• 36. ¡Hola, San Francisco! (2/2) •
El aire fresco de San Francisco nos envolvía mientras caminábamos por las iluminadas calles nocturnas. La emoción en el grupo era palpable, con risas y conversaciones animadas llenando el silencio de la noche. Grace lideraba el camino, con su vestido rojo brillando bajo las luces de la ciudad, mientras Mara y Erika intercambiaban bromas y comentaban sobre lo increíble que había sido la vista desde el Golden Gate Bridge.
Dion, Jack y Félix caminaban detrás de nosotras, riéndose de algún chiste interno. La energía vibrante de la ciudad parecía infundirnos una renovada oleada de entusiasmo y adrenalina.
Finalmente, llegamos a nuestro destino: una discoteca cuyas luces de neón parpadeaban con promesas de diversión. La música que se filtraba desde el interior ya estaba poniendo a todos en el ambiente adecuado. Nos detuvimos un momento en la entrada, tomando una última bocanada de aire fresco antes de sumergirnos en el bullicio del interior.
—¡Vamos allá! —gritó Grace, emocionada, mientras Mara y Erika la seguían de cerca.
Dentro, la discoteca estaba repleta de gente moviéndose al ritmo de la música. Las luces se reflejaban en las bolas de espejos, creando un caleidoscopio de colores que bailaba sobre la pista. La energía era contagiosa, y antes de darnos cuenta, estábamos en medio de la multitud, moviéndonos al ritmo de la música.
Jack tomó mi mano y me llevó a la pista de baile. Su sonrisa tranquila me reconfortó, y pronto nos encontramos riendo y disfrutando del momento. Dion y Félix no tardaron en unirse, mostrando sus mejores movimientos y provocando carcajadas entre todos nosotros.
—¡Miren a Dion, parece que está luchando contra una serpiente invisible! —bromeó Félix, haciendo que todos nos dobláramos de risa.
Grace, siempre la más entusiasta, subió a una plataforma elevada, atrayendo la atención de todos con sus movimientos enérgicos y su carisma natural. Mara y Erika la animaban desde abajo, sus rostros iluminados por la diversión.
—¡Miren a Grace! —gritó Félix sobre la música—. ¡Está en su elemento!
—¡Siempre lo está! —respondí, sintiéndome agradecida por tener amigos tan increíbles.
—¡Ahora de beber!— Dion llegó con varios shots y le dio uno a cada—. ¡Hasta el fondo!
Jack y yo levantamos nuestros shots y brindamos junto con los demás, sintiendo la conexión y la alegría que nos unía. Después del brindis, Jack me llevó de nuevo a la pista de baile, donde la música envolvía cada movimiento y el ambiente era pura energía.
Bailábamos cerca, sus manos en mi cintura y las mías alrededor de su cuello. El ritmo de la música nos guiaba, y pronto me encontré perdida en sus ojos, que reflejaban la luz de las bolas de espejos sobre nosotros. A medida que la música cambiaba a una melodía más lenta y sensual, nos acercamos aún más, nuestros cuerpos moviéndose en perfecta sincronía.
Sentía su respiración mezclarse con la mía, y el calor de su cuerpo contra el mío me hacía sentir segura y amada. Nos miramos profundamente, y el mundo a nuestro alrededor pareció desvanecerse, dejándonos solos en nuestra pequeña burbuja de felicidad.
El momento estaba cargado de tensión y emoción. Con cada paso que dábamos, la energía entre nosotros crecía, hasta que finalmente, sin decir una palabra, Jack se inclinó hacia mí y nuestros labios se encontraron en un beso suave pero lleno de pasión. Sus labios eran cálidos y reconfortantes, y el beso nos envolvió en una sensación de pura dicha.
Mi corazón latía con fuerza mientras nos besábamos, y el ruido de la discoteca se desvaneció por completo. No existía nada más que nosotros dos, compartiendo un momento perfecto en medio del bullicio de la ciudad.
Sus labios se movían sobre los míos con posesión dejándome sin aire, nos separamos, ambos estábamos sin aliento, pero nuestras sonrisas decían todo lo que las palabras no podían expresar. Jack acarició mi mejilla con ternura, y yo sentí una profunda gratitud por tenerlo a mi lado.
La música seguía sonando y con cada minuto que pasaba el alcohol se apoderaba cada vez más de nuestros sistemas. El sonido de la música vibrante y las luces brillantes creaban una atmósfera envolvente mientras disfrutábamos de la noche en San Francisco. Sin embargo, en un momento, noté que el círculo comenzaba a dispersarse. Mara y Dion se alejaron un poco, perdiéndose entre la multitud con risas que se desvanecían en la distancia. La química entre ellos era palpable, y era un espectáculo hermoso ver cómo la noche los había unido aún más.
