Capítulo 52
Terminada la reunión, Lord Rogger regresó a su hospedaje sin nada más que decir.
Para Katica, aquella actitud del hombre la impresionó de sobremanera. Él la apoyaba y había ofrecido su ayuda para tener más seguridad en el cargo.
Al menos para Katica, había sido algo bueno con lo que finalizar el día.
—Se ha hecho tarde —comentó Tom para romper el silencio —¿Vamos a casa?
Al oírlo, Katica no pudo evitar sonreír.
—Vamos a casa.
***
Al sur del continente, la ciudad ya cubierta por la nieve, terminó los preparativos para tener un invierno sin inconvenientes.
—Señorita, ya todo está listo —anunció uno de los soldados al entrar al despacho —. Los campos fueron cubiertos y la cosecha guardada en los graneros.
—Genial —dijo con una sonrisa mientras tachaba un par de cosas en su lista —. Solo nos quedaría...
—Los animales ya están en sus corrales y protegidos de la lluvia, viento y nieve. Creo que eso era lo último de la lista, ¿no?
—Así es —rió para luego poner expresión de sorpresa —. Mira, aun falta algo.
—¿De verdad? —se acercó extrañado — Creí que...
Un inesperado beso en la mejilla hizo que el hombres riera y la mirara.
—Solo eso faltaba. Gracias por ayudarme.
—Por ti, mi vida. Hasta movería una montaña.
—¿Crees que mi padre esté feliz con esto?
—Bueno, hiciste más que tus hermanos. No veo por qué no habría de estar feliz —la abrazó —. Debe de estar orgulloso de tener una hija como tú. Yo estaría orgulloso de tener una hija como tú —acarició su mejilla y se acercó a sus labios —. Yo estoy orgulloso de ti. Y estoy feliz de tenerte y de que hayas querido estar conmigo —ambos juntaron sus manos —. Cuando tu padre regrese se lo diré. Lo prometo.
—Te amo.
—Y yo a ti.
—Vamos a casa antes de que uno de mis hermanos venga a reclamar algo más.
—Vamos.
***
Luego de llegar, Katica observa a Tom, dormido mientras ocupaba una parte de su cama. Verlo dormir tan tranquilo le provocó ternura y un poco de envidia.
"Ojalá pudiera dormir tan tranquilamente como tú", pensó antes de acariciar su cabello y quitárselo de la cara con cuidado de no despertarlo.
—Te amo —besó su cabeza y se levantó para dar uno de sus tantos paseos nocturnos —. Lord Rogger estará de nuestro lado. Sé que Rick también lo estará aunque también sé que no tiene intenciones puras. Y sé que Lord Ciro no está de acuerdo con que yo esté a cargo...
—¿Por qué te preocupa tanto? Las veces que te decía que no hicieras algo, siempre me desobedecías.
—Lo siento.
—Ve a dormir, tesoro. Ya es tarde —Katica se puso de pie.
—¿Estarás aquí mañana? —preguntó con un hilo de voz.
—Sí, linda. Estaré aquí hasta que tú quieras que esté.
—Buenas noches.
—Descansa, hija mía.
Luego de volver a su cama, Tom se movió un poco para hacerle espacio y recibirla en sus brazos.
—¿Estás bien? —preguntó con voz perezosa.
—Sí, perdón por despertarte —Tom besó sus manos y la acomodó junto a ella —. Descansa.
—Igual tú. Te amo.
***
Por otra zona de Eruka, Terry se mantuvo serio, sin despegar la mirada del aparente extraño que permanecía de pie en la entrada.
—Quizás no fue una buena idea —murmuró Alec.
—Tranquilo, perro que ladra no muerde —respondió Borack en el mismo tono —. Oigan, llevan diez minutos en la misma posición. Si van a decir algo, díganlo. Si van a darse de golpes, háganlo. Pero que sea rápido para irnos a dormir de una maldita vez. Mañana hay que madrugar y últimamente hemos estado durmiendo bastante mal.
