Madeline Jegger
Madeline no solía tener amigos y no era de aquellas que llevaba a personas desconocidas a su hogar, pero esa vez no tenía otra alternativa, debía hacer un proyecto escolar con Nevil, alguien asocial, y podría decirse, hasta más que ella. Incluso hasta se le hacía extraño tener que arreglar la casa para tener "visitas". Ella era quien arreglaba la casa, aunque ninguna de las dos habitantes se preocupaba por la higiene hogareña, ella debía hacerlo.
—Debo hacerlo—se repetía Madeline con monotonía al cepillarse su cabello.
Cuando ya todo estaba listo, la puerta sonó, después de casi 2 años que el timbre había permanecido intacto.
—Hola—dijo Nevil con la mirada baja.
—Adelante—respondió Madeline de mala manera.
—No—dijo pausado— Espera, por favor.
Ella miró, como de un carro negro, muy elegante, bajaba un señor aproximadamente de 40 años o menos, tenía un bigote ligeramente remarcado, usaba ropa formal, un traje azul marino, una camisa roja y zapatos negros. Su cabello era castaño y lucía más joven de lo que aparentaba.
— ¿Es tu papá o tu hermano? —preguntó Madeline, además de ser muy malhumorada, era tremendamente sarcástica.
—Mi papá —Nevil respondió inseguro.
Aquel señor camino elegantemente hasta la puerta, Madeline lo vio con miedo.
—Hola—extendió su mano—. Mi nombre es Terrell Rutherford, padre de Nevil.
—Buenas tardes—ella saludó con duda.
—Vine a dejarte a mi hijo—sacó una libreta—¿Me dices tu nombre?
—Madoline Jegger—contestó en desconfianza.
—Muy bien.
Terrell tenía la precaución extra de preguntarles a todas las personas sus nombres, y hacer una descripción física de las personas con quién se encontraba. Hizo un apunte minucioso y detallado, para que finalmente, pudiera dejar a su hijo en buenas manos.
—Listo—dijo alegremente—, me voy. Vengo por ti en una hora.
—No creo que alcancemos a acabar el trabajo, señor Rutherford—respondió Madeline.
—Yo creo que sí, ¡Hasta entonces!
Terrell volvió a su automóvil y partió. Madeline y Nevil se dirigieron rumbo a terminar su trabajo, no dijeron nada más, simplemente, se concentraron en seguir los pasos de su investigación.
(...)
50 minutos más tarde, a fuera de las calles transitadas, ya hacían los pasos de una mujer que usaba zapatos de enfermera, su apariencia era demacrada, tenía muchas ojeras, su boca estaba seca y sus labios partidos. Caminaba bruscamente hasta su casa, abrió la puerta y... notó ese espectáculo que no quería ver:
—Madeline—dijo al entrar— ¿Qué está haciendo aquí?
Karissa Jegger, la dueña de la casa y madre de Madeline, contempló como su hija y otro muchacho estaban tranquilamente trabajando, nadie dijo nada, excepto ella.
—Mamá—respondió su hija—, él es Nevil Rutherford.
—No pregunté: "¿Quién era?" pregunté... ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO AQUÍ?
—Estamos haciendo un proyecto de biología molecular.
—Dios... dios santo... ¿Acaso no entiendes que odio que haya visitas en la casa? ¡Lo odio! En verdad, lo detesto. Me parto el alma y el culo en el maldito hospital y... tú... ¿Me haces esto? En verdad... no tienes consideración.
—Mamá... era importante—dijo ella.
—No, no, no es relevante. Quiero que se vaya de aquí.
—Mi papá vendrá en 5 minutos—dijo Nevil, sin entender la gravedad del asunto.
—Oh... perfecto, mmm... ¿Te apellidas Rutherford?
—Sí, sí... ¿Por qué?
—Ven acá—Karissa sostuvo a Nevil de su brazo y caminaron rumbo a la puerta—, ahora vas a saber.
Madeline los siguió, estaban ahí los dos, esperando impacientemente a que llegara el señor Terrell, la primera se moría de vergüenza. Su madre no dejaba de gritar y hacer enojos, Nevil pedía su libertad, los vecinos miraban por la ventana, muy entretenidos. Pero su humillación duró muy poco tiempo, ya que el señor Terrell... sí era muy puntual.
—Eh... hola...
—Miré, conozco a su esposa. ¿Jillie Rutherford, cierto? —preguntó Karissa con los ojos inyectados en sangre y mucha rabia.
—Mmm... ¿Sí, quién es usted? —Terrell tomó su libreta.
