Wendoly Wyman
La vida para Wendoly Wyman era la más normal del mundo. Trabajaba con su madre en un restaurante ubicado en las costas de Florida, ¿Su padre? Ni idea, sólo sabía que tenía ocho hermanos, cinco mujeres (contándola) y tres hombres. No sabía si todos compartían el mismo padre o no.
Total, la ignorancia constituye la felicidad para algunas personas, ella no fue la excepción. Con su tez exquisita y morena hacía las mejores cosas, solía peinarse de dos colitas y nada más. Trabajaba como camarera en el lugar anterior. Veía a toda clase de personas; a europeos vástagos con ganas de divertirse, a señoras y señores inmigrantes que vendían los exóticos platillos latinos, a citadinos y familias locales que iban a disfrutar una buena época vacacional. Y por supuesto, no faltaban los marinos y militares que asistían cada fin de semana a emborracharse y hacer valer su posición social.
Wendoly no conocía mucho de su otra familia, generalmente todos sus allegados eran lo mismo que ella, trabajadores de la clase más pobre, pero sabía de una excepción:
Su prima Kornelia Wyman era una importante y famosa psiquiatra, dueña del hospital "Mary Jones", sabía de los mejores métodos para curar a las personas y sus casos eran impresionantes. Wendoly no solía verla constantemente, porque Kornelia tenía mucho trabajo y solo iba a la residencia cuando tenía vacaciones o quería pasar un buen rato. A la madre de Wendoly; China, no le incomodaba en lo absoluto que Kornelia llegara nada más para eso, es más, era un honor para ellas tenerla de visita.
Cuando no era período vacacional, se veía poca gente en el negocio y en las playas en general. Pero fue la sorpresa para todos ver que Kornelia se presentara en el recinto.
—Prima—Wendoly la recibió— ¿Qué haces aquí?
—Wen, gracias al cielo que te veo—Kornelia bajó de su automóvil y la miró directamente—. Necesito de tu ayuda.
¿Qué? ¿Podía ser posible? Una costera de tan bajo nivel ¿Podía ayudar a una mujer del alto mundo a algo? ¿Era algo certero? Wendoly se asustó e impresionó demasiado.
—Claro prima, yo te ayudo en lo que necesites.
—Dejame decir el contexto—pidió Kornelia—, me quedaré una noche aquí. Mañana, cuando regrese a la capital, quiero que vengas conmigo.
—Prima, me sorprende—dijo Wendoly consternada—, yo, tu prima de las zonas costeras. ¿Podría ayudarte en algo?
—Más de lo que crees—respondió—, pero es una cosa que ni tu madre o tus hermanos pueden saber.
—Pero no puedo salir, estoy en hora de trabajo.
—Pagaré lo que sea, hablaré con tu madre si es necesario.
Y eso mismo hizo, pidió permiso a China Wyman para que su hija se ausentara una hora o dos, como comenté antes, ella no vio ni puso pretextos.
Kornelia y Wendoly se fueron al lugar más alejado de la playa. No había nada de gente, pero la primera estaba resguardado y vigilando que nadie las siguiera. Wendoly estaba extrañada, ¿Qué asunto podía tener su prima en manos como para que fuera tan grave?
Finalmente, se encontraron solas y sin ninguna distracción o persona cerca. Kornelia de todos modos, no podía hablar con normalidad, se veía nerviosa y con un nudo en la garganta.
—Recurro a ti porque has sufrido mucho—aseguró—, porque te han violado y maltratado mucho, ¿No?
Wendoly la miró con el ceño fruncido, le molestó el prejuicio tan grande que su prima tenía sobre las mujeres de su clase. Le dijo con enojo visible:
—No, claro que no.
— ¿No?
— ¡No! Sigo siendo virgen.
—Ah... ¿En serio?
— ¡Si!
—Entonces olvídalo—Kornelia lucía molesta—, necesito a alguien que haya sufrido a montón.
Kornelia estaba dispuesta a irse, pero Wendoly la detuvo, no iba a perderse las ganas de enterarse de aquel buen chisme.
— ¡Espera! Pero aun así puedo ayudar.
—No creo que puedas—respondió —, pero igual te diré. Solamente que tienes que prometer que no le dirás a nadie
—Lo juro—Wendoly puso su mano derecha en su pecho.
