Emma Reeves
Emma Reeves tenía una vida normal, una vida como cualquier otra persona, completamente buena y sin problemas. Pero claro, como nada podía ser corriente en esta vida, toda su familia cambió desde que su madre: Rose Covington, se había ido con un hombre 25 años menor.
¿Qué le pasaba a su madre? ¿Cómo se atrevía a dejar a su hija y esposo de semejante manera? Un joven, de 25 años, llamado Josh Cavvet pudo tener la mano de una madre cincuentona y con estrías, con una hija de 15 años y un esposo maravilloso. ¿Por qué lo hizo? ¿Interés económico? ¿Falta de madre? ¡Nadie lo sabe! Simplemente, sucedió como un vil y respectivo amor sincero. Pero... ¿Qué podría sentir ella por su madre? ¿Felicidad? ¿Alegría? ¡No! Absolutamente nada, ningún sentimiento de alegría para ella, todo lo contrario. Emma sabía y creía que su madre fue la mala de la historia, una perra completa, ¡Dejar a su padre de esa manera! No, definitivamente, Emma estaba muy enojada y dolida por la decisión que su madre había tomado.
Sin embargo, tenía que seguir adelante. Una de las maneras en que pudo hacerlo, fue restaurándose en la escuela. Pero... no le esperaba un lecho de rosas ante el inicio del año escolar. Sólo tenía a una amiga desde la secundaria ella era Pamela "Pam" Harvey,
Pam era una chica de 17 años, alta, rubia, y sobre todo, era el polo contrario de Emma.
—¡Pam!
—¡Emma!
Las mejores amigas de toda la vida al fin se volvían a encontrar. Era dudable como podían ser las mejores amigas cuando no tenían nada en común.
Entraron a tomar la primera clase del año.
—Dime Pam— preguntó Emma— ¿Cómo te fue en las vacaciones?
—Bueno— dijo Pam— Fui con mi hermanastra a las playas de otro país, fue divertido, nos embriagamos, cogimos, estuvimos de putas, ¡Las mejores vacaciones de todas!
—Oh— Emma se sonrojó— Me alegro que te la hayas pasado bien.
—Si digo, por lo menos tenía que llevarme bien con una de mis tantos hermanastros— se río.
—Pam... ¿Cuántos hermanastros tienes?
—10, 5 son de mi papá, 3 son de una esposa y 2 son de otra, y de mi mamá son 2 de su marido, 2 adoptados y 1 con su novia la lesbiana por inseminación artificial.
—¿Y hermanos tuyos?
—Sólo soy yo— dijo Pam sin problema alguno— Mi familia es numerosa, ¿Por qué tantas jodidas preguntas?
Pam era grosera, divertida, muy vulgar mientras que Emma era educada, introvertida y tímida. Otra de sus grandes diferencias entre ambas.
—Verás es que mi mamá hoy se ha ido con su novio 25 años menor. Y, eso quiero decir, que tengo un padrastro.
—Vaya, que idiotez y ¿Cuál es el problema?
—Tengo miedo de que mi papá se consiga a otra mujer y así yo tener un padrastro y una madrastra.
—Por dios Emma— dijo Pam entre risas— No seas tarada, eso no tiene nada de malo. Tus papás tienen todo el maldito derecho de andar con quien se les plazca y coger las veces que ellos quieran.
—Pam por favor, esto es serio. No puedo asimilarlo.
—Claro— dijo Pam bruscamente— Y por eso le preguntas a la puta de Pamela Harvey porque ella tiene 2 madrastras, 2 padrastros y una madrastra lesbiana. ¡Si Emma búrlate todo lo que quieras!
—Pam no lo dije por burlarme, simplemente quería relatos de este tipo de experiencias—Emma se retractó como pudo.
—No te preocupes ratita— dijo Pam cuya estaba acostumbrada a tratarla mal— No tiene nada de malo, para cualquier cosa que tú quieras, mandes o desees aquí está tu mejor amiga. Si quieres saber cómo coger, dar una mamada, un anal todo lo que quieras— se acercó lentamente a ella— Lo...intentaremos.
