• 10. Una visita inesperada •

Dominik estaba a unos pasos de distancia de mí.

Verlo frente a mi hizo que mi estómago se revolviera, no esperaba que él volviera a buscarme después de como termino todo entre nosotros hace unos meses antes de mudarme. Pero aquí estaba como si nada hubiera pasado, sonriéndome como si fuéramos amigos todavía, termino de acercase a mi y me dio uno de sus típicos abrazos de oso apartándome de Jack.

—Layla, no sabes cuánto te extrañé—, Dominik me apretó en sus brazos.

Seguía en estado de shock, unas manos me tomaron por las caderas jalándome hacia atrás lejos de el abrazo de Dominik sacándome de mi trance.

—¿Tu eres?— Preguntó Jack mientras me colocaba a su lado—, nunca te había visto.

La mandíbula de Dominik se apretó por unos segundos borrando su sonrisa.

—Dominik, un viejo amigo de Layla—, dijo mirando a Jack—. ¿Quién se supone que eres tú?

«Examigo»

—¿Qué haces aquí?—Logre formular mientras lo miraba.

—Vine a visitarte, ¿No es obvio?

—¿Por qué?—Pregunte sin comprender su aparición tan repentina.

—Yo quería…

—Incomodo—, comento Mara mientras pasaba sus brazos por los hombros de Erika y Grace—, nosotras nos vamos, Jack tú también vienes.

Jack permaneció en su lugar si la intención de moverse mirando a Dominik con recelo.

—Yo me quedo—, dijo cruzándose de brazos.

—Jack sino vienes por tu cuenta yo misma te arrastró—, advirtió Mara.

Me coloque frente a él para que dejara de mirar a Dominik, aunque aún podía verlo fácilmente por la diferencia de altura que teníamos. Su ojos se posaron en mí tratando de descifrar que era lo que sentía en este momento, una guerra de miradas que duró solo una fracción de segundos lo hizo fruncir los labios al ver que había perdido.

—Bien, me voy—, dijo a regañadientes  dándole una última mirada a Dominik—, búscame cuando termines.

Se dio la vuelta y camino hacia su hermana, los seguí con la mirada hasta que desaparecieron en una esquina del pasillo. Mire a Dominik no había cambiado mucho desde la última vez que lo ví; el mismo aire de idiota de siempre, su postura relajada que ocultaba lo temperamental que es, su cabello peinado en forma de libro y ese pequeño—pero notable—piercing en la nariz.

—Vamos a caminar—, propuso sin esperar respuesta dándose la vuelta—, debemos ponernos al día.

—¿Qué estás haciendo aquí, Dominik? Dejaste bien claro que no querías saber nada de mi la última vez que nos vimos—, caminé a su lado—. Y ahora te apareces mágicamente en mi nueva escuela diciendo que vienes a ver a tu vieja amiga.

—Tienes razón, no fui muy amable contigo—admitió abriendo la puerta hacia al estacionamiento—, y veo que eso te afectó mucho, ¿Por eso te mudaste?

Giré los ojos.

—No todo gira entorno a ti—, le aclaro sentándose en las escaleras de la entrada—, me mudé porque la situación lo amerito.

—Cambiaste en estos meses que no te vi.

—Todos cambiamos, Dominik, para bien o mal, lo hacemos.

Ambos permanecimos en silencio, no era un situación muy cómoda para ninguno.

—Lamento mucho lo que te dije esa noche—, habló rompiendo el silencio.

—¿Cuál parte? Dijiste mucho—, pregunté abrazando mis piernas.

—Todo.

—¿Solo para eso viniste? ¿Para decir lo mucho que te lamentas haberme insultado frente a la puerta de mi casa solo porque te rechacé?

—Esto es difícil para mí—, dijo tratando me controlarse.

—¿Y crees que no lo es para mí?

—¿Acaso debería importarme?— Preguntó irritado.

—Si.

—¿Por qué debería?

—¡Ese es tu problema Dominik!—mis manos se cerraron en puños—¡ Solo piensas en como te afecta a ti y no a los demás, que todos debemos ponernos de rodillas ante ti cada que tú abres la boca!

—Porque es así, Layla.

—No, no lo es—, me levanté para ir devuelta al interior de la escuela—, gracias por tu horrible visita, ya puedes lárgate.

—¿No vas a presentarme a tus nuevos amigos?

—Aléjate de mi vida, estaba muy bien sin que aparecieras en ella—, abrí la puerta y entre en la escuela.

Jack

Había pasado ya media hora desde que no veía a la loca por ninguna parte después de que se fue con aquel extraño.

