• 24. Un nuevo castigo •
La mirada del director caía sobre todos nosotros, en sus ojos se podía notar la molestia que le causamos.
—Estoy muy decepcionado de todos ustedes—, apoyo sus antebrazos en su escritorio—. ¿Acaso no les basto con el castigo del primer día? Y no solo eso, sino que también incitaron a más personas a ser castigados.
Mara solo se quedó quieta en su silla, Erika y Grace solo se mantenían de pie observando al director, Jack y Oliver se lanzaban miradas de "esto no se acaba aún", Dion se encontraba con Félix recostados de una pared cercana a la puerta de entrada y yo por otro lado mantenía una bolsa de hielo sobre mi mejilla.
Muchas cosas pasaron el día de hoy, y por esa razón siempre he estado de acuerdo con Garfield cuando dice que odia los lunes.
[...]
Horas antes...
Caminé por el pasillo para llegar a mi casillero, llegaba tarde a clases de matemáticas con el señor Harrison pero que podía hacer a estas alturas además de casi correr por los pasillos. Habían pasado una semana desde que visite la casa de los Anders, cuando caminaba por el estacionamiento me di cuenta que el auto de Jack estaba en su puesto habitual, eso significa que él está aquí.
Una sensación cálida se había embargado en mi pecho desde el momento en que vi su camioneta, en el transcurso de la semana pasada había vuelto a escribirme y hablábamos con regularidad por mensaje.
Abrí mi casillero sacando con rapidez mis libros de matemáticas para guardarlos en mi bolso, cerré el casillero luego de tener todo lo necesario y caminé con paso rápido—para no decir que corrí—por el pasillo hasta el aula de clases. Iba veinte minutos con retraso, y aunque el señor Harrison no es muy malhumorado siempre da un sermón a quienes llegan tarde. Cuando estuve frente a la puerta tomé el pomo, pero antes de girarlo tome un poco de aire para tratar de calmar mi respiración agitada y recobrar la compostura.
Abrí la puerta y asomé mi cabeza por ella, todos habían puesto su atención sobre mi.
«¿Por qué no pueden seguir viendo la pizarra? Chismosos»
El entrecejo del profesor Harrison se contrajo dejando ver las arrugas sobre su frente, le di una sonrisa nerviosa mientras pasaba con rapidez por la puerta mirando las hileras de mesas tratando de encontrar una que estaba vacía, para mí suerte al final de una de las hileras que se encontraba en una de las esquinas del salón estaba vacía. Me acerque a la mesa dejando mi bolso en el suelo al lado de mi silla, comencé a sacar mis cosas para poder anotar todo lo que había escrito en el pizarrón pero el sonido de la puerta del aula abriéndose me hizo levantar la cabeza.
Una cabellera rubia se hizo presente en mi campo de visión.
—Buenos días—, el desinterés de su voz dejo mucho que desear.
El señor Harrison solo hizo un ademán con la mano para que siguiera con su camino. Solo había una mesa vacía y estaba junto a la mía, no tomo mucho tiempo para que estuviera sentado a mi lado, sentí su mirada sobre mi pero decidí ignorarlo mientras tomaba las notas que estaban escritas en la pizarra.
—¿Podrías dejar de mirarme?— Pedí de forma susurrante sin mirarlo—, es incómodo.
—No quiero.
—Pues yo si quiero que dejes de mirarme.
—¿Sabías que es de mala educación no mirara a la gente a la cara mientras hablan?
—No deseo ver tu cara a primera hora de la mañana, Oliver.
—Que pena—, dijo soltando un suspiro—, pensé que podríamos llevarnos bien.
—Si tu método de "socializar" con las personas es quedártelos viendo fijamente déjame decirte que lo único que logras es incomodar.
—Pero estás hablando conmigo ahora —, menciono con una sonrisa—. No debe ser un mal método entonces, logré lo que quería.
Rodeé los ojos y volví a concentrarme en la pizarra para no seguir la conversación que se había establecido entre nosotros. No me caía mal Oliver – al menos no tanto – lo admito, tiene su encanto cuando no quiere portarse como un idiota insufrible que solo quiere pelear con el desgraciado.
