Capítulo 30
Todos vieron con tristeza cómo Katica lloraba sobre el cuerpo sin vida del Lord.
Henry, quien acabó por ponerse de pie mirando el cadáver de su único hijo se dispuso a hacer de su última voluntad.
—Levanten el cuerpo de William y acérquenlo a donde estamos. Todos aquí le debemos la vida. —Katica lo miró un momento —Despidámoslo como se merece.
Tom se acercó a Katica para que dejara que los demás movieran el cuerpo del Lord; pero se negaba a separarse de él.
—Katica... Déjalos que lo muevan...
—No... No quiero dejarlo...
—No prives a tu padre de la despedida que se merece. Déjalo ir. Él ya no está aquí. —Las palabras de Henry fueron suficientes como para hacer que Katica se hiciera a un lado.
Antes de que los hombres lo levantaran del suelo, Katica quitó con cuidado la daga que le había dado muerte a su padre.
Todos guardaron silencio ante el cuerpo sin vida de su Lord. Para todos, tanto civiles como soldados, William había sido el mejor gobernante que hubiera podido tener Eruka.
Henry se acercó a Katica un poco inseguro. No era lo suyo ser sentimental, ni mucho menos en ese momento, a pesar de la tristeza que le causaba haber visto morir a su hijo.
Katica se abrazó a su abuelo y rompió en llanto. Henry puso su mano torpemente sobre la cabeza de su nieta sin decir una sola palabra.
—Señor... —Dijo uno de los soldados — ¿Qué hacemos ahora? —Escucharon un relincho. Los hombres que se habían quedado en la ciudad los habían alcanzado.
— ¡Señor! —Era Terry — ¡Salamina se marchó y no encontramos a Lord...!
—Él ya está aquí. —Respondió Henry.
— ¿Dónde? Debo hablar con él.
—Mi padre murió... —Katica se separó de Henry y miró a Terry con odio —Tú y tus compañeros estaban allá... ¡¿Por qué no lo ayudaste?! ¡¿Por qué no evitaste que lo mataran?! —Le dio golpes en el pecho — ¡Todo esto es tu culpa! ¡Te odio...! Te odio...
Terry guardó silencio. Sabía el dolor por el que Katica estaba pasando; y entendía las cosas que le dijo. En parte era su culpa. De haber detenido a William cuando lo vio salir de la ciudad, era probable de que este estuviera vivo; pero también era probable de que todos estuvieran muertos de haberlo hecho.
Katica siguió gritándole a Terry todo lo que se le venía a su mente, inundada por el dolor hasta que terminó por abofetear a Terry. Entonces Henry intervino.
—Suficiente —Apartó a Katica —Espérenme por allá. Luego hablaré con ustedes —Terry y los demás obedecieron —Ya basta. —Le dijo a Katica mientras la sostenía de ambos brazos —Debes calmarte. Date cuenta de en dónde estamos parados. La gente está asustada, con frío y hambre. Hay muchos que perdieron a sus seres queridos. Niños que perdieron a sus padres. Y tú te comportas como una loca a la que se le viene el mundo encima. —Katica enmudeció debido a la severidad de las palabras de Henry — ¡Tu padre está muerto! ¡Pero te recuerdo que también era mi hijo! ¡Y aunque nunca fui para él lo que él era para ti, también me duele esta situación! —Secó bruscamente las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos —Pero no tengo tiempo para llorar a mi hijo, porque ahora debo ocupar su lugar.
Tom sostuvo a Katica y la guió hasta donde descansaba el cuerpo de William. Luego de que todos se despidieran del Lord y agradecieran su sacrificio, era el turno de Katica.
—Mamá debe estar feliz de poder estar contigo... —Acarició su mejilla con delicadeza —Entiendo que hiciste todo esto por nosotros... Prometo ser fuerte y pensar en todo lo que haga. Aunque... No será lo mismo sin ti regañándome por ser descuidada. —Rió entre lágrimas —Al menos ahora podrás dormir tranquilo —Comenzó a llorar. Se acercó al rostro de su padre y besó su frente con suavidad —Dulces sueños, papá... —Tom le ofreció un trozo de tela y Katica le cubrió el rostro a su padre con esta.
Antes de levantarse, Katica tomó el anillo del dedo de su padre. Lo guardaría con el mismo cariño que como había guardado el anillo de su madre cuando este se lo entregó.
—Así los dos estarán siempre conmigo... —Murmuró.
— ¿Estás bien? —Preguntó Tom.
—Tanto como podría estarlo ahora mismo...
Ante la muerte de su padre, Katica había entrado en un estado de "anestesia", en donde no parecía sentir absolutamente nada. Ni tristeza, ni dolor, enojo, nada.
Katica y Tom se sentaron junto a la fogata hasta que simplemente se dejaron vencer por el cansancio del día.
***
Apartados de Katica, Terry hablaba con Henry sobre lo ocurrido luego de que Salamina se marchara.
—Solo se fueron...
—No podemos volver a la ciudad. No podemos solo ir y esperar que ellos desaparezcan de nuestras vidas. ¿Qué es lo que estará planeando ese maldito infeliz? —Se preguntó apretando los puños.
