Capítulo 13
—Explica rápido —Dijo William con los brazos cruzados —Tengo que arreglar tu desastre.
— ¿Me culpas porque la mocosa no quiere que te vayas?
—Su nombre es Katica. Ahora habla.
—Lindo nombre. Tiene talento para pelear, sus posiciones son muy buenas, casi iguales a las tuyas.
— ¿Qué es eso tan importante...?
— ¿Tú le enseñas?
— ¡Habla! —Alzó la voz completamente irritado.
—Está bien. —Soltó unas carcajadas —Edgard ha organizado un combate para ver quién será el nuevo Lord. —Explicó —Hay un buen número de interesados en ese puesto. Y él quiere verte ahí.
—No me interesa ese puesto.
—Debería —A William pareció interesarle lo que este diría —De entre todos, eres el mejor; y en varios años nunca has perdidos un solo combate. El Lord espera que tú ganes y que luego combatas contra él para que lo mates y puedas tomar en su lugar.
—A su edad cualquiera puede matarlo.
—No lo subestimes por ser un anciano.
— ¿Por qué debería interesarme?
—Porque si te vuelves el Lord, le traerás respeto a tu familia; y serás el que da las órdenes, no el que las recibe —Esperó la reacción de William — Y podrías estar más tiempo con ellas... —Notó el interés de William — ¿Qué dices...?
— ¿Cuándo?
—En dos días. Le ha dado libre a todos hasta entonces.
—Lo pensaré. Ahora vete.
— ¿No vendrás?
—Acabas de decir que tengo dos días libres. Pensaré aquí. Adiós.
—Sí, claro.
Al volver a la cabaña, Sara le señaló a William en dónde estaba Katica. Estaba sentada en su cama, cubierta con las mantas, y abrazando el bolso de su padre.
— ¿A qué vino? —Preguntó Sara. William se sentó en la silla y se estiró un poco.
—Solo vino a decirme que tenía una par de días más para quedarme. —Dijo alzando la voz para que Katica lo escuchara —Ahora me iré en dos días más.
Sara rio por lo bajo y comenzó a preparar la cena.
— ¿Por qué tomaste mi bolso? —Preguntó mirando desde la silla.
—Porque sin él no puedes irte... —Soltó un sollozo —Ese hombre me asusta.
—Ese hombre no hará nada con ustedes. Yo no voy a dejar que se acerque a ninguna de las dos, porque siempre estaré para protegerlas. —Se sentó junto a Katica — ¿Me la devuelves? —Murmuró.
Katica tardó un momento en salir de entre las mantas; pero solo sacó su mano con el bolso y se lo entregó.
— ¿Podría mi pequeña darle un abrazo a su padre? —Siguió preguntando.
Nuevamente, Katica tardó en darle la respuesta; pero finalmente salió de su escondite y abrazó a William con fuerza.
— ¿Por qué el abuelo es tan aterrador?
William no sabía cómo explicarle eso a Katica, o más bien, no sabía cómo hablarle de Henry sin demostrar su desagrado por él. Volteó a mirar a Sara en busca de ayuda.
—El abuelo está un poco loco, cariño. Es por eso que asusta un a la gente. —Dijo Sara.
—Eso. —Dijo William.
—Y si solo venía a decirte eso ¿por qué te dijo que fueras con él?
—Porque está loco. —Katica rió — ¿Podrías ir por agua? —Katica asintió y luego salió.
— ¿Entonces...?
—Te lo explicaré cuando se haya dormido.
—Por tu tono debe ser muy importante.
—Lo es. —Dijo con la mirada perdida. —Ciertamente.
— ¿Sabes? Has cambiado mucho desde que tuvimos a Katica.
— ¿Tú crees?
—Eres más hablador... —Se acercó —Y muestras esa sonrisa que tanto me gusta.
Al dormirse Katica, William le explicó a Sara la situación, lo cual no pareció agradarle mucho.
—No lo sé. —Dijo preocupada —No dudo el que tú puedas ganar... Pero y si algo sale mal y...
—No pasará nada. —Sara lo miró y asintió.
—Veo que ya tomaste tu decisión.
—Esto podría mejorar la vida de nuestra familia.
—Estamos bien así.
—Claro que no, a Katica la molestan por ser hija del Lobo.
— ¿Y crees que hará la diferencia el que sea la hija del Lord Lobo?
—Además... Henry dijo que eso me permitiría venir cuando quisiera. Así podría ver crecer a Katica —Sara tardó en responder; pero su disgusto era evidente. —Solo te pido que me apoyes en esto.