Al mismo tiempo, Grace, Félix y Erika también se deslizaron hacia otro lado de la pista. Grace seguía siendo el centro de atención, sus movimientos destacando en medio de la multitud. Eran como un imán, atrayendo a otros alrededor de ellos. Podía ver a Félix intentar hacer una mueca exagerada mientras la música golpeaba intensamente. Una parte de mí deseaba ir tras ellos, pero la energía de la pista me atrapaba, y me sentía un poco sola, pero no en un mal sentido.
Jack, todavía a mi lado, sonrió y me impulsó hacia el frente. La ausencia de nuestros amigos se sentía, pero quizás era una oportunidad para perdernos y disfrutar de la música a nuestro ritmo. No obstante, un pequeño nudo se formó en mi estómago al ver cómo nuestras amistades se dividían. Pero la música seguía, y decidí dejar que fluya. Me dejé llevar por el ritmo que nos rodeaba.
—¡Vamos a buscarlos después! —grité, intentando ser optimista mientras otra ronda de shots llegaba a nuestras manos. Sabía que aún quedaba mucho por vivir esta noche, y podía sentir que ese momento en la pista era solo el comienzo de algo significativo.
Mientras la música nos envolvía, el ambiente en la pista de baile comenzó a cambiar lentamente. La risa y la diversión daban paso a una tensión sutil, casi palpable entre Jack y yo. A pesar de que el bullicio de la discoteca vibraba a nuestro alrededor, algo más profundo nos mantenía en un estado de expectación. Miradas furtivas y sonrisas pícaras —por su parte—se transformaron en gestos más cercanos.
El bullicio se sentía más intenso. Fue un instante exacto en el que se tocaron accidentalmente mi trasero y su polla mientras intentábamos movernos al ritmo de la música, y el contacto envió un escalofrío por mi columna. Jack me miró, sus ojos brillaban con una mezcla de desinhibición y curiosidad, y en ese momento, algo cambió. La chispa que había estado latente entre nosotros estalló en un instante de conexión que no pudimos ignorar.
—Necesitamos un descanso de esto, ¿no te parece?—propuso Jack, acercándose a mí lo suficiente como para que mis pensamientos se tambalearan al sentir como me apretaba más contra su cuerpo, solté un jadeo. La idea de salir al aire fresco, lejos de las luces y la música, me atrajo. Asentí, y antes de darme cuenta, estábamos saliendo de la discoteca y adentrándonos en las calles iluminadas de San Francisco.
El aire fresco nos abrazó, y la tensión que había acumulado en la pista de baile incremento mientras ambos caminábamos lanzándonos miradas furtivas. Mientras caminábamos, la conversación fluyó con una cercanía nueva. Pronto, nos dirigimos hacia nuestro hotel, un refugio donde la música y el ruido podían quedar atrás.
Al llegar a la habitación, la atmósfera se sintió más íntima. A pesar de que la habitación era pequeña, parecía acoger la energía entre nosotros. La tensión que había surgido en la pista de baile evolucionó a algo más intenso, palpable y electrizante. Jack se acercó, su voz suave y cargada de significado envolviendo la habitación.
—¿Quieres hablar?—Preguntó, su expresión ansiosa como si quisiera recorrer el camino que nos trajo hasta aquí.
No se a quien culpar en este momento; ¿Al alcohol? ¿A las hormonas? ¿O las ideas que me metió Valery antes de venir a San Francisco? Quizás sea culpa de esos tres factores pero justo ahora no quería pensar en eso, solo quería dejarme llevar. Negué con la cabeza para responder a su pregunta, me acerqué a él, y nuestros labios se encontraron en un beso que fue todo lo que necesitábamos.
Todo lo que había estado flotando entre nosotros se intensificó en ese instante, como si el mundo a nuestro alrededor se desvaneciera y solo quedáramos nosotros. La conexión que habíamos sentido durante varias semanas atrás y está noche finalmente encontraba su expresión física, llenando la habitación con una electricidad que vibraba en el aire. Me separé del beso, intentando recuperar el aliento.
La atmósfera en la habitación era densa de deseo y complicidad. Con una chispa de juego en sus ojos, Jack me miró de una manera que hizo que mi corazón latiera más rápido. Sin que pudiera anticiparlo, se inclinó hacia mí, y en un movimiento rápido y ágil, me levantó del suelo.
