• 23. ¿Un choque inesperado?•
Layla
Una semana después.
—¿Alguien me recuerda por qué estamos aquí?—Pido Erika.
—Le debíamos un favor—, le recordé mientras miraba a Félix jugar en la cancha de fútbol.
—Bien, esto es lo menos que puedo hacer por Félix en agradecimiento por nunca dejar de apoyarme en mis presentaciones—, comentó Grace a mi lado en la banca.
Mire a mis alrededores esperando poder ver a cierto desgraciado, no sabía nada de él desde la semana pasada ya que no había hecho aparición por ningún rincón de la escuela, solo había recibido un mensaje de su parte pero luego ya no y cuando trate de escribirle nunca leía mis mensajes. Me hizo sentir decepcionada, incluso pienso que es una venganza por el tiempo donde lo evitaba pero luego borro esos pensamientos de mi cabeza porque se que él no es así.
—¿Han visto a Mara hoy?—Mire a Erika, preguntarle a Grace no sería una opción ya que estaba muy concentrada en el juego frente a nosotras, tanto así que se había levantado del banco cuando Félix hizo un gol.
—La verdad es que no se nada de ella desde la semana pasada.
—¿Crees que les paso algo?
—Lo dudo, en realidad creo que sus padres los tienen en cautiverio por alguna razón— alegó mientras tomaba de su refresco.
¿Cautiverio? Eso no tiene sentido, hasta donde sé ninguno a hecho algo malo para que estén así. Me levanté de mi lugar bajo la mirada de Erika y al mismo tiempo llamando la atención de Grace.
—Debo irme, dígale a Félix que me disculpé—, hablé lo suficientemente alto para que ambas me escucharán y comencé a alejarme.
Las preguntas de Grace quedaron en el aire porque me aleje lo más rápido que pude, empecé a caminar hacia el interior de la escuela para tomar mis cosas e irme, si las respuestas no llegan a mi entonces tendré que ir a buscarlas yo misma. Entre en la escuela y corrí por los pasillos desolados encaminándome hacia el club para tomar mi bolso pero sin previo aviso choque con alguien por estar metida en mis pensamientos. Caí al piso al igual que la persona con la cual choque debido a la velocidad a la cuál corría.
—Lo siento mucho, no te ví— me levanté rápidamente mientras me disculpaba, le tendí mi mano para ayudarla a levantarse.
—No hay problema, yo también correría si tuviera prisa y más cuando el pasillo está vacío—, dijo mientras masajeaba la parte baja de su espalda.
—Nuevamente perdóname—, baje la mirada encontrándome con un gafete, lo tome rápidamente ojeándolo para luego extendérselo —, ten supongo que es tuyo.
—Ah sí, gracias.
—Soy Layla.
—Creo que ya viste mi gafete pero da igual— dijo divertida—, es un placer, soy Verónica.
—Un placer, se nota que eres una chica muy agradable pero debo irme—dije rápidamente—. Nuevamente me disculpo contigo.
—Entiendo y tranquila no pasa nada.
—Hasta luego—, no esperé respuesta solo volví a correr hacia el club.
[...]
Baje del autobús para caminar en dirección a casa de la familia Anders, con cada paso que dada apretaba con más fuerza los tirantes de mi bolso. La última vez que estuve aquí no fue muy bonita que digamos, después de haberme ido toda desastrosa y con parte de mi maquillaje corrido, dije no volvería que dirigirle la palabra a cierto desgraciado por hacerme sentir usada, pero miren que casualidad, justo ahora estoy caminando hacia su casa después de haberlo besado y resuelto el problema.
«Todopoderoso envíame una señal para saber si dar media vuelta»
Trague grueso al ver que estaba frente la entrada de la casa, no había rastro de la camioneta de Jack o de algún auto frente a la casa; subí por el pórtico hasta la puerta y toque el timbre. Llene mis mejillas de aire mientras esperaba pacientemente que alguien me abriera; espere frente a la puerta varios minutos pero no había respuesta.
«¿Hice bien en venir sin aviso? Seguramente no»
Solté un suspiro, me di la vuelta para alejarme de la puerta y de la casa cuando en ese momento cierto auto se detuvo frente la casa; la puerta del copiloto se abrió dejando ver a Jack.
—Sube, loca.
Abrí mi boca para preguntar si estaba esperando el momento perfecto para aparecer pero no me dejó hablar.
—Si vas a preguntar si estoy aquí desde que llegaste la respuesta es muy obvia—, replico con una sonrisa.
—Cada día más desgraciado—, le digo molesta acercándome al auto.
—Tu más loca—cerré la puerta del auto—¿Te morías por verme cierto? Digo no todo el mundo viene a verte a tu casa sin aviso.
—No respondes mis mensajes y no has ido a la escuela—, objete.
—¿Y eso te preocupo?
—No—, negué con la cabeza mientras me cruzaba de brazos.
—¿Entonces que haces aquí?
—¡Puedes conducir!—Dije alterada y nerviosa por sus preguntas.
Si seguía con sus preguntas me iba a dejar sin escapatoria y no podría seguir negando que vine aquí porque si quería verlo y porque si me preocupo. Jack soltó una risa ante mi reacción y comenzó a conducir.