—¡No!— gritó Emma aterrada— Pam, por favor, no empieces.
—¡Cálmate mujer!, Claro que no, no estás tetona, obviamente nunca serás mi tipo.
—Es bueno saber eso— dijo Emma sarcásticamente.
—Lo sé, pero neta que no te preocupes, cualquier cosa que quieras, un consejo sobre esto házmelo saber.
—Gracias, Pam— sonrió Emma intranquila— Y otra pregunta ¿Qué opinas de las relaciones en donde la mujer es mayor o viceversa?
—No tiene nada de malo, es muy normal... ¿Te acuerdas de mi primer y único gran amor?
—¿De Richie?
—Ah... — suspiró Pam enamorada— Sí, él con 21 años y yo con 14. Lo mejor que me pudo pasar.
—Claro obviamente verás ese tipo de amor como algo normal— Emma se reía con sarcasmo.
—Generalmente. las relaciones de ese tipo no son malas, lo único que cuenta es el amor y es por eso que no deberías reclamarle a tu mamá.
—Tienes razón, ya llego el profesor hablamos después—Emma se volteó sin más.
—Tu siempre preocupándote por la escuelita como siempre— dijo Pam aburrida.
Las palabras para tranquilizar a Emma sonaban más de una prostituta experta que de un sincero consejo de una amiga. Sin embargo, sirvió para que Emma no siguiera reprochándole nada a su padre. Pero... las cosas cambiarían justamente ese día, ese primer día de escuela. Por alguna razón, Pamela se fue con Pattie Smuts, una chica que realmente no le convenía a nadie, y curiosamente, su padre regresó tarde del trabajo. ¿Qué había pasado?, ¿Qué era lo que realmente sucedía? Emma no lo podía comprender. Lástima que... tendría que entenderlo a la mala.
Cierta noche, mientras su papá y ella cenaban cómodamente:
—Hija, creo que tienes que saber... algo muy importante.
— ¿Sí?, ¿Qué es?
—Tengo 50 años Emma, tengo medio siglo viviendo... no he vivido el amor, no lo hice con tu madre. Pero ahora, y estoy seguro que ahora, puedo decir completamente, lo que es estar enamorado.
—Wow... se ha convertido mi pesadilla en realidad. Supongo que ya sé lo que me dirás—suspiró Emma decaída—, que te has conseguido una nueva novia, y yo, tengo que aceptarlo.
—Exactamente, tu madre no tuvo escrúpulos al abandonarme por otro hombre pero yo... yo... quiero hacer las cosas bien,
—Papá, descuida—Emma sonrió—, he entendido mucho a lo largo de estos meses. Comprendo total y perfectamente que debes seguir con tu vida, así que... si esa mujer te hace feliz, créeme que yo también seré feliz.
Arthur Reeves, padre de Emma, la miró con mucha felicidad y alegría en sus ojos. Se sentía muy alivianado, durante mucho tiempo, creyó que su hija no toleraría ni aceptaría la idea de que él estaría con otra mujer. Pero afortunadamente, todo salió muy bien.
—Bien, la he invitado para cenar. ¿Puede entrar, cierto?
—. ¡Por supuesto que sí! Estaré encantada de conocer a tu novia.
—Y ella también.
Arthur fue a fuera de la casa y se escuchaba que, su señorita novia, no quería entrar. Pero Emma se sentía emocionada, ¡Quería conocerla! No podía perdonar a su madre, pero... si tenia a una madrastra, sin duda haría todo lo posible para llevarse bien con ella. Cerró los ojos mientras se arreglaba el cabello, su padre y su novia entraron detrás de ella. Se escuchaba que, la novia de su papá, no quería entrar, y hasta arrastraba sus enormes zapatos.
—Aquí está... Emma, te presento a...
No fue necesario hacer presentaciones, porque... era obvio que Emma ya conocía a la persona que entró por la puerta:
— ¡Pamela! —se levantó de su lugar— ¿Qué diantres estás haciendo aquí?
—Em...Emma...—titubeó.
— ¿Qué significa esto? —preguntó Arthur confundido— ¿Se conocen?