—Señor... ¿Qué pasará con la hija de Lord William...? Lord James parecía estar interesado en ella.
—Nada por el momento. —Henry vio a Katica durmiendo junto a Tom —Ha tenido bastante por hoy.
—Entiendo, con su permiso... —Comenzó a caminar.
—Te aconsejo que no te acerques a ella por un tiempo. En este momento, sería capaz de tomar una espada y de romperla en tu cabeza. Tú no la conoces realmente. El único que la conocía a la perfección dio su vida para salvarnos —Terry vio el lugar en donde estaba el cuerpo de William —Ten cuidado con ella a partir de ahora, porque a pesar no ser un lobo como su padre, es un colmillo bastante afilado.
***
Al llegar la mañana, Henry tomó la decisión de seguir su camino hacia Riverton. El que Salamina se marchara no le daba garantía de que el lugar fuera seguro.
Hizo que todos se levantarán al alba para no perder tiempo valioso, ya que estaba al tanto de la cantidad de heridos que morirían si no recibían una atención adecuada al final del día.
—Déjame verlos... —Dijo Katica a Henry —Quizás pueda ayudarlos.
—Bien, pero que sea rápido.
Katica revisó y atendió a todos y cada uno de los heridos junto a otras enfermeras que apenas conocía.
—Con esto deberán resistir por más tiempo —Dijo Katica, atendiendo al último de los heridos.
— ¿Podrías...atenderme? —Terry se acercó. Tenía una herida en el antebrazo —La herida se abre a cada momento y...
—Siéntate y cierra la boca. —Le dijo fríamente.
—Colmillo...
—Mi nombre es Katica... Mi padre me puso ese nombre —Lo miró con odio —Mi padre, el hombre que dejaste morir a manos de tu Lord. Debí escucharlo cuando me dijo que no confiara en ti... —Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas.
—Entiende que no había forma de que Lord William saliera vivo de allí.
—Hubiera preferido morir con él...
—No digas eso. Ese hombre te amaba más que a su propia vida —Se puso de pie y la vio desde lo alto mientras sentía que la herida volvía a abrirse — ¿Qué diría si te escuchara hablar de ese modo? Eres la hija del mejor Lord que conocí jamás. Lord William, El Lobo. Tú eres su colmillo. —Se sentó de golpe frente a ella —Cuando te conocí me enamoré de ti porque eras diferente a todas las mujeres. Valiente, arriesgada, una guerrera y no la típica damisela en apuros. Y ahora te veo como a cualquier otra chica caprichosa que odia al mundo. —Katica lo observó con sorpresa. Ese chico que no hacía nada más que reír y cortejarla ahora estaba frente a ella con una expresión sumamente seria y decepcionada —Comprendo lo doloroso que es el que tu familia muera frente a ti. Yo lo viví —Volteó hacia donde se encontraba el cadáver de William —Y él estuvo ahí.
—Mientes...
—No —Respondió Henry acercándose —El chico dice la verdad. Antes de que tú nacieras, William fue obligado a guiar al ejército a una ciudad que había sido acusada de traición.
—No te creo. Mi padre no sería capaz de algo como eso. Asesinar inocentes. ¡No te voy a creer!
—Tu padre lo hizo, al igual que todos nosotros en ese momento. En aquel tiempo, no había de otra más que obedecer. De otro modo seríamos acusados de traición; y posteriormente asesinados. A diferencia de todos nosotros, William era más consciente de lo que hacía en cada misión que nos daban. Él obedeció al antiguo Lord para volver junto a tu madre.
Katica no podía creer que lo que estaba oyendo. Imaginar que William fuera capaz de cometer una atrocidad como esa, era simplemente imposible.
— ¿Por qué crees que William te quería lejos de este mundo, niña? —Preguntó Henry. —William siempre trató mantener separada su vida de Lord de su vida contigo y tu madre.
—Katica... —Tom se acercó a ella poniendo sus manos sobres los hombros de la chica.
Katica recordó todos esos momentos con sus padres, lo felices que ambos eran juntos. Recordó lo serio que su padre se ponía cuando su madre le mencionaba sobre ir a la ciudad con él. Recordó lo mucho que la protegía estando en la ciudad.
—Colmillo... —Dijo Tom —Ven, necesitas descansar.
—Ya no eres una niña, Katica —Dijo Henry — ¿Querías conocer este mundo? Pues míralo bien, porque esto es lo que es. —Dijo abriendo los brazos. —En este mundo es matar o morir.
—Suficiente —Dijo Tom con firmeza —Por favor, señor, ya no más.
Henry guardó silencio mientras Tom llevaba a Katica a un lugar más apartado. Lejos de él, de Terry, de su difunto padre.
Ambos acabaron sentándose a un lado de una carreta. Tom hizo que se sentara en sus piernas y la abrazó mientras acariciaba su cabello. Entonces Katica comenzó a sollozar aferrada a su camisa.
—Llora todo lo que quieras, bello colmillo...