—No estoy de acuerdo en que hagas esto —Tomó su rostro con suavidad —Pero te apoyaré de todos modos. Solo... promete que volverás con vida. Y que no tendré que decirle a nuestra hija que su padre murió atravesado por una espada.
—Estaré bien.
A la mañana siguiente, William se levantó de madrugada para ir a entrenar en el bosque. Con su experiencia, solo iba a practicar y crear estrategias de ataque para no matar a nadie ni gastar muchas energías.
—Así que vas a ir —Dijo Henry, saliendo de entre los árboles. —Sí que te interesó la idea ¿eh?
— ¿Qué haces aquí?
—Disfruto de los días libres.
— ¿No vas a entrar al torneo?
—Ya estoy viejo para eso. Además, preferiría morir en un campo de batalla y no en una arena.
— ¿A qué te referías cuando dijiste que Katica era una peleadora nata?
—A que tiene talento. Si fuera un varón habría sido fácil de entrenar.
—Suficiente. Déjala en paz. Si no tienes nada mejor que hacer, puedes irte.
—Mejor me quedaré a entrenar contigo. —Sacó su espada —Hace años que no tenemos un combate. Veamos si ahora eres capaz de ganarme.
—Como quieras.
Con los años, la relación entre William y Henry se había vuelto un poco más llevadera. William ya no lo odiaba tanto como para tratarlo de mala forma. Y Henry no lo fastidiaba tanto como para hacer que este se molestara con su presencia.
Ambos hicieron un círculo con la punta de sus espadas mientras caminaban sin dejar de mirarse. Henry lanzó el primer ataque. William lo bloqueó. Y así estuvieron hasta el mediodía.
—Cariño —Dijo Sara a Katica — ¿Podrías llevarle esto a papá? —Le entregó un bolso con comida.
—Sí, mamá.
—Luego vuelve a casa.
Katica salió rápido de la cabaña en dirección al bosque, en donde Sara le había indicado que se encontraba William. Al llegar, escuchó sonidos metálicos, y mientras se acercaba, comenzó a escuchar voces.
— ¡No estás ni cerca de vencerme!
— ¡Ni siquiera estoy cansado! —Hicieron sonar sus espadas en el aire. William lanzó otro ataque; pero al notar una ligera distracción, soltó la espada haciendo que cayera detrás de Henry — ¡¿Qué carajo?! —Dijo un poco alterado. — ¡Pude matarte!
—Sabía que no me darías si estaba distraído... —Señaló con la mirada —Veo que alguien te busca —William volteó.
Katica se encontraba oculta detrás de un árbol, observando con un poco de miedo cómo su padre blandía una larga y brillante espada con el hombre aterrador. Dejó la bolsa junto a las demás cosas de William, y corrió de vuelta a con Sara.
—Volviste rápido. Creí que te quedarías con él —Vio la expresión en el rostro de Katica — ¿Pasó algo?
—Papá está con el abuelo peleando con unas cosas largas y brillantes.
Al cumplir un año de edad, William acordó con Sara que Katica nunca vería a lo que él se dedicaba por miedo a que no lo entendiera. Al verla, Sara solo pensó en que tarde o temprano lo sabría, así que solo se lo explicó, agregando un "tu padre trabaja protegiéndonos".
— ¿Papá asesina personas?
—Solo cuando es necesario. —Tomó sus manos —Pero debes entender que él no es un hombre malo.
—Eso ya lo sé... —Respondió riendo —¿Por qué a papá le preocupa tanto que lo sepa?
—A papá le preocupan muchas cosas; pero solo quiere que estés bien y que no te preocupes por lo que los demás digan.
—Parece llevarse bien con el abuelo.
—Tienen una relación complicada. Pero escucha —Fue directo al grano —Papá está entrenando para algo que es importante para él, y lo mejor será que lo apoyemos.
—Sí, mamá.
***
Al transcurrir los dos días, William volvió a la ciudad para el torneo organizado por Lord Edgard.
—Suerte. Y recuerda, no subestimar a Edgard.
—Gracias —Henry se fue con los otros espectadores, y William fue a prepararse con los demás participantes.
Al verlo entrar, las esperanzas de los aspirantes quedaron en el suelo inmediatamente.
—Pobre del que le toque pelear con el Lobo... —Dijo uno de los aspirantes.
William hizo caso omiso a las palabras y solo se preocupó por él.
Durante el torneo, los combates resultaron ser interesantes y emocionantes. Los turnos de William fueron cortos e impactantes. Ya todos sabían quién sería el último hombre en pie y quién sería el que se enfrentaría con Edgar. Pero desconocían al ganador de aquel combate.
