Capítulo 47

En la arena, gran parte de los soldados ya habían tomado un puesto para presenciar el inusual enfrentamiento entre la señorita Katica y Lord Ciro de Redfox.

—No creo lo que mis ojos ven —Dijo uno de los espectadores.

—¿Qué significa esto? —dijo Alec en cuanto llegó con los demás —. Debí haberme quedado

—A Terry no le va a gustar esto —Comentó Borack melódicamente.

—¿Qué no me va a gustar? —Aparece el mencionado detrás de sus amigos —¿Que Katica va a pelear con el Lord de Redfox?

—Al menos ya lo sabías.

—Estás bastante tranquilo.

—Sí, aunque... ¡no entiendo cómo se les ocurre dejar que haga estas cosas! ¡¿se volvió loca?!

—Si fuera por eso, creo que la hace muy valiente — Dijo Alec —. No se ven muchas mujeres sostener una espada con tanta confianza.

—Katica sabe pelear, pero nunca ha tenido una real.

—¿Crees que Lord Ciro lo haga de manera real?

—¿El Lord de Redfox tendrá piedad en un combate?

—Voy a para esto —Dijo Terry, abriéndose paso entre los demás para llegar a Katica.

***

—No comprendo qué es lo que quiere hacer —Dijo Katica.

—Un buen Lord sabe blandir su espada para defender a su ciudad, para defender a su familia —Comienza a caminar dibujando un círculo al rededor de Katica —A la edad que tengo, he estado en muchas guerras y guerrillas. He visto sangre de inocentes derramarse frente a mis ojos. Tengo las manos manchadas de sangre...

—Pues yo no —Dijo con firmeza —. Sé usar una espada.

—¿El lobo entrenó a su hija para la guerra?

—No, señor —Sonrió mirando su reflejo en la hoja de la espada —. El lobo no crió a alguien que siguiera sus pasos. Él no quería que yo aprendiera de este mundo.

Para sorpresa de todos, Katica abanicó la espada con suavidad y se posicionó para defender.

—Pero yo quería proteger a mi gente.

—¿Por qué te posicionas para defender? Si no atacas, te van a atacar primero.

—No quiero empezar una guerra.

—Salamina te arrebató todo lo que amabas —Lanzó el primer ataque, haciendo retroceder a Katica —¡Asesinó a tu padre! —Katica evitó el segundo golpe —¡Tu abuelo! —Otro ataque.

—¡Katica! —Exclamó Terry.

—¡Dejó desprotegida a esta ciudad! —Forcejeo su espada en contra de la de Katica —¿Qué es una manada sin un alfa? —Apartó su espada para golpear nuevamente.

Katica cayó sentada en la arena.

—Un líder que no sabe pelear, no puede proteger su territorio, niña. —La miró con desprecio mientras ella intentaba no derramar lágrimas.

—Se equivoca, Lord Ciro —El mencionado vio al joven acercarse a él por detrás de Katica —Quizás no tenga la fuerza de un hombre. Quizás no sepa pelear como un soldado. Quizás para usted solo sea una niña estúpida en el lugar equivocado. Pero no la conoce como nosotros, Katica es valiosa para esta ciudad, y todos aquí lo saben —Interpuso su espada para medir distancia entre el Lord y la chica.

—Muchacho, cometes una falta grave. Recuerda tu lugar —Miró a Katica.

—Y usted recuerde en dónde está parado, Lord Ciro —Dijo Terry.

—No pueden aceptar que una mujer, que una niña dirija a una ciudad entera.

—Usted lo ha dicho, esta es una manada de lobos. Y si nuestra bella alfa no puede defenderse —Alec, Borak, Tom y unos cuantos hombres más se posicionaron a espaldas de Terry —nosotros la defenderemos con nuestra vida.

—Eruka perdió al Lobo —Dijo Tom —pero su colmillo aún perdura. ¿Cree que no es suficiente? Solo observe cómo se levanta esta ciudad.

