• 31. Un cumpleaños bajo la luna •

Querido lector, me gustaría informarte que este capitulo tiene medios gráficos (música) entonces como recomendación  por mi parte como escritora de la historia te recomiendo reproducir la canción cuando veas esto: (***).

[...]

¿Qué debería sentir hoy? ¿Felicidad por tener un año más de vida o tristeza?

Mi cumpleaños es un día especial o al menos eso creo. No tenía ánimos de celebrar este día, nada era lo mismo y por más que intentaba guardarme las cosas para mí misma siempre hay un momento que se vuelve necesario soltar las cosas y demostrar los disgustos y las sensaciones de tristeza mezcladas con la melancolía.

Un año.

Había pasado un año desde que papá murió a causa del cáncer, esta fecha se ha convertido en un recordatorio doloroso de su ausencia. Antes, solíamos celebrar juntos, él siempre hacía algo especial para mí. Ahora, cada vez que llega este día, siento un vacío inmenso.

Recuerdo cómo solía despertarme temprano, con una sonrisa en el rostro, ansiosa por ver qué sorpresa me tenía preparada. Pero ahora, me despierto con una sensación de tristeza y melancolía. No quiero celebrarlo, no quiero fingir que todo está bien cuando en realidad mi corazón está roto.

Porque por más que actúe como si nada me pasará y todo estuviera bien, teniendo una sonrisa en mi cara no significa que no recuerde lo que perdí. Muchas veces mi mente me recuerda la verdadera razón por la cual dejamos Dallas, yo había caído en depresión y mamá no podía soportarlo, ella no soporto el hecho de que mi papá muriera estaba igual incluso peor que yo pero no lo demostraba para no preocuparme. Entonces su decisión fue empezar de cero en otro lugar, un reinicio para ambas que buscábamos lidiar con el dolor de la perdida.

—Feliz cumpleaños Layla—aparte la mirada de la ventana, Valery sostenía un hermoso ponqué de chocolate con glaseado de vainilla y una velita.

Me acerque a ella, tomé su manos entre las mías mientras miraba el ponqué.

—Pide un deseo—alentó Valery, su voz tenía un tono tranquilo a diferencia de otras veces que siempre tenía un toque juguetón.

No iba a rechazar el detalle de mi hermana así que solo me límite a cerrar los ojos y pedir mi deseo:

«Que este cumpleaños sea mejor»

Sople la vela y volví a abrir los ojos. Al hacerlo me encontré con la cara sonriente de Valery, dejo el ponqué en mis manos y camino hasta la puerta de mi habitación saliendo por ella hacía él pasillo, con curiosidad la seguí hasta la sala, donde me encontré con una pequeña reunión sorpresa. Había globos, serpentinas y una mesa decorada con mis colores favoritos. A pesar de la tristeza que sentía, no pude evitar sentir una pequeña chispa de alegría al ver el esfuerzo que Valery y mamá habían puesto en hacerme sentir especial.

—¡Sorpresa!—exclamaron Valery y mamá con una sonrisa amplia, extendiendo los brazos hacia mí.
Me acerqué y las abracé con fuerza, sintiendo una mezcla de gratitud y tristeza. Ambas siempre sabían cómo levantarme el ánimo, incluso en los días más oscuros.

—Gracias a ambas. Esto significa mucho para mí—dije, con la voz quebrada por la emoción.

Valery me miró con ternura y me dio un suave apretón en el hombro mientras mamá dejaba un beso en mi frente con amor.

—Sé que este día es difícil para ti, pero quería recordarte que no estás sola. Papá siempre estará con nosotras, en nuestros corazones y en nuestros recuerdos.

Asentí, sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos. Nos sentamos juntas en el sofá, y Valery comenzó a contarme historias divertidas de nuestra infancia, recordando los momentos felices que habíamos compartido con papá las tres juntas. Poco a poco, sentí que el peso en mi pecho se aligeraba, y una sonrisa genuina apareció en mi rostro.

