•1. Bienvenida a Jackson Bill •
El despertador comenzó a sonar sobre la mesita de noche junto a mi cama.
—Ay no quiero—, me queje mientras me tapaba con la almohada.
Lunes por la mañana, inició de clases, este día se podría considerar el que más odio. Me levanté de la cama con pereza de dejarla, y fui al baño.
Mi cabello negro estaba desordenado, las ojeras debajo de mis ojos me hacían parecer un mapache, hice una mueca de desagrado ante mi aspecto por las mañanas, pero que puedo hacer.
Tome un baño, me lave los dientes y salí del baño con una toalla rodeando mi cuerpo. Caminé hasta el closet y saque unos jeans negros, una camisa de color gris y mis tenis blancos, me cambié y arregle mi cabello. Volví a mirarme en el espejo.
—Estoy mejor—, caminé hasta mi bolso y lo tome, salí de mi habitación hasta la sala.
Mamá se estaba colocando unos aretes cuando aparecí en la sala; se estaba preparando para ir a su nuevo trabajo.
Mamá y yo nos mudamos hace una semana para ser específicos a un pequeño pueblo llamado Jackson Bill. Mamá quería un cambio de aires, así que de Dallas Texas a Jackson Bill es un cambio muy radical.
—Buenos días—, dije mientras caminaba hacia la cocina para tomar mi desayuno.
—Hola cielo—, mamá arreglo su cabello castaño y se dirigió hacia mi— ¿Lista para tu nueva escuela?
—No.
—¿Emocionada?—Pregunto tratando de hacer que yo muestre interés por hacer una nueva vida.
—Ni un poquito—, dije mientras le sonreía.
—Cielo, se que no te gusta mucho este nuevo cambio en nuestras vidas, pero mira el lado bueno de esto—, mamá me abrazo —. Estamos juntas, podemos conocer gente y lugares nuevos, anímate hija.
Suspire en forma de rendimiento.
—Esta bien— mamá me sonrió feliz.
—Esa es mi hija—, se separó de mi y tomo las llaves del auto—; vamos yo te llevo, llegarás tarde a la escuela.
Ambas empezamos a caminar hasta la entrada de la pequeña casa en el cual vivíamos, mamá abrió la puerta haciendo una seña para que saliera primero, salí y caminé hasta el auto. Mamá llegó unos minutos después, se subió al auto encendiéndolo.
Empezó a conducir en dirección a mi nueva escuela. Revise mi teléfono vi las publicaciones que habían hecho mis amigas de Dallas en Instagram se habían ido de excursión, el auto se detuvo, miré por la ventana. Ya estaba frente la escuela, los estudiantes se movían de un lado para otro, mientras que algunos se quedaban dónde estaban sus amigos.
—Adiós mamá—, me despedí de ella mientras abría la puerta del auto.
—Adiós Layla—, mamá me sonrió en manera de apoyo.—No causes problemas.
—Hablas como si fuera una adolescente ultra rebelde.
—Mejor prevenir que lamentar— negué con la cabeza ante su contestación, cerré la puerta y me aleje del auto.
Caminé hasta la puerta de la escuela entre la multitud de estudiantes. Al entrar los pasillos estaban repletos de estudiantes igual o talvez peor que afuera. Una chica se acercó a mi.
—¿Layla?— Me preguntó estando delante de mi.
Levanté mi cabeza un poco para poderla ver bien.
—Si.
—Hola, soy Evelyn— estiró su mano hacía mi.
—Ah, Evelyn, mi guía—. Estreché su mano con la mía aceptando en el saludo.
—Sígueme, tu primera clase está apunto de empezar—, Evelyn se dio la vuelta e hizo una seña con la cabeza para que la siguiera.
Empecé a caminar a su lado, Evelyn señalaba lugares y salones cada que dábamos vueltas por los distintos pasillos. Al dar la vuelta en una esquina algo llamo mi atención, había un gran grupo de estudiantes que parecían estar rodeando algo o alguien.
—Es el capitán del equipo de básquet—, Evelyn que se encontraba a mi lado también observo a la multitud.
—¿Y eso lo hace famoso para que lo estén rodeando?— Interrogue curiosa.
—Si, es una mala costumbre— Evelyn dirigió su mirada hacía mi, sus ojos azules me miraron fijamente—. Te recomiendo que te mantengas alejada, a menos que quieras tener problemas con varias personas de esta escuela.