Obviamente, ella no iba a cumplir su promesa, en cuanto supiera de aquel jugoso rumor lo divulgaría más rápido posible. De aquello, estaba consciente Kornelia, así que hizo una amenaza:
—Bueno, creo en ti—mintió—, pero déjame decirte que si alguien se entera de esto o lo que te digo se vuelve algo global... Te mandaré a matar, haré que te lleven al hospital, te torturaré y sufrirás como nunca, solo y exclusivamente a ti Wendoly. Este no es un chisme de lavandería, comprende que con esto se está jugando el destino del país... Probablemente del mundo entero.
Wendoly estaba impactada, no podía creer que tuviera algo tan valioso, tuvo que aceptar ya que su vida corría riesgo, pero sabía que era débil y aunque no quisiera divulgar el rumor, ella sabía que se le escaparía tarde o temprano porque así es su naturaleza. Sin embargo, iba a probar cuanto tiempo era capaz de guardar un secreto.
Dictado lo anterior, Kornelia procedió a hablar:
—Verás, atiendo a muchos pacientes, todos locos y desaliñados. Algunos esquizofrénicos, otros neuróticos y unos más psicópatas. Pero nunca en toda la historia del hospital "Mary Jones", se había visto un caso tan particular como te contare.
— ¡Vamos!—dijo Wendoly con su típico acento, moría de la curiosidad.
—El hospital tiene la primicia más grande del mundo, suficiente como para vencer a su enemigo, el hospital "Matchbox". Pero todo está en mis manos, todo en mi vida era normal, hasta que llegó... Emanuelle McDonald. Sus padres contactaron conmigo unos días antes, me contaron que su hijo estaba últimamente extraño, sus ojos se volvieron dos canicas rojas y delineadas, sus uñas crecieron de manera anormal y súbita, tornando un horroroso color negro. Su cabello se volvió totalmente blanco al igual que su piel, pero no de raza, ¡Su tez es como la de una hoja de papel! Sus dedos de manos y pies se alargaron, su figura se hizo diez centímetros más alta y redujo su peso corporal. Pero no sólo eso—siguió describiendo—, su actitud era más extraña aún. Cuando hacían grandes lloviznas, él solo portaba una camisa delgada, cuando el calor era infernal, él cargaba hasta tres suéteres. Misteriosamente, tuvo en su poder un collar con una piedra, cambiaba de color, a veces era verde y otras roja. Lo particular de este hecho, es que solo comía comida de ese color.
—No entiendo—confesó Wendoly.
—Si... Mira, por ejemplo, si el color del collar era verde, comía verduras, manzanas o algo de ese color en específico. No tomaba nada más, solo de ese color.
—Wow—dijo impresionada— ¡Sigue contando!
—Tomaba largas duchas en la madrugada y todas con agua helada, sus ojeras se notaban demasiado, ya que según sus padres, no dormía desde hace tiempo. Yo lo comprobé después de que fue internado, le dimos pastillas, anestesia, de todo, y aun así, no era capaz de cerrar un solo ojo, ni siquiera pestañear. Además, solía ponerse frente al televisor, pero no para ver algún programa, no, él veía pura estática, quitó la antena y lo único que veía eran los ruidos extraños, y escuchaba música a todo el volumen más alto, no importando el género.
Wendoly estaba cada vez más sorprendida, tenía miedo, pero no podía dejar de escuchar la impresionante anécdota de su prima.
—Por favor, sigue.
—Y lo más extraño de esto... Emanuelle se volvió insensible, literalmente.
Wendoly echó una tremenda carcajada, en serio no podía creer eso.
—Prima, por favor, eso es imposible. ¡Nadie puede quedarse sin sentimientos!
—Eso es lo que yo creía, pero en este momento, lo bizarro es real. Así que estoy buscando por todos los medios que lloré o se alegre.
—Pero no entiendo. ¿Nació así o fue cambiando?
—Eso mismo, fue cambiando. Según me cuentan sus padres, todo iba bien, era completamente normal. Un día llegó nervioso y estresado, a la mañana siguiente ya era insensible. Su cambio físico fue producto de un par de semanas después.
