• 2. ¿Reabrir un club? •

Todos en la oficina del director permanecimos en silencio, todos pensativos sobre los pros y contras de la condición del director para que no llamara a nuestros padres para comunicarles que sus hijos fueron enviados a su oficina el primer día de clases. Mire atenta a todos los presentes esperando que alguno de ellos tuviera el valor de tomar la iniciativa para motivar a los demás, pero ninguno se atrevió, permanecieron en silencio aun debatiendo si aceptar o no.

La voz del director los saco del trance en el que estaban:

—¿Alguno de ustedes tiene una respuesta?—Pregunto impaciente por una respuesta de nuestra parte.

—Yo me uniré — levante mi mano. No podía seguir a la espera de que alguien más tuviera las pelotas para decir que se uniría, todos me miraron pero solo una de esas miradas hizo que me removiera en mi lugar por lo intensa que era; el idiota de la clase me estaba viendo fijamente —. Yo estoy dispuesta a unirme para que no le diga a mi madre que fui castigada el primer día en mi nueva escuela.

«Y para que no diga que si soy alguien rebelde»

—Yo también lo haré — comento el desgraciado que estaba mi lado.

—Muy bien, señor Anders.

Una de las chicas que estaban sentadas en las sillas frente al escritorio del director se giró levemente para ver con curiosidad y rareza al desgraciado que estaba a mi lado, ella se acomodó nuevamente en la silla y levanto su mano.

—Me uniré—, dijo la chica mirando al director el cual asintió en respuesta.

Las otras tardaron unos segundos más en aceptar la condición del director, este último nos miró con una sonrisa de aprobación ante nuestra aceptación—algo forzada e inevitable—a su condición. El director abrió uno de los cajones de su escritorio y coloco unas llaves sobre la mesa.

—Muy bien jóvenes, estas son las llaves del salón del club. Antes de ser puesto en funcionamiento nuevamente necesita que le hagan una limpieza—, el director tomo asiento nuevamente en su silla—. El aula la podrán encontrar al lado de la biblioteca en el segundo piso, ya pueden retirarse, jóvenes.

—¿Y por qué nos puso está condición en lugar de llamar a nuestros padres?— Cuestionó la pelirroja.

—Es un club que la escuela debe tener abierto para fomentar la educación de los estudiantes pero no hay candidatos que quieren formar parte de el— respondió con simpleza el director, y nuevamente repito lo que ya nos había dicho —; ya pueden retirarse jóvenes.

Sin más que esperar los cinco salimos de la oficina, empezamos a caminar en silencio hacia el segundo piso de la institución, ninguno de nosotros quería estar aquí pero las cosas nunca pasan como queremos ¿no? Nosotros nos metimos en problemas; por esa razón estábamos yendo al salón del club porque queríamos evitar un castigo peor por parte de nuestros padres.

Choque con alguien mientras caminaba, me encontré con la mirada burlona del desgraciado, mire a las demás y no me había percatado que ya estábamos dentro del salón del club.

—Dios, este lugar es asco—, dijo una de las chicas que estaba a mi lado.

Pero ella tenía razón, el lugar estaba hecho un total desastre; hojas del papel con reportajes sin terminar regadas por el suelo, libros regados por todo el salón llenos de polvo, la pizarra estaba llena de palabras obscenas y con un gran olor a humedad. La única parte del salón que lucía ordenada era un muro que se encontraba en el fondo y en ella habían varias fotografías colgadas.

—Mejor empecemos a limpiar, así podremos irnos más rápido—, sugerí adentrándome más en el salón.

El olor a polvo y humedad se impregnó en mi nariz, arrugue la cara ante aquel olor.

—Estás loca si crees que vamos a terminar de limpiar este lugar antes de que se termine el día—. El único e insoportable chico de este club por fin decidió abrir su bocota solo para decir cosas que nos parecían obvias a todas.

—Jack cierra la boca —, aquella chica que le había lanzado algunas miradas al desgraciado que hizo que me enviaran a la oficina del director lo hizo callar abruptamente—. Ella tiene razón, debemos limpiar esto si queremos irnos.

El desgraciado, que por nombre se le conoce como Jack, miraba desafiante a la chica de la oficina; ambos se fulminaban con la mirada hasta saber quién de los dos seria el que la desviara primero, pero ninguno de los dos cedía. La tensión en el aula comenzó a volverse incomoda.

—Esto siempre pasa cuando los colocan juntos en algo— di un brinco en mi lugar al escuchar la voz de una de las chicas que estaban con nosotros.

—Ni lo menciones, Erika— ahora ambas chicas se colocaron a mis laterales observando la guerra de miradas que tenían nuestros compañeros del club —, si colocas a los gemelos Anders juntos es porque quieres verlos discutir de vez en cuando.

—¿Gemelos?—pregunte incrédula ante la revelación.

—Sí, gemelos—, aquella chica a mi lado quito su mirada de los Anders y me miro—. Creo que no nos han presentado, soy Grace.

La mirada castaña de Grace me escaneo de pies a cabeza mientras que en su boca una sonrisa amistosa se dibujaba en sus labios. Grace removió su larga y espesa cabellera pelirroja a un lado mientras me observaba en espera de mi nombre.

