~Martes~
Recién entré al salón me topé con Komaeda, se acerca a mí, tiene una sonrisa enorme en sus labios, parece que amaneció de buen humor y con una idea en mente.
–¡Ya sé cómo encontrar a ese chico!–Me dice con sumo entusiasmo.
–¿Facebook? ¿Twitter? ¿Amino?
–¿Qué? No ¡La química Nanami! ¡La química es nuestra aliada!
–¿Porqué lo dices?
–¿Conoces a Seiko Kimura? Es una experta en la química y me hizo un favor.
–¿Qué tipo de favor?–No conozco a Kimura pero sé de antemano lo habilidosa que es en cuanto a la ciencia y la física.
–Un pequeño rociador que hace reaparecer huellas, podremos ver a dónde se fue–Nagito me muestra un rociador con un extraño líquido verde, no parece muy confiable.
–Podrías...ya sabes, preguntarle directamente.
–Nanami, tengo fé en que nos encontremos por "casualidad".
–¿Porqué tanto interés en él?–Es raro, Komaeda no es precisamente bueno haciendo amigos, de hecho, no es bueno hablando con seres humanos. Me sorprende verlo tan interesado por alguien que acaba de conocer.
Decidimos perder la primera clase, Yukizome se pondrá furiosa pero según Komaeda, todo es cuestión de suerte fé. Fuimos al mismo sitio ayer, Nagito rocío el extraño líquido por el suelo, en cuestión de unos minutos, varias pisadas aparecieron por todo el piso. Era imposible a dónde se fue ese misterioso castaño. Pero conociendo a Komaeda, no iba a rendirse tan fácil.
–Ahora es cuestión de saber cuál de todas estas pisadas es de ese chico.–Me comenta Nagito.–Pero eso será sencillo.
–¿Así?
–Kimura es realmente especial, logró que el rociador sólo reaccionara fuerte a cierto tipo de ADN.
–Tomaste las huellas de tu credencial ¿Verdad?
–Si.
–Mas parece que estés acosando a ese pobre chico.
Pero igualmente no lo iba a deterner. Creo que Nagito merece un amigo, yo sé bien lo que es el curso preparatorio pero si se lo comento a Nagito, puede que reemplaze esa emoción por asco hacia el castaño, y a juzgar por lo que vimos ayer, parece que ya lidia suficiente con eso. A lo mejor Nagito pasa el 14 de Febrero con un amigo, aunque sea eso.
–¿Ves? Las huellas ya están reaccionando–Me dice Komaeda, y era verdad, algunas huellas brillaban más que otras.
No se dijo más. Comenzamos a seguir los pasos, como las clases ya habían empezado, pudimos caminar sin toparnos a nadie. Afortunadamente las huellas desaparecían al cabo de unos minutos, nadie vería el piso de Kibougamine cubierto de pisadas luminosos.
Nuestro camino terminó frente a una fuente. Ya la había visto antes pero al no tener sombras y estar lejos del resto de la escuela, no suele venir mucha gente aquí.
–Vino aquí ayer–Le dije a Nagito, pero eso era obvio.
–Quizás venga cuando se siente solo–Parece que Nagito no me lo está diciendo a mí, parece que sólo habló en voz alta.
La verdad es que ese chico castaño me da algo de pena. No debe ser fácil que te juzgen sólo por no ser un estudiante definitivo. La gente le toma mucha importancia al talento, no somos especiales, no somos bichos exóticos, no somos mejores personas que el resto de la humanidad. Quiero pensar que Nagito cree lo mismo pero él es de esas personas que cree que sólo aquellos que nazcan con talentos son los que merecen ser símbolos de esperanza. Espero que conocer al castaño le haga cambiar de idea.
–¿Te vas a quedar aquí hasta que venga ese chico?–Le pregunto a Komaeda pero sé de antemano la respuesta.
–Si, si vino aquí lo más seguro es que vendrá otra vez.
–Pero te perderás el resto de clases.
–Eso no importa, tú si quieres vete, no deberías perder el tiempo en mierda como yo.
Asiento con la cabeza, me doy la vuelta y me marcho. Yukizome dijo que el proyecto de este parcial será una carta de San Valentín, debería comenzar a ver eso. Pasaré este año jugando videojuegos pero si es por calificación, quizás pueda hacer un esfuerzo.
~°~°~°~
Komaeda se sienta en la orilla de la fuente. Mira al suelo, pensando en qué decirle al chico.
No le gustó ver a ese castaño triste, lleno de desesperación, los insultos que le gritaron le molestó de alguna manera. Nagito no sabe que es el curso preparatorio pero si es algo de Kibougamine debe estar relacionado con la esperanza y el talento ¿No?
–Oh, no pensé que habría alguien aquí.–Dijo una voz, si, es el castaño.
–Hola, perdón si estoy en tú escondite.–Le responde Komaeda con una sonrisa.
–No importa, buscaré otro lugar.–El chico ya se iba a ir pero Komaeda se levanta de golpe.
–Espera, tengo algo importante que decirte.
–¿Qué?
–Si estás en Kibougamine, es porque eres un símbolo de esperanza, si es así ¡No deberías dejar que te griten así! ¡Demuestra lo que vales, no te dejes pisotear por otros!
Komaeda no soportó ver esa cara llena de desesperación ayer. Por eso, por puro sentido moral, sintió la necesidad de hacer algo, de decirle a ese castaño que viva con la frente en alto. Komaeda vive con la autoestima por los suelos pero al menos le da esperanza a otros para que confíen en ellos. Nagito tiene más cualidades que ser suertudo.
–Entiendo...–Responde el castaño–Me llamo Hajime Hinata, encantado de conocerte.
Hinata le extiende la mano con una sonrisa. Nagito tarda en reaccionar, no recuerda cuando fue la última vez que alguien lo recibió con educación y con una sonrisa. Ni siquiera sus compañeros cuando lo conocieron.
Komaeda extiende su mano y saluda cordialmente al castaño.
–Me...me llamo Nagito Komaeda, es...es un gusto conocerte.–Le devuelve la sonrisa, conocer gente nueva puede ser saludable de vez en cuando.
–Eres del aula 77, osea que eres de la clase principal.
–Pues sí, mi talento no es nada del otro mundo, soy el Afortunado Definitivo, y tú ¿Cuál es tu talento?
Hinata se quedó callado. Si le decía al albino que no posee talento lo más probable es que se aleje. Nadie quiere a los del curso preparatorio. Tenía que inventarse algo no tan exagerado.
–Soy el Admirador Definitivo–Dicho así sonaba muy estúpido, Hinata se estaba poniendo nervioso.
–Vaya, es la primera vez que escucho un talento así.–Nagito parecía fascinado, como si Hinata fuese un espécimen raro.
–Es...es algo abstracto ¿Sabes?
–Hinata, por favor, cuéntame más sobre ese talento tuyo.–Komaeda parece feliz.
Nunca nadie se había maravillado por Hinata. El castaño se sintió como una celebridad. Los dos se sentaron, Hajime le contó el cómo admiraba a Kibougamine, y como se esforzó por entrar. Komaeda escuchaba atentamente, hacia preguntas y Hajime las contestaba todas.
Se perdieron todas las clases pero a ninguno le importó. Ambos sabían que habían hecho un nuevo amigo.
Continuará...
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