Capítulo 10
Continuó escuchando por un rato la conversación de los tres gatos del Clan del Viento.
Se preocupó un poco por Estrella de Hielo. El líder era un pilar importante para todos los clanes, y sabía que probablemente ahora lo necesitaran más.
Volvió a pensar en Oreja Parda, no podía esperar a saber noticias de la gata, tenía que intentar encontrarla ella misma.
La lluvia aún caía sobre ella, empapando su pelaje marrón y tornandolo más oscuro.
Alcanzó a divisar a su hermana Zarpa de Nieve, la joven caminaba con dificultad sobre el barro que había sobre una roca alta.
Su pelaje blanco que siempre solía lucir tan pulcro, ahora estaba alborotado y tornado a un gris acuoso.
Sabía que a la arrogante y delicada gata no le gustaba ensuciarse de lodo ni tener que mojarse.
Apartó amargamente sus pensamientos, no quería arruinarse el día con los pensamientos absurdos de su hermana.
Apenas había reparado en que un gato se había situado a su lado, y esta vez no se trataba de Zarpa de Fuego.
Era Manto Serpenteado, el guerrero se inclinó mirándola curioso.
– ¿Te encuentras bien? –. Dijo en tono alentador.
– ¡¿Cómo rayos voy a estar bien?! Los campamentos quedaron destrozados, los gatos por poco mueren y encima tenemos un enemigo oculto que pretende acabar con nosotros, ¡¿Te parece que está bien?! –. Dijo con el pelaje erizado.
– Hey, hey, tranquila, solamente te preguntaba si tú estabas bien, en cuanto a salud, ya sabes… no me refería a esto –. La tranquilizó el guerrero.
Ella lo miró apenada. – Lo siento mucho, no pretendía hablarte así… solamente estoy preocupada.
– Te entiendo, no te preocupes, yo también estoy igual que tú. Sinceramente me preocupa más lo de los territorios que el Clan Oscuro… sea como sea podremos combatirlos, pero el bosque… está completamente destruido… –. El guerrero agachó las orejas con tristeza.
– Lo sé –. Ella tocó brevemente el costado del guerrero con la cola.
– Seguramente el Clan Estelar nos ayudará.
– Eso espero… –. Le respondió éste.
Por el agua sonó un chapoteo que le hizo bajar la vista.
Se sobresaltó y soltó un grito ahogado. Garra de Halcón y Tormenta de Fuego llevaban a rastras el cuerpo inerte de Oreja Parda.
– Ayudenos –. Iba diciendo el lugarteniente a los guerreros cercanos.
Estos comenzaron a bajar tomando el cuerpo de la curandera y subiéndolo a las rocas.
El grito de Zarpa Tormenta ahogó los ruidos del agua. La aprendiza corrió hacia su mentora hundiendo el hocico en su empapado pelaje.
– ¡Está viva! –. Aulló la gata gris. – ¡Está viva! –. Exclamaba con emoción.
Contempló a Caudal y Pastizal acercándose para intentar ayudar a su colega curandera.
El curandero del Clan del Río traía un fardo de hojas en las fauces, que comenzó a mascar intentando hacer una pasta.
El otro traía unas bayas que machacaba sobre las rocas.
Cuando ambos finalizaron su remedio, se acercaron a la vieja curandera e introdujeron la mezcla en su boca. Le masajearon la garganta con suavidad para que se pasara las hierbas.
Sin embargo la curandera no reaccionó durante unos momentos. Momentos que se le antojaron lunas, y en las cuales varios gatos del Clan del Trueno habían comenzado a acercarse.
De la nada ésta empezó a toser débilmente para luego dejarse caer sobre la roca de nuevo.
Tormenta de Fuego salió disparado en busca de Estrella Moteada, como si hubiese presentido algo.
Manto Serpenteado soltó un breve gruñido. – Ha llegado la hora –.
– ¿La hora de qué? –. Dijo confundida.
– La hora de una unión al Clan Estelar… –. Respondió sin más.
Zarpa Enlodada se sintió mareada, ¿cómo que una unión al Clan Estelar? ¿Es que a caso Oreja Parda estaba tan grave?
Caudal inclinó la cabeza ante Oreja Parda. – Todo el Clan del Río te debe mucho honor, honor fue lo que más tuviste… –. Dijo solemne.
Pastizal dijo algo similar y se inclinó también al lado de la vieja gata.
Zarpa Tormenta sollozaba suplicando a los curanderos que ayudaran a su mentora. Pero por la expresión de impotencia de éstos, supo que no había nada más que hacer.
Manto Serpenteado se levantó a su lado y saltó veloz hacia la roca. Ella lo siguió. Estaba tan agotada y triste, que apenas podía avanzar.
Estrella Moteada apareció seguida de cerca por Tormenta de Fuego.
La líder se inclinó brevemente hacia la curandera. Sus ojos brillaron de amor y calidez, como la de una madre a su cachorro.
– Oh, mi querida Oreja Parda, serviste muy bien a tu Clan, siempre tuviste mucho que dar, y estaremos eternamente agradecidos por tus acciones –. La líder se inclinó posando su hocico sobre la cabeza de la curandera.
