Capítulo 38

Con el paso de los días, Terry y compañía cabalgaron tan rápido como pudiera para llegar a Riverton.

—Así como vamos, tendríamos que estar llegando durante la noche. Apenas lleguemos informaremos al Lord para llevar a la gente de vuelta a la ciudad lo antes posible.

—Entendido.

—Espero que no haya pasado nada en nuestra ausencia.

***

Unos días de descanso y el constante cuidado por parte de su nieta, fueron suficientes como para hacer que Henry se pusiera de pie nuevamente.

—No vayas, por favor te lo pido —Suplicó Katica mientras intentaba por todos los medios impedir que su abuelo saliera.

—No puedes quedarte ahí todo el día.

—Sí puedo. Si con eso evito que hagas una locura.

La seriedad de la joven, le causó gracia a Henry hasta el punto de hacerlo reír, cosa que a Katica le pareció muy extraño. En todos los años que llevaba de vida, nunca había visto a su abuelo reír de una forma que no fuera sarcástica.

—Está bien, tú ganas.

—¿Yo gano?

—¿Me dejarás salir si es contigo? —Katica asintió confundida.

—Entonces vamos.

Por primera vez, Katica tomó el brazo de su abuelo sin que este se mostrara algo molesto. Por primera vez, caminó junto a él sin oír reproches o comentarios de mal gusto. Por primera vez, Katica y Henry, estaban dando un paseo como dos civiles. Como un abuelo y su nieta.

—¿Recuerdas cuando cumpliste diez años? —A Katica la tomó por sorpresa el que Henry hablara de ello.

—Fue el único cumpleaños en el que papá no estuvo conmigo. Solo fuimos Nana Zera y yo.

—William salió a supervisar los campos del Oeste, conmigo y otros soldados. Ese día estuvo muy serio y distraído. No atendía cuando le hablaba hasta que le hablé de ti. Entonces pareció salir de su trance y comenzamos a hablar.

—¿De qué hablaron?

—De lo mismo de siempre. De cuánto quería regresar contigo, de cuánto lamentaba no poder estar a tu lado ese día... Tú lo eras todo para William —Henry se detuvo —Es lo único que quiero no hagas como él.

—No lo entiendo.

—Tu padre era fuerte, valiente, hábil. Digno de todo respeto. Pero tenía una debilidad; y esa debilidad, eras tú luego de que tu madre muriera.

—Eso no es verdad. Él nos amaba.

—No digo que no lo hiciera. A lo que voy, es que cuando se trataba de ustedes, William dejaba todo de lado. Nada más le importaba.

—Abuelo... —Henry sabía que no había  otra forma de decirlo.

—En algún momento voy a morir —Los ojos de Katica se inundaron —Y no quiero que te sientas sola en el mundo o que te aferres a ese chico. Aférrate a algo más grande, Katica. Es lo único que quisiera que no hicieras como William.

Katica guardó silencio unos segundos antes de que Henry comenzara a caminar de vuelta al hostal.

Henry sabía que su nieta era inteligente y que no sería necesario darle la respuesta. Tarde o temprano entendería bien a lo que se refería. Tarde o temprano, sabría qué era lo que debía hacer.

De vuelta en el hostal, Katica y Henry guardaron silencio hasta que llegó la hora de cena. Mientras su abuelo dormía, ella cocinaba y pensaba en lo que este le dijo.

—Aferrarme a algo más grande... —El llamado a la puerta rompió su concentración. —Rick...

—Buenas tardes, mi Lady.

—¿Qué haces aquí?

—Solo vengo a ver si todo está bien.

—Sí... todo está bien —Rick notó el desgano en las palabras de la chica.

—Mi Lady...

—Rick —Ambos vieron a Henry —Necesito hablar contigo. A solas.

Ambos hombres se encerraron en la habitación, dejando a Katica sola en la cocina.

No pasó mucho tiempo hasta que la puerta se volvió a abrir. Katica no pudo evitar preocuparse al ver la expresión de Rick.

—¿Qué te...?

—Katica, ¿Cenamos?

Por primera vez, Katica compartió una comida junto a su abuelo en la misma mesa. Por primera vez, veía a Henry entablar una conversación con alguien a quien había invitado a comer. Por primera vez, después de mucho tiempo, Katica se sintió feliz de poder pasar tiempo con su familia, aunque solo fuera su abuelo y alguien más.

Durante la noche, katica durmió pacíficamente mientras Henry la observaba con una mano acariciando su cabello antes de depositar un beso sobre su cabeza.

—Ya estás en la entrada de una vida dura y llena de dolor. Pero sé que sabrás verle el lado bueno a las cosas, así como lo hiciste conmigo. Así como lo hizo tu madre con William. —Vio cómo Katica se acomodó —Tú y yo tenemos varias cosas en común, niña. Estoy seguro de que sabrás qué hacer en cada situación.

—Papá... —Murmuró dormida.

—Demuestra lo que una Fenrirsson puede hacer. Mi pequeña Colmillo —Besó su frente antes de salir de la habitación.

***

—¡Papá! —Katica se despertó en medio de la madrugada debido a una pesadilla. —¿Abuelo?

Comenzó a caminar por el lugar, solo para darse cuenta de que su abuelo no estaba por ningún lado.