— ¡Soy Karissa Jegger! Trabajo en el hospital "Mary Jones" y yo sé perfectamente todo lo de su esposa. Sé que ella está loca, es una psicópata—exclamó muy fuerte y provocó que Terrell tirara su libreta— ¡Una verdadera amenaza! No quiero que el hijo de una desquiciada esté con mi hija, para nada, ¿Entendió?
—Papá...—dijo el confundido Nevil—, ¿Qué pasa?
—Nada hijo, nada, entra al coche. No digas más.
Los vecinos contemplaron semejante espectáculo, Karissa entró a su casa como si fuera una verdadera bestia. Madeline le acompañó, pero tan sólo, al pisar la alfombra de su casa, recibió una fuerte bofetada.
—. ¡No quiero que vuelvas a traer a nadie aquí, entendiste! —exclamó su madre y se fue a su cuarto.
Pero... ¿Por qué su madre siempre tenía semejante humor? ¿Por qué tenía expresión de odiar a todos y a todo? ¿Por qué nada le era suficiente? ¿Qué sentía realmente?
(...)
Toda causa tiene una consecuencia. Karissa Jegger, al decir cosas incorrectas sobre Jillie Rutherford, había desencadenado una mala (pero buena) consecuencia. Que Terrell la confrontara.
—No quiero ofenderla por su trabajo—dijo a fuera de la casa—, pero no tenía razones como para referirse de semejante manera a mi esposa.
—Yo me refiero así... como se me da mi gana—respondió la insolente Karissa con un cigarro en sus labios.
—Qué irrespetuosa, espero que no le pase lo mismo. Sabe perfectamente que Jillie no merece estar ahí.
—Yo sólo sé que está loca, una desalineada de primera. Aléjese de mi hija, por favor.
—Mi hijo no lo sabía... ¡Yo era quién tenía que decírselo! —argumentó Terrell— ¿Por qué no pudo guardar sus palabras?
—Mire el lado bueno, le hice un favor—dijo Karissa como última cosa y cerró la puerta en su cara.
Madeline lavaba los trastes en el patio de su casa, contempló como su madre entraba nuevamente a la sala, aprovechó para salir lentamente y alcanzar al señor Rutherford, tenía mucho que decirle, algo arriesgado, pero interesante.
— ¡Señor Terrell! —ya iba en la esquina— ¡Espere!
— ¿Qué necesitas? —cuestionó el con desdicha.
—Mire, sé que odia a mi madre, yo la odio, pero estoy consciente de que no puedo hacerlo durante toda mi vida. Así que le pido un enorme favor.
— ¿Qué?
—Quiero que la enamore, bueno... no tanto así, me doy por bien servida si logra descubrir el porqué de su mal humor y odio hacía la vida en general.
—Mmm... no quiero.
— ¡Por favor! Es el único hombre que conozco que ha sido capaz de enfrentarla directamente, ¡Se lo pido!
—Bien... pero tú me harás un favor—sonrió alegremente.
—Lo que sea...
(...)
Tal como Madeline lo había planeado, el señor Rutherford hizo un gran trabajo al empezar a hablar y comunicarse con Karissa, su desesperante madre y odiosa mujer. Él tuvo que soportar mucho, sus acciones eran tan terribles y traicioneras, en serio, Karissa era una mujer que nadie quería cruzarse, ni siquiera en la fila del banco. Enfermera obsesionada con su trabajo, con un trastorno compulsivo y cara de que siempre estaba furiosa con todos. Pero por alguna extraña razón... Terrell se convirtió en lo que ella buscaba.
Esos días en dónde Karissa y Terrell empezaron a conocerse y amarse, fueron la completa felicidad para Madeline, quién ya podía conocer el lado tierno y dulce de su madre. su comunicación mejoró, ella dejó de ser la bruja amargada de siempre. Su relación madre-hija se vio realmente grata y no tuvieron ningún problema. La felicidad de Karissa sería completa... ¡Se había enamorado! Y lo mejor...
—Oye...—dijo Terrell con una enorme sonrisa.
— ¿Sí?
—Estoy preparando los planes del divorcio con Jillie
Ese día, fue el más feliz para Karissa, quién se sintió la mujer más afortunada del planeta. Amaba a Terrell, amaba como nunca antes lo había hecho. Sonrió al decirle la buena noticia a su hija.
—Me parece fenomenal, mamá—dijo Madeline con una sincera sonrisa.
—Claro que sí... lamento si no podrás quedarte con Nevil pero... ¡Es mi boda!
—No, no mamá, no te preocupes. Realmente, no me gusta Nevil, prefiero verte con fortuna y con Terrell.
—Gracias hija, gracias por entenderme.
En serio, Karissa entendió y mal había interpretado que... Terell se divorciaría de Jillie para casarse con ella, pero la vida le esperaba una terrible y desgarradora noticia.