—Layla.

—Es un placer.

Observé como Grace tomaba dos libros que se encontraban tirados en el suelo, pero antes de saber para que eran la chica de atrás llamo mi atención:

—Oh, entonces, eres la nueva—. Dirigí mi mirada hacia ella, estiro su mano en forma de saludo y la acepte—, Erika Sommers a tu servicio.

—Un placer, Erika.

La batalla de los gemelos proseguía, ninguno de los dos se rendía, esta pequeña disputa entre hermanos comenzó a volverse ridícula. Un libro salió dispara en dirección a los hermanos haciendo que estos miraran en nuestra dirección, Grace sostenía el otro libro en sus manos lista arrojarlo.

—Basta los dos— Grace parecía acostumbrada ante el comportamiento de los Anders pero su paciencia ya se había agotado, camino hacia ellos irritada—. Por si se les olvida debemos limpiar y reabrir un club, no podemos perder el tiempo con una guerra de miradas entre ustedes dos, así que por favor, compórtense.

Ambos hermanos asintieron con resignación.

—Bien— acepto la chica.

Mientras que por parte de su gemelo solo se escuchó un bufido de fastidio.

—Genial, vamos a empezar a limpiar porque debo hacer otras cosas— añadió Grace.

Todos comenzamos a limpiar el salón; Grace y Jack limpiaban los estantes y la pizarra, Erika y la hermana de Jack recogían los papeles de antiguos reportajes del suelo mientras que yo ordenaba los libros en su lugar y le quitaba el polvo a las fotografías colgadas en el muro.

En los marcos de las fotos estaban grabados los años de las anteriores generaciones que estuvieron en el club, desde 1989— el año en que se fundó el club— al año 2019 en el cual el club cerro sus puertas, hasta hoy.

[…]

Habíamos terminado de limpiar, nos llevó casi tres horas hacer que lugar luciera aceptable; rodamos las mesas, acomodamos las sillas, conectamos las computadoras, buscamos un mejor sitio para la biblioteca, sacamos varias bolsas llenas de basura e incluso logramos que el olor que había tenido el salón a polvo y humedad se fuera un poco.

—Odio limpiar— mire a la hermana de Jack, estaba tirada sobre una de las mesas con los ojos cerrados—. Estoy agotada.

—Creo que todos lo estamos—, respondió Erika sentada en el suelo.

—Es oficial, nos perdimos todas nuestras clases por estar limpiando este lugar—. Comento Jack mirando la hora en su celular.

—Bueno, ya que estamos aquí y que por lo visto nos vamos a reunir por todo el año escolar, todos los días de la semana en este club, ¿qué tal si hablamos de por qué nos castigaron?— Grace nos miró a todos para cambiar el tema y tratar de crear un ambiente más amigable, ella se callo y espero que alguien tuviera la iniciativa pero ninguno hablo—, muy bien creo que empezaré yo. Me castigaron porque tuve una pelea en los pasillos antes de comenzar mi primera clase, pero nada de puños o algo así, solo fue un discusión.

Erika soltó un suspiro mientras estiraba sus piernas antes de comenzar a hablar:

—Yo deje salir a todos las ranas que habían en el laboratorio de biología porque no quería que las abrieran—, Erika se cruzó de brazos mientras—. En mi defensa fue un acto noble, esas ranas no deberían morir así, pero el profesor no lo vio así.

—Yo estaba en clase de inglés e insulte al profesor ya que decía que no tenía una capacidad nata para el idioma como el resto de la clase—, la hermana de Jack se enderezó en la mesa—,  que conste que lo insulte en inglés.

Solo quedábamos Jack, alías el desgraciado, y yo por hablar sobre el porque estábamos castigado. Grace se acercó a Jack—el estaba con su espalda apoyada en la pared—, el la miro fijamente.

—Dime Anders, ¿por qué el alumno mas respetuoso estaba castigado?

Me reí ante su comentario, ¿acaso había escuchado bien? ¿El desgraciado era el alumno mas respetuoso? Creo que ni en sus mejores sueños lo era. Grace me miró y una sonrisa traviesa apareció en su rostro.

—Layla, tu llegaste con Jack, ¿Eso quiere decir que los castigaron a ambos por la misma razón?

Grace se acercó a la silla en dónde estaba sentada y comenzó a rodearla como si ella un depredador y yo una presa dispuesta a ser cazada.

—Tal vez— me encogí de hombros.

—Nos castigaron porqué ella no sabe respetar lo ajeno—. Jack me miró con burla.

—¿Ajeno? Te refieres a una mesa cualquiera que tú dices que es de tu propiedad—, una risa de escapó de mi boca ante el comentario de Jack—. Por eso siempre te recordare como el desgraciado que arruinó mi primer día de clases.

—¿Debería estar ofendido?

—No lo sé, desgraciado, ¿deberías?

—Loca.

—Idiota— Jack se acercó a mi silla quedando frente a mi.

—Repite eso una vez más, y te prometo que te haré la vida imposible—, siseó en mi cara mientras sus ojos marrones penetraban los míos.