—Pero ¿Qué paso? Nadie se vuelve así de la noche a la mañana.
—Exactamente, sus padres investigaron que antes de eso, Emanuelle había estado con una amiga, su nombre es Astrid Rennold. Le preguntaron a ella si sabía algo... Astrid dijo no conocer a ningún Emanuelle McDonald.
Wendoly estaba paralizada, creía que todas esas cosas eran producto de satanás, pero se sentía curiosa por saber más y el desenlace de la historia.
—Entonces...—Kornelia siguió— Vengo a que me des ideas para hacerlo sufrir.
Wendoly dio muchas ideas, pero Kornelia ya había hecho la mayoría de ellas, eran cosas bizarras, grotescas y repugnantes.
—Quítale pedazos de piel—propuso.
—Ya...
—Ingresa ácido en sus ojos.
—Buena idea—lo anotó.
— ¿Ya intentaste dispararle?
—Sí, es inmortal.
— ¿¿Inmortal??
—Si, por eso no quiero que nadie sepa de esto. Si alguien se entera, esto llegara a los oídos de la prensa. La CIA lo secuestrará y hará los peores experimentos con él. ¡No quiero que se lleven mi mérito! Yo, la psiquiatra Kornelia Wyman y su hospital "Mary Jones" descubrirán el misterio de la horrible enfermedad del cuervo. ¡Solo yo!
— ¿Por qué la enfermedad es "del cuervo"?
—Es un término que hemos usado en clave—dijo Kornelia—, le decimos así porque literalmente... podría convertirse en un cuervo.
—Oh... entiendo.
—Y te prohíbo que hables. Si todo sale bien... Te juro que te recompensaré.
—Ya lo harás.
Así pasaron durante largas horas, muchos intentos y precisiones para lograr hacer sufrir a Emanuelle McDonald. Sus ideas eran severamente burdas y violentas, pero con un buen detalle.
Total que China Wyman no permitió que su hija se fuera, porque era sábado y no podía faltar, los fines de semana eran llenos y había gente a montones. Kornelia partió esa misma noche.
Durante todo ese tiempo, Wendoly no dejó de pensar: ¿Era eso posible? ¿En serio podía quedarse una persona sin sentimientos? En su mente, venía una imagen de aquel monstruo que se había formado y todo lo maravilloso que podía ser, toda la destrucción que causaría.
Si bien, Wendoly no sentía odio hacía las personas, ni siquiera había sido maltratada, pero eso no evitaba que sintiera un rencor a los humanos en el mundo, y de tan solo pensar que había un monstruo creado, con la capacidad de destruir todo a su paso...era una idea que le aterraba, pero a la vez la excitaba.
Mientras estaba trabajando, ella pensaba:
"¿Qué haría yo con ese poder? Los cuervos son animales hermosos, pueden volar, pueden devorar todo lo que deseen, son completamente negros y preciosos. No importa las secuelas que tenga ese joven, sus poderes especiales como ser insensible o tener los ojos rojos, sin duda lo recompensan. Yo causaría tanto terror que ni la CIA podría detenerme, torturaría a cualquier persona por puro placer, necesito convertirme en un cuervo gigante si quiero dominar el mundo".
Pero ¿Las razones? ¿Cuáles podían ser las razones? No fue algo nuclear, no fue un virus, no apareció de la noche en la mañana. Sin duda, su transformación fue algo gigantesco, algo maravilloso y trágico."
