Lysange Slumbers
En algún momento de nuestras vidas, deberá llegar el momento en donde tengamos una confrontación con nuestros padres, aunque seamos cerrados y no les hablemos mucho, tarde o temprano tendremos la inevitable discusión de...
"Hijo, ¿Qué vas a hacer de tu vida?"
Claro que dicha pregunta llega hasta que nosotros somos mayores o adolescentes. Los más seguros responden de aquello que quieren ser, que pensaron y decidieron con detenimiento. Algunos responden; Doctores, abogados, ingenieros o algo por el estilo.
Claro que, eso sucede si eres de una familia normal y promedio, pero cuando se proviene de una larga familia de burócratas y burgueses, bueno, tu respuesta es inválida, nula, tienes que seguir "con el negocio hereditario".
Un ejemplo claro es la vida de Lysange Slumbers, una señorita de alta categoría, fina, educada y presumida, por lo menos eso era lo que creían sus padres.
Sus hermanos mayores; Troy y Marianne ya habían caído en el círculo permanente, ya eran abogados millonarios y personas influyentes, algo similar a sus progenitores; Selene y Maxwell.
Pero Lysange estaba de lejos de repetir aquel patrón, a sus 20 años no podía concluir la educación media superior y claramente, no quería ser abogada o licenciada, como alguno de sus hermanos.
La mayoría, la veía como la "oveja negra" pero ella prefería decirse, "la oveja dorada"
Lysange no quería tener el mismo destino que sus dos hermanos, ni seguir el patrón de sus padres, ella quería ser el factor del cambio, por lo tanto una vez que volvió a reprobar el examen a la Facultad, se armó de valor para decir lo siguiente:
—No quiero seguir con el negocio familiar.
Al principio, sus padres no entendieron a que se refería o lo su propósito general.
—Supongo que...—dijo Maxwell con pulcritud — Deseas estudiar algo más, ¿No es así?
—Claro papá, así es.
—Bien, te escucho...
Antes de soltar la bomba, Lysange explicó el contexto anterior.
—Es la tercera y última vez que pretendo reprobar el examen a la facultad de Economía, estudie mucho, todos ustedes son testigo de ello, fui como una loca a cursos preliminares, largas horas las pase en la escuela y nada, nada de nada, no aprobé. ¿Saben por qué?
— ¿Por qué? —preguntó su madre, con el ceño fruncido.
—El destino me dio una señal, más de una ya me había enviado, pero no fui capaz de entender que la economía no es para mí. No soy buena para las operaciones básicas, promedias ni mucho menos las complejas, tengo el corazón de pollo, no podría ser administradora o gerente de la empresa familiar, sencillamente no sirvo para eso.
Su familia se quedó atónita, su padre escuchaba con atención, pero sujetaba con firmeza su tenedor, como si se estuviera preparando para el golpe final.
—Llegué a la conclusión de que...
— ¿Qué?—pidió su padre con prepotencia— ¡Dilo, carajo!
—No iré a la Facultad de Economía.
—Bueno, no hay problema—interrumpió su madre, para que la conversación no empeorara —. Te casarás con Vincent, tendrán hijos.
—Dije que no estudiare economía o administración, pero jamás dije que voy a desertar mis estudios.
—Silencio— exclamó Maxwell seriamente—. A partir de este instante, nadie interrumpa a Lysange, se nota que tiene algo muy importante que decir—esto último, lo dijo con ironía en sus labios.
Ella entendió perfectamente el último punto, así que miró a su padre a los ojos, apretó sus cubiertos con enfado y finalmente dijo:
—Voy a ir a la escuela de artes, voy a estudiar música. Seré cantante.
La expresión de los Slumbers fue variada, primero el padre hizo una expresión de sorpresa, luego sus ojos se tornaron en forma de que pareciera una broma, pero al asegurarse y darse cuenta de que las palabras de su hija menor eran serias se tornó preocupado, pero no se enojó ni nada por el estilo. Al contrario, emulo unas risas que iban desde lo gracioso hasta lo grotesco.
— ¡Hey!—Lysange interrumpió las carcajadas de su padre— ¿De qué te ríes? ¿Qué es lo gracioso?
—Preferiría que me dijeras que eres lesbiana.
— ¡Oye!
—No— su padre chocó los cubiertos y le dio un fuerte golpe a la mesa — ¡Óyeme tú! Esas son estupideces!, ¿Cómo vas a mandar a la mierda tus estudios y todo el dinero que hemos invertido en ti de esa manera?, no vas a hacer nada de provecho con tui vida. ¡Te vas a morir de hambre!