—Anotare tu consejo.
Bueno, no era lo que me esperaba para un “ nuevo inicio”, ya empezamos con los consejos y solo es el primer día.
—Vamos, tu salón está por aquí—, Evelyn camino lejos del lugar donde estaba el casillero.
—Aquí es, cualquier cosa que necesites puedes encontrarme en la biblioteca—, Evelyn señaló el salón—. Debo irme, adiós Layla.
—Adiós Evelyn—, la vi darse la vuelta y caminar hasta la esquina del pasillo, luego giro por este y desapareció de mi vista.
Tome la perilla de la puerta y la gire atravesado la puerta entrando en el salón de clases, había muy pocos estudiantes en el. Caminé hacia la fila de mesas que se encontraba en el medio y tome asiento en una las mesas de enfrente, poco a poco el salón se comenzó a llenar de estudiantes. Un chico se paro frente a mi.
—Quítate—dijo el chico parado frente a mi, dirigí mi mirada hacía el.
Fruncí el ceño ante su petición.
«¿Y este qué?»
—No—devolví mi mirada hacía la pizarra ignorandolo.
—Dije que te quites—, demando otra vez el chico—. Está es mi mesa.
—No me voy a quitar—, respondí perdiendo la paciencia—. Además, no vi tu nombre en ningún lado de esta mesa.
El chico se quitó y camino hacía la parte de atrás. De repente siento como jalaban mi silla hacia atrás haciendo que me callera de ella y terminará en el suelo, miré hacía arriba, aquel extraño chico tenía una sonrisa burlona en su rostro, me levanté de un brinco.
—¡DESGRACIADO!— Estampe mi mano en su mejilla, haciendo que esto soltará un ruido en seco debido al golpe.
—¡LOCA!— Me grito de regreso.
—¿Yo soy la loca?, ¿Quien estaba haciendo un berrinche por una estúpida mesa?—Dije enojada ante su comportamiento.
—Te pedí que te quitarás—, se excusó.
—Y yo te dije que no—, empuje su pecho con mi dedo.
—Ujum—, un carraspeó nos hizo voltear.
—¿QUÉ?— Gritamos al unísono.
Una mujer de mediana edad estaba cruzada de brazos mientras nos veía con desaprobación ante nuestro comportamiento infantil.
—A dirección—. Aquella mujer que seguramente era la profesora señalo la puerta—, ahora.
Le di una mirada furiosa al chico y salí por la puerta del salón, al salir el chico corrió hasta alcanzarme. Esto debe ser una broma, ¿Acaso mi mamá había predicho esto?
—Oye loca, ¿Acaso no esperas?— Dijo caminando junto a mi.
No le respondí, decidí ignorarlo. Él logro que mi primer día de clases empezará mal.
—¿Vas a ignórame?— Se paro frente a mi—. Solo fue un juego.
—Pues que juego más estúpido—, lo rodé y seguí caminando.
—Eres una loca muy enojona—, me gire hacía el.
—No me digas loca y no soy enojona—, dije mientras lo señalaba—. Además, tu eres un desgraciado.
—No soy un desgraciado— se defendió, su rostro tenía una mueca de indignación.
Y aquí estamos otra vez, no nos conocemos y ya estamos discutiendo, mi paciencia se agota cada vez más. Me detuve al ver que estábamos parados frente la dirección, no tengo idea de en que momento llegue aquí o de como lo hice, entre la pequeña discusión que estábamos teniendo no le había prestado atención al camino.
—Las damas primero— hizo una reverencia mientras me mostraba una sonrisa burlona—. O debería decir, las locas primero.
Idiota.
Quise golpear otra vez su cara pero me resisto, entre a la dirección y para mí sorpresa no estábamos solos. Junto con nosotros habían otras tres chicas más, el director nos vio a todos.
—Creo que no seremos los únicos que tendrán un castigo—, susurró en mi oído el chico de manera baja para que solo yo escuchará.
—Supongo que este es mi día de suerte—, dijo con ironía el director— . Cinco castigos el primer día de clases del nuevo año escolar.
El director suspiro cansado.
—Como es inicio de clase no llamaré a sus padres, con una condición—, todos en la habitación mirábamos expectantes al director.
—¿Y cuál es?— Pregunto una de las chicas que estaba en la habitación.
—Que reabran el antiguo club del periódico escolar—dijo el director.
[…]
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