—¿Sabes?—dije, alternando la mirada entre mamá y Valery—. Creo que papá estaría orgulloso de nosotras. Hemos pasado por mucho, pero seguimos adelante.

Valery asintió, con los ojos brillantes de emoción.

—Sí, lo estaría. Y siempre estaremos aquí la una para la otra, sin importar lo que pase—aseguro mamá.

Sentí una calidez en mi corazón al escuchar esas palabras. Aunque el dolor de la pérdida nunca desaparecería por completo, sabía que con el apoyo de mi familia, podría encontrar la fuerza para seguir adelante.

—Déjame decirte Layla que por ser tu cumpleaños no significa que vas a faltar a clases—informo mamá.

Solté un bufido, ya lo sabía pero de igual manera tenía la esperanza de que me dejara quedarme en casa. Nadie sabía que hoy era mi cumpleaños, no se lo había dicho a nadie así que eso era un punto a mi favor para no pasar pena en la escuela, ¿verdad?

Me levanté del sofá y me dirigí a mi habitación para prepararme. Mientras me vestía, no podía evitar sentir una mezcla de emociones. Por un lado, estaba agradecida por el esfuerzo de mi familia, pero por otro, la tristeza seguía ahí, latente.

[…]

Al llegar a la escuela, traté de mantenerme lo más discreta posible. No quería que nadie notara que hoy era un día especial para mí. Caminé hasta el salón del club, hoy teníamos que organizarnos sobre los nuevos ejemplares de la semana porque el director nos dio tiempo límite para que los entregamos.

Llegué a la puerta del club, se escuchan voces adentro algunas más altas que otras:

—Si algo sale mal con esto me lanzó del segundo piso de la escuela—escuche la voz de Grace.

—Tampoco es para tanto, ¿no crees que exageras?—contesto Erika, su voz tenía un tono divertido.

—No creo que nada salga mal—comento Mara con seguridad.

—¿Qué no va a salir mal?— Pregunté intrigada, había entrado al club de forma silenciosa mientras ellas estaban inmersas en su conversación.
Al escuchar mi voz todas se giraron hacia mi con sorpresa.

—¡Layla!—Grito Grace—, al fin llegas, necesitamos tu ayuda.

Arqueé una ceja.

—¿Tiene que ver con lo que estaban hablando?

Grace asintió con entusiasmo, mientras Erika y Mara intercambiaban miradas cómplices.

—Sí, Layla, necesitamos tu opinión sobre los nuevos ejemplares que debemos entregar esta semana—dijo Erika, tratando de sonar casual.

Me acerqué a la mesa donde estaban esparcidos varios documentos y libros. Al parecer, el director había sido bastante específico con sus expectativas esta vez.

—¿Qué es lo que les preocupa tanto?—pregunté, tratando de entender la situación.

—Es que el director quiere que hagamos una presentación especial con estos ejemplares—explicó Mara con una rapidez impresionante—. Y tenemos que asegurarnos de que todo esté perfecto.

Grace suspiró dramáticamente.

—Y si algo sale mal, ya sabes lo exigente que puede ser el director—añadió, con una expresión de preocupación.

Tomé uno de los libros y lo hojeé rápidamente. Entendía su preocupación; el director no era conocido por su paciencia.

—Bueno, no se preocupen tanto—dije, tratando de tranquilizarlas—. Vamos a trabajar juntas y asegurarnos de que todo salga bien. ¿Por dónde empezamos?

Las chicas sonrieron, aliviadas por mi actitud positiva. Nos pusimos manos a la obra, revisando cada ejemplar con cuidado y planificando la presentación. Aunque era mi cumpleaños, me sentí agradecida de tener amigas con las que podía contar en momentos como este, pero justo ahora una solo pregunta rondaba por mi mente:

«¿Dónde está mi desgraciado?»