—Primero mi mamá y ahora mi papá... Ya no tengo a nadie...
—Tienes a tu abuelo. Me tienes a mí.
Katica levantó su rostro sólo para ver la cálida sonrisa de Tom, quien acarició su mejilla quitando los cabellos rojizos para luego besarla tiernamente en los labios.
—Ya verás que todo se arreglará, Colmillo. —Dijo secando las lágrimas de Katica —El sacrificio de tu padre no fue por nada, y no fue culpa de nadie. Lord William siempre estuvo dispuesto a hacer lo que fuera necesario para protegerte.
—No puedo creer que papá hiciera todo eso. Mamá siempre me dijo que lo hacía para protegernos; pero...
—Me duele decirlo, Katica. Pero Henry tiene razón. Si bien, no viví lo que ellos, hay muchos viejos soldados que lo comentan.
—Quiero enterrar a mi padre... —Murmuró antes de comenzar a sollozar.
A Tom le pareció algo extraño el cierre abrupto del tema de la conversación. Pero, por otro lado, era un pequeño avance. Y claramente no iba a negarle a Katica el querer enterrar a su padre. Después de todo, sería muy duro para ella tener que aguantar un viaje con el cadáver del hombre junto a ella.
—Claro. Se lo diré a tu abuelo, solo...
—Yo lo haré —Se puso de pie con rapidez y caminó de vuelta con su abuelo, quien se encontraba hablando con Terry y sus compañeros.
—Señorita —Dijo Borack —Lamento mucho lo de su padre y...
—Quiero enterrar a mi padre aquí —Dijo Katica a Henry, ignorando por completo la presencia de los jóvenes —Quiero dejarlo en este lugar.
—Lo sepultaremos en Riverton —Dijo Henry.
—Que sea aquí. Mi padre murió en este lugar. Que aquí esté su tumba.
—¿No piensas visitarlo alguna vez?
—Mi madre fue sepultada en donde mi padre creyó conveniente. Yo quiero hacer lo mismo por él. Y claro que quiero visitar su tumba; pero así como con mi madre, no me importa cuán lejos esté, iré a visitarla de ser posible. Además, no es necesario visitar una tumba para sentirlos a mi lado —Dijo sosteniendo con fuerza ambos anillos sobre su pecho.
Luego de un breve momento de silencio, Henry acabó aceptando la petición de su nieta y ordenó a un par de sus hombres para que cavaran una tumba.
A Terry le impresionó ver a Katica actuar de esa forma tan fría luego de haberla visto llorar a mares. Pero pareció tranquilizarlo un poco en cuanto Tom la abrazó y esta comenzó a llorar en cuanto la tumba estaba terminada, lista para que William fuera sepultado.
—Lo mejor será que la dejes en paz por un tiempo, Terry —Murmuró Alec con una mano sobre su hombro —Ninguno de los cuatro estamos en posición de tener problemas con esta gente y lo sabes.
—Créeme que sí lo sé, Alec. Lo sé perfectamente —Se apartó de los demás para comenzar a caminar.
Una vez finalizada la sepultura de William, Katica se arrodilla frente a ella para darle un último adiós a su amado padre.
—Decidí dejarte aquí; pero sé que no importa, porque siempre estarás conmigo al igual que mamá. Ustedes dos me acompañarán siempre aquí en mi corazón. Adiós Lord William Fenrirsson. Adiós papá. Te quiero —Finalizó antes de sentir que un nudo se apoderaba de su garganta. Entonces se puso de pie y miró a Henry antes de seguir hacia adelante.
—Sigan ustedes. Los alcanzo en un momento —Dijo Henry. Katica lo miró un poco confundida antes de comprender lo que ocurría —Nos vemos luego.
—Claro.
Al quedar a solas, Henry permaneció de pie frente la tumba de su hijo. Su expresión seria poco a poco comenzó a deformarse a medida que sus recuerdos lo traicionaban apareciendo en su cabeza. En ninguno de esos recuerdos había una sonrisa, ningún momento realmente feliz. Solo desdicha y odio en el rostro de su único hijo. Ahora que no estaba, se daba cuenta de todo el daño que había causado.
—L-Lamento... Perdón por todo, Will. —Su voz quebradiza lo sorprende un poco —No merezco que me perdones. Pero está bien si no lo haces. Realmente fuiste mucho mejor que yo en todo sentido. —Acabó cayendo de rodillas y enterrando sus manos en la tierra —No te preocupes por esa niña. Cuidaré bien de tu colmillo. Cuidaré de Katica. A esa niña que ni siquiera merezco el que me trate de manera amable. —Finalizó secando sus lágrimas y poniéndose de pie con dificultad —Ya debo irme. Descansa en paz, hijo. Te quiero William.
Dicho eso, Henry dejó atrás la tumba de su hijo para alcanzar a su nieta y al resto de lo que quedó de la ciudad. Y al llegar junto a Katica, pasó su brazo sobre los hombros de ella y siguió caminando en completo silencio.
Katica no supo qué decir; pero supuso que el silencio era mucho mejor que cualquier otra cosa en ese momento.
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