La cafetería estaba llena—como era de costumbre— hasta el tope, la mesa del equipo estallo en risas escandalosas por un comentario que había hecho Axel, no le prestaba atención a ninguna de las cosas estúpidas que salían de su boca solo miraba a las puertas de la cafetería esperando que ella las atravesará.

—¿En que piensas?—Mire a mi mejor amigo que está a mi lado.

—En nada, Dion—, dije regresando la mirada a la entrada de la cafetería.

—Entonces deja de mirar tanto las puertas.

—No lo haré.

—¿Buscas a tu novia?— Giré la cabeza hacia él asintiendo con la cabeza—, estaba en la entrada hace un rato hablando con un chico que nunca vi.

—¿Escuchaste algo de lo que decían?

Dion negó con la cabeza.

—Pero cuando entre la vi irse al club del periódico—, dijo Dion para darle una mordida a su desayuno—, tal vez este ahí.

Me levanté de la mesa tomando mi bolso bajo la mirada extrañada de Dion, tome el jugo que había comprado de la mesa y empecé a caminar hacia la salida.

—¡¿Adónde vas?!—Grito Dion a mis espaldas.

—¡Al club!

Salí de la cafetería yendo en dirección al salón del club pero algo me hizo detenerme a mitad de camino, mejor dicho alguien. Layla estaba frente a su casillero, no se movía solo sostenía un libro en la mano mirando un punto fijo dentro del casillero.

—No sabía que los casilleros era televisor—, bromeó mientras me acerco a ella.

—No lo son—. Cerró el casillero—, ¿Qué haces aquí, desgraciado?

—No apareciste en la cafetería, vine a comprobar que no te habías ido con tu amigo—, me encogí de hombros.

—El no es mi amigo—, dijo molestas.

—¿No?

—Eso ya no importa—, paso por mi lado restándole importancia a la conversación—. Vamos con las demás.

—Alto ahí, loca—, la sostuve por el brazo—. Tu y yo iremos a otra parte.

—¿Qué?, ¿Por qué?— Frunció los labios tratando de soltarse.

—Estas de mal humor.

—No lo estoy.

—Aparte de loca y pervertida, eres una mentirosa—, comenté mientras la llevaba fuera de la escuela—, te mostraré algo, vamos.

—Suéltame, estoy bien, no necesito ir a ningún lado—, comenzó a retorcerse en mi agarraré.

La ignore, al igual que sus quejas mientras salíamos de la escuela hacía el campo de fútbol, caminamos hasta una de las esquinas del campo hasta llegar aún árbol que hacía una gran sombra que nos cubría del sol de la mañana. Tire mi bolso a un lado y me  senté debajo del árbol recostando mi espalda del tronco mirando a Layla que estaba de brazos cruzados.

—¿Esto es lo que me querías mostrar? Me hubieras dejado irme a la cafetería—, me miró desde lo alto.

—Siéntate conmigo— le pedí.

—No.

—Nos están mirando.

Señale con la cabeza al pequeño grupo de estudiantes que nos miraban desde las gradas detrás de nosotros. Layla los miro por sobre su hombro soltando un suspiro de resignación, se dio la vuelta para sentarse a mi lado, la tome por la cintura para hacer que sentará en medio de mis piernas dándome la espalda, sus hombros se tensaron más de lo que ya estaban.

—¿Por qué me tengo que sentar aquí?— Preguntó alejándose de mi.

—Porque si.

—Eso no es repuesta—, objeto clavando sus ojos azules en los míos.

—Para mi si lo es.

—Te odio.

—Los que se odian se aman—, le recordé.

—Pero tú no me odias, desgraciado—. Aseguró.

—Tienes razón, loca—, admití mientras asentía—, pero no tendría problema en fingir odiarte con tal de que te enamores de mí.

—No serías capaz.

Se dio la vuelta abriendo el libro que traía en las manos y comenzó a leerlo, apoye mi barbilla en su hombro su perfume inundó mi nariz haciéndome cerrar los ojos. Puse mi mano en su abdomen, pegue su espalda a mi pecho. Por un momento quiso alejarse pero se quedó quieta, empecé a leer el libro con ella.

—¿Por qué siempre en tus libros los personajes están teniendo sexo?— Fruncí el ceño—. ¿No puedes leer un libro en dónde eso no pase?

—Eso es lo interesante de estos libros—, comento mientras leía.

—Si tu lo dices—, di un vistazo a nuestro alrededor—¿Por qué dijiste que ese chico no era tú amigo?

—Porque no lo es, ya no—, paso la página.

—¿Quieres hablar de eso?

—¿Contigo?— Preguntó incrédula.

Asentí.

—No hay mucho que decir, solo que él sintió cosas por mi, yo lo rechacé y se volvió loco porque a él nunca lo rechazan—, su tono era monótono—. El típico chico con el ego muy alto que trata de tener a todas pero cuando le dices que no ese mismo ego se siente destrozado.

