabaches.
Soun: Sabes Himeko... me enamoré muy fácilmente de ella. Desde niños miraba su largo cabello ondulante de fuego, que parecía que en cualquier momento echaría a arder, pero que era apagado por sus ojos azules. Amaba aquel carácter vivaz y luchador, sus bromas, sus risas. Todavía recuerdo el beso en la mejilla que le llegué a dar cuando eramos unos críos, seguramente ella no se acuerde.
Himeko: ¿Sabes que harás a partir de ahora?
Soun: No le daré más puñetazos a las almohadas, porque seguro que las romperé y me caerá una bronca. Entrenaré más horas junto con papa, así no pienso en ella. "Quiero olvidarte".
Himeko: Esta bien, pero no te sobre esfuerces.
Soun: Te tendré que hacer caso mi princesa. Gracias por animarme.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top