Seguí atenta a las explicaciones del profesor mientras esperaba que la hora pasara rápido. Podría jurar que había pasado una eternidad sentada en la silla junto a Oliver, que gracias al todopoderoso este último se había mantenido en silencio después de nuestra breve conversación; había pasado una hora y cuando pensé que ya no podría seguir con los ojos abiertos más tiempo el timbre sonó.
Me levante rápidamente de mi silla y guarde todo lo que había en misa dentro de bolso, Oliver aun me miraba pero no le preste atención, salí del salón de clases soltando un suspiro. Camine hacia la cafetería para encontrarme con las chicas; ; entre por las puertas de la cafetería y todo parecía un muy alborotado caos, busque con la mirada la mesa en donde habitualmente solemos sentarnos a desayunar y para mi sorpresa esta estaba vacía, aunque no por mucho tiempo ya que otro grupo de estudiantes se sentó en ella.
Seguí recorriendo la cafetería con la mirada hasta que la detuve en la suya, sus ojos marrones hicieron contacto con los míos robándome el aliento, ¿acaso es normal sentir que tu corazón quiere salirse de tu pecho con tan solo una mirada? Ambos nos quedamos mirándonos por un momento, empecé a caminar hacia su dirección sin apartar la mirada.
Cuando por fin llegue a la mesa donde estaba me percate de que estaban todos ahí, tome asiento al lado del desgraciado para luego comenzar a hablar:
—¿ Alguien me dice por que nos cambiamos de mesa? – Les pregunte mirándolos.
—No fue decisión grupal – dijo Erika.
—Si, Erika tiene razón – apoyo mara mientras comia unas gomitas.
—Vamos chicas no hagan drama – les pidió grace – Estamos aquí porque Jack, Dion y yo formamos parte de los equipos de porristas y baloncesto.
—¿Entonces nos vamos a sentar aquí a partir de ahora? – replique mientras analizaba la información.
—Si, básicamente eso es lo que están diciendo Layla –, comento Felix.
—que horror – dije ante la notica.
— No tu también – dijo Grace.
— Te lo dije, ella esta de nuestro lado – replico erika con una sonrisa a Grace.
Mire a Jack, no había dicho ni una sola palabra, tenía la mirada perdida en algún punto de la cafetería, toque su mano para llamar su atención, se sobresalto un poco y luego me miro.
— ¿Estas bien? – Le pregunte en un susurro.
Jack asintió.
—Si, estoy bien, loca.
Jack
No estoy bien.
Mi cabeza estaba apunto de explotar, la semana anterior recibí la noticia de que los Murphy desean que el compromiso arreglado sea lo antes posible. Estoy frustrado, no se que hacer y no le puedo decir a Mara porque seguramente me diría de todo o también está la opción de que iría tas Lizzie para que esté cavara su propia tumba.
Pero no podía hablar, y mucho menos sabiendo todos los problemas que eso podría causar.
La mesa del equipo de básquet y las porristas estaba llena por nosotros, ya que el resto de las personas que se sienta en esta mesa están dispersas por toda la cafetería. Algunos molestos porque nosotros nos adueñamos de la mesa, sentía como alguien me miraba a mis espaldas, no me moleste en saber quien era porque ya lo sabía, Dion ya me lo había comentado antes de que Layla llegara.
—¿Me has extrañado estos días que he estado ausente, loca? — Le pregunte mientras le daba una sonrisa.
«Ayúdame a distraerme, loca»
Pedí mentalmente mirándola.
—Ni un poquito, desgraciado— respondió mientras hacía un ademán con la mano —, es más, la escuela estaba mejor sin ti.
—¿Ah sí?
—Si.
—No puedo con su amor raro—, escuché a Mara comentar.
—Se tiran hate y luego se dicen cursilerías —, añadió Félix —, no los entiendo pero dicen que ese es el mejor amor.
Soltamos unas cuantas risas, sentí como alguien tocaba mi hombro con brusquedad, le di una mirada de reojo, adivinen quién era.
—Lárgate Jack — ordenó —. La mesa es del equipo, no solo de ustedes.