— ¡Claro que no!—gritó histriónica y también se levantó de la silla— ¿Quién eres tú para asegurar eso? ¡No me conoces, maldita sea!
—No necesito conocerte para saber que es una gran y enorme pérdida de tiempo. Las cantantes y artistas solo venden su imagen y su virginidad, cuando se te acabe la juventud, ¿Qué coños vas a hacer?, ¿De qué carajo vas a vivir? Yo te diré de que... ¡De nada! Serás algo pasajero y nada más. ¿No entiendes? ¡La música es una reverenda estupidez!
— ¡Tal vez tú lo veas en ese sentido! Pero dejame decirte que yo no.— Por primera vez, Lysange se atrevía a hablar y tenía una discusión con su padre — ¡No estoy preguntándoles que les parece, ni mucho menos les estoy pidiendo permiso! Es una noticia, algo decidido y sin cambio de argumento. ¡Voy a estudiar música y fin de la historia!
Su madre y sus dos hermanos no tuvieron el valor de decir nada ante semejante exclamación. Pero su padre abandonó la mesa, le dio la espalda a toda su familia, mientras decía:
—Entonces olvídate de que te daré algún solo centavo.
—P-pero papá —se indignó — ¡No puedes hacerme eso! No te estoy diciendo que me vas a mantener toda la vida, quiero que me des una oportunidad, si nada resulta... Juro que tendré un trabajo normal y seré igual que los otros borregos.
—No me voy a arriesgar al azar —exclamó— No voy a jugar a todo por el nada Lysange. Sencillamente no, no voy a gastar mis millones en pagarte una jodida escuela de según arte, no lo haré, me nuevo rotundamente. Y si tú quieres hacerlo, ¡Bien! Pero te aclaro de una buena vez... No, cuentes conmigo.
Lysange reflexionó, supo y dedujo con facilidad que sería inútil convencerlo, pero también que ella no tenía el valor para abandonar su casa así sin más. No iba a conseguir nada, entonces desistió.
—De acuerdo, tú ganas.
—Eso esperé, ahora lejos de mi vista.
—Bien.
La cena surgió con normalidad. Selenne Slumbers miraba con tentación y a la vez remordimiento. Cuando estaba la pelea anterior, esperaba falsamente que su hija usara mejores argumentos para por fin callar a su padre, pero no logró nada. En esa familia, las mujeres no tenían voz, por eso no pudo decir que en verdad ella apoyaba las expectativas y deseos de su hija. Si ella hubiera dicho eso, probablemente hubiese evitado la muerte que le deparaba.
Cuando todos subieron a su cuarto de nuevo, Lysange no dejó de llorar, pataleaba en silencio y sus lágrimas siempre salían más largas y prolongadas. Se lamentaba tanto, no quería abandonar sus sueños, pero tampoco quería pasar penas ni hambre, era una inútil, no había manera de que pudiese sobrevivir al demacrado e infeliz sistema laboral. Así que se le ocurrió una idea fabulosa.
Si sus padres morían, ella y sus tres hermanos tendrían todo el dinero del mundo, así podría dedicarse al mil por ciento a su sueño de ser cantante sin tener que preocuparse por las necesidades básicas. ¡Sería perfecto!
Pero el único problema era... ¿Cómo iban a morir sus padres?
Lysange hizo todo un mapa mental esquematizado y preparado para la ocasión perfecta: Contrataría a alguien con sus ahorros y haría pasar la muerte como un intento de asalto, se planearía que sus padres pusieron resistencia, pero en realidad; su matón no lo pensaría dos veces y les dispararía, una vez ya muertos, este le quitaría todas sus pertenencias. ¡Era una muerte muy bien planificada!
Al transcurso de las horas y un análisis más a fondo, Lysange encontró varios problemas que podrían repercutir en total desgracia, lo que ella necesitaba es que sus padres no volvieran jamás y que ella no fuera para nada una sospechosa, pero había problemas externos y varias interrogantes que ella no podía responder: ¿Cuánto le cobraría el matón? ¿Y si sus padres no mueren? O del caso contrario, ¿Si no dejaron testamento? Eran muchas posibilidades, ¿Y si el matón la delataba y culpaba? Eran muchos riesgos que ella no podía correr el riesgo de pasar. Sin embargo, consideraba también que la única manera en que ella podría ser libre era con la inevitable pero planificada muerte de sus padres.
Aquel día era miércoles, sería muy normal, pero con una gran diferencia. Selenne y Maxwell Slumbers no eran de aquellos matrimonios longevos en donde el amor se acabó, no, todo lo contrario. Los miércoles sus hijos Troy y Marianne se quedaban hasta tarde, haciendo una larga inspección de la empresa Slumbers, por lo tanto la casa quedaba más despejada, ya qué sus sirvientes salían temprano y Lysange se encerraba en su cuarto, pero ¿De qué manera se demostraban su amor mutuo? Fácil, una velada en la bañera con un montón de pétalos rojos.