***

—La verdad es que creí que tu nieta te mantendría encerrado. —Comentó el Lord con evidente burla.

—Al menos tengo un miembro de la familia que si me estima.

—Es una lástima que tu mandato fuera tan corto. Pero hay que dejar el mundo para los jóvenes, ¿no?

—Me parece bien.

—¿Un último trago? —Sirvió un vaso frente a Henry y lo observó —Puede llevarse la botella.

—Caminé con una botella en la mano gran parte de mi vida. Así que esta vez me negaré a hacerlo.

—Ya veo.

—Solo bastará con un trago.

Erick observó atento cómo Henry llevaba el vaso hacia sus labios lentamente. Pero antes de siquiera poder colocar el vidrio sobre su boca, Henry sonrió mirando al Lord.

—Molesta a una oveja y bajará la cabeza. Métete con un lobo y te arrancará la garganta.

Dicho aquellas palabras, Henry bebió el licor hasta la última gota y dejó el vaso boca abajo sobre el escritorio.

—Hasta nunca, Lord Henry —Se despidió Erick.

—Nos vemos en el infierno —Dijo antes de caminar hacia la salida con serenidad.

***

Al no encontrar a Henry por ningún lado, Katica se decidió por salir a buscarlo en plena noche, sin importar lo que pudiera pasar.

—¿Mi Lady? —Escuchó la voz de Rick.—¿Qué hace afuera tan tarde?

—Erick... —Los ojos de Katica se inundaron —Ayúdame a encontrar a mi...

Ambos voltearon al oír pasos arrastrados, provenientes del camino que los llevaba al despacho del Lord.

—Abue... —Katica vio cómo Henry acababa por caer luego de tropezar.

—¡Lord Henry! —Exclamó Rick antes de ir a socorrerlo, para segundos después, ser seguido por Katica.

—Chico, ayúdame a llegar al hostal. Ayúdame a llegar con ella.

—¡Abuelo!

—Tengo que ir junto a mi nieta... Quiero estar junto a ella antes de morir.

El corazón de Katica pareció detenerse al oírlo decir eso. Estaba pasando otra vez. Nuevamente volvería a ver a un miembro de su familia morir.

Al llegar, Rick recostó a Henry sobre la cama mientras la chica lo observaba completamente aterrada.

—Kat-Katica... —La voz de Henry era muy débil. Era obvio que agonizaba.

Al verla, Rick notó la expresion de la chica y se apresuró en llegar frente a ella.

—Mi Lady...

—Mi abuelo se está muriendo... —Murmuró consternada —Rick, mi abuelo... lo único que me queda...

Rick acabó abrazándola.

—Estoy aquí contigo, mi Lady.

—Abuelo Henry...

—Acompáñalo, Katica —Murmuró Rick en su oído —Créeme cuando te digo, que estar con él mientras se va, es lo mejor que puedes hacer. Y que si no lo haces... te vas a arrepentir el resto de tu vida.

—Rick...

—Ve con él, Katica. Acompaña a tu abuelo. —Dicho eso, Rick salió de la habitación, dejando a ambos a solas.

Con el corazón apretado, Katica se acercó al lecho de su abuelo y se arrodilló junto a él para tomar su mano.

—Perdóname... —Dijo Henry —Perdón por todo.

—No hiciste nada malo, abuelo.

—Claro que sí. Le hice la vida imposible a tu abuela, a tu padre. Nunca apoyé a William en nada y solo lo obligué a hacer lo que yo quería... —Katica ve una lágrima salir de los ojos de Henry —Nunca acepté la relación de tus padres. Nunca fui un buen abuelo para ti. No hice nada por William ni por ti cuando los tuve cerca.

—Ya no digas más... —Suplicó entre lágrimas.

—Katica —Henry le entregó un sobre con una carta en su interior —Quiero que la leas cuando ya esté muerto y enterrado. Es importante que lo leas y que pienses en tu decisión.

—¿Y si me equivoco?

—Lo que decidas estará bien para nosotros —Katica miró confundido a su abuelo.

Oye, Perro, ya es hora de irnos. —Henry sonrió.

—Katica... —La mencionada lo miró en silencio —¿Me das un abrazo?

Katica rápidamente se acostó junto a su abuelo y se aferró con fuerza a él.

—Gracias, mi niña. Gracias, por darle a este viejo perro la oportunidad de tener algo como esto...

¿Estás listo? —Henry miró por sobre el hombro de Katica —Ya es hora de irnos, papá.

—Todo estará bien, mi niña. —Unos cuantos minutos de silencio fueron suficientes para que Henry estuviera listo —William me está esperando.

Katica mantuvo su cabeza sobre el pecho de su abuelo, sintiendo el compás de su respiración hasta que simplemente de detuvo. Segundos después, su corazón dejó de latir.

La joven guardó silencio sin separarse del cuerpo de su abuelo, hasta que simplemente, el silencio se convirtió en sollozos, los sollozos en llanto, y el llanto en gritos desgarradores que podían ser escuchados por quienes se encontraran cerca.

Mientras la joven lloraba, la puerta de la habitación se abrió sin que se diera cuenta.

—Llora todo lo que quieras, Colmillo —Katica sintió los brazos de Terry —Está bien, yo estoy aquí.


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