—¡Jack! —exclamé, sorprendida pero riendo al mismo tiempo, sintiendo cómo me envolvía en su abrazo. Mis piernas se enrollaron automáticamente en su cintura, aferrándome a él mientras su fuerza me sostenía. La cercanía entre nosotros era abrumadora; el calor de su cuerpo se sentía como un refugio perfecto.
—Confía en mí —dijo Jack, su voz profunda y calmada mientras comenzaba a caminar, llevándome hacia la cama. La forma en que sujetaba mi cuerpo contra el suyo me hizo sentir tanto segura como excitada. Cada paso que daba resonaba en el aire, y todo lo que podía pensar era en la conexión intensa que nos unía.
Al llegar a la cama, Jack se detuvo, y al instante me depositó suavemente sobre el colchón. La cama crujió levemente bajo el peso, y una risa compartida llenó el espacio. Mirándole a los ojos, era evidente que estábamos en una burbuja de intimidad donde el mundo exterior no podía interrumpirnos.
—Eres un loco —reí, sintiendo la adrenalina recorrerme. La mirada de Jack brillaba con diversión y deseo, mientras se inclinaba hacia mí, acercándose para compartir otro beso que llenaría ese momento de electricidad.
La risa se desvaneció mientras Jack se inclinaba sobre mí, sus labios capturando los míos de nuevo en un beso que desató una corriente de emociones intensas. El mundo exterior dejó de existir; todo lo que importaba eran el calor de su cuerpo y la chispa de nuestra conexión.
—Nunca pensé que hoy terminaría así —dijo Jack en un murmullo entre nuestros besos, su aliento cálido rociando mi piel. Cada palabra era un eco de mis propios sentimientos, y la inevitabilidad de lo que ocurría entre nosotros se sentía profundamente natural.
Mis manos se deslizaron por sus brazos, disfrutando de la firmeza de su musculatura mientras lo atraía un poco más hacia mí. La cama, aunque sencilla, se convirtió en un escenario de descubrimiento y pasión, donde cada ligero movimiento y cada roce de nuestra piel alimentaban el fuego que ardía entre nosotros.
—Es como si todo lo que hemos pasado nos hubiera llevado a este momento —respondí, sintiendo la verdad en esas palabras. La intimidad crecía, palpable e innegable, como si nuestro vínculo se estuviera solidificando frente a nosotros.
Las manos de Jack descendieron suavemente por mi costado, y pude sentir cómo la electricidad crecía con cada toque. La atención que me prestaba, cada una de sus caricias, destilaba una mezcla de ternura y deseo que hacía que cada instante fuera más intenso.
A medida que la pasión iba en aumento, nuestras risas se convirtieron en susurros. Había una complicidad entre nosotros que solo se podía entender en esos momentos compartidos, donde el tiempo parecía detenerse. Era un juego de dar y de recibir, cada uno explorando y descubriendo los límites de nuestro deseo.
Jack se detuvo un momento, mirándome a los ojos, cuestionando silenciosamente si estábamos preparados para llevar este momento más allá de lo físico. La conexión emocional que compartíamos era tan fuerte que incluso en medio de la pasión, había una comprensión mutua de lo que significaba este instante.
—¿Está bien? —preguntó, su voz un susurro lleno de significado, como si supiera que esta experiencia no era solo física; era un paso hacia una nueva etapa en nuestra relación.
—Sí —respondí con firmeza, sintiendo que cada palabra resonaba en mi corazón. La decisión estaba tomada; estábamos listos para llevar nuestra conexión a un nivel más profundo.
Jack bajo lentamente los tirantes de mi vestido y comienza a quitarlo con cuidado, cuando sus manos rozan mi piel desnuda un escalofrío recorrió mi cuerpo y sentí como la humedad de empezaba a apoderar de mis bragas. Solo estaba en ropa interior, Jack comenzó a dejar besos por la parte interior de mis muslos haciendo que los jadeos involuntarios salieran de mi boca.
Con cada beso que Jack dejaba en mi piel, la tensión seguía acumulándose, dejando un rastro de sensaciones electrizantes que recorrían mi cuerpo. Sus labios eran cálidos y suaves contra mi piel, y la forma en que sus manos se movían con tanto cuidado me hacía sentir deseada y cuidada, como si realmente entendiera el significado de este momento para ambos.
La forma en que rozaba mis muslos despertaba una mezcla de vulnerabilidad y empoderamiento dentro de mí, y mis jadeos se transformaban en una música íntima que llenaba la habitación. Cada contacto se sentía como un viaje, y no había prisa por llegar a un destino específico; estábamos explorando nuestro deseo, saboreando cada instante que se deslizaba entre nuestros dedos.