El cuarto de baño por lo general estaba cerrado con llave, pero se podía abrir fácilmente. Antes de que Lysange lo hiciera, escuchó con sospecha y un poco de asco todos aquellos murmurios de amor y risillas de pasión que emulaban sus padres.
Antes de que comenzara lo intenso de la noche, ella decidió actuar.
Entró dándole una patada a la puerta, el ruido fue tan estridente que rápidamente arruinó el momento de pasión entre ambos padres.
— ¡Oh por dios!—gritó su padre, y su madre se cubría con la espuma— ¿Qué carajos haces aquí?
—Ustedes nunca me quisieron, siempre se encargaron de subestimarme de todas las maneras posibles—dijo Lysange, algo cargaba detrás de su espalda y no se podía ver—. Creen conocerme, pero no saben absolutamente nada de mí.
— ¡Déjate de tonterías y sal de nuestra habitación en este maldito instante! —pidió Maxwell con rabia
—No, las últimas horas me estuve partiendo la cabeza en pensar la mejor manera para asesinarlos. Tuve muchas ideas, yo no quería que en ninguna de ellas me juzgaran a mí, pero luego descubrí...
Diciendo esto, puso su mano izquierda en frente, pero con la palma bien puesta, como si fuera a agarrar algo, pero su mano derecha pronto se fue moviendo poco a poco.
—Descubrí que no me importa de qué manera tenía que pasar aquello. Quiero que se mueran, y me vale si me juzgan presa... ¡Quiero que se mueran, ya!
Para cuando terminó de decir esto, su mano derecha ya tenía en frente un aparato cotidiano, pero que era demasiado letal.
Era una tostadora, pero el objeto de metal estaba conectado, sus padres tardaron en entender las palabras de su hija menor, pero su corazón latió al mil cuando vieron dicho electrodoméstico caer al agua de su tina de amor.
— ¡¡No!!—gritaron al mismo tiempo.
Sus manos se atontaron y ninguna de esas cuatro pudo detener la fuerza de gravedad que tenía la tostadora, no hicieron más que dar lástima con sus pequeños intentos estúpidos de sobrevivir. Claramente, cuando la tostadora cayó al agua, provocó un corto circuito inmediato, desventaja para ellos ya que a su lado también había una grabadora y varias velas.
Lysange retrocedió un par de pasos hasta la puerta, al contemplar que la tina de su baño se había convertido en algo así como unos juegos artificiales, el agua saltaba como una fuente y obviamente sus padres murieron a los pocos minutos después.
Salió, puesto que pensó que iba a incendiarse. Corrió rápidamente por sus cosas, pero mientras empacaba, reflexionó un rato y supo que sería mucho más cómodo decir que fue un simple accidente que habían tenido sus padres y ella no sabía nada de eso. Pero luego dedujo que no sería capaz de vivir con la culpa de saber que mató a sus progenitores, por más razones que quisiera darse para reconfortarse, nada podía quitarle ese sentimiento de culpa, que no quería pagar en la cárcel, así que consideró que lo mejor era vivir como prófuga.
Abandonó su casa lo más pronto posible, el corto circuito fue tan grande porque se fue la luz en toda la mansión Slumbers, todavía recordaba cuando salían rayos y centellas de la tina de sus padres, era algo que la hacía sonreír, pero a la vez llorar.
Cuando Troy y Marianne llegaron, no podían creer lo que sus ojos estaban contemplando.
—No... puede... ser—dijo Marianne entre pausas.
Los dos hermanos miraron con profundidad los cuerpos electrocutados de sus padres, olía a pollo quemado y el agua estaba negra, en la pared había una mancha del mismo color y ensuciaba los finos y tapizados pisos de alrededor.
—Hija de...
Ambos se pusieron a llorar, se abrazaron unos a los otros y se dieron cariños para reconfortarse, pero ¿Era por qué extrañarían a sus padres?
—Maldita Lysange, de lo que se salvó—mencionó Troy con dolor.
—Heredaremos la empresa y todo el trabajo de nuestros padres—se quejó Marianne en un tono dramático y superficial— ¡No! ¡Yo ya quería renunciar!
— ¡¡Hija de puta!! Ahora será más trabajo para nosotros.
Esas fueron las razones por las cuáles los dos hermanos Slumbers se quedaron llorando toda la tarde. Fue hasta el día siguiente que llamaron a la morgue y sacaron los cadáveres de sus padres, y solamente porque ya estaban oliendo a putrefacción, sino fuera por eso los hubieran dejado más tiempo.
