• 32. Un momento a solas•

Jack 

—La boda será en un mes, creo que lo ideal sería que te unieras a los preparativos para cuando llegue el día y así todo estará bien— tamboree mis dedos sobre el volante, Lizzie hablaba como un perico a través de la línea telefónica—. Así que agradecería mucho que vinieras a ver el salón donde va a ser la fiesta luego de que nos casemos en la iglesia.

—Ya te dije que no voy a ir a ver nada y tampoco me cansaré contigo.

—El anillo en mi dedo dice otra cosa.

—Ese anillo no lo compre yo, mucho menos lo puse en tu dedo estando de rodillas, lo hicieron tus padres—. Le recordé, mis energías se agotaban de forma rápida cada que cruzaba palabras con ella.

—También lo compraron tus padres—, resaltó.

—Pero no fui yo—la corte, estaba hastiado de la conversación—; no estoy tan demente como para comprometerme contigo por voluntad propia.

Colgué la llamada, no necesitaba escuchar sus quejas porque ya tenía suficiente con las de mis padres cuando estoy en casa. Ameritaba un respiro de todo esto, tal vez unas vacaciones en Hawái eran ese respiro de tranquilidad que estoy buscando. Mi teléfono volvió a sonar y contesté sin fijarme en el contacto.

—¿Estás ocupado?—Interrogo Dion.

—Exhausto diría yo.

—¿Problemas de noviazgo? ¿No te parece muy temprano?—Bromeo Dion, una sonrisa se curvo en mis labios.

—Ojala fuera eso—encendí el auto, sabía que se refería a que llevaba un mes saliendo con Layla como una pareja oficial—. Creo que serían más fáciles de resolver que toda esta mierda de las empresas y el matrimonio.

Dion ya sabía todo, en realidad, él muy chismoso de mi mejor amigo lo descubrió mientras estaba en mi casa hace un par de semanas cuando por accidente escuchó una conversación de mis padres acerca del tema. Al principio estaba en estado de shock porque aún no procesaba la idea de verme en traje y en un altar a punto de casarme y, luego de que Mara y yo le explicáramos mejor la situación decidió ayudarnos con todo lo que necesitáramos.

—Tengo el número de algunos inversores interesados en la presentación—escuche a Dion con atención mientras conducía hacia la escuela—; cuando los contacte por primera vez dijeron que la presentación y el potencial que tenía la empresa de tu familia era muy llamativo para ellos, quieren agendar una reunión para hablar más a fondo sobre el tema. Yo les comenté que primero debía preguntarte antes de tomar una decisión sobre algo y dijeron que esperarían una respuesta de tu parte.

—Diles que podemos reunirnos el sábado de la próxima semana—aparque mi auto en el estacionamiento de la escuela—, debe ser en la tarde la reunión.

—Bien, yo se los haré saber—hubo una pausa antes de que Dion volviera a hablar—. ¿Ya se lo dijiste?

Sabía a qué se estaba refiriendo, la respuesta era más que clara:

—No.

—Jack—me riño—, no puedes seguir así, hace una semana que estás saliendo formalmente con ella, creía que se lo habías dicho antes de hacer esa propuesta el día de su cumpleaños, la estas engañando.

Apreté los labios.

—Lo he intentado ¿okey?— Repliqué, recordé las veces en que se me dio la oportunidad para decirle la verdad sobre mi situación a Layla—. Simplemente no puedo, es difícil para mí, quiero decirle pero cada vez que lo intento siento como se me forma una nudo en la garganta que me impide hablar…a veces imagino que si se lo digo me daría una cachetada y me gritaría lo muy desgraciado que soy y que no me quiere ver más en su vida.

—¿No te parece que exageras? A mí parecer Layla se ve como una persona calmada y comprensiva.

—Es que no lo entiendes—mi mente viajo meses atrás en el momento donde Layla se cruzó con Lizzie por primera vez—, cuando pensó que la estaba utilizando, cuando vio a Lizzie por primera vez salió corriendo de mi casa molesta y…herida. Me había dicho que me alejara de ella porque no quería más mentiras, se alejo de mi por semanas y me evitaba, eso me hacía sentir miserable.