En silencio, Ciro observó a Katica que había caído en uno de sus intentos por evitar sus ataques. Esta lo miraba con evidente serenidad, pero su respiración delataba su sorpresa.

—Creí que me sorprendería al ver a un Lord que se saliera de la norma. Una joven que lidere una ciudad y un ejercito, claramente es algo que no va a funcionar —Acabó escupiendo al suelo —Quería que me demostraras cuán hábil eres con eso, pero ahora veo que no sabes usarla realmente.

—Esta espada es pesada para mí. —Tom la ayudó a levantarse —Si lo que quiere es ver mi habilidad, se la enseñaré —Los hombres le hicieron llegar la espada de William —Pero no se atreva a volver a amenazarme en mi propia casa.

—¿Estás segura? —Murmuró Tom.

—Tranquilo —Sonrió —No pasará nada —Guiñó un ojo y besó sus labios —Les agradezco el venir a protegerme. Ahora enseñaré a Lord Ciro mi habilidad.

Todos comenzaron a salir de la arena para tomar asiento.

—Si te metes con el lobo, te toca el colmillo —Comentó Borack.

—Muy bien, señorita Fenrirsson. Esta vez será en serio.

***

—Hola cariño. Hola mi pequeño Uruk —Dijo la cansada madre luego de dar a luz —Ya quiero que conozcas a tu padre. Él regresará, verás que sí. Estoy segura de que volverá.

***

—¡Katica! —Exclamó Tom al ver que Lord Ciro golpeaba la espada de la chica con fuerza —Esto es ridículo, voy a...

—No interfieras —Dijo Terry —Confía en ella.

En la arena, Katica resiste los ataques del hombre que no deja de mirarla con seriedad a la espera de algún contraataque.

—Ya basta de juegos, niña. Para cuando acabe esta demostración, no querrás ocupar el lugar de tu padre.

—No quiero ocupar el lugar de mi padre, Lord Ciro —Esquivó un ataque y se movió hábilmente hasta quedar a espalda con espalda —. No quiero volver a estar medio de una guerra. No quiero mancharme las manos con sangre. No quiero volver a ver a quienes amo morir frente a mis ojos. —Dejó clavada la espada —Quiero demostrarle que puedo hacer esto. Pero lo haré a mi manera. No voy a pelear con usted.

En silencio, Katica caminó hacia la salida de la arena, dejando al Lord de Redfox completamente atónito mientras la chica salía de su campo de visión sin mirar atrás.

Al quedar lejos de la vista de todos, Katico presionó su pecho con fuerza y tomo aire para calmarse.

—Gran actuación —Comentó Terry, sorprendiendo a Katica.

—Creí que estabas con los demás.

—Salimos del lugar cuando comenzaste a retirarte.

—¿Estás bien? —Se acercó Tom para tomar sus manos —¿Qué pasó? Con tu habilidad habrías podido vencerlo.

—No quería pelear con él. Si lo hago, si peleo, quiero que sea por una buena razón. Que sea para defender a alguien. Que valga la pena.

—¿Qué pasará ahora?

—Me voy a casa a descansar. Nos vemos mañana, chicos.

—Que descanse, Lady Katica. —Dijo Terry, haciendo una reverencia y abriéndole paso para que pudiera ir con Tom, quien la esperaba a unos cuantos metros.

Luego de ver cómo se alejaban, Terry les dio la espalda para ir con sus amigos.

—Quien te viera, amigo. Haciendo un acto tan maduro como el de dejar que se vaya con su novio sin molestarla por ello —todos rieron.

—Fue un día muy agitado. Creo que también me voy a dormir.

Madurez para los demás, pero para Terry, aquella actuación en la arena frente a cientos de soldados y civiles, hicieron que lo que sentía por aquella joven se hiciera más sólido.

Una mezcla de amor y admiración era lo que invadía su pecho y su mente al monento de pensar en Katica.





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