Capítulo 48

De camino a su hogar, Katica guardó silencio un largo rato hasta que escuchó a Tom suspirar una risa.

—¿Qué ocurre? —preguntó con una sonrisa confundida.

—Nada, solo pienso en la expresión de Lord Ciro cuando le dijiste que no pelearías con él.

—Es muy probable que lo dejara en ridículo si lo hacía —Tom rió por su modo de hablar.

—No lo dudo, mi bello colmillo —Katica se sorprendió en cuanto Tom la levantó de la cintura, haciéndola reír de inmediato —. Nadie puede con esta belleza cuando tiene una espada.

—¡Ya bájame! —dice riendo sin parar —¡Tom!

—¡¿Quién se atreverá a meterse con esta chica peligrosa?!

—¡Tomy! —Tom decidió bajarla sin dejar de reír.

En la poca luz del lugar, ambos se miraron con una cálida sonrisa. Una mirada repleta de amor, que solo se interrumpió cuando Tom se inclinó para depositar un beso en los labios de la joven que desde años ha amado sin falta alguna.

—Te amo —dijo en tono suave.

—Y yo a ti —respondió Katica, para luego corresponderle otro beso.

Al regresar a casa, Katica se detuvo en la puerta y la observó con tristeza.

—¿Katica?

—¿En cuánto tiempo me acostumbraré a su ausencia? —Tom la abrazó en respuesta —. Los extraño mucho.

—Te entiendo, Colmillo. A Dan y a mí nos pasa lo mismo. Y estoy seguro de que a más de un habitante también le pasa lo mismo.

—Todos perdimos a alguien que amábamos. Quisiera poder hacer algo más por las personas de Eruka.

—Dales tiempo, linda. Todos lo necesitamos.

—Sí, tienes razón.

Al entrar, el eterno silencio y soledad del lugar le dieron la bienvenida a la joven que aun no se acostumbra a esas cosas.

Inicio de flash back.

¡Ya llegué! —gritó al entrenar luego de su primer día de trabajo.

—Bienvenida, mi niña —la anciana Zera salió para recibirla.

—Nana Zera, no vas a creer todo lo que hice hoy —dijo con emoción, haciendo reír a la anciana —¿Dónde está papá?

—Aún trabaja, querida. Pero asumo que ya no tarda. Solo espéralo, ya llegará...

Fin del flash back.

—Él ya no volverá —dijo mientra permanecía de pie en medio de la sala.

—Quisiera poder hacer algo para quitarte esta tristeza, mi bello colmillo —tomó su mano para besar el dorso de estás —Si pudiera traer a tu padre devuelta para devolver esa hermosa sonrisa, créeme que lo haría sin dudar.

—Gracias por estar conmigo, Tom —dijo mientras lo abrazaba.

—Nunca dudes de ello, linda —besó su cabeza y la miró acariciando su mejilla —Ve a dormir. Descansa.

—Igual tú —ambos juntaron sus labios en un nuevo y tierno beso.

—Vendré por ti mañana temprano.

—Te estaré esperando.

Luego de marcharse, Katica se dirigió a su habitación, no sin antes detenerse fuera de la antigua habitación de su padre.

—Buenas noches, papá —murmuró posando una mano sobre la madera y la otra en la perilla, sin el ánimo de abrirla.

En su habitación, Katica permaneció despierta mientras las sábanas la cubrían hasta la cabeza, espera a cruzar el limbo entre estar despierta y dormida.

"Sigue adelante, mi amor. No termines como yo".

Aquella voz la despertó de sobresalto, e inmediatamente la hizo derramar lágrimas.

—Papá...

***

Luego de entrar, Tom vio a su hermano sentado en la mesa mientras bebía un vaso de cerveza.

—¿Cómo está? —preguntó Dan.

—Está bien. Le tomará tiempo superar la muerte de Lord William.

—A todos nos tomará tiempo superar a quienes perdimos —Dan rellenó otro vaso con cerveza mientras Tom se acomodaba frente a él —Es raro. La ausencia de mamá se siente demasiado. Habría preferido que fuera porque me fui de casa y no porque ella abandonó este mundo.