—Pero le estás mintiendo, justo ahora— no había bajado del auto, no creo que pudiera entrar a mi primera clase llevaba varios minutos de retraso—, ¿No crees que sería peor para ella si se entera por otra persona? Lo mejor que puedes hacer es serle sincero y más ahora que están saliendo de verdad y no como un simple juego como había empezado todo.

—Ya lo se, de verdad créeme que lo se.

—Entonces…—corte la llamada.

Mi atención ya no estaba en la conversación, mis ojos decidieron fijarse en aquella chica de cabello azabache y ojos azules que le había dado un giro 360 a mi vida, se movía con rapidez hasta la entrada de la escuela pero pese a eso me di la oportunidad de detallarla a la perfección; su cabello negro completamente lacio le llegaba a la cintura, llevaba un top de color azul marino con escote cuadrado que dejaba ver el inicio de sus tetas y su clavícula, una falda de color negro que daba una buena vista de sus piernas y, se ajustaba a la perfección a sus caderas y al movimiento de su culo cuando caminaba.

Ese no era su estilo de vestir, normalmente siempre venía a la escuela con vaqueros, camisas unicolor y zapatillas blancas pero de igual manera se veía bien.

Una imagen de ella estando debajo de mi mientras que yo me enterraba en su interior me hizo removerme en mi asiento, me maldije internamente al sentir la incomodidad que se presentó en mi entrepierna. Llevaba un tiempo récord en el cual no tenía actividad sexual—desde que empecé la relación falsa—con alguien o imaginaba cosas de ese estilo, merecía un récord Guinness por eso. Aleje todas las fantasías sexuales que se habían comenzado a formar en mi cabeza con ella, cerré los ojos tratando de imaginar otra cosa para distraerme pero para mí mala suerte lo primero que vi cuando cerré los ojos fue aquel recuerdo en donde estábamos ambos en la calle esa vez que Mackenzie la tiró a piscina y tuvo que quitarse la camisa, abrí los ojos al recordar como le quedaba ese sujetador de encaje negro.

«Me lleva el que me trajo»

Mire la hora en mi teléfono, debía esperar media hora antes de asistir a mi segunda clase, solté un suspiro de frustración: Será una larga espera.

Layla

Iba tarde a clases, me había quedado dormida porque había pasado toda la noche anterior leyendo y estudiando. Química era la primera clase que tenía ¿lo peor de la situación? Había examen, corrí por los pasillos hasta el aula de clases, gracias al Todopoderoso convencí a Valery de que llamara a la escuela que iba a tener un retraso, eso me facilitaría mucho la entrada al salón.

No toque la puerta, solo entre al aula apenas la encontré dejando sobre el escritorio de la profesora un justificante de mi retraso para luego tomar una de las impresiones del examen escrito. Antes de tomar asiento en mi lugar le eche un vistazo a las demás; Mara miraba el examen con el ceño fruncido, Grace se mordida la uña de su dedo pulgar mientras movía su lápiz con nerviosismo y Erika estaba concentrada anotando cosas a velocidad luz en su hoja.

Tomé una bocada de aire sentándome en la silla poniendo mi hoja de examen sobre la mesa, comencé a escribir respondiendo las preguntas.

—Creo que reprobé— comenzó a lamentarse Mara, sostenía su cuaderno de química mientras revisaba sus apuntes—. Falle en la segunda pregunta.

—Si solo fue una no pasa nada—, la tranquilizó Dion.

—Lindo cambio de estilo, Layla—comento Grace.

—Cierto—acoto Erika.

—Valery me hizo vestirme así, dijo que debía ponerme está ropa como pago ya que ella tuvo que llamar a la escuela porque me quedé dormida e invento una excusa por la cual llegué tarde—explique, le di un sorbo a mi jugo de naranja.

—Te queda muy bien— dijo Mara cerrando su cuaderno.

—Genial, los encontré—. Félix llegó a la mesa dónde estábamos desayunando, se sentó en medio de Grace y Erika—, adivinen de lo que me enteré.

