• 30. Reunión de Contrastes•

Jack

—El traje será de color azul—escuche decir a mamá, se encuentra frente a mí mirando las diferentes telas azules que el sastre le daba.

No quería estar aquí. Moría del aburrimiento y la peor parte es que solo éramos nosotros dos, Mara se tuvo que quedar en casa porque mamá no la dejo venir y papá tenía asuntos que resolver. Suspiré mientras tomaba mi teléfono y comenzaba a mirar videos en Instagram, no me interesa en lo más mínimo el traje que me pondré en la boda, porque estoy decidido a encontrar una solución.

—¿Te gusta este color?—Alce la vista mirando la tela de color azul Oxford que mamá tiene entre las manos.

—Escoge el que quieras, mamá—regrese la mirada a mi teléfono.

—Jack, ¿estás seguro de que no quieres elegir tú mismo?—Interrogo.

—Está bien, mamá. El azul Oxford está bien—dije monótono, tratando de sonar convincente.

Escuché como mamá le comentaba cosas al sastre pero no le preste atención suficiente como para entender lo que decían. Luego de un rato salimos de la sastrería. Mientras caminábamos hacia el coche, mamá me miró con una mezcla de dureza y determinación.

—Jack, sabes que esta boda es importante para nuestra familia. No quiero que hagas nada que pueda poner en riesgo nuestro futuro—dijo, su voz fría y calculadora.

Asentí, sintiendo una mezcla de frustración y resignación. Sabía que no tenía opción. Un matrimonio arreglado que no me llevaría a nada, pero que era crucial para los planes de mi madre, mi mente vagaba hacia Layla, la única persona con la que sentía una conexión genuina. Pero sabía que, por ahora, tenía que seguir adelante con los planes de mi madre hasta haber encontrado una solución viable.

Al llegar a casa, me dirigí a mi habitación, esperando tener un momento de tranquilidad antes de la reunión con Lizzie y nuestros padres. Pero al abrir la puerta, me encontré con Mara, quien estaba sentada en mi cama, esperándome.

—Genial, ya estás aquí—cerré la puerta con seguro—, pensé que tendría que tocar tu puerta.

—Decidí ser puntual—se encogió de hombros, me senté junto a ella.

—¿Tienes algún plan de gemelos?—pregunté, ansioso por escuchar lo que tenía que decir.

—He estado pensando en algunas opciones—respondió Mara. —Pero necesitamos ser inteligentes y cuidadosos. No podemos dejar que mamá se entere de nuestros planes.

—Vamos a hacerlo—dije, decidido. —Encontraremos una manera de salir de esto juntos.

Mara sonrió. Sabía que el camino sería difícil, pero estaba dispuesto a luchar por mi libertad y por un futuro en el que pudiera ser feliz.

—Bueno, ya sabemos que Lizzie si esta de acuerdo con el matrimonio—dijo Mara. —Entonces hablar con ella ya no es una opción.

—¿Qué propones?

—Una de las soluciones más viables para que la compañía no se vaya a la quiebra es buscar más inversores—sugirió.

—¿Inversores?—pregunté, evalúe sus palabras buscando los pros y los contras.—¿Crees que eso funcionaría?

—Sí—respondió Mara con determinación. —Si logramos encontrar inversores que estén dispuestos a apoyar la compañía, podríamos salvarla de la quiebra y así mamá no tendría que depender de este matrimonio para asegurar nuestro futuro.

—Entonces, estaría libre de ese compromiso.

—Exacto.

—Conozco a algunas personas que podrían estar interesadas—objete, recordé que habían muchas personas de las fiestas a las que mamá nos obligaba a ir que estaban interesados. —Podríamos empezar por ahí. Además, podríamos investigar y contactar a otros posibles inversores. Sé que no será fácil, pero es una opción que vale la pena explorar.

Mara asintió, sintiendo una chispa de esperanza. La idea de buscar inversores era arriesgada, pero también era una oportunidad para cambiar nuestro destino sin tener que seguir adelante con el matrimonio arreglado.

—Está bien—dije, decidido. —Vamos a hacerlo. ¿Por dónde empezamos?

—Primero, necesitamos preparar una presentación sólida sobre la compañía y sus potenciales—dijo Mara. —Luego, podemos empezar a contactar a las personas que conoces  y ver si están interesadas en invertir.

Mara se levantó de mi cama y tomo la laptop que estaba sobre mi escritorio. Volvió a tomar asiento junto a mí y empezamos a trabajar en la presentación. Mientras trabajábamos en la presentación, no pude evitar notar el brillo en los ojos de Mara. Su entusiasmo por los negocios era palpable y contagioso. Cada vez que hablaba sobre las estrategias para atraer inversores, su voz se llenaba de pasión y determinación. Era como si estuviera en su elemento, completamente inmersa en la tarea.