—Entonces, ¿un imbécil?

—Si, igual que tú, la diferencia es que tú no lo eres tanto.

—¿Debería sentirme ofendido o alagado?— Comento curioso.

—Tómalo cómo quieras—, acomodo su cabeza en mi pecho—. ¿Por qué no quisiste irte?

—No me dio buena vibra cuando lo ví—. Comencé a leer todo lo que hacían los protagonistas del libro—, ¿Estás mejor?

—Si, creo que ya se porque me trajiste.

—¿Por qué crees que te traje?

—Tranquilidad, estaba abrumada por la visita de Dominik, tú solo lo notaste y me trajiste aquí para distraerme.

Solté un suspiro, tenía razón la traje aquí para que tuviera tranquilidad; este lugar de la escuela no era muy transitado por los estudiantes podías estar aquí y relajarte si eso querías, pero, también la traje aquí porque quiero pasar tiempo con ella, quiero saber de ella.

—Me descubriste—, esboce una sonrisa.

—Era muy obvio—, siguió leyendo su libro como si fuera lo único que le importará en este momento.

Me quedé callado para no interrumpir su lectura y me dedique a observar las gradas; el grupo que antes se encontraba ahí y que gracias a ellos logré que la loca se sentará conmigo se había ido pero las gradas no estaban solas, él estaba ahí observándonos desde lo lejos como un acosador: Dominik.

Layla

Había pasado un rato desde que estábamos en este lugar juntos y sin tener una de nuestras habituales mini-discusiones, solo estábamos en silencio leyendo un libro pero eso no quita el hecho de que el desgraciado diera su opinión—que nadie pidió—acerca de ciertas escenas que narran los protagonistas. No habíamos vuelto a clases porque teníamos una hora libre ya que el profesor de inglés no había podido venir.

—¿Crees que nos estén buscando?—Cerré el libro colocándolo a un lado de nosotros.

—No—, musito con seguridad—. Mientras estabas leyendo y no me prestabas atención le envié un mensaje a Mara.

Ya no me sentía incomoda por estar así con él; con él estando a mis espaldas, yo sentada en el espacio que había entre sus piernas con la mi espalda recostada en su pecho.

—No es mi culpa que un libro sea más interesante que tú—, me separé de él y me giré para verlo.

Se llevó la mano al corazón cerrando los ojos dramáticamente.

—Siento como si me hubieran dado una apuñalada—, entre abrió los ojos —. Olvídalo, no siento nada, porque estoy muy seguro que soy mucho más cautivador que ese libro.

Abrí la boca para decir algo pero la cerré al instante al ver a Grace, Erika, Mara y ¿Félix? Venir hasta donde nos encontrábamos sentándose a nuestro alrededor.

—Así que aquí estaban los tortolitos—, Félix se acomodo en su lugar mientras nos sonreía —. ¿Se estaban besando?

—No—, ambos negamos rápidamente aquella loca suposición.

—¿Importa si lo hacen?—Cuestiono Erika se sentó en la hierba y se dejo caer hacia atrás con las manos detrás de la cabeza acomodando su pelo castaño en una especie de almohada—. Son pareja, es normal si lo hacen, Félix.

—Aunque preferiría que no lo hicieran frente a nosotros—, comentó Mara mientras apoyaba su cabeza en las pierna de Grace—, es algo incómodo.

—Concuerdo con eso—, Grace asintió con la cabeza.

—¿Qué haces aquí, Félix?— Jack miró a al nombrado que se encontraba a nuestro lado.

—Se suponía que debía ir a las prácticas para el equipo de fútbol pero las cancelaron.

—Entonces vio a Grace y se pegó como un chicle—, se burló Mara observando a Félix.

—Claro que no—, se cruzó de brazos mirando hacia otro lado para que no viéramos su pequeño sonrojó.

Todos soltamos una carcajada ante la tierna reacción de Félix.

Me sentía tranquila estando sentada en la hierba rodeada por las personas que estoy considerando mis amigos en esta nueva etapa de reconstrucción en mi vida estando aquí en Jackson Bill y tal vez después de todo las cosas serían diferentes a lo que alguna vez fueron en Dallas.

[...]

¡Hola!

Por aquí les dejo el cap tan esperado donde por fin sabemos quién es Dominik.

Ahora la pregunta es:

¿Será Dominik un nuevo problema para nuestros protagonistas?

¿Layla y Jack estarán preparados para lo que se avecina?

Eso lo sabremos en los próximos capitulos del club del periódico.

Gracias por leer.

Deja tu voto si te gusto.

Besos Gea <3




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top