—¿De que te enteraste?— La voz de Jack se escucho a mi lado, se sentó a mi lado rodeando mi cintura con su brazo, su perfume inundó mi nariz.

Aún me seguía acostumbrado a el contacto físico entre ambos, los besos no eran tanto problema como lo eran antes porque el hecho de que me invitará a salir cada dos días había logrado que ese pequeño problemita se fuera pero el que sus manos tocaran otra parte de mi cuerpo me erizaban la piel y mandaban sensaciones extrañas a todo mi sistema nervioso, antes también pasaba pero eran muy pocas la veces que teníamos roces físicos además de los besos. Note como Dion y Jack se lanzaban miradas que me parecieron indescifrables pero mi atención volvió a Félix justo cuando abrió la boca nuevamente para hablar.

—La escuela organizará un viaje escolar para los de último año, o sea, para nosotros que somos del último año queridos amigos.

—¿Estás seguro?— Cuestionó Erika.

—Segurísimo—respondió Félix extendiendo de forma exagerada la letra “o”.

—¿Dónde oíste eso?—Pregunte.

—Bien, lo escuché porque estaba de camino hacia acá pero por pura casualidad en uno de los pasillos estaban el director y la profesora guía del grupo—empezó a relatar Félix, miro rápidamente a nuestro alrededor para asegurarse que nadie mas que nosotros escucháramos—. Y créanme que yo no quería oírlos, se los juro, pero caí en la tentación de escuchar cuando el director dijo la palabra viaje, le estaba comentando a la profesora que la sorpresa para los casi universitarios de este año es un viaje de fin de curso, dijo que posiblemente el viaje se realicé en unas semanas y que seguramente nuestro lugar de destino sea…

Félix se quedó con las palabras en la boca llenándonos más de intriga.

—Termina de hablar—demando Mara.

—Bien, bien pero hagan redoble de tambores—, por culpa de la curiosidad no nos quedó más que dar unos golpes en la mesa como lo había pedido—. ¡Dijo que nuestro lugar de destino sería San Francisco!

—Suena demasiado bueno para ser verdad—objeto Dion.

—Digo lo mismo—dijo Erika.

—Crean lo que quieran ahora pero verán en unas semanas que yo, Félix Weston tenía razón.

—Lo que digas, Félix—contesto Mara.

—Un viaje suena divertido—, comenté.

—Yo también creo eso—Grace me miró animada—. Un viaje de curso se escucha prometedor, los del año pasado ni siquiera tuvieron fiesta de graduación.

—A mi también me parece divertida la idea—añadió el desgraciado, sentí como dejaba sobre mi muslo su mano.

Me puse rígida al tacto de su mano contra la piel de mi muslo, desde que había aceptado ser su novia oficialmente y no falsa hace un par de semanas decidió que podía hacer este tipo de cosas, no es que me disgusten simplemente creo que aún no me he acostumbrado a ellas por los momentos. Tal vez sea porque siento que mi piel parece arder con su tacto y me produce sensaciones dónde no debería, trate de concentrarme en lo que hablaban mientras el muy desgraciado tenía su mano ahí.

—Bueno, creo que lo mejor sería continuar con la conversación del viaje en otro momento—recomendó Dion—. Ya casi es hora de que volvamos a clases.

—Nosotros tenemos que estar las siguientes dos horas en el club—menciono Erika—. Debemos seguir con los ejemplares de esta semana.

—Sí, tienes razón—dije, tratando de apartar mi mente de la mano de él en mi muslo—. Hablemos del viaje después.

Nos levantamos de la mesa, Dion y Félix se separaron de nosotros para ir a sus clases, nos dirigimos al club. Mientras caminábamos, no pude evitar pensar en lo emocionante que sería un viaje a San Francisco. Pero por ahora, teníamos que concentrarnos en el periódico escolar.

—¿Qué crees que deberíamos incluir en el próximo ejemplar del periódico?—preguntó Erika, sacándome de mis pensamientos.

—Podríamos hacer una sección especial sobre los deportes escolares—sugirió Jack—. Hay muchos eventos interesantes que se avecinan.