—¿Y quién será el culpable de eso? —preguntó Terry con sarcasmo.
—¿Saben qué? No tengo porqué aguantar esta mierda —respondió Ur —. Les agradezco el que quieran que me quede, pero prefiero dormir en la calle a tener que compartir techo con este idiota.
—Pues lárgate —dijo Terry en respuesta —. Con gusto te llevo a dormir a tu celda, pero no quiero correr el riesgo de que me mates cuando nadie esté mirando.
—¿Sabes qué, Terry? Vete a la mierda con tus comentarios. Sé perfectamente lo que hice. Me siento la peor rata del mundo por eso. Y no necesito tener a un idiota recordándomelo a cada segundo.
—Está bien, ya fue suficiente —Interrumpió Borack —. Maduren de una maldita vez. Son adultos, soldados, antiguos amigos, y de alguna forma, criminales de guerra en otra ciudad. Todos entramos en el mismo costal, solo que Ur demoró más.
—Estoy seguro de que pronto volveremos a ser el mismo equipo de antes —comentó Alec.
—Eso depende —dijo Terry —. Depende de lo que Fura diga en cuanto despierte, si esque despierta.
Dicho eso, Terry pasó de Ur y salió del lugar, no sin antes dejar que se quedara a cambio de que él no estuviera ahí. Alec salió detrás de él.
—Descuida —dijo Borack —. Ya verás que cuando Fura despierte, todo esto se le pasará.
—Lo dudo...
Afuera, Alec consiguió detener a Terry para intentar sostener una conversación.
—¿Qué quieres? —preguntó de mala gana.
—¿No crees que esto ya es demasiado?
—Para nada —colocó su mano sobre el hombro de Alec —. No intentes convencerme de nada, amigo. No voy a perdonar a Ur por lo que hizo hasta que... Fura...
Alec notó el desvió de la mirada de Terry.
—¿Qué pasa? —miró en la misma dirección —¿Qué está...?
—Ve por los chicos, rápido. Alerten a los centinelas, despierten a Tom y Lady Katica. Y traten de no llamar la atención de nadie. No necesitamos que cunda el pánico.
Alec corrió de vuelta a la casa mientras que Terry corría en la dirección opuesta.
—¡Hey! —el extraño intentó huir al escuchar el grito —¡Detente!
***
Menos de una hora había pasado desde que Katica había logrado conciliar el sueño cuando el llamado a la puerta llamó la atención de ambos.
—¿Qué pasa? —preguntó a Tom mientras continuaban golpeando sin parar.
—¡¿Quién es?! —se levantó Tom.
—Soy Alec —abrió la puerta —. Necesitamos que vengan. Pasó algo.
Tom volteó a ver a Katica, quien se asomó cuidadosamente al marco de la puerta con una expresión preocupada.
***
En la oscuridad de los callejones, Terry corrió detrás del sujeto que apenas le era visible.
—Mierda —murmuró sin dejar de correr.
—Va hacia el cuartel —escuchó la voz de Borack.
—Lo perdí —ambos se detuvieron —. Mierda.
—¿Alguna idea de quién es este tipo?
—Nada. Pero algo me dice que no es de Salamina.
—No lo es —ambos voltearon al oír a Ur —. Al sujeto se le cayó esto mientras corría.
Entre sus dedos, Ur les enseñó una moneda que resplandecía con la escasa luz de luna. Al mirarla más de cerca, logró ver una palabra grabada.
—"Tradío" —Terry miró a Borack, quien permanecía pensativo luego de oír a Ur.
—Siento que he oído esa palabra antes —dijo Terry.
—Lengua antigua —murmuró Ur antes de mirar a los demás —. Fura.
Los tres volvieron a correr lo más rápido que podían.