Ella preparaba la cena, desde entonces, ya era una madre dedicada, demostró que su actitud depende totalmente de otra persona. Entonces... su mundo caería radicalmente.
—Hola mí amor—se acercó para besar a Terell, él se alejó discretamente—, llegaste a la hora para la cena.
—No era mi plan hacerlo—respondió Rutherford.
—Mira, quiero que veas... hay unas casas que venden en la costa del país. Podríamos comprarla para cuando empecemos a vivir juntos, con nuestros dos hijos... y los que faltan.
—Sí... claro—no le puso atención.
Karissa, emocionada, preparaba el café para su hija y novio. Llevaba las tres tazas en una charola de plata, hasta que... vio a su hija, quién bajaba con unas maletas. Soltó todo, y el café se extendió por el piso, provocando que todo se cayera... irremediablemente.
— ¿Qué es esto?
—Karissa—Terell se puso a lado de Madeline y sostenía su mano.
— ¿S-sí?
—Me divorciaré de Jillie, ya está más que preparado el divorcio.
—Lo... lo sé...—admitió aterrorizada.
—Pero... ¿Crees que me casaré contigo?
—Eso... sí... espero—tartamudeó.
—Pues no, me divorcio de ella, pero me quedaré con Madeline.
La hija solamente miraba con la cabeza baja y permitía que el señor Rutherford la sostuviera firmemente de su muñeca. Karissa abrió la boca, no podía creerlo.
—P-pero... ¿Por qué?
—Ese era el trato, ella me pidió que descubriera los factores que te hicieron ser una perra insensible. Los sé, tu madre Selma Jegger te trató mil veces peor, no te dejaba salir... te mantuvo prohibida y privada del mundo, nunca pudiste desarrollar emociones. Y crees absurdamente que estás enamorada de mí. Eso no es cierto.
—P-pero... ¿Cómo puedes decirme esto? ¡No permitiré que te vayas con mi hija, degenerado! —la Karissa odiosa y egoísta había regresado—¿Qué te pasa? ¡Ella tiene 16 y tú 45!
—Yo le propuse eso, estaba tan harta de tenerte como madre... que prefiero irme con él—dijo Madeline con un tono espectral.
—P-pero... ¡No! ¡No lo permitiré! —decía al borde del colapso.
—Terrell, sal un momento. Llévate mis cosas, iré contigo en unos instantes.
El señor Rutherford hizo dicha acción y salió, logró evitar a Karissa, ella no hizo nada para que esté loco dejara las cosas de su hija. Madeline la vio fijamente a los ojos, y le dijo:
—Pero... ¿Ya te miraste? Eres horrible, en serio, eres un pedazo de mierda inservible, horroroso, vomitivo, estupefacto, asqueroso. Anda mamá, nadie te hará caso, nadie nunca jamás podría hacerte caso... ¿No lo entiendes? Terrell me quiere a mí, soy más joven, soy mejor en cada aspecto. Me iré con él, seré su puta sirvienta sexual si eso es lo que desea, pero me largo.
—Lo denunciaré—dijo Karissa con lágrimas en los ojos.
—No lo harás, porque ahora... y sí—miró el reloj—, a partir de ahora. Te vas a tomar todo ese frasco de pastillas—aventó un frasco al suelo—, pero ahora... ¡Rápido, movidita!
Karissa recogió estas pastillas, las miró, e hizo específicamente todo lo que su hija había dicho, pedido y ordenado. Se las tomó completamente, lloraba y no hacía más que cubrirse los ojos. Se arrodillo frente a los botines de Madeline, y ahí, bajo sus pies, permitió morir perfectamente.
Madeline salió normalmente de su casa, Terrell la esperaba tranquilamente en el asiento del piloto. Ella dijo:
—Me vas a llevar a esta dirección.
Ella condujo y guio a Terrell por senderos desconocidos e inexplorados para él, pero sólo obedecía, no hacía otra cosa más que tomar atención a las indicaciones de Madeline.
—Ahora me voy y no volveré—dijo una vez que acabó en su destino—, este es el lugar al que pertenecemos. Mi madre está muerta, pero yo ya la había matado moral y psicológicamente desde antes, desde que nací, para ser exactos. No sabrás ni tendrás idea del lugar en dónde condujiste y me dejaste. Si llegas a decir una palabra, te suicidarás en el puente de San Francisco... ¿De acuerdo?
—Te amo, Madeline.
Diciendo lo último el automóvil de Terrell dio media vuelta, y no pudo contemplar... que el lugar al que había conducido, era el lugar que todo el FBI y la Interpool estaba buscando por cielo, mar y tierra. Lástima que jamás podría decir el paradero exacto de aquel lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top