—Mara—la llame—, ¿dónde está Jack?

Mara dejó de revisar los papeles que tenía en mano y me miró, sus ojos reflejando un destello de nerviosismo. Se mordió el labio inferior por un breve instante antes de responder.

—Jack está…—dudó un segundo, pero rápidamente recuperó la compostura—. Está ayudando al entrenador con unos preparativos especiales para la presentación deportiva de este año. Ya sabes cómo es, siempre quiere que todo salga perfecto.

Grace asintió con una sonrisa, aparentemente convencida por la explicación de Mara.

—Sí, Jack siempre está dispuesto a ayudar—añadió Erika tratando de aliviar cualquier sospecha.

Aunque la respuesta de Mara parecía convincente, no pude evitar sentir que algo no cuadraba. Sin embargo, decidí no insistir más por el momento.

—Bueno, espero que todo salga bien—dije, tratando de sonar despreocupada—. Vamos a seguir con esto.

Las chicas volvieron a sus tareas, pero mi mente seguía dándole vueltas a la misma pregunta: «¿Dónde está mi desgraciado?»

Mientras continuábamos revisando los ejemplares, no podía dejar de pensar en la respuesta de Mara. Algo en su tono me había parecido forzado, pero decidí dejarlo pasar por ahora. Después de todo, hoy era mi cumpleaños y quería disfrutarlo, aunque fuera trabajando.

Grace, Mara y Erika estaban concentradas en sus tareas, y yo traté de hacer lo mismo. Sin embargo, mi mente seguía divagando. ¿Qué podría estar planeando Jack? ¿Y por qué tanto misterio?

De repente, Grace se levantó y se dirigió hacia la puerta.

—Voy a buscar más materiales—dijo, saliendo rápidamente de la habitación tomando a Erika del brazo la cual la veía con el celo fruncido.

Mara y yo nos quedamos solas. Aproveché el momento para intentar obtener más información.

—Mara, ¿estás segura de que Jack está con el entrenador?—pregunté, tratando de sonar casual.

Mara me miró, y por un instante, vi una chispa de nerviosismo en sus ojos. Pero rápidamente se recompuso y sonrió.

—Sí, estoy segura—respondió con firmeza—. No te preocupes, Layla. Todo está bajo control.

Asentí, aunque no del todo convencida. Decidí dejar el tema por ahora y concentrarme en la tarea en mano. Pero una cosa era segura: iba a descubrir qué estaba pasando, y pronto.

Mientras seguíamos trabajando, el tiempo pasó rápidamente. Grace regresó con más materiales y nos sumergimos en la tarea, revisando cada ejemplar con cuidado. Sin embargo, mi mente seguía divagando, pensando en Jack y en lo que podría estar planeando.

Finalmente, después de varias horas, terminamos de revisar todos los ejemplares. Grace y Mara se estiraron, aliviadas de haber terminado.

—¡Buen trabajo, chicas!—dije, tratando de mantener el ánimo alto—. Ahora solo queda esperar a que el director esté satisfecho.

Grace asintió, pero Mara parecía un poco distraída. Antes de que pudiera decir algo, la puerta se abrió de golpe y Jack entró en la habitación, con una sonrisa traviesa en el rostro.

—Ya está todo listo y…— Jack se callo abruptamente.

A decir verdad estaba más impermeable de lo normal y lo digo por su ropa que está increíblemente acomodada está usando un suéter negro de manga larga sobre una camisa blanca con cuello. El cuello de la camisa es visible por encima del suéter. Además, lleva pantalones de color beige claro. Algo de lo que me dado cuenta de este desgraciado es que tiene una obsesión por los suéteres y camisas de mangas largas, cosas de la cual no me quejo porque le quedan de las mil maravillas porque si, ese ser tenía estilo y no cualquiera, vestía como todo un Old money.

«¡Concéntrate Layla!»