—La cruz roja está cerca del cuartel —dijo Ur —. Este tipo tiene que venir del mismo sitio que Fura
—Nunca nos dijo de donde provenía —continuó Borack.
—¡Chicos! —llamó Alec desde.
—¡Lo perdimos! —anunció Terry mientras llegaban a su lado —. Pero creemos que busca a Fura por alguna razón. ¿Diste el aviso?
—Tom y Katica irán al despacho con otros cuatro guardias. Esperan noticias.
—Muévanse —ordenó Terry.
***
Con el manto de la noche, el intruso pasó desapercibido a pesar de que los vigilantes habían esparcido la información entre ellos.
—¿Oíste eso? —preguntó uno de los guardias al oír un ruido —. Por allá.
Una distracción bastante simple y vergonzosa para los guardias novatos de Eruka. Con la puerta libre, el intruso entró sin problemas a la cruz roja mientras quienes debían ser protegidos dormían.
Con pasos lentos y la vista en cada habitación, el intruso acabó deteniéndose justo en frente de lo que buscaba.
—Te encontré —una voz levemente ronca y distorcionada por la bandana que cubría su boca generó un leve eco —. Prometí que te encontraría...
—¡No te muevas! —la llegada de Terry y los demás pusieron en jaque la huida del intruso.
—Ni un paso más —solo bastó con colocar una daga en el cuello del enfermo para que nadie diera un solo paso —Si se mueven...
—No hará nada... —la voz de Fura llamó la atención de todos.
—Fura...
—Déjenme a solas con él.
—Olvídalo, no voy a...
—Terry, confía en mí.
—Pero...
—Estaremos afuera —respondió Borack.
Luego de salir, Fura observó a quien tenía en frente.
—No creí que volvería a verte. No has cambiado tanto —los ojos del extraño se tornaron brillantes —¿Cómo has estado, Luard?
—Bien —respondió con voz quebradiza —. Maldito infeliz. Idiota egoísta. Hijo de... —cayó de rodillas junto a la cama dejando caer la daga —. Prometiste que nunca nos separaríamos. Nos prometiste que...
—No tuve opción, Luard. Era dejarlos o que los descubrieran también.
—¿Sabes cuánto tiempo estuvimos esperándote? ¿Cuántas veces tuve que escuchar a Sasha preguntar por ti?
—Sasha... —sonrió débilmente —. La última vez que la vi era una bebé.
—Ya no lo es. Ahora es una joven hermosa y fuerte.
—Le enseñaste...
—Tiene que saber sobrevivir —el muchacho se quitó la bandana y le enseñó una sonrisa —¿Qué te pasó?
—Me apuñalaron —dijo con una leve risa —¿Cómo supiste que estaba aquí?
—Te vi en Riverton. Luego de separarnos, terminamos llendo a ese lugar.
—Fura —Terry entró a la sala —. Lady Katica quiere ver al intruso.
El muchacho fijó la mirada en los guardias.
—Luard, tranquilo. No te harán daño.
—Tengo que volver por Sasha, me está esperando...
—Encontramos a la chica en la entrada, ya la llevan frente a Lady Katica.
Aquello alteró al muchacho, quien comenzó a hiperventilarse.
—Luard —alzar la voz le causó dolor —. Ve con ellos, entrega tus armas y responde a sus preguntas. Te prometo que estarán bien —Fura miró a sus amigos —. Nosotros lo estamos.
Luego de llevarse al joven, los cuatro se quedaron junto a Fura, quien a pesar de seguir débil, parecía más estable.
—Bienvenido a la tierra de los vivos, amigo —dijo Borack.
—Gracias. Por favor vean que Luard esté bien. Les prometo que luego les hablaré del tema y responderé a sus preguntas —Ur rió por lo bajo.
—el mejor interrogador será interrogado —comentó —. Eso no me lo pierdo.
Todos obedecieron al favor de Fura y salieron rumbo al despacho de Katica para terminar de entender qué estaba ocurriendo.
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