Mara siempre había sido inteligente y perspicaz, pero verla así, tan comprometida y llena de ideas, me hizo darme cuenta de lo mucho que había subestimado su capacidad. Sus manos se movían con agilidad sobre el teclado, creando gráficos y diagramas que explicaban claramente el potencial de la compañía y aunque de vez en cuando yo daba mis opiniones sobre algunos factores importantes de la compañía no era ni la mitad de cosas que Mara hacía. Cada vez que encontraba una solución a un problema, su rostro se iluminaba con una sonrisa de satisfacción.

Para mí, era inspirador ver cómo Mara abordaba cada desafío con una actitud positiva y una mente abierta. Su entusiasmo no solo me motivaba a seguir adelante, sino que también me daba esperanza. Sabía que, con ella a mi lado, teníamos una verdadera oportunidad de cambiar nuestro destino.

—Eres increíble, Mara—dije en un momento de pausa, mirándola con admiración.

—Gracias, Jack—respondió ella, sonriendo. —Solo estoy haciendo lo que puedo para ayudarnos a salir de esta situación.

—Estas haciendo mucho—confesé, mire la hora en el reloj de la laptop—ya casi es hora de ir a la reunión con los Murphy.

Mara le dio un breve vistazo a la hora y se levantó de la cama guardando la presentación.

—Es mejor que nos arreglemos—, camino hasta la puerta.

Entonces recordé que hace dos días ella había estado con Dion, los dos…solos en el cine.

—Mara—la llame, su mano está sobre el pomo de la puerta.

—¿Si?—Giro levemente su cabeza hacia mi.

—¿Te gusta Dion?— Fui directo, no teníamos tiempo de andar con rodeos.

A Mara le tomo por sorpresa mi pregunta, sus cejas se alzaron y sus ojos se abrieron ante la pregunta. Una parte de mi quería que su respuesta fuera no, y no lo digo de mala forma porque adoró a mi hermana y le tengo mucho aprecio a Dion ambos están siempre para mí en cualquier situación. Pero aún así quería pensar que ellos solo se ven como amigos y nada más, aunque yo tampoco es que sea ciego, me doy cuenta que Dion si siente algo por ella, desde siempre, Mara por otra parte es cerrada con lo que siente y no es alguien que acepta con facilidad que le gusta alguien, mucho menos sabiendo que la primera vez que lo acepto fue con uno de mis examigos—el rubio insufrible de Oliver— y eso no resultó nada bien.

Y aunque tal vez me estoy jugando mi cuello al preguntarle algo así a mi hermana, vale la pena mantenerme al corriente con lo que pase y ayudarla en todo lo que ella me permita.

—Es complicado…—dijo, su expresión es pensativa.

—Bien—no iba a forzarla—, vamos a arreglarnos.

Mara asintió, abrió la puerta y salió de mi cuarto dejándome solo reflexionando sobre la conversación. Sabía que Mara tenía sus propios problemas y sentimientos que resolver, y aunque quería ayudarla, también tenía que respetar su espacio. Me levanté y me dirigí al baño para prepararme para la reunión. Mientras me miraba en el espejo, me di cuenta de que esta reunión con los Murphy podría ser crucial para nuestro futuro. Tenía que estar en mi mejor forma, tanto física como mentalmente.

Después de arreglarme, bajé las escaleras y encontré a Mara esperándome en la sala de estar. Llevaba un vestido elegante de color negro y su expresión es seria pero decidida.

—¿Lista?—le pregunté, tratando de sonar más seguro de lo que me sentía.

—Lista—respondió ella, asintiendo con la cabeza.

Salimos de la casa y nos dirigimos al auto, nuestros padres ya se encontraban en el restaurante donde nos reuniríamos con los Murphy, ya que, más que una reunión esto sería una especie de cena familiar entre las familias para que nos acostumbremos—cosa que nunca de los nuna pasara—al ambiente. Mientras conducía hacia la reunión, no pude evitar sentir una mezcla de nerviosismo y determinación.

[…]

Bajamos del auto y caminamos hasta la entrada del restaurante, Mara enroscó su brazo con el mío.

Entramos al restaurante italiano “La Bella Vita”, un lugar que exudaba lujo y sofisticación. Las luces tenues y el suave murmullo de conversaciones elegantes me hacían sentir fuera de lugar. Mara y yo caminamos con la mirada fija en la mesa, tratando de mantener la compostura.

Al llegar a la mesa, vi a los señores Murphy y a su hija, Lizzie Murphy, ya sentados. Lizzie, mi prometida por un matrimonio arreglado indeseado desde mi opinión personal, me miró con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. Sentí un nudo en el estómago.

«¿Será mala idea decir que voy al baño pero en realidad escaparé de aquí e iré a comer en algún Mcdonald’s?»

Nos sentamos y los saludos formales comenzaron. Mi padre, siempre el diplomático, intercambiaba cortesías con los Murphy mientras yo trataba de evitar el contacto visual con Lizzie. Mara, a mi lado, me dio un apretón de manos bajo la mesa, un gesto de apoyo que aprecié más de lo que podía expresar.