Lentamente, sus besos ascendieron, dejando un rastro cálido y húmedo hacia arriba por mis piernas. La anticipación que crecía en mí era casi abrumadora, y el aire se volvía denso con la promesa de lo que estaba por venir. Cuando sus labios finalmente encontraron la línea de mi ropa interior.
—Jack… —susurré, sintiendo cómo la suavidad de su toque me excitaba cada vez más.
Entonces no hubo punto de retorno cuando quitó mis bragas y su lengua recorrió mi zona palpitante de excitación. Un gemido se escapó de mis labios mientras arqueaba la espalda ante el contacto de la humedad de su lengua en mi intimidad. Su lengua empezó a dar caricias en ese pequeño lugar donde estaba todo el manojo de placer haciéndome perder la cabeza y que lo gemidos involuntarios salieran de mi garganta mientras me retorcía de placer, mi mano se poso en su cabeza y tiraba de su cabello mientras soltaba gemidos.
Justo cuando pensé que iba a llegar al mismo cielo Jack se detuvo, y alzo su cabeza de entre mis piernas lamiendo las comisuras de sus labios, otra ola de humedad bajo por mi entrepierna. Se levantó frente a mí; sus ojos cafés los cuales tenían un color claro estaban oscuros, las ganas de besarlo y sentirlo contra mi aumentaban. Se quito la camisa dejando ver su físico atlético y tonificado. Tiene un abdomen marcado, con músculos claramente definidos. La parte superior del torso está despejada, permitiendo ver sus pectorales que lucen firmes. Sus brazos también parecen musculosos, evidenciando un entrenamiento regular debido al básquet.
—Fuera el sostén—. Ordeno estando de pie frente a mí, un escalofrío me recorrió la espalda.
Con el temblor de mis piernas me enderece un poco en la cama bajo su mirada expectante, pase lentamente mis manos por los tirantes de mi sostén dejándolos caer lentamente por mis hombros. Lleve mis manos a la parte trasera de mi espalda y por fin quite la única prenda de ropa que llevaba quedando completamente desnuda frente a él. Una sonrisa pícara invadió sus labios mientras que por mi parte podía sentir como la sangre subía a mis mejillas.
—Buena chica—, me alago.
Trague saliva mientras lo observé desabrochar su pantalón y bajar el cierre que ocultaba aquel bulto entre sus piernas que parecía querer explotar. Me relamí los labios mientras sentía la humedad de mi entrepierna incrementar más. Entonces vi como sacaba su…¡Oh .Por. Dios!
Un leve temor me invadió por un momento, ¿Esa cosa va a estar dentro de mi? Bueno es más que obvio, ¿Estoy lista para esto? Si, ya me había mentalizado varias veces de que esto podía llegar a pasar, pero, ¿Entonces porque tengo miedo?
«Oh dios, de verdad voy a tener sexo. Voy a perder mi virginidad con Jack»
—Relájate—el susurro de Jack me hizo verlo a los ojos—. No haré nada que no te guste, ¿esta bien? Sino quieres seguir dímelo, te entenderé.
—Quiero hacerlo contigo—sentencie—, quiero que seas tú.
Jack me mostró una sonrisa mientras se inclinaba para besarme, mientras que al mismo tiempo alineaba su pelvis y su intimidad contra la mía. Sus labios se apoderaron de los míos en un beso lleno de posesión, cada caricia intensa y audaz como si reclamara algo que solo le pertenecía a él. La calidez de su cuerpo me envolvió, y una oleada de emoción brotó en mí, empujando todo temor lejos de mi poco a poco.
Sentí como miembro de posicionaba en mi entrada introduciéndolo dentro de mí poco a poco mientras nos besamos. Un gemido de dolor se escapó de mi boca mientras aún tenía mis labios pegados a los suyos mientras que por su parte un jadeo salió de los suyos, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos en tanto siento como si algo dentro de mi se rompiera lentamente cada vez que avanzaba más profundo en mi interior.
Pude sentir los labios de Jack bajar por mi cuello e ir lentamente hacia mis senos, sentí como sus dientes jugan con mis pezones distrayéndome un poco del dolor que se propagaba en mi entrepierna. Él ya está completamente dentro de mi, lo podía sentir perfectamente, pero no parecía estar apurado en comenzar a moverse sino que al contrario estaba más enfocado en mi, en excitarme más de lo que ya podía estar dejando besos por mis senos, mi cuello y mis labios.
