18
Al amanecer, Georgina convoca a una junta en la casa de los Wrestlers y mi madre danza de un lado a otro completamente nerviosa ante la situación.
Luego de 20 años representando a la A.I.C.E.I hoy finalmente conocerá al maldito hombre que dirige el Centro de Investigación, para enfrentarlo por el aparente desastre que Madison y yo hemos creado al llevarnos a la niña.
-¿Tienes idea de que es lo que dirán? -le pregunto arreglando mi corbata roja frente al espejo, pero el nudo no parece ceder.
-Georgina piensa que quieren una tregua -comenta ayudándome.
-¿Una tregua?
-Saben que no dejaremos pasar por alto el hecho de que la niña salió del laboratorio y que no dejaremos que la sigan utilizando -contesta-. Así que ofrecerán algo para comprar nuestro silencio.
-¿Y lo aceptarás?
-Los escucharemos y tomaremos la decisión que garantice el bienestar de la niña primero, ella es lo más importante para nosotros -agrega-. ¿Nos vamos?
Asiento y en cuestión de minutos vamos directo a casa de Madison.
Al llegar, de no ser por la situación, pensaría qué hay una lujosa fiesta llevándose acabo aquí dentro, pues todo el camino que lleva a la entrada de la casa está lleno de lujosos autos esperando por sus dueños, que seguramente ya aguardan por nosotros.
-Cuanto dinero en un solo lugar -comento. Mi madre bufa buscando por un lugar donde aparcar.
-No es ni siquiera la cuarta parte de lo que el Centro les proporciona. Todo sea por la Ciencia ¿cierto? -inquiere.
Entramos en la casa y tan pronto cruzamos el umbral acompañados por Teo, los integrantes del C.G.I nos miran como un par de sabuesos a un trozo de filete, y para mi sorpresa es menos gente de la que esperaba luego de la excesiva cantidad de autos afuera.
La mayoría visten su ridícula bata blanca con orgullo dando la impresión de que todo esto se trata de algún tipo de convención y no lo que verdaderamente es.
De entre ellos, busco a las personas que me abordaron el otro día en la carretera, pero ninguno de ellos está aquí, y para mi sorpresa tampoco el dueño de este lugar.
-Hoffman no está aquí -le informo a mi madre de inmediato quien casi al instante sonríe escalofriante hacia Georgina quien se acerca a darnos la bienvenida.
Nos sentamos alrededor del enorme comedor junto a la sala, que hasta ahora que lo veo rodeado de este ambiente, en realidad demuestra ser una sala de juntas para todas éstas personas que, a diferencia de nosotros, ya parecen estar acostumbrados a este tipo de reuniones.
Justo a la cabecera de la enorme mesa, toma asiento el sujeto principal de todo esto: el conocido Raymond Vanderbilt; con un traje color gris y de rayas que contrasta a la perfección en medio de trajes negros y batas blancas. Sus ojos son pequeñísimos y permanecen casi ocultos entre las arrugas que han comenzado a apoderarse de rabillo de éstos. Su cabello café claro está teñido de canas blancas y nos muestra una sonrisa que a pesar de intentar ser amable solo denota seriedad y profesionalismo ante todo esto. No parece ser muy grande, si bien ha de tener cerca de unos cincuenta años, pero lo desgastante de su trabajo quizás sea lo que se ha encargado de darle este aspecto tan acabado.
-Antes que nada, quisiera agradecer a todos los presentes por haber asistido bajo tan poca antelación -comienza a decir al ponerse de pie-, en especial a la licenciada Blanchard quien está aquí como representante de A.I.C.E.I. Le damos la bienvenida, señora.
Mi madre asiente con formalidad y debajo de la mesa toca mi pierna, que no notaba que movía a causa de toda la ansiedad que esta junta me provoca.
¿Dónde está Wen?
-Ahora, sin ánimos de alargar toda esta reunión quisiera encaminarnos lo más pronto posible en la búsqueda de una solución a este inesperado problema que...
-¿No quiere problemas? Ordene el cese inmediato de labores en su Centro -interrumpe mi madre, haciendo que el hombre guarde silencio de inmediato y que el resto de sus hombres comiencen a balbucear.
-No es tan sencillo como parece...
-Pero sí cree que sería sencillo el que nosotros ignoremos el hecho de qué día con día bajo su mando, cientos de niños alrededor del mundo son lastimados en vano -alega-. Es un tanto hipócrita de su parte, ¿no lo cree, doctor?
Al estar de pie, noto como el hombre cierra los puños en respuesta y se para completamente erguido como si quisiera demostrar su superioridad ante mi madre quien, a pesar de cuestionar sus palabras, ni siquiera se ha molestado en ponerse de pie.
-No es sencillo, lo que ninguna parte involucrada realizamos -comenta-. Razón por la cual decidimos ponernos en contacto con ustedes y agradeceríamos nos pudiera escuchar.