El punto es que, está demasiado impecable para alguien que estaba ayudando al entrenador con cosas del gimnasio como mínimo debería estar sudado pero no. Está como si acabará de salir de una sesión de fotos de alguna revista.

—¿Qué está listo?—Indago, algo huele a mentira por aquí.

—Las preparaciones para el evento deportivo—soltó con rapidez Erika—. ¿Verdad Jack?

Jack vaciló por unos segundos pero asintió con la cabeza.

—Si, eso es justamente lo que ya está listo—afirmo.

—Saben, todo lo que me están diciendo suena a mentiras—, me cruce de brazos.

—Sino me crees puedes ir a preguntarle a Dion y Félix, ellos estaban conmigo —, alegó él desgraciado con seguridad.

El sonido del timbre resonó en los pasillos, marcando el fin de las actividades de los clubes y el inicio de las clases. Con un suspiro, recogí mis cosas al igual que los demás.

—Entrégale esto al director—Erika le dio un ejemplar a Jack.

Mara, Grace y Erika se despidieron de nosotros y salieron del club rápidamente. La puerta se cerró con un suave clic, y el silencio se instaló entre nosotros. Jack estaba de pie junto a la ventana, mirando el ejemplar que Erika le había dado. Me acerqué lentamente, tratando de no hacer ruido, pero él se dio la vuelta antes de que pudiera decir algo.

—¿Quieres algo loca? —preguntó, su voz era tranquila pero había un matiz de cansancio en ella.

—Quiero saber la verdad, desgraciado. Algo no cuadra con lo que dijiste antes —respondí, cruzándome de brazos y mirándolo fijamente.

Jack suspiró y se pasó una mano por el cabello, despeinándolo ligeramente.

—No sé de qué hablas —dijo, pero su mirada evitaba la mía.

—Sabes perfectamente de qué hablo. No estabas ayudando al entrenador, ¿verdad? —insistí, dando un paso más cerca.

—¿Por qué crees eso?

—¿Por qué no creerlo? Estás demasiado pulcro como para haber estado en el gimnasio por casi dos horas—dije, sintiendo una mezcla de curiosidad y sospecha.

Jack se acercó un poco más, invadiendo mi espacio personal. Sentí mi corazón acelerarse y un leve rubor en mis mejillas.

—Loca, ¿por qué estás tan interesada en lo que hago? —preguntó, su voz baja y seductora. Sus ojos brillaban con una intensidad que me hizo estremecer.

Jack dio un paso más cerca, hasta que casi podía sentir su aliento sobre la  piel de mi rostro  Su proximidad me hizo sentir nerviosa, y él lo notó.

—Yo… solo quiero asegurarme de que estás bien —respondí, tratando de mantener la compostura.

Jack sonrió ligeramente y levantó una mano para apartar un mechón de cabello de mi rostro. Su toque fue suave, pero suficiente para hacerme perder el hilo de mis pensamientos.

—Estoy bien, Loca. No tienes que preocuparte por mí —dijo, su voz era un susurro que me hizo temblar.

Asentí lentamente, sintiendo que mis preguntas se desvanecían bajo su mirada. Había algo en Jack que me hacía querer confiar en él, a pesar de las dudas que aún tenía.

«Desgraciado tenía que ser»

[…]

La escuela ya había terminado, lo cual significa que tenía más de diez trabajos para la siguiente semana de distintas materias. Vi el auto de Valery en la entrada y camine hasta el con pesadez tenía ganas de dormir y prepararme mentalmente para empezar a hacer los trabajos.

Subí al auto de Valery y me dejé caer en el asiento del copiloto, soltando un suspiro de agotamiento. Valery me miró con una sonrisa comprensiva.

—¿Día difícil? —preguntó mientras arrancaba el motor.

—No tienes idea —respondí, cerrando los ojos por un momento. Sentí el suave ronroneo del motor y el aire fresco del aire acondicionado acariciando mi rostro.