¿Qué paso con Lysange? Bueno, antes de irse, tomó mucho dinero que por ley le pertenecía, pero ¿Cómo gastarlo? Cierta ocasión, cuándo iba a comprar en una tienda, se percató que su rostro ya estaba siendo buscado en todas las televisiones del país y se encontraba en los carteles de SE BUSCA. Por lo tanto, decidió internarse en la espesura del bosque para que nadie pudiese encontrarla.
Fueron dos semanas llenas de horror y desesperación para Lysange, quién no dejaba de buscar comida, hasta que un día... mientras escalaba lo alto de una montaña, encontró a un grupo de personas comiendo tranquilamente. Rápidamente corrió con ellos.
— ¡Les pagaré! —Pidió neurótica— ¡Todo lo que quieran! Pero por favor, déjenme comer.
—No necesitamos que nos pague— dijo la señorita que estaba sentada en la silla principal— El dinero no nos sirve de nada.
— ¿Cómo de qué no?
—No, estos son ciervos que encontramos, si gusta quedarse, comerá una deliciosa comida de animales de pastores indefensos a los cuáles asaltamos.
— ¿Carne de ciervo? Jamás había oído hablar de eso—dijo Lysange confundida.
—Quédese a comer y luego siga su viaje... ¡Oh carajo, Colton baja la puta cabeza de tu madre!
Ese joven, puso el cráneo de su progenitora en la mesa, provocando asco entre los otros presentes.
—Lo siento Linda, quiere comer.
—Cállate. Olvide eso señorita, siéntese, coma y luego siga con su viaje. ¿A dónde va?
—No lo sé—Lysange le tomó la palabra— A ningún lugar, todo el mundo me está buscando y... no sé qué hacer.
—Al parecer—dijo un hombre de los cuáles disfrutaba el festín—, es prófuga, ¿O me equivocó?
—Sí—admitió con pena— ¡Pero no me entreguen, por favor!
—Nadie lo hará. Nosotros no tenemos necesidad de hacerlo, o del dinero. Vivimos cómodos y seguros con los frutos que nos entrega la naturaleza, eso es todo. Somos la prueba viviente que todo lo que tiene las personas de la ciudad no son más que cosas inservibles, se puede vivir feliz sin internet o televisión.
—Wow—dijo asombrada— ¡Quiero unirme!
—Pero antes—pidió Linda— ¿Puede decirnos porque es prófuga?
—Bueno... yo...—tragó en seco— Asesiné a mis padres.
La sorpresa de Lysange fue caótica al ver que nadie de los invitados a la cena habían reaccionado mal o con asco, su declaración fue pasada totalmente desapercibida. Al ver su grado de confusión, Linda le dijo:
—Nosotros también.
Ella no pudo creerlo, no se atemorizó, puesto que pensó que estaba en familia o por lo menos con personas que la entendían.
Relató su vida, las razones que la orillaron a matar a sus padres y de qué manera lo hizo. Fue inexplicable para ella escuchar las otras maneras que fueron mil veces peores.
—Yo solo quería—concluyó con lágrimas—. Ser tan grande como Lenna Vail Epstein.
—Iugh, Lenna Vail Epstein, es una perra mentirosa.
Lysange se ofendió bastante con eso.
— ¿Cómo te atreves a decir eso? ¡Ella era perfecta!
—Claro que no, era una puta cualquiera.
— ¡¿Por qué aseveras eso?!
—Porque yo soy su hija.
Lysange no podía creer que tenía en sus ojos a la mismísima Linda Vandebilt.
—P-pero... ella murió hace años... ¿Cómo puedes asegurar tal cosa?
—Antes de huir de mi casa—Linda explicó—, robe varias cosas. ¿Crees conocerla por sus biografías o la entrevista que ofreció para Magazine Rocks!? ¡Pues no! Todo lo que ha dicho es una gran mentira. ¿Cómo lo sé? Encontré la lista de las 10 cosas que Charles y Lenna Vandebilt no le dirán a nadie, pero fueron tan estúpidos como para escribirlas.
— ¡Dímelas!—pidió Lysange con desesperación.
—Vamos a mi cuarto y te las diré todas, con lujos de detalle.
Así pasó, Lysange y Linda tuvieron una gran y enorme conversación, solamente las dos son las únicas personas en el mundo que saben los grandes secretos que rodearon a Charles y Lenna Vandebilt durante su vida y que al fin tenían explicación lógica y certera. Nadie más en el mundo (aparte de ellas), podrá saberlo, nunca en su vida.
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