Todo el fin de semana, Wendoly se dedicó solamente a pensar en eso e intentar generar hipótesis respecto a aquello, se introdujo tanto a ello que no prestaba atención a las órdenes de los clientes, sino que se dedicaba a ver su comportamiento y examinar el fondo de sus ojos. Después de dos días de un arduo trabajo, llegó a la siguiente conclusión:
"Si el joven Emanuelle era una persona normal, es muy probable que haya habido algo que lo hizo insensible" pensó "Como dicen por ahí que todos los monstruos son humanos, no creo que sea algo mágico o fuera de este mundo. Sus síntomas parecen ser más biológicas, tal vez, si una persona empieza a maltratar a otra, puede que su organismo se deteriore hasta el punto de parecer un cuervo, hasta que haga las cosas más horribles. Pero ¿Debería haber motivos? El dinero puede ser una causa, hace dos días, escuché que una viuda planeó la muerte de su esposo y sus dos hijos con tal de quedarse con su fortuna, pero ¿Por qué no se ha convertido en un cuervo? Tal vez sea porque, aunque los humanos nos destruyamos poco a poco en el mundo, tal vez aún quedé una gota de sentimientos en ellos, pero en Emanuelle no. Además, no creo que sea la única persona así. ¡Exacto! Esta extraña enfermedad se deriva después de torturar tanto hasta el punto en que te quedas totalmente seco, así que yo también me puedo convertir en un cuervo"
Fue tanta la distracción que le causó este tema, que olvidó comer, platicar, se iba a su mente y parecía estar totalmente fuera del mundo. Tanto así, que el día lunes, mientras lavaba los platos, se desmayó profundamente.
Despertó en el hospital para el día martes. Su madre estaba consternada y enojada:
—Wendolyn Wyman—mencionó su nombre—, te he soportado muchas. Pero desde que vino tu prima Kornelia, no has dejado de estar distraída y extraña. ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo ella?
"No puedo decir nada" pensó rápidamente. "Se lo juré, además, yo descubrí el secreto. Si alguien se entera, es el fin de la dominación mundial que haré"
—Nada—dijo—, nada que te importé.
"El primer paso es ser grosera" pensó nuevamente.
Y así pasaron los días, cada día era más grosera y trataba peor a los clientes. Primero se sentía mal y hasta cierto punto, culpable.
Intentaba ignorar los regaños que su madre le daba por ser malvada y cruel con todo el mundo. Pero no podía, aquello de ser insensible era más costoso de lo que creía. Finalmente, el siguiente domingo, decidió que era hora de pasar al siguiente punto de su plan.
"¿Que haría a una persona para ser completamente insensible? Los narcos y la delincuencia organizada siguen igual porque solo maltratan a enemigos y a inocentes desconocidos que no conocen. Pero estoy segura que ya se hubieran convertido en cuervos si se tratara de maltratar a sus madres.
¡A sus madres! Claro, ¿Por qué no se me ocurrió antes? Pero ¿Seré capaz de torturar a la mujer que me dio la vida y procuró totalmente? No lo sé, deberé hacerlo, me costará, pero sin duda, valdrá la pena".
El día lunes, pasaron en la televisión, un documental de los asesinos más peligrosos de la historia, ahí destacaban a Bernardo y Karla Homolka, una pareja de casados que maltrató a víctimas inocentes durante años, no solo eso, también hubo un maratón del famoso programa llamado " 1000 maneras de morir". Todo esto lo vio Wendoly, ya que el restaurante no tuvo nada de gente. Ya el martes haría su plan, ya estaba inspirada. Esperaba que para el jueves su transformación estuviera más que completa.
El martes, su madre estaba cocinando, sus siete hermanos fueron a pescar. China Wyman regañaba a su hija por haberse rehusado a ayudar en los deberes de la casa.
—Eres la peor, te has convertido en una floja de primera, no sé qué carajos hacer contigo.
—Yo sí sé—respondió ella.
Y la hija le dio un golpe con un gran sartén.
(...)
En la noche del martes, sus hermanos querían pasar a la casa, pero no podían. Pensaban inútilmente que su madre y hermana habían salido, así que esperaban a que ellas llegaran.
Wendoly había amarrado a su madre en una silla, pero no estaban en la sala de su casa, sino en el sótano, donde poco o nada se escuchaba. Eso lo requería ella, que nadie oyera sus gritos.
Y ahí estaban las dos, acompañadas de un montón de objetos y armas de fuego, ácidos, gases dañinos, palas, cuchillos de cocina, tijeras, pistolas, jeringas y todas las cosas que Wendoly encontró en el hogar.
Vio que su madre abría los ojos y al instante, le dijo:
—Ma, mami. Esto no es personal, pero yo quiero dominar al mundo.
Y comenzó la tortura.
— ¿Con qué empezaremos?—se preguntó a si misma— Mmm... ¡Con ácido en la cara!