—Jack, basta—, su hermana lo tomo por el hombro y lo alejo de mi—. No actúes como un imbécil.

—Si, Jack, hazle caso a tu hermana—, dije con una sonrisa para provocarlo.

Jack se relajo y me miró con superioridad, metió sus manos en los bolsillos de su suéter y me dio una sonrisa.

—No voy a caer en tu juego—, se dio la vuelta y camino hasta la puerta, pero antes de salir por ella giro un poco la cabeza mirando a su hermana—. Nos vemos en el estacionamiento.

Y sin esperar respuesta salió de salón del club. Su hermana lo siguió con la mirada hasta que ya no era visible verlo y se giró hacía a mi.

—¿Qué fue eso?— Se cruzó de brazos mirándome.

—No se de que me hablas.

—No te hagas la inocente, Layla—, Grace se inclino sobre mi y puso sus manos en mis hombros—¿Porque no te cae bien Jack?

—Si, normalmente Jack se lleva bien con casi todos—Erika se colocó junto a Grace.

—Ni siquiera yo le hablo de esa forma, y eso que soy su hermana.

Todas estaban paradas frente a mi, me miraban con curiosidad.

—No me agrada porque hizo que mi primer día en esta escuela se fuera a la mierda, por su culpa me castigaron y ahora debo estar en este club junto con él todo el año escolar—, las mire con una mueca mientras explicaba porque no me agradaba aquel desgraciado.

—Bueno Layla, mi hermano es muy idiota a veces, pero es un buen chico— comento Mara—; pero si te digo que no es bueno tenerlo como enemigo.

—Ay gracias a dios— comento Erika de repente. Todos volteamos a verla pero ella estaba mirando su teléfono, levantó su mirada encontrándose con las nuestras y guardo su teléfono rápidamente—. Lo siento, era un mensaje importante, pueden seguir.

—Bueno cosas como está no se ven todos los días, creo que ya tengo el título perfecto para nuestro primer periódico—. Siguió hablando Grace, quien camina por el salón, ignorando lo que había pasado con Erika hace un momento y luego se gira hacia nosotras—. Que les parece “Chica nueva que no cedió ante el encanto del capitán del equipo de Básquet”.

—Ni en tus sueños pondremos eso en el periódico— la hermana de Jack negó con la cabeza, divertida ante las ocurrencias de Grace.

—¿Por qué no, Mara?—Erika paso su brazo por los hombros de Grace—. Yo la apoyo, imagina el impacto que tendría, las chicas de esta escuela enloquecerán con la noticia.

—Si, por esa misma razón no publicaremos eso. Esas víboras querrán atacarla— aclaró la hermana de Jack, Mara.

El timbre de la escuela sonó indicando el final de la jornada de clases del día de hoy. Me levanté de la silla y tome mi bolso, las demás hicieron los mismo; todas nos dirigimos a la puerta, caminamos por el pasillo lleno de estudiantes de todos los años que se apresuraban a llegar a la puerta de salida.

—¿Irán a la fiesta de iniciación?—Comento Erika a mi lado.

—Clara que iré, no me perdería mi última fiesta de iniciación por nada en el mundo—, dijo Grace con obviedad —. Además, alguien debe lucir fabulosa está noche y esa voy hacer yo.

—Como cada año, Grace—, inquirió Mara cuando por fin salimos de la escuela hasta el estacionamiento, bajamos unos cuantos escalones hasta llegar a la cera—. ¿Vienes chica nueva?

Las mire confundida, no había hablado, desde antes de salir del salón.

—¿Qué es una fiesta de iniciación?

—Veras Layla, la fiesta de iniciación es una tradición para los estudiantes de Herdimwood, o sea, nuestra escuela—, Grace paso su brazo por mis hombros mientras seguíamos caminando hasta los autos—. Lo hacen cada año para recibir a los estudiantes que se acaban de transferir y a los que apenas inician el primer año.

El auto de mamá estaba estacionado a las afueras de la escuela.

—Entiendo, pero debo irme.

—Oye Layla—, Mara me llamo—, déjanos tu dirección para poder pasar por ti está noche.

No sabía si aceptar o no, la idea de pasar la noche en mi casa era muy tentadora pero ir a conocer más a los estudiantes de esta escuela también lo era. Solté un suspiro; Mara me extendió su teléfono el cual yo tome y anoté me calle, me despedí de ella con la mano y camine en dirección a al auto de mamá.

Llegué a la puerta del copiloto y la abrí tomando asiento junto a mi madre.

—Hola cielo, ¿Qué tal el primer día?

—De maravilla.

Fue horrible.

—Me alegro mucho, ¿hiciste amigos?.

—De a montones.

Solo conocí a cinco personas y una de ellas es un desgraciado.

—Me hace tan feliz escuchar que te fue bien en tu nueva escuela, Layla—. Mamá tenía la mirada fija en la carretera pero la nota de entusiasmo en su me decía lo alegre que estaba.

«Si tan solo supieras la verdad, mamá» pensé mientras una media sonrisa apareció en mi rostro.

—Mamá, ¿crees que pueda salir esta noche a una fiesta?

[...]

Gracias por leer.

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Besos Gea<3.

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