—¡Buena idea!—exclamó Grace—. Podríamos entrevistar a los capitanes de los equipos y hacer un calendario de los próximos partidos.

—Me gusta—dijo Mara—. Además, podríamos incluir noticias sobre los logros académicos recientes y cualquier cambio en las políticas escolares.

—Perfecto—respondió Erika—. Entonces, manos a la obra. Tenemos mucho que hacer.

Nos pusimos a trabajar, cada uno con una tarea específica. Mientras escribía sobre los eventos deportivos, no pude evitar sonreír. Aunque el viaje aún no estaba confirmado, había muchas cosas emocionantes sucediendo en nuestra escuela, y no podía esperar para compartirlas con mis amigos.

Nos pusimos a trabajar en el club del periódico, cada uno con una tarea específica. Erika se encargó de coordinar las entrevistas con los capitanes de los equipos deportivos, mientras que Mara y Grace recopilaban información sobre los logros académicos recientes y los cambios en las políticas escolares. Yo me concentré en escribir un artículo sobre los próximos eventos deportivos y cómo los estudiantes podían involucrarse más en las actividades extracurriculares.

Mientras escribía, sentí la mirada de él sobre mí. Levanté la vista y lo vi sonriendo. Me sonrojé ligeramente, pero traté de concentrarme en mi trabajo.

—¿Cómo va tu artículo?—preguntó, inclinándose hacia mí.

—Bien, creo que ya casi lo tengo—respondí, tratando de sonar tranquila.

—Déjame ver—dijo, acercándose más para leer lo que había escrito.

Sentí su aliento en mi cuello y mi corazón comenzó a latir más rápido. Traté de mantener la calma y seguir escribiendo, pero su cercanía me hacía difícil concentrarme.

—Está muy bien—dijo finalmente, apartándose un poco—. Creo que a todos les va a gustar.

—Gracias—dije, sonriendo tímidamente.

El resto de la tarde pasó rápidamente mientras trabajábamos en el periódico. Cuando finalmente terminamos, nos reunimos para revisar todo lo que habíamos hecho.

—Esto se ve genial—dijo Erika, mirando las páginas impresas—. Creo que este será uno de nuestros mejores ejemplares.

—Definitivamente—añadió Grace—. Buen trabajo, equipo.

Nos despedimos y salimos del club, cada uno dirigiéndose a su próxima clase. Al llegar al pasillo, me di cuenta de que mi bolsillo se sentía más ligero de lo normal. «¡Mi celular!» Lo había dejado en el salón.

Suspiré y me di la vuelta, regresando rápidamente. Al abrir la puerta, el salón estaba en silencio, solo el sonido de mis pasos resonaba en el suelo de madera. Me dirigí a la mesa donde había estado trabajando y, efectivamente, ahí estaba mi celular, justo donde lo había dejado.
Al tomarlo, escuché un ruido detrás de mí. Me giré rápidamente, mi corazón latiendo un poco más rápido. Para mi sorpresa, ahí estaba el desgraciado, mirándome con una sonrisa traviesa.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté, tratando de sonar casual.

—Te vi regresar y pensé que podría acompañarte —respondió, encogiéndose de hombros.

—No hacía falta pero gracias—comencé a caminar hacia la puerta—. Solo vine por mi teléfono, ya voy a clases.

Antes de que pudiera dar un paso más, Jack se movió rápidamente, acorralándome entre la mesa de la computadora y él. Su cercanía hizo que mi corazón latiera aún más rápido.

—Desgraciado, ¿qué estás haciendo? —pregunté, mi voz apenas un susurro.

—Solo quería un momento más contigo —dijo, su voz suave pero firme—. ¿Acaso no puedo, loca?

Antes de que pudiera reaccionar, Jack me levantó con facilidad y me sentó sobre la mesa. La frialdad de la superficie que chocó con mis muslos desnudos por la falda y, dicha frialdad contrastaba con el calor de su cuerpo cerca del mío. Sentí su mano rozar la mía, y aunque una parte de mí quería resistir, otra parte no podía evitar sentirse atraída por su presencia. Sus ojos se encontraron con los míos.

—Deberíamos irnos —murmuré, aunque mi voz carecía de convicción.