Ni siquiera la misma Wendoly sabía qué clase de cosa le hecho a su madre, solamente supo que era algo de color verde y muy dañino, pero no supo qué. Esto hizo que los ojos de China Wyman empezaran a arder y gritó como nunca.
— ¿¿Qué quieres hacer?? ¿Cómo que dominar al mundo? ¡Detenté hija! Por el amor del más santo... ¡¡PARA!!
—No te puedo decir—dijo Wendoly con sutileza—, morirás, pero es por mi bien. ¿Acaso las madres no quieren el bien de sus hijos? ¡Mi bien es dominar la tierra!
—Estás loca... ¡PARA YA!
—No puedo Ma, ni aunque quisiera. Mejor coopera, por el bien de las dos.
Y así pasaron los días del martes hasta el viernes. En esos cuatro días, Wendoly probó de todo: cuchillos, cadenas, cortadas, anestesia en los ojos, golpes hasta desangrar, cortes en cada parte de su cuerpo. Incluso, consiguió cianuro que terminó untando en el rostro de su pobre y confundida madre, la hizo comer animales vivos, beber de su propia sangre, le daba latigazos con todo lo que tenia en su poder: cadenas, cuerdas, alambre de púas, etc.
Todo aquello le dolía, y si, muchas veces no aguantaba el dolor. Pero se mentalizó y en su loca cabeza creía que estaba haciendo lo correcto. Llegó un punto en donde ya no sentía lágrimas ni dolor. La tonta costeña creía que al fin se iba a convertir en un cuervo o el ser que describió su prima Kornelia. Rápidamente, corrió al espejo más cercano, quería ver su cabello blanco, su estatura gigante, sus uñas despilfarradas y pintadas de negro. Cuando no torturaba a su madre, iba a ver la estática de la televisión, se bañaba en agua helada y no se ponía abrigos a pesar del terrible frío que hacía. Pero cuando Wendoly vio su rostro en el espejo, notó que seguía igual: Su piel seguía morena y no blanca, su estatura era la misma. Lo único que se hizo visible fueron sus pronunciadas ojeras, las uñas las tenía de color rojo por toda la sangre que quedó impregnada en ella.
Bajó de nuevo a su ático, miró el pedazo de carne que había vuelto a su madre. La desdichada señora seguía viva, pero ya no era un humano, se había convertido en algo horriblemente detestable. Wendoly le disparó de una vez para acabar con su miserable vida.
Ella se enojó, no consiguió ninguna de las cosas que tanto quería, el colmo es que seguía sintiendo. No compasión ni tristeza por su madre, ¡Ella sentía rabia porque no pudo convertirse en un cuervo gigante!
Harta, escuchó como las patrullas iban sonando y alguien rompía la puerta principal. No se preocupaba, sabía un escondite que la llevaría a fuera de su casa.
Y en la comodidad de la noche, corrió lo más lejos de la policía y sus hermanos. No sabía a donde ir, quería conocer al famoso Emanuelle McDonald e intentar descifrar que le había salido mal. Probablemente, su prima había dejado espacios en blanco o cosas que no le quería decir. Ella lo experimentaría por si misma.
Pasaron once largos días... Caminó por todo el centro de los Estados Unidos, robando, escabulléndose y mirándose en un espejo para ver si su transformación era posible. Obviamente, el único cambio en ella era la suciedad en su rostro.
Devastada y acabada, llegó a un pastizal hermoso. Empezó a llorar debajo de un árbol. Un hombre de barba y cabello negro se acercó a ella para intentar consolarla.
—Disculpe, bella dama—le dijo— ¿Puedo saber porque sus llantos?
—No soy un monstruo—sollozó Wendoly— ¿O sí?
—Todos somos monstruos porque somos humanos—respondió.
El hombre la ayudó a levantarse, limpió las lágrimas de su sucio rostro. Ahí ambos se vieron con unos ojos encantados.
—Soy Eric Tenesse.
—Wendoly Wyman—respondió—, estoy vagando desde hace trece días.
Wendoly explicó su situación sin decir o hablar sobre la misteriosa enfermedad del cuervo. Eric le dijo que no habría problema, que no debía apenarse por lo que ella era. Y le enseñó que todos tenemos un lugar en el mundo.
Y el lugar de ella, era en el club de los hijos asesinos.
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