—No hace falta que hagas un escándalo por la mesa— le respondí, no tengo moral para decirle eso porque literalmente el primer día de clases me peleé por una pero ese no es el caso—; vuelve a tu lugar Oliver, nosotros llegamos primero.
—No me importa, ese es nuestro lugar.
—Hoy no — volví a centrar mi atención a mis amigos.
Justo cuando creí que todo iba a estar tranquilo sentí como un líquido espeso se deslizaba desde mi cabello hasta mi espalda.
—¿Ahora si te vas a mover?
—Jack que ni se te ocurra — me advirtió Mara pero ya era tarde.
Tomé uno de los sandwiches que estaban sobre la mesa y me levanté bruscamente de mi lugar dándome la vuelta, estampándole el sándwich en la cara a Oliver. La cafetería se había quedado en silencio durante nuestro intercambio de palabras.
¡Pelea de comida!
Ese grito resonó por toda la cafetería volviéndola un caos mucho peor del que ya había, varios trozos de comida volaban por los aires de un lado a otro, mientras que yo me abalance sobre Oliver. Ambos comenzamos a pelear sentándonos uno que otro puñetazo, Dion y Félix trataban de separarnos pero nos resistimos, le dí un golpe en la mandíbula a Oliver quien se resistía en los brazos de Félix.
Dion me alejo de él mientras la cafetería seguían siendo un caos, ví como Layla tenía una nueva de dolor en su rostro mientras se sostenía la mejilla derecha, me liberé de los brazos de Dion y me acerque a mis amigas quienes estaban ayudándole debajo de la mesa donde estábamos sentados hace unos minutos, porque si, ellas se escondieron debajo de la mesa.
—¿Qué pasó? — Pregunté sobre todo el bullicio del lugar cuando llegue a su lado.
—Algún idiota lanzo una botella llena de agua a nuestra dirección, nosotras la esquivamos pero Layla no se dio cuenta—, explicó Erika.
—Estoy bien—, comento Layla.
Justo cuando iba a responder la voz del director resonó por toda la cafetería deteniendo el bullicio y el caos.
—¡Deténganse! — Ordenó el director con un grito ensordecedor —¡¿Quién es el responsable de todo esto?!
Y como si estuviéramos en una película todos señalaron a nuestra mesa, el director nos lanzaba cuchillos desde sus ojos mientras se acercaba a nosotros, las chicas y yo nos levantamos del suelo.
—¡Los quiero en mi oficina ahora!— Demandó mientras señalaba la salida de la cafetería.
Todos salimos de la cafetería rápidamente seguidos del director mientras nos dirigíamos a la dirección.
Layla
Se podría decir que este es el segundo pero lunes que he tenido en mi vida. Y todo gracias a una pelea de comida.
—¿¡Acaso saben todo el alboroto que causaron todos ustedes!?— Volvió a levantar la voz el director reprendiéndonos. — ¡Están castigados!
Las protestas y los peros comenzar a llegar pero el director la hizo callar enseguida.
—¡Se encargarán de limpiar la cafetería de la escuela luego de clases! — La cólera del director daba miedo — ¡Ahora todos fuera de mi oficina y vuelvan a clases!
Todos salimos en silencio de la oficina del director, estábamos llenos de restos de comida por nuestra ropa o nuestro pelo, y lo peor del caso es que ahora tenemos un nuevo castigo en nuestras manos.
«Todopoderoso apiádate de nosotros»
[…]
¿Nos extrañaste? Yo se que sí, yo también los extrañe a ustedes.
Estuve un mes desaparecida, lo se, pero tengo una razón y se llama bloqueo del escritor.
Espero que mi desaparición no vaya a afectar mucho el amor que le estaban dando a esta historia cuando la leían, ahora sí voy a tratar de actualizar con más regularidad como antes, ya que estoy saliendo del bloqueó y porque ya estoy de vacaciones.
Ahora sí, otro anuncio que quería hacerles a todos los que me leen, es que tengo otro libro para ustedes publicado, lo pueden encontrar en mi perfil y darle una oportunidad y amor como lo hacen con él Club Del Periódico.
Espero que te haya gustado el capítulo.
Deja tu voto y tu comentario.
Muchas gracias por leer.
Besos Gea <3.
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