—Lo mismo digo —Tom alzó su vaso —Por quienes nos dejaron.

—Por quienes siguen aquí —continuó Dan.

—Por que seguimos vivos —dijeron al unísono antes de juntar sus vasos —A mamá le molestaría vernos beber —Dan notó la expresión de Tom.

—¿Pasó algo? —Tom guardó silencio y bebió unos sorbos —¿Tom?

—Tengo que contarte algo. Es sobre el chico que encarcelaron hace poco.

—¿El de Salamina? ¿Qué con él? —Preguntó confundido mientras tom se terminaba su vaso —. Ya dime qué pasa.

—Bueno, por lo que entiendo, papá no siempre fue un habitante de Eruka ni alrededores.

—¿Qué? Habla claro, Tom.

—Papá era de Salamina. Y el sujeto que encerraron por casi matar a Fura se llama Ur Yanik —la expresión de Dan se deformó por el asombro —Tenemos un hermano mayor.

—¿Enserio? —una risa algo nerviosa es todo lo que Tom recibió como respuesta —Espera, ¿de verdad?

—Sí, tenemos un hermano mayor experto en misiones suicidas y que ahora está metido en tremendo lío por lo que hizo.

—Waw —ambos ríen.

—¿Es todo lo que dirás?

—Bueno, sí es una sorpresa. Pero, supongo que en este momento nada me puede sorprender.

—Entiendo a lo que te refieres.

—¿Qué crees que haga Lord Ciro? Estoy seguro de que intentará hacer que los demás se pongan en contra de Colmillo.

—El Lord de Redfox puede hacer lo que se le de la gana. Algo me dice que será el único que no apoyará a Katica. A los demás no parecía importarles.

—O quizás les da confianza el que sea hija de su padre.

—Lord William dejó una muy buena impresión ante los otros Lores.

—Ya lo creo.

A medida que la noche avanzaba, los hermanos continuaron con su conversación sin la necesidad de seguir bebiendo. No necesitaban embriagarse para tener un momento de relajo.

El día que vieron morir a su madre, ambos le prometieron seguir unidos y cuidarse la espalda mutuamente sin importar lo que pasara.

Así era su relación desde siempre, y así seguiría siendo sin importar qué pasara.

—Me voy a dormir —anunció Tom al notar la hora —. Mañana debo ir por Katica.

—¿Cuándo le propondrás vivir juntos? —rió por lo bajo.

—No quiero forzarla a nada. Además, siento que no es el momento.

—¿Y si lo fuera?

—No dudaría en pedirlo que se case conmigo.

—Claro —volvió a reír.

—¿Qué hay de ti? —Dan guardó silencio —¿Cuándo lo vas a traer?

—No sé de qué me hablas, hermano.

—Dany, no creas que no me doy cuenta. Nos conocemos bastante bien desde que somos niños. Y te conozco lo suficiente como para darme cuenta de que...

—No lo digas, por favor —Tom volvió a tomar asiento.

—Hermano, no tiene nada de...

—Claro que tiene todo de malo, Tommen. Esto... no es natural. No es... —pareció ansioso —. No puede ser.

—¿Quién lo dice?

—Todo el mundo.

—¿Y desde cuando nos importa lo que el mundo diga? A mí la verdad no me importa.

—No lo sé. Desde que regresamos lo he estado evitando.

—Hermano, si te hace feliz, el mundo se puede ir a la mierda —guiñó un ojo y volvió a levantarse —. Katica me hace feliz y me importa una soberana mierda lo que los demás digan. Además, siéntete bien de que siga vivo.

—Lo voy a pensar.

—Nada de eso. Solo dile a Darius que venga, hablen tranquilamente, y si necesitan estar a solas...

—Ya cierra la boca. Idiota —Tom dejó salir una carcajada —Buenas noches.

—Descansa.

—Igual tú, hermano.



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