—Buenas noches, Jack. Estamos encantados de estar aquí. Lizzie ha estado esperando esta reunión con ansias—. Empezó a decir la señora Murphy.

—Claro que sí, mamá. Después de todo, es importante que Jack y yo nos conozcamos mejor, ¿verdad, Jack? — Dijo  interrumpiendo a su madre, mirándome con una sonrisa que parecía más una orden que una pregunta todo lo que acaba de decir.

«¿Conocernos mejor? ¿Cómo puedo conocer a alguien cuando todo esto se siente tan forzado? Seguro que le falta un tornillo. No, esperen me retracto, estoy seguro de que le falta la ferretería entera a esta mujer»

Por más que esas palabras querían salir de mi boca solo me mantuve callado y asentí.

La conversación continuó, pero yo apenas podía concentrarme. Lizzie dominaba la conversación, hablando de sus logros y planes futuros sin dejar espacio para que nadie más participara. Podía ver qué Mara estaba apunto de meterle un trozo de pan en la boca para que se callara pero peñizque su brazo para que no lo hiciera por muy tentador que pareciera.

—Jack, deberías hablar más. Después de todo, vamos a pasar el resto de nuestras vidas juntos—dijo con una sonrisa condescendiente, como si ya todo estuviera más que planeado por el destino.

Me aguante las ganas de rodar los ojos con fastidio ante su comentario—, por ahora no tenga nada nuevo que declarar sobre…nuestro compromiso.

Sentí la mirada penetrante de mi madre sobre mi, pero solo la ignore. Los platos comenzaron a llegar, cada uno más exquisito que el anterior. Sin embargo, apenas podía saborear la comida. Lizzie seguía hablando, ahora sobre cómo planeaba redecorar la casa que nuestros padres nos habían prometido.

«Parece un loro, ¿Qué acaso no sabe callarse?»

—Y claro, la sala de estar necesita un cambio total. Estaba pensando en algo más moderno, ¿no crees, Jack?

—Si, claro—mire a Lizzie, mostré mi mejor sonrisa falsa.

—¿Nos has considerado algo mas pequeño, Lizzie?— Pregunta Mara, dándole un sorbo a su copa de vino.

Mara se ganó las malas miradas de nuestros padres, pero le importaba poco, ya las soportaba todos los días.

—¿Por qué debería?—La cara de Lizzie se arrugó por un milisegundo ante la idea.

—Solo decía—respondió, encogiéndose de hombros.

—Como sea—y ahí está esa voz chillona que hemos escuchado todo la noche.—¿En dónde me había quedado?

La cena continuó con Lizzie monopolizando la conversación, mientras los adultos intercambiaban miradas de aprobación. Sentía que estaba perdiendo el control de mi propia vida, atrapado en una situación que no deseaba.

Finalmente, la cena—gracias de dios porque ya no soportaba mas—llegó a su fin. Nos despedimos con las mismas formalidades con las que habíamos comenzado. Mientras salíamos del restaurante, sentí una mezcla de alivio y desesperación. Sabía que esta no sería la última vez que tendría que enfrentar esta situación, y la incertidumbre sobre mi futuro me pesaba más que nunca.

Mara y yo subimos al auto, ambos soltamos un gran y pesado suspiro. Recosté mi cabeza del volante mientras cerraba los ojos, la cabeza me dolía por haber oído la voz chillona de Lizzie toda la cena.

—Por favor, recuérdame la próxima vez que algo como esto se presente nunca acceder venir—pidió Mara, me acomode en mi asiento.

—Ojala no haya próxima vez.

Encendí el auto, comencé a conducir alejándonos del restaurante para ir a casa y entonces un recuerdo fugaz paso por mi memoria haciéndome frenar de golpe.

—¡¿Qué?! ¡¿Atropellaste a un perro, un gato o aún mapache?!—Pregunto Mara exaltada.

«¿Cómo me puede olvidar de eso?»

Me volví hacia Mara de golpe.

—Necesito tu ayuda.

—¡¿Pero que paso?!

Las palabras que Valery me había susurrado aquel día resonaron en mi cabeza otra vez. Comencé a decirle a Mara todo y la nueva situación a la que me enfrentó. Está sin duda sería una larga y agotadora noche.

[…]

Hola lindas personitas, ¿Cómo están? Yo mal, amanecí sin internet.

Queridos lectores, vengo a informarles que he subido otra historia a Wattpad, se llama Corazones Inmortales y espero que llega a tener el mismo cariño que el club del periódico, espero que le den una oportunidad a la historia de Scarlett la protagonista de ese libro.

Ahora sí, preguntas:

¿A qué crees que se refiere Jack con "las palabras de Valery"?

¿Que tal les está cayendo Lizzie?

Bueno, creo que ya muchos de ustedes lo saben pero se los voy a recordar, en mi perfil de Wattpad está el link de mi cuenta de Instagram para que vayan y dejen sus preguntas sobre la historia por allá.

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy.

Deja tu voto y tu comentario.

Feliz fin de semana.

Gracias por leer.

Besos Gea <3.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top