—No sólo eso... papá, ¡Es mi amiga! Solía ser mi mejor amiga, ¿De qué se trata esto?
—Yo... yo no sabía que estaba saliendo con tu papá—dijo Pamela, muerta de vergüenza.
—No, no, ¡Por supuesto que lo sabías! —Emma señaló a su amiga con culpabilidad y un dedo acusatorio— ¡Claro que lo sabías, carajo! ¡Los apellidos! Te empecé a describir que él solía ir mucho a...
—Prostíbulos, sí...sí... Emma, lo admito—dijo Pamela cabizbaja—, nos conocimos en un prostíbulo. Yo soy prostituta, pero... ¡No sabía que era tu papá!
— ¿C-cómo diantres NO? —cuestionó Emma al borde de un ataque nervioso— ¡Te dije su nombre, viste mi acta, todo! Te hablaba de él, te dije su nombre... ¡NO JODAS!
—Emma... perdóname, lo sabía, lo sabía pero... ¡No pude parar! Me enamoré de tu padre en todo sentido y aspecto. Intenté decírselo, Dios es testigo de que... ¡Intenté parar con esto! Pero ahora, tanto él como yo, sabemos el verdadero significado de estar enamorados.
—Por supuesto que no, puta asquerosa—dijo Emma con rabia y locura en sus ojos— ¡No lo sabes! Eres una insignificante y zorra "sugar babie", prostituta demente, loca... promiscua... ¡No tienes ni idea! No te enamoraste, vives el resentimiento de no haber tenido padre, y él, vive la fiebre sexual que una puta como tú puede dar... ¿¿COMPRENDES?? ESTÁ MIERDA NO ES AMOR.
Arthur Reeves escuchaba y se sentó en su sillón sin poder creerlo, oía atentamente y se frotaba su mano a su sudorosa mano. Pamela Harvey, su novia, no decía nada. Sin embargo, Emma, su hija, no se tentaba los labios para decirle todos los insultos que ella conociese. Después de lo último, Arthur decidió defender el honor de su desprestigiada novia.
—Ya basta... ¡No sigas! ¿Qué te pasa, Emma? ¿Yo te enseñé a hablar así? ¡Yo no sabía que ella era tu amiga!
—Claro... claro que no lo sabías—seguía diciendo su hija con todo el odio posible—, tú feliz, creyendo que era una puta más. Papá, ¿Reclamabas por qué mamá te dejó por alguien de 25? Entérate, imbécil... ¡Ella tiene 17!
Arthur se impresionó todavía más y se tapó la boca de la impresión. Pamela Harvey no dejaba de llorar, y Emma tuvo que contenerse para no seguir con todo ese odio. Finalmente, salió de su casa con la dignidad hecha pedazos y la cordura destrozada.
(...)
Días después de ese aparatoso incidente, Emma volvió a casa de su madre y prefirió convivir con su padrastro Josh antes de volver a ver a su padre y a su ex mejor amiga. Pero, las cosas no eran como ella se lo había imaginado. Emma, por su parte, no estaba dispuesta a que Pamela saliera con la suya y le timara todo el dinero a su padre, no lo iba a permitir.
—Escucha, no puedes dejar que Emma este sola. Arthur, olvídate de esto y vuelve con tu hija... ¡Cuídala!
A fuera de su casa, se encontraban Arthur y Pamela hablando dentro de su coche, habían compartido una apasionante momento de pasión, pero... se vería combinado con una verdad tan destellante como siniestra.
—P...pero... ¿No entiendes? Estoy loco por ti, Pam, estoy profunda y locamente enamorado de ti.
—Lo sé, lo sé querido—Pam acarició su hermoso rostro—, pero... tienes que cuidar a tu hija. He perdido a mi mejor amiga, no quiero que pierdas a tu hija también.
—No lo haré pero... ¿Cuál es el motivo de tu petición?