Jack sonrió y, lentamente, negó con la cabeza, sus manos fueron a mis rodillas separándolas lo suficiente para ponerse entre ellas. Me sentí diminuta frente a él pese estar sentada sobre una mesa este desgraciado tenía un metro noventa de altura y yo apenas si llegaba al metro sesenta, pase saliva al sentir su respiración en mi cuello y sus manos apretar mis muslos y, la mezcla de adrenalina y deseo me envolvió.

—¿Segura?—Dijo, su aliento cálido rozo mi cuello produciendo un hormigueo que recorría mi piel. En mi interior, había un deseo creciente por estar más cerca de él, por sentir esa conexión que nos unía en la oscuridad del salón.

—Si—musite.

—¿Sabes, Layla? —comenzó él, su tono más suave—. No puedo evitar pensar lo increíble que te ves hoy. Esa falda… te queda perfecta.

Mis mejillas se sonrojaron, y una chispa de coqueteo encendió el ambiente.

—De verdad lo piensas? —le pregunté, un poco insegura pero intrigada.

—Absolutamente. Te hace lucir aún más hermosa de lo que siempre eres —respondió, su mirada fija en mí con una intensidad que me hacía sentir especial y deseada.

La calidez de su cumplido resonó en mi pecho, dándome una mezcla de confianza y nerviosismo. Sabía que el momento era perfecto, pero también comprendía que había una línea que no deberíamos cruzar en ese salón. A pesar de las advertencias de mi mente, la química que compartíamos pareció desbordarse.

Fue entonces cuando, como si el mundo a nuestro alrededor se desvaneciera, Jack se inclinó hacia mí. Sus labios finalmente tocaron los míos con una suavidad que me hizo cerrar los ojos. Era como si todo se congelara, y en ese instante, no había nada más que su presencia y la suya. El beso comenzó delicadamente, explorando la proximidad que nos separaba. La sensación era eléctrica, cada roce despertaba mis sentidos. Su boca se movía con una confianza que me atrapaba, y al mismo tiempo, había una dulzura que me hacía sentir valorada.

Mis manos encontraron su cuello, y me dejé llevar mientras él profundizaba el beso, acercándose más, como si quisiera que nuestras almas se fusionaran. El calor de su cuerpo se sentía envolvente, y mi corazón latía al compás de su respiración. Todo lo que había considerado antes se desvaneció; el mundo exterior, los peligros, las advertencias… nada importaba en ese momento.

Sentí el suave tirón que sus dientes le dieron a mi labio inferior haciéndome soltar un jadeo contra su boca, y la mezcla de deseo y ternura me desbordaba. Era como danzar entre la pasión y la calma; cada caricia de su boca sobre la mía encendía un fuego que nunca había experimentado. La forma en que me sostenía, firme y segura, me hacía perder el sentido del tiempo y del lugar.

Sus labios dejaron los míos y empezaron a descender por mi cuello dejando besos y pequeñas mordidas, los cuales empezaban a robarme suspiros y jadeos que no podía controlar.

Siguió bajando, haciendo que mi piel se erizara con cada roce. Su boca estaba cálida y suave, y cada beso parecía encender un fuego dentro de mí que apenas podía controlar. Sentía como si cada caricia que me daba desatara una oleada de sensaciones, como si cada parte de mí despertara al contacto de su piel, comencé a sentir como mi entrepierna se llenaba de humedad.

—Jack… —susurré, una mezcla de sorpresa y deseo llenando mi voz. La sensación de sus labios en mi cuello era embriagadora, y mientras mi mente intentaba recordar dónde estábamos, mi cuerpo solo quería más de él.

—¿Te gusta? —preguntó, su voz ronca y juguetona, mientras se detenía un momento para mirarme con esos ojos que ardían de intensidad.

Asentí, incapaz de pronunciar más palabras. Era una mezcla de vulnerabilidad y poder, y Jack parecía disfrutar de cada segundo. La tensión en el aire era palpable; estábamos atrapados entre dos mundos: uno lleno de expectativas y el otro lleno de pura adrenalina y deseo.