—Bueno, al menos ya es viernes. ¿Qué te parece ir a comer helado por tu cumpleaños?—Valery preguntó, tratando de animarme.

—Más bien, tengo una montaña de trabajos que hacer —dije, abriendo los ojos y mirando por la ventana. El paisaje de la ciudad pasaba rápidamente, pero mi mente seguía atrapada en la conversación con Jack—, pero un helado no me caería mal en este momento.

—¿Y qué hay de Jack? —preguntó Valery, como si leyera mis pensamientos. Me giré para mirarla, sorprendida.

—¿Qué pasa con Jack? —intenté sonar casual, pero mi voz traicionó mi curiosidad.

—Solo pensaba que lo invitarías a pasar el día contigo—Valery sonrió, claramente disfrutando de mi incomodidad.

—No, solo… es complicado —dije, recordando la intensidad de su mirada y el suave toque de su mano.
Valery asintió, sin presionar más. El resto del viaje fue en silencio, pero mi mente seguía dando vueltas. ¿Qué estaba ocultando Jack? Y más importante aún, ¿por qué me importaba tanto?

Llegamos a la heladería y Valery estacionó el auto. Bajamos y entramos al local, donde el aire fresco y el aroma dulce de los helados me hicieron sentir un poco mejor. Nos acercamos al mostrador y Valery me miró con una sonrisa.

—Elige el que quieras, es tu cumpleaños —dijo, señalando la variedad de sabores.

Después de unos minutos de deliberación, opté por un helado de chocolate con trozos de brownie. Valery eligió uno de vainilla con caramelo. Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana, y mientras disfrutábamos de nuestros helados, Valery rompió el silencio.

—¿Has pensado en qué universidad quieres aplicar? —preguntó, cambiando de tema.— No faltan más que dos meses para tu graduación, bueno eso fue lo que dijo mamá.

Suspiré, saboreando un poco de mi helado antes de responder.

—Todavía no estoy segura. Hay tantas opciones y no sé cuál sería la mejor para mí —admití, mirando mi helado como si tuviera las respuestas.

Valery asintió, pensativa.

—Entiendo. Yo también estaba igual cuando tenía tu edad. Pero recuerda que no tienes que decidirlo todo ahora. Tómate tu tiempo y piensa en lo que realmente te apasiona —sugirió.

Asentí lentamente, considerando sus palabras. Valery siempre sabía cómo hacerme sentir mejor.

Terminamos nuestros helados y Valery me llevó a varios lugares para pasar la tarde por mi cumpleaños hasta que se hizo de noche y volvimos de regreso a casa. Antes de bajar del auto, me dio un abrazo.

—Feliz cumpleaños, hermanita. Espero que encuentres las respuestas que buscas —dijo con una sonrisa.

—Gracias, Valery. Eres la mejor —respondí, devolviéndole la sonrisa.

Entré a mi casa. Al abrir la puerta, me encontré con una sorpresa inesperada. La sala estaba decorada con globos y serpentinas, y mis amigos Mara, Erika, Grace, Dion y Félix estaban allí, junto con Jack, todos gritando “¡Sorpresa!”

—¡Feliz cumpleaños, Layla! —gritaron al unísono.

Me quedé sin palabras, sintiendo una oleada de emoción y gratitud. Jack se acercó y me dio un abrazo, susurrando en mi oído.

—Espero que te guste la sorpresa —dijo con una sonrisa.

—Es perfecta, gracias a todos —respondí, sintiendo que mis dudas y preocupaciones se desvanecían por un momento.

—Genial, ya llegó la cumpleañera, ahora sí a lo que vine—Félix se acercó a la mesa con comida y empezó a devorar todo lo que se le atravesó.

—¿Y es que él no cambia?— Dijo Erika con una mueca.

—Los regalos los dejaré en tu cuarto Layla—Mamá llevaba las bolsas de regalo junto con Val al pasillo de las habitaciones desapareciendo por el.