– El honor y placer fue para mí, Estrella Moteada –. Dijo Oreja Parda con la voz entrecortada. – Me alegro de haber servido al Clan del Trueno.
Sus ojos se iban apagando.
Zarpa Tormenta lloraba con dolor y tristeza a su mentora.
– ¿Por qué me abandonas? No quiero que te vayas, te necesito, aún no puedo estar sin ti, no estoy preparada –.
– Lo siento pequeña… tiempo de irme es… sé que estarás preparada, tu momento llegará y sabrás que todo este tiempo estaré a tu lado. Una semilla que florece debe marchitarse para permitir que otro tallo nuevo surja, un tallo más fuerte y más especial que el anterior… –. Oreja Parda acarició la cabeza de la joven con su zarpa.
Ella también quería ver a Oreja Parda, la quería muchísimo, siempre había estado muy unida a ella, incluso desde cachorra.
Apartó a dos guerreros que estaban tapando el paso y se adelantó contemplándola.
Hundió su hocico en el pelaje de la vieja gata con tristeza. Una lágrima escurrió de su cara cayendo sobre su alborotado pelaje.
– Zarpa Enlodada… ten cuidado de tu camino y elecciones… a veces los reflejos más claros suelen ser los más engañosos… –. Murmuró débilmente Oreja Parda.
Aquello no se lo esperaba en absoluto, era la misma advertencia una y otra vez.
– Si, Oreja Parda. Gracias por todo lo que hiciste para mi y para el Clan… prometo que haré todo lo posible por defender a mi Clan –. Se restregó contra la curandera.
Zarpa Tormenta se inclinó tocando la nariz de su mentora con la suya.
Ella también se inclinó hasta que el mismo pelaje de la aprendiza rozó el suyo.
Sintió la respiración lenta y superficial de Oreja Parda, que cada vez se iba haciendo más rápida.
La mayoría de los gatos del Clan del Trueno se iban acercando contemplando con tristeza. Otros estaban a su alrededor, hundiendo los hocicos sobre el pelaje de la gata.
Cerró profundamente los ojos hasta que aquella cálida y rápida respiración cesó.
Apretó los ojos con fuerza para no llorar, no acostumbraba a hacerlo, pero sabía que no ayudaría a nadie llorar.
Al levantar la cabeza vió a Zarpa Tormenta echada llorando en silencio a su mentora fallecida.
Todos los gatos del Clan del Trueno tenían las orejas gachas y los ojos dilatados de tristeza, como si no pudieran creer lo sucedido.
Estrella Moteada se levantó contemplando a su curandera con dolor.
– Esta noche, nos reunimos para honrar y despedir a una curandera con el debido valor que se merece –. Dijo en voz alta de modo que todos los Clanes pudieran escuchar.
– Oreja Parda, fue una gran curandera. El Clan del Trueno le ofrece una oración al Clan Estelar, para que éstos la reciban en su reino con el honor que se merece –. Prosiguió.
– Oh, Clan Estelar…
”Tú que otorgas la paz al bosque. Tú que decides nuestro futuro. Tú que nos mantienes unidos por el sagrado código, te suplicamos e imploramos que recibas el espíritu valioso de Oreja Parda. Fue una gran curandera la cual mereció mucho y que nos abandonó con honor"
"Que los reinos se eleven, llevándose consigo todas las almas abandonadas. Que por promesa del Clan Estelar los desastres se acaben. Nos atenemos a los espíritus de nuestros ancestros, para que estos puedan traer consigo la paz…"
Todos los Clanes repitieron aquella oración tras la voz de Estrella Moteada.
Todos parecían solemnes por la curandera. Era obvio que había sido muy querida y respetada por muchos.
– ¡Guerreros! ¡Prestenme sus voces! ¡Que el Clan Estelar escuche nuestra voz! –. Gritó Estrella Moteada.
Todos comenzaron a soltar aullidos y gruñidos que rezonaban por el bosque.
Ella se sumó aullando lo más fuerte que pudo. Todos los gatos estaban dando sus voces, desde veteranos hasta pequeños cachorros.
Los aullidos comenzaron a apagarse hasta quedar reducidos a susurros.
Cuando Estrella Moteada finalizó el ritual, se dirigió hacia los demás líderes.
Otros gatos se inclinaron preparándose para velar a la curandera.
Podía haberse quedado, pero se sentía exhausta, lo suficiente como para derrumbarse.
Afortunadamente no tuvo que ir muy lejos para encontrar una pequeña grieta en la roca, en la cual se acomodó suavemente.
Se acurrucó abriendo las fauces en un bostezo. Se lamentaba muchísimo lo de Oreja Parda, sin su curandera el Clan del Trueno quedaría muy desprotegido, pero ahora eso no importaba, ya que los Clanes ahora estaban juntos y además tenían a la leal Zarpa Tormenta. Aquél día había quedado marcado en el corazón de los clanes, y sabía que aún quedarían muchas amenazas que enfrentar antes de que el bosque pudiese vivir en paz…
Continuará…
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