El dolor seguía presente pero no como antes cuando apenas estaba entrando en mí, solo queda esa sensación de molestia junto con ese ardor de que algo sea roto.
«Necesito que él se mueva»
—Jack—suelto un jadeo sobre sus labios antes de besarlo.
Cómo si pudiera leer mis pensamientos, él comienza a moverse con cuidado dentro de mí, uno que otro gemido de dolor salió de mi boca al principio debido al roce de nuestros cuerpos. Pero poco a poco las sensaciones me sobrepasan y empieza a sentirse bien, la habitación de hotel estaba impregnada de gemidos y jadeos por parte de ambos cada vez que su pelvis chocaba con la mía.
—¿Te gusta?—Pregunto con su voz jadeante.
No hizo falta que respondiera con palabras cuando volvió a deslizarse dentro de mi con fuerza haciéndome arquear la espalda mientras gemía, eso fue suficiente para aumentará la velocidad y la dureza de sus movimientos haciéndome perder la cabeza. Pude sentir que estaba apunto de llegar al clímax y gimo más alto mientras rasguño la espalda de Jack, sus labios buscaron los míos para silenciar mis gemidos, entonces sentí como mi cuerpo estallaba, olas tras olas e placer invadieron mi cuerpo. Un gemido salió de la boca de Jack mientras sus movimientos se volvían más rápidos y torpes hasta que llegó al clímax igual que yo. Sentí como dejaba un líquido caliente dentro de mi antes de salir de mi intimidad.
Salió de mi y se tumbó a mi lado, nuestras respiraciones agitadas hacen eco por toda la habitación junto con los latidos de nuestros corazones mientras que los últimos rastros del orgasmo y el alcohol que anteriormente había ingerido me dejaban y toda la claridad volvía a mi.
«¡Por el Todopoderoso! ¡Perdí mi virginidad!»
Un pensamiento que no fui capaz de ver antes invadió mi cabeza. Me gire con rapidez hacia Jack.
—Acabamos de tener sexo—, dije con rapidez.
—Si, el mejor de todos—respondió con una sonrisa.
—No me refiero a eso, aunque si, fue genial— admití—, ese no es el tema, no usamos protección.
La habitación de quedó en silencio.
—Mierda…
—Creo que tengo unas pastillas anticonceptivas en mi bolso—mencione.
Recordé como Valery me había hecho guardar una caja de condones y esas pastillas en mi maleta antes de viajar. Me las había ofrecido entonces, diciendo que era mejor prevenir que lamentar. En ese instante de crisis, esas pastillas aparecieron en mi mente como una luz de esperanza. No podía haberme olvidado de su importancia.
—Iré por ellas, tu quédate en la cama—asentí.
Lo vi ponerse su ropa interior antes de levantarse de la cama y dirigirse a mi maleta, la abrió con cuidado y rebuscó dentro de ella la pequeña cajita de las pastillas hasta que por fin dio con ellas. Se acercó a un pequeña mesita al lado de mi maleta y sirvió un vaso de agua y se acercó nuevamente a mi dándome la pequeña pastilla y el vaso con agua.
Los tome y sin perder mucho tiempo me trague la pastilla para luego darle un gran sorbo de agua al vaso para dejarlo sobre la mesa de noche que estaba junto a la cama. Jack volvió a mi lado tomando la gran sabana que estaba sobre la cama y nos envolvió a ambos con ella, me acosté sobre torso dejando mi cabeza reposando en su pecho siento como sus dedos hacían trazos invisibles en la piel desnuda de mi espalda.
El cansancio se estaba apoderando de mi, mi cuerpo estaba agotado y mi parte íntima aún sentía dolor, sentí como mis párpados comenzaban a ceder ante el agotamiento.
—Te quiero, loca— logre escuchar el pequeño susurro de Jack antes de ceder.
—Yo también te quiero desgraciado—, respondí, dejándome llevar por los brazos de Morfeo.
[…]
Wow, que capitulo.
¡Hola lindas personitas! ¿Cómo están?
Espero que les haya gustado este capítulo, tarde mucho escribiéndolo la verdad y di lo mejor de mi para que a ustedes les gustará mucho. Quiero decirles que este capítulo es de suma importancia para la trama pero no hablo de la trama de esta historia sino más bien de la próxima historia que les está subiendo que forma parte de esta saga.
Pero bueno, ahora sí, preguntas:
¿Que tal te pareció este capítulo?
¿Crees que Valery ya había previsto hasta lo menos imprevisto?
Gracias por leer.
Deja tu voto y tu comentario si te gusto.
Besos Gea <3.
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