—Mi momento a llegado al fin— mire a Mara, sostenía un micrófono y había tomado a Félix y Dion y los tres estaban frente a la pantalla del televisor a punto de cantar en el Karaoke que habían instalado.

Al escuchar las primeras notas de la música empezaron las protestas de Dion y Félix.

—No voy a cantar esa canción— negó Félix mientras comía una galleta de chocolate.

—Yo tampoco—, lo apoyo Dion.

—Pues los dos se aguantan porque ya la puse, así que, la cantan por las buenas o por las malas—sentencio Mara, repito la canción.

No puede evitar soltar una carcajada al ver la cara de derrota en Dion y Félix, Grace se encontraba junto con Erika quien estaba grabando lo que pasaba. Jack estaba a mi lado con un brazo alrededor de mi cintura igual de divertido que yo.

—¡Buenas noches querido público!— dijo Mara con diversión mientras la cámara de Erika la enfocaba— ¡Se supone que vamos a cantar una canción de Gravity Falls! ¡Llámenos la patrulla alfa del amor!

Félix con resignación empezó a cantar:

—Viernes y yo bailaré a mi antojo, me siento linda con mi vestido rojo— Erika se acercó a grabar entre carcajadas—, no vayas a subir esto a ningún lado Erika.

—Llegamos a la fiesta nos miran los muchachos, bailemos chicas a pasar el rato, son tan molestos estos chicos que yo…

Le siguió Mara mientras empezaba a bailar.

—Ya me aburrí, nos vamos de aquí— empezó a cantar Dion.

—¡La reina soy de este baile!— cantaron los tres juntos, los demás por nuestra parte los apoyamos con los ¡Oh! de la canción—¡Las chicas solas! ¡La pista es mía toda! ¡Reinas de la disco!

Terminaron de cantar en una pose súper exótica mientras Erika terminaba de grabar. La noche continuó con risas, música y mucha diversión. A pesar de las preguntas sin respuesta y los secretos que aún rondaban mi mente, en ese momento, todo parecía estar en su lugar.

(***)

—Tengo que mostrarte algo—el aliento cálido del desgraciado golpeó el lóbulo de mi oído poniéndome la piel de gallina.

—¿Qué es lo que quieres mostrarme?— pregunté, tratando de mantener la calma mientras mi corazón latía con fuerza. Jack me miró con una sonrisa enigmática y me tomó de la mano, guiándome hacia el jardín trasero.

El aire fresco de la noche nos envolvió mientras caminábamos entre los árboles. La luna llena iluminaba el camino, creando sombras danzantes a nuestro alrededor. Al llegar al jardín, me quedé sin aliento. Había luces colgantes por todas partes, creando un ambiente mágico y romántico. Flores frescas adornaban cada rincón, y la suave melodía de A Drop In The Ocean se escuchaba de fondo.

Jack se detuvo en el centro del jardín, bajo un arco de luces. Me miró a los ojos y, con una voz suave, dijo:

—¿Me concedes un baile, loca?— Extendió su mano hacia mi.

Sentí un nudo en la garganta mientras lo miraba, tratando de descifrar sus intenciones. A pesar de mis dudas, había algo en su mirada que me hacía creer que todo estaba bien y que no debe haber cosas por la cuáles preocuparse.

—Claro, desgraciado—respondí, tomando su mano.

Nos movimos al ritmo de la música, y por un momento, todo lo demás desapareció. La tensión, las preguntas sobre el futuro… todo se desvaneció mientras girábamos bajo las luces colgantes. Jack me acercó más, y pude sentir su corazón latiendo tan rápido como el mío. Solo éramos nosotros dos disfrutando el momento bajo la luz de la luna.

—¿Por qué todo esto?— pregunté finalmente rompiendo el silencio que se había instalado entre ambos, me dio una vuelta y mi espalda quedó pegada a su pecho mientras seguíamos bailando.