—Verás...—suspiró mientras veía la negra noche frente a su ventanilla del copiloto— No debí meterme de prostituta, eso lo sé y puedo identificarlo. La jefa de todas, se llama Martha. Y no sé cómo diablos o carajos conoce a Emma, la conoce. Y no sólo eso, está obsesionada con ella, quiere violarla, hacerla su prostituta personal. Por eso, al enterarse que yo era su amiga, creyó que Emma iría al prostíbulo, así, de esa manera, Martha podría secuestrarla y quedarse con ella. Por eso debía vigilarla, pero ahora... la tenemos más lejos que nunca. Es imposible, debemos salvarla.
—Carajo... ¡Pam! —gritó Arthur horrorizado— ¿Por qué no me dijiste nada? ¡Voy en este mismo momento a casa de su madre para ponerla a salvo!
Diciendo lo último, Arthur prendió las luces delanteras al mismo tiempo que pisó el acelerador. Pero... lo que pudieron ver sus ojos a la luz destellante... fue... a la misma Emma, montada en el motor del coche, los miraba a ambos con una sonrisa loca, unos ojos psicóticos y una ropa tan espectacular como aterradora. Reía como desquiciada y parecía encontrar lo que tanto había buscado.
—Papi y mami...—dijo con un tono tan dulce como siniestro— ¡Qué bien que los he encontrado! ¿Saben una cosa? Tienen razón, contra el amor no se puede. He venido con un solo motivo, ¡Para decirles que su amor es fantástico y tan ardiente!
—Dios mío...—dijo Arthur y gritó— ¡Bájate de ahí! Entra ahora, ¡Tu vida corre peligro!
Cuando exclamó la última frase, Arthur intentó salir del coche, pero era imposible. Pamela intentó lo mismo, pero sin ningún resultado exitoso. Lo que pasaba, es que su hija había atorado ambas puertas, haciendo imposible que ambos salieran. Emma bajó del motor del coche y se quedó a un metro de distancia, lo único que se podía ver en la oscuridad, era su mirada destellante y siniestra. Sonreía de una manera tan espantosa... que Pamela se moría de miedo.
—Su amor es espectacular—gritó Emma— Pero más que espectacular es...
Prendió un cerillo.
—. ¡ARDIENTE! —exclamó y lo dejó caer.
Emma no sólo había trancado las puertas, sino que, con gasolina que tenía el motor, había mojado toda la camioneta de su padre, tanto como sus alrededores. Así que, cuando el cerillo cayó, una ráfaga de fuego rodeó a su padre y a su ex mejor amiga. Mientras la camioneta se encendía en miles de llamas, Emma reía como nunca, se regocijaba de alegría, placer maligno y sequia encantadora, de tan sólo escuchar los gritos de compasión de su papá y Pamela, quienes querían salir. Eventualmente, la camioneta explotó a los pocos minutos, y su cuerpos quedaron hechos cenizas.
Alguien interrumpió su espectáculo, era Martha Wags, la dueña del prostíbulo en donde trabajaba Pam. Miró a Emma con proposición y le puso un trapo con un tranquilizante para dormir. Pero Emma logró quitárselo, nadie sabe cómo pero... con una sola mirada, logró que todo el cuerpo de Martha Wags volara con rapidez y cayera justamente en la camioneta ardiendo, muriendo al instante.
Eso fue lo que dijeron los secuaces que Martha había llegado, eso fue lo que ellos declararon ante la muerte de su jefa. Dijeron que, Emma Reeves, no sólo había prendido fuego al transporte de su padre y quemado a su novia con él, sino que... de una manera sobrenatural, que no se explican todavía, hizo lo mismo con su jefa. Pero...
— ¡Ni siquiera la tocó! —dijo uno de ellos.
—Fue... simplemente con la mirada, ella volteó al lado izquierdo, y cuando eso pasó, vimos a nuestra jefa volar hasta caer al incendio del automóvil—detalló otro.
—Y sobre la chica, no sé, nos dio tanto miedo que preferimos dejar que se fuera. Huimos despavoridos cuando ella nos volteó a ver, pero... volvimos a los cinco minutos. Nadie vio nada, el fuego había cesado y los cuerpos quedaron hechos polvos—declaró el primero.
Y, a pesar de que la policía buscó por todos lados, nadie pudo saber el paradero real de Emma Reeves.
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