Capitulo 106 - Desahogate.
Tsuyoshi: Papi.
Estuvieron un rato abrazados, apretando fuertemente al otro contra su cuerpo. Separaron un poco su abrazo.
Naruto: ¿Quieres sentarte en mis piernas para comer?
Tsuyoshi: (asiente agitadamente)
Naruto cogió en brazos a su pequeño bebe, y se volvió a sentar donde estaba, con el pequeño sentado sobre sus piernas cruzadas. A su lado estaban sentados Sasuke y Hana de igual manera, a la derecha, en la izquierda estaba Taigaken. Naruto con unos palillos cogió un poco de ramen, soplándole.
Naruto: Pruébalo, a ver si te gusta.
Sasuke: Dobe, aun es pequeño para que coma estas cosas.
Pero el angelito se adelantó, y le dio un bocado a la comida que le daba su papi. No pronunció palabra.
Taigaken: (sonrisa amable) Parece que le gustó.
Deidara: (suspiro) En serio no tenéis remedio.
La comida era amena, el pequeño comía sin decir palabra, mirándolos a todos mientras estos hablaban. Podía ver a los que comían ramen como él, Ryuta, Himeko, Taisei, y los aficionados al tomate, Taigaken, Toshiki, Soun, Aiko y Hana. Los tíos estaban bien con cualquier cosa.
Sasuke: Abre la boca Hana.
Hana: (mastica) ¡Más!
Sasuke: Sí, sí.
Taigaken observaba curioso como su hermano pequeño tenía una mirada triste mientras veía a su padre. Tsuyoshi notó como unas manos elevaban su cuerpo.
Taigaken: Hace mucho que no te cargo en brazos.
Tsuyoshi, sin darse cuenta, cayó rendido en los brazos de su hermano, que casi siempre lo sostenían, años atrás, su grave y tranquila voz era como un sonido soñoliento para él, era como una pequeña nana.
Taisei: Jeje, parece que cayó rendido.
Soun: No solo él.
Soun sostenía a su princesa, que dormía plácidamente en su pecho.
Toshiki: Fue un largo día para ambos.
Sasuke: Sí, por fin están de vuelta.
Itachi: No vayas a llorar ototo.
Sasuke: Si lo hiciera sería de felicidad.
Aiko: ¡Esta noche dormiremos en vuestra cama!
Deidara: ¡Pero sois 11!
Naruto: Los niños no ocupan mucho espacio, además, esta noche no creo que ninguno soportara estar lejos de ellos.
Ryuta: Verdad.
El infierno que aquellos niños habían pasado ya había terminado, todo había llegado a su fin. En la noche, miles de estrellas iluminaban el cielo y por la ventana, la luz de la luna traspasaba los cristales. En una gran cama, se podía ver a muchos niños y dos adultos, todos desordenados, abrazados y juntos, muchos no sabrían que representaba aquello, pero los que estaban dormidos en esa cama, sabían que por fin volverían a ser felices y que en las noches los pensamientos arraigados en la preocupación, ya no existían y su sueño no sería perturbado.
Tsuyoshi, entre sus sueños, unas voces llegaban a sus oídos, con figuras borrosas.
Taigaken: Sabes eres el único que me consuela.
Ryuta: ¡Tus alas son tan chulas!
Aiko: ¡Te quiero hermanito!
Toshiki: Creo que cada vez te entendemos mejor aunque no hables.
Himeko: Jeje, siempre está en tu espalda Taigaken oni-chan.
Hana: Flor (sonrisa).
Soun: Realmente eres curioso.
Tsuyoshi: "Son sus voces... las que escuché ayer, son todos ellos... ¿Qué es esto?"
Kurama: "Son tus recuerdos ángel oscuro, son las voces de tus hermanos"
Tsuyoshi se levantó repentinamente de la cama, sudoroso, mirando de un lado a otro. Dos pares de ojos negros atravesaron su mente.
Sasuke cogió en brazos a Tsuyoshi y silenciosamente se levantó de la cama, seguido por Taigaken, dirigiéndose al ático. El pequeño deseo muchas veces que aquella calidad lo abrazara.
Sasuke: ¿Qué te ocurre Tsuyoshi?
Se oía silencio.
Taigaken: Habla, todo estará bien.
Ambos le acariciaron su oscuro cabello, de forma suave.
Tsuyoshi: (voz baja) Quiero quedarme con vosotros.
Sasuke: Siempre lo estarás.
Tsuyoshi: No recuerdo apenas nada, pero a la vez todo me resulta familiar. Podía sentirme muy feliz mientras cenábamos, todo era ruidoso, alegre y cálido. Cuando nos secuestraron, siempre estábamos en una oscura y fría habitación, todo era muy silencioso, sin embargo Himeko one-chan siempre me estuvo apoyando y cuidando de mí.
Las amargas lágrimas caían de sus ojos carmesí.
Tsuyoshi: Kurama siempre decía que nos buscabais... dejé de creerle... Himeko siempre tenía la esperanza de ver a esos que decía que eran nuestros padres... pero yo... yo solo quería escapar por ella.
Taigaken: Es normal que nos olvidaras.
Sasuke: Es mi culpa hijo.
Tsuyoshi: Sé que no, (snif), recuerdo que tenía un padre, y siempre me parecí mucho a él, Himeko lo decía a cada rato, que era igual que papa y Taigaken oni-san. Te recuerdo como alguien que le gustaba enseñarnos, que nos quería y protegía, en verdad os parecéis mucho.
Sasuke: Tú eres igual, Tsuyoshi, sufres, pero lo único que quieres es proteger a tu familia, eres un verdadero Uchiha y nunca podría estar más orgulloso de ti.
Tsuyoshi lloró más por las palabras de su padre, ahogándolas en su pecho, sentía como las manos de aquellos dos protectores, acariciaban su cabello, y lo abrazaban, fue un sentimiento inexplicable, se sentía feliz, pero sus lágrimas no paraban de fluir.
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