—¿Recuerdas que hace unas semanas ambos habíamos dicho que queríamos que todo esto fuera real?—Asentí, claro que lo recordaba—. Quería que está noche fuera memorable, anoche no dormí planeando lo que te diría mientras compraba todo lo que necesitaba para decorar todo esto y, aunque lo pensé por mucho tiempo, hay muchas cosas que podrían ser imposibles de explicarte.

Jack hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Sentí su respiración en mi cuello, y el calor de su cuerpo me reconfortaba.

—Lo único que se con certeza es lo mucho que me gustaste, desde que te vi ese día en aquel salón de clases sentada en mi mesa favorita con cara de perdida por estar ahí, cuando me acerqué y tus ojos me miraron por primera vez me dije a mi mismo que quería que solo me miraras a mi y a nadie más.

Me giré para mirarlo a los ojos, buscando la verdad en su mirada. Había una mezcla de sinceridad y vulnerabilidad que nunca antes había visto en él.

Él sonrió, una sonrisa triste pero llena de esperanza.

—No tienes que decir nada ahora —dijo, acariciando mi mejilla—. Solo quiero que disfrutes esta noche. Que olvides todo lo demás, aunque sea por un momento.

Asentí, sintiendo una lágrima rodar por mi mejilla, no supe descifrar si aquella lágrima era de felicidad o algo más. Jack la limpió con ternura y me acercó aún más. Seguimos bailando, perdidos en nuestro propio mundo, mientras la música y las luces nos envolvían en un abrazo cálido y reconfortante.

—Layla—lo mire a los ojos, el color miel de sus ojos miraron fijamente el azul de los míos—¿Crees que pueda ser tu novio?

—Si, puedes ser mi novio desgraciado.

Jack sonrió al escuchar mi respuesta y, sin decir una palabra más, se inclinó hacia mí. Sentí su aliento cálido y el latido acelerado de su corazón. Cerré los ojos y, en ese instante, nuestros labios se encontraron en un beso suave y lleno de promesas.

El mundo a nuestro alrededor pareció desvanecerse, dejando solo la sensación de sus labios sobre los míos y el latido de nuestros corazones sincronizados. Fue un beso que hablaba de todo lo que habíamos pasado y de todo lo que aún estaba por venir. Nos separamos por el flash de una cámara, ambos miramos en dirección hacia la entrada del jardín donde estaban todos los demás con una sonrisa.

—Les dije que nada saldría mal—alego Mara.

—Gracias a Dios porque nos demoramos mucho decorando—, comento Erika mientras Dion y Félix asentían con la cabeza dándole la razón.

—No me tiraré del segundo piso— dijo Grace divertida mirándonos.

Jack y yo soltamos una pequeña risa mientras juntaba su frente con la mía.

—Vamos a cantar cumpleaños, tortolitos—, dijo Félix con una sonrisa.

Este si que fue un cumpleaños diferente.

[…]

Hola lindas personitas, ¿Cómo están? Yo estoy sobreviviendo.

Se que no les actualice el sábado pasado pero es que no hubo internet en mi casa lamentablemente entonces no les pude subir este capítulo pero ahora sí.

Quiero agradecerles por las 31k de lecturas, me da mucha felicidad ver que el club del periódico tiene apoyo.

También vengo a decirles que si quieren seguir leyendo mis historias vayan a leer mi otra historia publicada: Corazones Inmortales.

Ahora sí preguntas:

¿Que te pareció el detalle que le hizo Jack a Layla?

¿Que crees que pasará?

¿Que te pareció la declaración de Jack?

Si este capítulo llega a más de 50 comentarios les subo el capítulo 32 hoy.

Por aquí les dejo mi red social (Instagram): @gea_466.

Espero que te gustará el capítulo.

Deja tu voto y tu comentario.

Feliz sábado.

Besos Gea<3.

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