—Te ves linda cuando estas nerviosa y enojada— comentó con una sonrisa mientras miraba la carretera.
Hasta ahora me había dado el tiempo de detallarlo; Su cabello castaño estaba despeinado, llevaba un suéter blanco con una pantalones de color beige, un reloj—sabrá dios de que marca, aunque se veía costosa—adornaba su muñeca izquierda. A pesar de que no me veía tenía una vista magnífica de su perfil, de su mandíbula marcada y sus pestañas.
Cualquiera de las chicas de la escuela matarían por estar sentadas en mi lugar junto a él para admirar más de cerca su belleza, los latidos de mi corazón se intensificaron de forma abismal hasta el punto donde sentía que lo escuchaba en mis oídos.
—¿Así de hermoso soy para que te quedarás viendo sin ningún disimulo?— Su voz burlona me saco de mis pensamientos.
—Para nada—, mentí mientras recobraba la compostura—, solo veía lo horrible que eras.
—¿Ah sí?
—Si.
—¿Entonces por qué me besaste si soy tan horrible?— No hubo respuesta—, ¿Por qué tan callada ahora?
—Déjame desgraciado—, le pedí mirando hacía el frente—¿A dónde vamos?
—A la escuela, no está bien estar escapando de la escuela loca.
—Cómo si tú nunca lo hubieras hecho.
Jack comenzó a reír.
—Tal vez, nunca lo hice.
—Si, ajá—, mire por la ventana.
El silencio reino entre nosotros por un corto período de tiempo.
—Respóndeme algo, loca.
—¿Qué?—Pregunte.
—Necesito que me mires— aclaro—, es una pregunta de suma importancia.
El auto dejo de moverse y yo deje de mirar por la ventana para clavar mi mirada en él.
—Muy bien, te escucho.
—Si tuvieras que elegir entre el bienestar de tu familia y tú propia felicidad ¿qué elegirías?—Sus ojos me miraban con intensidad esperando la respuesta.
—Todo depende.
—¿De que?—Indagó con una mezcla de curiosidad y desesperación por entender.
—Depende de cuanto te importa tu familia—cruce mis brazos sobre mi pecho—, yo elegiría mi felicidad por muy egoísta que suene, y no, no estoy diciendo que no me importa mi familia porque me importa mucho pero yo se que mi mamá estaría feliz sabiendo que yo lo soy.
—Entiendo.
—¿De dónde sacaste esa pregunta?—Cuestione mientras me acomodaba más en mi asiento.
—Son preguntas existenciales que me carcomen el cerebro, solo eso.
—¿Tienes cerebro?— Dije divertida mirándolo.
—¿No te cansas de las bromas?— Preguntó acercándose a mi cara.
—Depende de el tipo de bromas—no me moví mientras se acercaba.
Oliver
El día había sido agotador, solo quería volver a mi casa ,aunque eso no iba a ser posible por cierta persona que decidió visitarme.
—Oli espérame—, suplicó a mis espaldas.
Le dí una mirada de reojo; traía su uniforme de mesera, el cual se basa en unos pantalones azul marino, una camisa blanca y un gafete de identificación, su cabello estaba amarrado en una cola de caballo haciendo resaltar sus ojos avellanas.
—Soy capaz de llegar a mi auto y hacer que camines más de la cuenta para que hagas ejercicio, Vero.
—Si haces eso te juro que voy a patearte—, soltó llegando a mi lado para darme un golpe en el hombro—, tarado.
Ambos bajamos las escaleras para llegar al estacionamiento.
—¿Cuánto tiempo vas a quedarte?—Pregunte sacando las llaves de mi auto.
—Unos días no me voy a quedar mucho.
—Eso espero porque no creo que vaya a poder soportar más de unos días— le informe mientras abría el auto—, ya nos podemos ir.
Mire a Verónica pero ella no estaba mirando hacía mi dirección sino que miraba hacia un auto que estaba a unos metros de nosotros, me situé a su lado para saber que era lo que veía, y vaya maravilla la que he visto. Jack estaba con Layla en su auto dándole un beso para luego separarse de ella y abrir las puertas de su auto.
—¿Ella es su novia?— Mire a Verónica, no apartaba su mirada de ellos.
—Si, su nombre es. . .
—Layla, ya lo sé.
—¿La conoces?— Pregunté confuso.
—Algo así—, Verónica apartó su mirada y caminó hacia mi auto—, vámonos.
No dije nada y camine hasta la puerta del piloto pero me detuve antes de entrar; Verónica tampoco había subido a su lugar en el asiento del copiloto.
—¿Estás bien?
—Si—admitió—, solo espero que Jack sepa lo que hace y no se repita la historia, Oliver.
«Eso ya lo veremos»
[...]
Hola lindas personitas.
¿Cómo estan? Yo con un sueño horrible.
Lamento mucho haberme atrasado con la actualización del ECDP pero me he puesto creativa con mis otras historias que próximamente les estaré publicando y espero de todo corazón que las reciban con mucho amor.
Bueno ahora sí, le digo que hoy no quiero ser yo la que haga las preguntas sino que quiero que ustedes me las hagan a mi para yo responderlas.
Muchas gracias por leer.
Deja tu voto y tu comentario si te gusto.
Besos Gea <3
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