Regresó a mis labios, y esta vez el beso fue más profundo, más ansioso, como si nuestras almas se buscaban desesperadamente. La forma en que sus manos se movían por mis costados, acariciando mi cintura y tirando del final de mi blusa, me hizo sentir viva de una manera que nunca antes había experimentado. El roce de sus dedos sobre mi piel provocaba una corriente de electricidad que recorría mi cuerpo, haciéndome perder la noción de todo lo que nos rodeaba.

Una parte de mí sabía que esto podía ser un error, que lo que estábamos haciendo era arriesgado, pero cada pensamiento se desvanecía con el sabor de su boca, la dulzura y la urgencia que compartíamos. Era como si en ese momento no hubiera reglas, ni miradas desaprobatorias, solo nosotros dos, envueltos en una burbuja de deseo y conexión.

—Layla —dijo en el momento en que sus labios dejaron los míos, pausando solo un segundo para volver a mirarme—. Estoy loco por ti. Y lo digo en serio.

Sin poder contenerme, lo tomé del rostro, atrayéndolo de nuevo hacia mí. Esta vez lo besé con más fervor, mostrando lo que sentía en cada roce de nuestros labios. Sus manos, que antes estaban en mi cintura, ahora exploraban mis costados, y su toqueteo me hacía sentir una mezcla de emoción y vulnerabilidad que se mezclaban con la excitación del momento.

Sin embargo, sonido del timbre me hizo reaccionar, y un escalofrío recorrió mi espalda. Una realidad abrupta se deslizó entre nosotros, y el sonido retumbante de los estudiantes en el pasillo de afuera confirmó que el mundo exterior estaba muy presente.

De repente, la claridad de dónde estábamos me abrumó.

—Deberíamos… deberíamos irnos. —La tensión en mi voz era evidente, y al mismo tiempo, una tristeza me invadía al imaginar que esto tuviera que terminar.

—Sí —dijo Jack, dándose cuenta, su rostro aún hermoso y lleno de deseo, pero con un ligero toque de comprensión—. Pero quiero que sepas que lo que acaba de pasar no fue solo un impulso y créeme que vamos a terminar lo que empezamos.

Hice una pausa, sintiendo que el aire entre nosotros se espesaba con una mezcla de complicidad y temor. Su mano tomó la mía, y en ese contacto, sentí que algo se asentaba entre nosotros. Al final lo que había comenzado como un momento improvisado se había transformado en algo significativo.

Tomé una respiración profunda, sintiendo el latido de mi corazón aún acelerado.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —le pregunté, mi voz un poco más firme.

—Vamos a clase como si nada hubiera pasado, —propuso, esbozando una sonrisa que iluminó su rostro—. A menos que quieras seguir con esto en otro lado.

—A clases entonces—me apresuré a decir.

El muy desgraciado soltó una carcajada. Así, mientras recuperábamos un poco de normalidad, con una última mirada a sus ojos, nos dirigimos a la puerta, listos para enfrentar el mundo exterior, pero sabiendo que dentro de nosotros había comenzado a florecer algo que se estaba expandiendo. Pero en mi mente solo se repetía una cosa:

«Casi pude haber tenido sexo en la escuela»

[…]

Hola lindas personitas, ¿Cómo están? Yo muy bien.

No se ustedes, pero a mí parecer ya era momento de darle un poquito de sazón a estos dos.

Ahora sí, preguntas:

¿Que te pareció este encuentro entre Layla y Jack?

¿Jack se casa en un mes?

¿Que te parece la idea de un viaje a San Francisco con este grupito de amigos?

Gente necesito ver sus comentarios acerca de este capítulo y sus opiniones sobre estás escenas ya que pueden que no les gusten, les generen  incomodidad o algo por el estilo. Entonces espero ver sus comentarios en este capítulo.

Les recuerdo que pueden ir a seguirme en mi Instagram: @gea_466 el link está en mi perfil, ahí subo contenido sobre la historia por si quieren ir a verlo y también respondo preguntas e interactúo con ustedes.

Espero que les haya gustado.

Deja tu voto y tu comentario.

Feliz miércoles.

Besos Gea <3

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