El último combate antes del enfrentamiento con el Lord, fue entre William y el mejor de todos los aspirantes. Fue un combate muy reñido, William superaba a su contrincante en fuerza y técnica. Y su contrincante lo superaba en velocidad y estrategia. Todos se sorprendieron cuando el joven logró tirar lejos la espada de William y consiguió darle un golpe en la cara.
— ¿El Lobo está cansado? —Dijo el joven confiado.
—El peor enemigo de un soldado es su exceso de confianza. —Le respondió haciendo guardia —Eres bastante hábil; pero aún te falta mucho por aprender.
—Tener familia te volvió débil. Si fueras el de siempre ya me habrías derrotado hace mucho.
—Te equivocas... —Usó la abertura de ataque de su contrincante en su contra —Me hizo más fuerte.
Un golpe certero en el diafragma sacó de combate a su rival, dándole la victoria que todos esperaban.
Todos los presentes guardaron silencio al ver que el Lord entraba a la arena con un par de espadas pequeñas.
—Sabía que serías el último hombre en pie. —Dijo tomando posición —Pero no te lo daré fácil. Si no me matas, yo te mataré, aquí y ahora ¿listo? —William tomó posición y cambió su actitud a una precavida y desconfiada. —Te dejaré dar el primer golpe. Adelante.
William respiró hondo, y se impulsó para dar el primer ataque.
—Eres hábil, pero ahora tienes miedo —Dijo Edgard. William peleó poniendo atención a sus palabras —No estás seguro de si me ganarás o no, porque nunca me has visto combatir.
El combate se extendió por más o menos una hora. William ya estaba cansado. Y Edgard apenas comenzaba a sudar.
—Pienso que estás a mi altura —Continuó en ligeros jadeos —Pero ahora veo que te falta mucho.
—No voy a matarlo para conseguir el puesto.
—Entonces no eres tan bueno para él. Hiciste de este torneo un entrenamiento para ti y tus rivales. Pero no funcionará conmigo —Volvió a tomar posición — ¿No te has parado a preguntar qué pasaría si mueres aquí? —William frunció el ceño — ¿Qué pasará con tu esposa e hija? Tal vez deba ser yo quien les de la noticia cuando todo esto acabe —Logró desconcentrar a William.
—Ya basta. No dejaré que eso pase. Ellas no tienen nada que ver en todo esto.
—Estás aquí por ellas. Porque sabes que este puesto te traerá beneficios.
Edgard se colocó en una posición extraña y lanzó una de sus espadas hacia William. Éste la bloqueó creándose un punto ciego entre él y Edgard, el cual aprovechó para acercarse a William y clavarle la espada en el hombro.
—Ya era hora de que alguien te marcara en batalla. —Dijo sacando la espada y haciéndolo gritar —A pesar de ser el mejor, eres un ingenuo al creer que todo se arreglará sin matar a nadie. Pero te darás cuenta de ello cuando pierdas a alguien.
—No perderé a nadie. —Dijo haciendo presión sobre la herida.
—Es una lástima perder a un tipo como tú... —Le dio un golpe que lo hizo caer de espaldas. —Acabemos con esto de una vez.
Todos los espectadores gritaban en apoyo de William.
— ¡La espada Will! —Gritó Henry — ¡Will...!
Todos enmudecieron cuando Edgard dio su ataque con William de espaldas en el suelo. Nadie se movía del lugar.
Por primera vez, Henry sintió temor al pensar que William hubiera muerto. Los demás comenzaron a murmurar sobre el posible resultado.
— ¿Por qué ninguno se mueve?
— ¿Se habrán matado los dos?
—Si eso pasa ¿quién será el nuevo Lord?
—Pero...
Los murmullos cesaron en cuanto vieron que Edgar se movía. Pero comenzaron a celebrar cuando éste cayó de espaldas con los brazos abiertos mientras William intentaba ponerse de pie con la ayuda de su espada.
— ¡Lobo! —Gritó alguien.
— ¡Lobo! ¡Lobo! ¡Lobo! ¡Lobo! —Comenzaron todos.
— ¡El Lobo es el nuevo Lord de Eruka!
William escuchó los gritos de todos a su alrededor. Miró su cubre pecho manchado de la sangre de Edgard, y bajo ella, su camisa manchada de la sangre que emanaba de la herida que éste le había provocado en su hombro. Comenzó a sentirse mareado y desorientado mientras los demás gritaban su nombre. Se abrió la camisa para ver la gravedad de la herida; pero acabó cayendo antes de poder verla.
—El Lord necesita atención médica ¡Rápido! —Exclamó Henry.
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