-Soy la voz de los cientos de niños que tiene escondidos, doctor y la voz de esa niñita que ha conocido el mundo y que intenta ocultar. No voy a callarme y no pienso ceder a nada hasta saber que esa pequeñita está a salvo.
-¿Presume que el interés de la Asociación está puesto únicamente sobre esta niña?
-Y nada más que la niña -confirma-, queremos su protección y al no cumplir con lo establecido en el párrafo dos, sección cuatro, del reglamento para la experimentación Infantil escrito por el doctor Nicholas Vanderbilt durante la fundación del Centro Global de Investigación, el cual explícitamente dice que todo sujeto a prueba creado y resguardado bajo la protección del CGI, tiene derecho a permanecer en total aislamiento durante su periodo de experimentación, libre de cualquier instancia que pueda perturbar el bienestar físico y/o psicológico del experimento que no esté directamente relacionado con él código de experimentación asignado a éste al momento de su nacimiento, -mi madre lee textualmente la clausula desde un pequeño librito negro con el logo del C.G.I en la cubierta-. Solicitamos la reinserción social de la afectada con efecto inmediato.
-Reinserción social -el hombre juega con la solicitud de mi madre entre sus labios antes de abrir una gruesa carpeta que tiene frente a él en la mesa.
-No sería la primera vez que se pondría en práctica esta petición -agrega mi madre llamando la atención de inmediato del médico.
-La apresurada decisión de mi padre ante esa desesperada encrucijada, señora, es lo que nos llevó a todo esto en primer lugar -comenta el médico-. No se repetirá una segunda vez. Estos niños no han sido planificados para tener una esperanza de vida más alta de los siete años, y he de recordar que la niña ya está cercana a cumplirla, ¿no es así doctor Wrestler?
-Es correcto doctor -contesta el padre de Madison quien supongo ha tenido que sustituir el papel de Wen en medio de todo esto, ante la inexplicable ausencia del maldito hombre que consigue mantenerme al borde de mi asiento.
-Ellos merecen una oportunidad para disfrutar la vida, por el tiempo que les reste por vivir -señala mi madre.
-Hay demasiados riesgos. Reinsertar esta clase de niños a la sociedad, por montones como lo quiere su Asociación traería repercusiones catastróficas para la humanidad; la genética de estos sujetos ha sido considerablemente modificada artificialmente y permitir que se mezclen con el resto de nosotros como personas comunes y corrientes, podrían modificar el genoma humano como lo conocemos hasta hacerlo desaparecer en un futuro -comenta-, es como una bola de nieve, imposible de detener una vez que empieza a rodar y a crecer con cada giro que da.
-Además de recordar que los tratamientos y las pruebas bajo las que son sometidos estos sujetos son completamente experimentales y a pesar de no demostrar repercusiones físicas o genéticas durante el tiempo que permanecen siendo estudiados, no los exime de poder presentar consecuencias futuras -agrega Sean.
Y esa es una discrepancia que por nada del mundo mi madre dejaría pasar.
-¿Está diciendo entonces que no pueden garantizar que los resultados que arrojan sus estudios sean verídicos? ¡¿Qué a pesar de que un tratamiento haya sido clínicamente probado puede haber alteraciones luego de utilizarlo por más de siete años?!
-Esas no fueron nuestras palabras...
-Pero están ahí, presentes en cada cosa que dicen. Si ninguno de sus experimentos puede rebasar los siete años de edad, ¿cómo están tan seguros que sus curas no afectaran a una persona que se someta al mismo tratamiento por un periodo de tiempo más largo? Este sería un tema muy importante para retomar ante una corte doctor Vanderbilt.
El médico se traga sus palabras y ante ello únicamente su pecho se infla, dejando al resto de la casa en un silencio ensordecedor que hace parecer a mi madre un millón de veces más relevante que él cuando cada una de sus palabras tienen sentido mientras que Sean parece perder todo el color de su cuerpo ante lo contraproducentes que resultaron sus palabras para el C.G.I.
Frente a nosotros, Georgina intenta hacer su mejor esfuerzo por ocultar una sonrisa y cuando mi madre la mira, es casi como si ambas mujeres pudieran comunicarse y abrazarse llenas de satisfacción a través de solo el contacto visual.
-Ahora, si me lo permiten, tengo un reporte que entregar a la Asociación, apuesto a que estarán encantados con lo fructífera que resulto nuestra reunión -mi madre se despide poniéndose de pie después de unos segundos donde lo único que reina de nuevo en la casa es el silencio y yo la sigo-. Gracias por la invitación -agrega y después, con la cabeza en alto, ambos salimos de la casa sin decir nada más y no es hasta que ambos subimos al auto, que mi madre decide hablarme de nuevo.
-Ve por ellas, tenemos lo que necesitamos -anuncia.
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